Rociaron harina sobre un auto de Andy Warhol en Milán y pintaron de naranja dos monumentos en París y en Oslo
Los tres ataques de hoy, que se suman a una larga saga de atentados contra obras de arte, corresponden a grupos de jóvenes activistas climáticos
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No hay latitud que permita anticipar el siguiente golpe, pero a estas alturas los viernes son prácticamente una fija: los ambientalistas que atacan en serie obras de arte mundialmente reconocidas en nombre del cambio climático cubrieron hoy de harina un automóvil pintado por Andy Warhol, que se exhibe en una exposición en Milán, Italia. Horas más tarde, en París, otro grupo de jóvenes militantes del mismo movimiento, Última Generación, pintaron de naranja un monumento emplazado en el espacio público. En la capital de Noruega, donde hace una semana casi tienen que lamentar daños sobre su obra insignia, El grito, de Munch, también atacaron un parque de esculturas.
Entre gritos y disturbios ocasionados por la acción perpetrada alrededor de la obra, los activistas de esta agrupación lanzaron poco antes del mediodía unos ocho kilos de harina y, siguiendo el modus operandi de las últimas semanas, algunos de ellos se “pegaron” a las ventanillas del vehículo para ganar tiempo y pronunciar su mensaje. “¡No habrá más comida ni agua, hay un colapso ecológico en marcha!”, gritó uno de ellos antes de que pudiera ser controlado por los guardia de la sala. Varios de ellos fueron sacados del lugar a rastras, según se puede ver en el video que se viralizó en las redes sociales.
¿Es que acaso creen que a los museos no les preocupa el cambio climático? El interrogante bien podría desprenderse del comunicado firmado la semana pasada por 92 instituciones, que dio a conocer el ICOM (Consejo Internacional de Museos, por su sigla en inglés) al pronunciarse sobre la “fragilidad de estas irremplazables obras del patrimonio cultural mundial”.
La exposición Andy Warhol: La Pubblicità Della Forma, que se está presentando en la Fabbrica del Vapore, incluye entre trescientas piezas un modelo de BMW M1 con un número 76 en la puerta, decorado por el rey del pop en los años setenta. Los organizadores de la muestra declararon al diario italiano La Repubblica que los activistas habían pagado la entrada y que accedieron al complejo -que funciona en una antigua fábrica de trenes- con los paquetes de harina ocultos. Entre pinturas, dibujos, fotografías y tapas de discos, un conjunto que da cuenta de un capítulo importante de la historia del arte del siglo XX, el auto es una de las mayores atracciones.
Otra pieza de Warhol había sido blanco de las protestas este mes en Australia, cuando activistas se pegaron a reproducciones de las famosas latas de Sopa Campbell. La lista de ataques, sin embargo, es tan extensa que abarca diferentes períodos del arte universal: de Da Vinci a Klimt, víctima de uno de los más impresionantes ataques esta semana al ser cubierto de un líquido negro, y de Monet y Van Gogh a las figuras de cera del museo Museo Madame Tussauds de Londres. Los museos de Europa atraviesan, así, una ola de vandalismo preocupante, que los lleva a manifestarse “profundamente conmocionados” y en alerta. Instituciones como el Louvre de París, donde podría señalarse el inicio de esta tendencia difícil de comprender -el 29 de mayo, un manifestante le lanzó una torta nada menos que a La Gioconda-, el Museo del Prado de Madrid -Las Majas, de Goya-, la National Gallery de Londres -Los girasoles de Van Gogh- o el museo Mauritshuis de La Haya -La joven de la perla de Vermeer- siguen en alerta.
Mientras tanto, en París y en Oslo
También hoy, pero en París, ecologistas de la misma agrupación rociaron con pintura naranja una escultura de Charles Ray, Caballo y jinete, emplazada en el predio público de la Bolsa de Comercio parisina, que alberga la colección del multimillonario François Pinault.
Militantes de este mismo movimiento se movilizan en Francia desde hace varias semanas bloqueando carreteras e interrumpiendo espectáculos y encuentros deportivos como forma de denunciar la inacción climática y reclamar a los gobiernos acciones fuertes reivindicaron esta acción en Twitter, informó la agencia de noticias AFP.
Similar fue la acción en un conjunto monumental en el parque de esculturas Vigeland en Oslo, Noruega. “#StoppOljeletinga no se detendrá hasta que lo haga la exploración petrolera. Este año se han vendido 53 nuevas licencias para la exploración de petróleo en aguas noruegas”, dijeron. “Esto es un ecocidio”.
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