Alan Faena: “Me gusta trabajar con gente que busca hacer un mundo mejor”
MIAMI.- El mate es blanco, igual que la camiseta de Boca que lleva puesta. En su lujosa casa sobre la Bahía Biscayne, decorada con piedras energéticas, budas dorados y muebles tapizados en animal print, Alan Faena cuida a su hijo Noa mientras juega con un amigo entre los árboles centenarios del jardín. El empresario argentino no parece haber olvidado sus orígenes. Por las mañanas entona canciones de amor en español que aprendió de chico en Buenos Aires, según cuenta en el libro sobre su vida que acaba de publicar la editorial neoyorquina Rizzoli.
Allí están compilados todos sus emprendimientos. Desde Via Vai, la marca de moda que fundó a los 18 años junto a Paula Cahen D´Anvers, hasta la transformación urbana que logró en Puerto Madero -donde ahora impulsa un nuevo proyecto, asociado con Eduardo Costantini- y el distrito artístico que desarrolló en Miami Beach. "Todo lo que hago son experiencias creativas", dice Faena, descendiente de inmigrantes sirios, al referirse al festival que inauguró ayer en el marco de la semana de Art Basel Miami.
-¿Por qué lanzás ahora el festival?
-Desde hace cinco años hacemos algo importante durante Art Basel, pero esta es una apuesta más abarcativa. El mundo de Art Basel es un mundo de ferias y es un poco frustrante porque todo es una incitación a la compra, al consumo. En forma paralela, este festival abarca distintas artes (visuales, música, performance) y es gratis, para todo público. Ya están todas las entradas reservadas. Siempre fui en contra del esnobismo del arte, porque no vengo de él. El título “This is not America” está inspirado en una obra de Alfredo Jaar que compré hace un par de años, que coincide con algo que venimos diciendo siempre: América somos todos, no sólo Estados Unidos. Nuestra visión de América es mucho más global. Fuimos una de las pocas compañías que vinieron del sur al norte con una voz potente.
-¿Qué pensás de la política migratoria de Trump? Porque es un momento bastante delicado para este país, sobre todo en la frontera con México.
-No puedo decirte nada porque no soy de acá. Tengo mis ideas al respecto, pero no es un festival político. Siempre quiero estar alejado de la política. Está planteado como una propuesta abarcativa, y no tomar partido por ningún bando. Cuando uno busca la creación, no importa de dónde viene. Justamente lo que decimos es: "mezclate, integrate". Por eso nadie puede entender el concepto del festival. Ofrecemos algo distinto a un concepto que venía creciendo sobre lo mismo: más ferias, más ferias…
-Y a vos te gusta diferenciarte.
-Romper todo, ir por más. Cambiar. Buscar nuevos horizontes. Distinto es un galerista, que quiere vender obra. Nosotros no queremos vender nada, no lo hacemos por un tema comercial.
-¿Solés comprar obras en Art Basel?
-No. Suelo caminar, me gusta ir el último día. Voy poco a las ferias. Desde Faena fuimos cambiando la mentalidad de lo que era Art Basel: la gente venía, se metía en el centro de exposiciones, todo el día encerrados. El festival es la antítesis: al aire libre, en la playa, accesible a todos.
-¿Cómo va a seguir en el futuro?
-Este es el primero. Vamos a seguir creciendo, seguramente vamos a llevar algo a Buenos Aires. Es un proyecto sin fines de lucro, tenemos sponsors que nos ayudan a hacerlo. Trabajamos con los artistas sobre una idea, con una curaduría, con obras site specific.
-Hace unos días vino a Buenos Aires Ralph Rugoff, el director artístico de la Bienal de Venecia, y dijo que para él la bienal ideal sería una en la que se le pudiera dar a los artistas espacio para trabajar y hacer las obras site specific.
-Es lo que hacemos nosotros. Nadie trae una obra que ya tenía, todas fueron hechas para el festival. Y son grandes, tienen volumen de bienal.
-¿Por qué te interesa que el arte esté en el ADN de tus emprendimientos?
-Es parte de lo que soy. Siempre estuve rodeado de arte, de artistas y de gente que crea. Me gusta trabajar con gente que busca hacer un mundo mejor a través de su energía creativa. En Buenos Aires transformé espacios abandonados, como ese lugar que después se llamó Puerto Madero, en un lugar de vida, de vibración. En el festival hay mucha performance porque para mí todo tiene que ver con la experiencia. No sólo es mostrar arte, sino de la manera mágica en que lo mostramos.
-En los últimos años se dio un resurgimiento de la performance. ¿Por qué pensás que la gente busca este tipo de experiencias?
-Nosotros venimos haciendo performance desde hace varios años, en el Faena Forum y en el Faena Art Center. Me parece que en el mundo de hoy la gente ya no sólo quiere ver. Quiere ver, escuchar y sentir. Quiere experimentar un poco de todo. Y eso es lo que más me gusta hacer: ofrecer esas capas de vida, elevar el instante. Por eso me llevo bien con Alejandro Jodorowsky. La conciencia del instante es lo que me motivó a hacer todo lo que hice.
-¿Qué hacés para desarrollar esa conciencia? ¿Meditás?
-Vivo de esa manera. Conectado con el momento presente. Para mí la vida no se trata de escaparte de tu realidad meditando cinco minutos por día, sino de vivir en forma meditativa. El Tao es vivir el instante, sentir el andar, vivirlo en forma consciente.
-¿Qué rol juega el arte en este estilo de vida?
-Es parte del todo. Su belleza, la energía… Siempre hay cierta duda sobre si hago esto porque ayuda a mis negocios. Pero yo no vivo la vida como negocio. Todo lo que hago son experiencias creativas, es energía que necesito volcar, más allá de que después se convierta en un negocio o no. No soy bueno repitiendo un modelo, soy bueno creando modelos. Y en la creación de modelos todo es riesgo. Depende de tu capacidad de transmutar la oscuridad y transformarla en luz, que es la creación misma. Y que esa creación después impacte, guste e inspire al otro a hacer su vida más interesante.
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