Aguas revueltas
Ganas, compromiso y audacia definen a los espacios porteños que exceden el rol de las galerías tradicionales para adaptarse con otros formatos a los nuevos tiempos
Al filósofo griego Heráclito se le atribuye la frase perfecta para definir lo mutable y lo que queda de nuestra experiencia del mundo: nunca nos bañamos en el mismo río. Así es en el mundo del arte; todo cambia y a la vez permanece. Persisten los distintos estamentos que lo forman: galerías, museos, fundaciones, centros culturales, casas de subastas, artistas, curadores, coleccionistas, público. Sin embargo, las aguas están revueltas. Los cambios no son procesos inmediatos, sino que van percibiéndose de a poco. Hay personas que comienzan a pensar proyectos que verán sus frutos en el tiempo, y las acciones se encadenan para conformar un panorama distinto. El tiempo corre rápido y furioso, y reciclar no es una mala palabra.
A fines del año pasado, el cierre de la galería Dabbah-Torrejón, un espacio que trabajaba con respetados artistas en una línea clara desde fines de los años 90, dejó un tendal de preguntas flotando en el ambiente. Era el corolario de un año signado por un movimiento de fichas en el tablero: galeristas que se bajaban, proyectos jóvenes -como Jardín Oculto- que quedaban en el camino. Sin embargo, lo que para unos es un obstáculo para otros es una oportunidad.
Eleonora Molina supo ser la creadora de Sapo Galería, dedicada al dibujo y a la ilustración, y acaba de abrir las puertas de una nueva galería en pleno Palermo Soho, donde antes funcionaba una boutique . Con techos altos, paredes blancas y una gran vidriera a la calle Gorriti, Schlifka/Molina es una apuesta más amplia, ya que cuenta con obras de pintores, fotógrafos y dibujantes no sólo argentinos.
"Mi capital son los artistas -dice la galerista-; tener este espacio es un lujo para todos." Eligió aquellos huérfanos de galería y otros que le interesaban por sus trabajos y una obra sólida, como Aili Chen, Gabriel Baggio, Hernán Salamanco, Mariano Vilela y Matías Ercole, entre otros. Entre los fotógrafos figura Alberto Goldenstein, curador de la Fotogalería del Centro Cultural Rector Ricardo Rojas.
Schlifka/Molina tiene un recinto que recuerda a los gabinetes de los coleccionistas del siglo XVIII, con dibujos y obras más pequeñas, y cuelga obras de artistas extranjeros para "ponerlos en relación con los de acá" y generar una red que favorezca a todos. "Está bueno reinventarse", dice a adn . Y en este caso, el cambio beneficia a todos.
Gestores-actores
Usualmente, el arte contemporáneo se acerca al público de la mano de gente especializada, con un conocimiento profundo del medio y los lenguajes: por el lado institucional, a través de las elecciones de los curadores, y por el circuito comercial, a través de galeristas que trabajan con artistas nuevos o ya establecidos. Pero ¿cómo llega un artista a ser conocido y reconocido? ¿Cómo acceder a lugares de alta visibilidad? ¿Es la galería el medio indicado?
Todos estos interrogantes y los cuestionamientos a la manera tradicional de intermediar en el arte surgen de una generación que busca alternativas. Rolf Art se define como una productora de arte cuya misión es la dirección y el seguimiento de un grupo de artistas, la producción y promoción de sus obras en forma sostenida. Para ello busca padrinos que se comprometan material y anímicamente con la obra en un "triángulo virtuoso": artistas que pueden llevar a cabo un proyecto y una gestión que los vincula con instituciones, empresas, medios de comunicación. Tiene oficinas en Barrio Norte y un lugar de exhibiciones en Bubble Studios, en la calle Cucha Cucha, con el que ha establecido una alianza estratégica.
¿Quién es el Señor Rolf? Nada menos que una mujer, Florencia Giordana Braun, que eligió un nombre masculino, el revés del suyo, para posicionarse en un mundo competitivo. No viene a suplantar a nadie, sino a llenar un vacío y juntar voluntades. "Nuestro mercado es el mundo" es parte del statement de Rolf, y en eso anda: ayer inauguró una muestra de Graciela Sacco en el Museo Pedro de Osma, en Lima, y participa de ferias en el exterior.
Central de Proyectos es un espacio-base de operaciones donde trabajan María Lightowler, Mindy Lahitte y Mariela Rossi, en proyectos para artistas y público en general. Se trata de ofrecer servicios: de asesoría a futuros coleccionistas, de "gestión integral para artistas" en la presentación de obra y en la comunicación de sus acciones. "No nos alcanzaba el formato galería", dice Lightlower, museóloga y artista. Se lanzaron a llenar los huecos con cursos y tours a medida, sin olvidar las exhibiciones de artistas representados por ellas, de su misma generación.
Formato digital
Los proyectos se sostienen a largo plazo cuando no los ahogan las dificultades económicas, y las plataformas virtuales se han convertido en un medio ideal para llevar adelante ideas antes impensadas por sus costos. REDGalería es una galería virtual creada por Santiago Bengolea en 2007, con el propósito de contar con un espacio institucional desde donde posicionarse.
Cuenta con cuatro salas para montar exhibiciones, e incluso con un auditorio, como si replicara un espacio físico. El quiebre sobrevino en el 2010, cuando "hackearon" la galería y, en una operación novelesca, hicieron desaparecer toda la obra. ¿Venganza o una acción vanguardista?
Para salir adelante Bengolea creó una revista, Proyecto Red , que convoca a artistas, críticos y gente del medio a colaborar, con cierto énfasis puesto en la fotografía. Los números salen cuatro veces por año, siguiendo las estaciones, salvo algunos números especiales.
Esta plataforma virtual hizo posible que pudiera trabajar con otras instituciones, como Mamba, la Fundación Proa y la Universidad Católica Argentina (UCA), donde realizó intervenciones site specific . La última fue la de Ernesto Arellano en las vidrieras de la UCA, en Puerto Madero. "La idea es utilizar los espacios no convencionales de exhibición. Tienen cierta virtualidad porque desaparecen; lo que queda es el registro", explica Bengolea.
Sauna es una revista digital creada por los artistas Dany Barreto, Guido Ignatti, M. S. Dansey, Mariano Soto, Juan Batalla y Charlie Goz. Se autodefine como un "espacio de pensamiento a 110°", un juego con la temperatura relacionada con el baño sauna y la desnudez inevitable. Es gratuita, como Red , y la idea es mantenerse independiente y fomentar la visión crítica. Los fundadores disfrutan todavía de las bondades del sauna, ya que han publicado 18 números.
Todos estos proyectos mantienen estos rasgos en común: ganas, compromiso y audacia.