La voz íntima de las actrices poetas
"Al alba quiero morir, al alba color de rosa, con las ventanas abiertas, cubierta de mariposas". Diez años tenía Norma Aleandro cuando escribió estos versos para un poema que resultó premiado en un concurso de poesía en Chile, donde entonces trabajaban sus padres. A los ocho, Inés Estévez ya leía de Poe a García Lorca y fue durante la escuela primaria cuando empezó a dar forma a sus primeros intentos de poesías y letras de canciones. Para Noemí Frenkel, Vera Spinetta y Carla Quevedo, el despertar poético fue asimismo temprano, en la adolescencia.
Actrices de distintas generaciones comparten el deleite por la escritura, ejercicio que les permite desplegar su voz interior y un goce no mediado por un personaje, como les ocurre en la actuación. Escriben de forma rutinaria, algunas hicieron publicaciones recientes y otras prevén futuras compilaciones de sus escritos.
¿Qué es la poesía? "Creo que es parte de la conformación del universo. No habría vida sin poesía. Todo el milagro de la existencia podrá explicarse desde la ciencia pero la auténtica fuente es poética, musical e insondable", opina Inés Estévez. "Al escribir poesía no pienso, solo siento y derramo ese borbotón en el papel. La mano se desliza al unísono con la emoción y dan como resultado imágenes que luego tienen una forma. Lo musical incide, necesito que exista una fluidez en la lectura que tiene mucho de melodía. Y los finales suelen ser rotundos. Son en general poesías cortas, y alguna me ha sorprendido por revelarse más tarde como oracular. Menciono cosas que luego hacen su aparición en mi vida. Es inexplicable y tiene mucho de mágico", revela la también actriz y cantante.
A Carla Quevedo la palabra escrita le permite explorar las temáticas que le interesan y su propia historia. "La poesía tiene impacto: son textos breves que condensan una imagen de una manera muy potente. La escritura es el primer lugar que habité y que sentí propio. Cuando escribo o leo algo mío, me siento completa. Es algo que nace de mí, mi voz, mi mensaje. Y es distinto de la actuación, donde nunca dejo de ser un instrumento para contar la historia de otra persona", reflexiona.
A Norma Aleandro, que también dibuja, la poesía le permite expresar sentimientos, pensamientos, deseos, "volar" por donde quiera. "Me provoca sensaciones muy distintas a cuando actúo y me lleva a lugares muy personales", señala la célebre actriz. "¿Puedo decir algo?", acota su esposo, Eduardo Le Poole. "Para ella, la escritura es el lugar del placer, del bienestar, de la armonía". En el terreno de la poesía, la protagonista de El hijo de la novia ha publicado Poemas y cuentos de Atenazor (2000), Diario secreto (1991) y Puertos lejanos (2000). Vera Spinetta y Carla Quevedo, en tanto, debutaron recientemente con sus primeras recopilaciones poéticas.
