Alegato contrala crueldad
El novelista estadounidense Jonathan Safran Foer aboga en su último libro, en parte ensayo, en parte crónica periodística, por una nueva ética alimentaria
Hay una anécdota sobre Kafka que Jonathan Safran Foer (Washington, 1977) menciona en Comer animales . Durante una visita al acuario de Berlín, el autor de La metamorfosis se detiene ante una pecera y dirigiéndose a los peces les dice que ahora puede mirarlos en paz porque ya no los come. La actitud del escritor se relaciona con su decisión de volverse vegetariano. Esta anécdota le sirve a Safran Foer para hablar de un concepto crucial en la lectura que Walter Benjamin hace del autor checo: la vergüenza relacionada con la sensibilidad moral. Para Kafka, la vergüenza "es la experiencia esencial de la ética". Y, justamente, uno de los principales motivos de este ensayo sobre la producción de comida animal tiene que ver con generar en sus lectores una ética alimentaria fundada en la información y, sobre todo, en el reconocimiento de los animales como sujetos plausibles de derechos. Safran Foer -autor, entre otras novelas, de la difundida Todo está iluminado (2002)-organiza una estrategia argumentativa contundente. No apela a una apología del vegetarianismo, sino que plantea el tema de la ingesta de animales como una cuestión compleja. "La carne está vinculada con la historia de quiénes somos y de quiénes queremos ser, desde el libro del Génesis hasta la última factura del supermercado." Además de las implicancias culturales y filosóficas, es una industria que factura más de 140 mil millones de dólares al año y que ocupa enormes espacios del planeta. Todos estos aspectos son hilvanados por el autor mediante un registro coloquial en capítulos cortos. A pesar de la profusa cantidad de datos y estadísticas, la lectura del texto conserva su amenidad mediante un zigzagueo narrativo que alterna anécdotas personales, testimonios, juegos de palabras, soportes gráficos e, incluso, alguna que otra receta de cocina.
Sobre todo, apunta sus cañones hacia las granjas industriales que, según afirma el autor, han declarado una guerra a los animales. Una granja de este tipo "es un sistema de ganadería industrializada e intensiva en el cual los animales -a menudo alojados por decenas o cientos de miles- son criados genéticamente, se encuentran restringidos en su movilidad y son alimentados a base de dietas antinaturales (que casi siempre incluyen fármacos, como los antimicrobianos)". El autor ofrece testimonios espeluznantes de la crueldad y sadismo con que son tratados los animales por estas empresas, ya se trate de peces, cerdos o aves. Además, brinda datos concretos del daño al medio ambiente que provocan y de su responsabilidad en una alta tasa de enfermedades de la población que, en ocasiones, terminan en pandemias.
Comer animales , híbrido entre el ensayo y la crónica periodística, surgió a propósito de las preocupaciones que asaltaron al autor al momento de ser padre. La pericia con que administra la abundante información sobre el tema, respaldada por una vasta lista de referencias, hace que el lector lo acompañe sin resistencia en la gestación de esta ética honesta sobre la alimentación.
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