Abrazo
Según cómo se emplee la velocidad de obturación al tomar una fotografía, se “congela” el movimiento o se lo “registra”. Aquí, por el desenfoque de los transeúntes, se deduce que la exposición de la toma ha sido larga, para dejar en foco a las figuras inmóviles de la escena: un hombre que espera, que exhibe una creciente impaciencia, y, en el centro, una pareja, que parece ajena al ajetreo circundante. La información adjunta afirma que ambos se están “abrazando”. Sin embargo, la observación atenta permite reinterpretar esa acción: en rigor, es él quien “se deja” abrazar por ella, entregada plenamente al contacto, mientras a sus espaldas él mira su celular, presumiblemente también ajeno a ese abrazo. En un ejercicio cortazariano, esta escena podría continuar más allá del registro inmóvil que impone la fotografía. Será la imaginación del observador la que complete el sentido de ese intercambio.