Me peleé a los gritos con el manager del spa. El título es el primer libro de Carla Quevedo y marca el nacimiento de Editorial Trópico. La intérprete, de 31 años, que supo ponerse en la piel de Alicia Muñiz en la serie Monzón y que fue también protagonista de la tira El Maestro junto a Julio Chávez, y participó en producciones internacionales como la miniserie estadounidense Show Me a Hero, reúne medio centenar de poemas, algunos en inglés, escritos entre Buenos Aires, Nueva York, Montevideo y Los Ángeles. "Con sensibilidad y desapego, Carla habla de la tristeza, la soledad, el amor y los perros, del desasosiego existencial disimulado en un feed de Instagram. En los personajes, Carla se esconde, y en el idioma se encuentra", señalan los editores Fermín Huisman y Manuela Frers. En el libro, la autora condensa el trabajo de años, con escritos desde 2015 a otros más recientes. Son versos atravesados por dosis de humor y honestidad, ironía y cierta búsqueda de aceptación y amparo, con luz al final del túnel. "Hace tiempo que se puso de moda el bienestar/los jugos verdes reemplazaron al alcohol/ los cristales a los cristales/ la respiración consciente al puchito/A mí la vida me encanta hasta que el día se apaga/ y necesito un vino", escribe en Como Ramón. Carla utiliza la primera persona como en una suerte de "autoficción" y algún componente de su historia ejerce de disparador. "Me siento a escribir y escucho hacia donde quiere ir el poema", señala. Sobre el título, explica: "Condensa el tono y el mood del libro completo, acorde a lo que reflejaba la foto de la tapa, muy representativa de este personaje que trato de convocar en los poemas. La chica de la foto es una niña, yo, a la que obligaron a posar en el podio con todas las otras chicas que tenían trofeos mucho más grandes. A mí me daba mucha vergüenza, me puse a llorar y no quería sacarme una foto con ese trofeo. El personaje del libro también es una persona que tiene el niño interior todavía muy presente y muy lastimado y que está en este contexto de logro, por lo menos para el afuera, y sin embargo esta personita se siente muy incómoda y muy mal. Y el título era un poco eso: uno va al spa a relajarse y ponerte a pelear en un lugar así es como romper con eso, no soportarse a uno mismo". Carla escribe todo el tiempo, "todos los días"; a veces con notas en el celular y algunas de voz que le dicta a Siri cuando pasea a Ramón, su perro. "Comencé a escribir poesía para gustarle a alguien, como todo lo que hago en mi vida, buscando la aprobación ajena", dice con el humor que la define. "Nos empezamos a mandar poemas y ahí me di cuenta de que podía sostenerme en la poesía porque era un compromiso más corto, empezaba y terminaba, y eso me daba sensación de completitud. De 2011 para acá me dediqué básicamente a leer poesía".
Eclosión. Vera Spinetta escribió Eclosión (Planeta) entre octubre y diciembre de 2018, poemas que nacieron en medio de una angustia profunda que le imposibilitaba hacer otra cosa. "Me despertaba, escribía, comía, me iba a dormir, y así dos meses. Preferí, quizá por primera vez en la vida, asumir ese estado y sin querer lo transformé en algo que me cambió la vida. Después de leer los 70 poemas escritos, vi una unidad y decidí publicar. Supongo que condensé toda esa oscuridad y mutó en luz, como un propio nacimiento, una transmutación", cuenta la también actriz y compositora. La menor de las hijas de Luis Alberto Spinetta supo dar vida a un libro completamente "libre" en sí. "No toqué su dinámica ni estructura. Así como salió, se lee. Es espontáneo, no tiene corrección. La editorial permitió que sea tal cual estaba escrito. Para mí era importante que prevalezca su esencia", remarca. A través de un índice circular sobre distintas fases: en vínculo, vigilia, los demás, estado de alerta, en soledad y ensueño, el poemario profundiza en lo existencial desde lo sensorial, presente en la propia tapa, que emula el tacto con la arena. "No es hora de saber/concibamos silencio/no es hora de entender/a plegar los ojos", revela en el poema "El amor". La protagonista de Soledad -primera película de Agustina Macri y a cuyo desgarrador personaje dedica uno de sus escritos- también escribe: "No hay nada allí/donde todos amontonan sus cosas/eligiendo qué mostrar". Vera Spinetta (1991) escribe casi a diario, "en lo posible en papel y lapicera", desde los 14 años, "como algo natural", basado en una necesidad de expresión "intensa". "Mi mamá es una gran lectora, así como lo era mi papá. Ambos me guiaron siempre en muchos sentidos y sus bibliotecas me fueron material de inspiración y exploración", señala. "La escritura me aporta un mundo absolutamente solitario y privado, que es algo que necesité siempre. La soledad y el silencio, para que los sonidos vengan desde adentro hacia afuera".
Norma en la nube. Norma Aleandro tiene previsto estrenar un ciclo propio de poesía y literatura bajo el nombre Norma en la nube, en el que la dará lectura a sus cuentos, poemas y demás escritos. "Sigo escribiendo poesía todo el tiempo, aunque no sobre un tema en concreto", cuenta. Al pedirle que recite algunos versos de lo último que plasmó sobre el papel, la intérprete fluye al momento: "Soy la asombrada mirada a mi gato/de un profundo lugar/del fondo de la tierra", pronuncia. Además de sus libros de teatro, la actriz ha escrito poesía y cuentos. "Escribo desde toda la vida", remarca.
Poesía épica y perspectiva de género. Noemí Frenkel escribe poesía y narrativa, y actualmente cursa la licenciatura en Artes de la Escritura en UNA. La actriz de Últimas imágenes del naufragio y De fulanas y menganas lleva dos años trabajando en una novela. Su vínculo con la escritura se remonta a la adolescencia. "Cuando salí del colegio, me anoté para estudiar letras, pero era plena dictadura y el contexto de la facultad era un espacio que sentía muy represivo, para nada un lugar de expansión, entonces empecé a estudiar teatro, que me permitía jugar y expresarme de una manera mucho más libre en ese momento. Hice mi carrera como actriz pero ese deseo por la literatura siempre estuvo y ahora es una etapa en que le puedo dar espacio para desplegarlo", cuenta. Frenkel participa en ocasiones en lecturas y disfruta al descubrir cómo circula la poesía en la ciudad. Una materia que versa sobre la lectura de poesía con perspectiva de género y la visibilización de poetas que toman un yo enunciador le hizo replantearse el abordaje de la escritura desde otras perspectivas. Con su poema El testigo irreversible ganó un concurso de poesía épica: "Meditación posdramática desde la tumba de Clitemnestra/Si Casandra y Apolo han muerto/si una cosmogonía/si el camino heroico/si la verdad/si lo divino/si el perdón/si el amor disuelto en lo líquido/si el destino/¿qué hay perpetuo, me digo/ en la oscuridad estancada del parque arqueológico donde siento/que algo queda, algo/inapresable?", versa parte del extenso escrito. Para la autora, que retomará en marzo en gira la obra Casandra iluminada, el placer de la escritura "es inmediato" a diferencia del de la actuación y le permite "un contacto más profundo con la interioridad", donde encuentra "un gran goce".
"Un grito desde la entraña". En el hogar de la infancia de Inés Estévez no había televisión pero sí una gran biblioteca que reunía los libros de sus padres -"ambos escribían muy bien"- y de sus respectivas familias. "Había todo tipo de literatura, y textos de filosofía. Lo primero que me atrapó fue la poesía. A los ocho años ya leía desde Poe hasta García Lorca y más tarde me fasciné por la poesía rioplatense. De Borges siempre me atrapó más su poesía que sus cuentos", apunta la actriz, autora de poemas, cuentos y letras de canciones. Inés escribe formalmente desde los 17 años, con tentativas recientes de encarar publicaciones. "Cuando estuve a punto de publicar hace un par de años me condicionó bastante pretender buscarle una forma al conjunto. Cuando se comienza a escribir hay mucho de autorreferencial, entonces seleccioné un puñado de poemas que creo pueden tener valor literario. Pertenecen a diversos momentos de mi historia, entonces es casi imposible buscar un hilo conductor", aclara. "Creo que no he publicado aun argumentando falta de tiempo pero lo que más me condiciona es el pudor. La poesía es un grito íntimo que nace de lo más recóndito de la entraña". Sus poetas preferidos son los rioplatenses de ambos márgenes, mujeres como Irene Gruss, Idea Villariño y aquellas feministas "soñadoras" como Alfonsina Storni y Gabriela Mistral. "Pero la poesía moderna más tarde me ha dado una grata sorpresa y ha influido con su métrica inexistente y su metáfora ilimitada. Y nadie puede con Borges", dice. Actriz, cantante y escritora, Estévez agrega que, en su caso, "la poesía es la más genuina y auténtica" de entre sus capacidades expresivas, "la primordial".
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