A orillas del río: Arteco, la peculiar feria de Corrientes toma forma de bienal
Con su nueva sede galponera en el Puerto, la sexta edición sumó artistas en cantidad y calidad y marca récord de invitados especiales y coleccionistas; por qué se consolida como la más convocante de la región
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CORRIENTES. -Pese a la lluvia, el clima en la inauguración es de entusiasmo: la alegría del encuentro más la euforia de las primeras ventas. La sexta edición de la feria ArteCo consolida este fin de semana su lugar privilegiado en el arte contemporáneo de las provincias del Litoral. Con su mudanza a orillas del río, en los grandes galpones del Puerto de Corrientes, ofrece su mejor versión, con récord de propuestas de más de 500 artistas, de público, coleccionistas y ventas. Se nota la profesionalización del encuentro.
El arte aquí tiene su impronta. Proliferan los carpinchos en el arte figurativo. Pero el color que más se ve es el verde. Se destacan las propuestas de arte textil (exquisitos bordados y tejidos) y la cerámica tiene maestros como los que se ven en el sector Ñande Yvy, con creadores del Iberá. Del Paraguay llegaron seis galerías con delicadas obras en caraguatá y esculturas de Julia Isidrez. Se seleccionaron 24 galerías que tuvieran al menos un artista de las provincias de Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones, Santa Fe y Entre Ríos. Participan de Córdoba, Satélite, The White Lodge, Sasha D; de Chaco, Canal, Noni Andersen y Chorizo; de Corrientes, Orto, WE, El Vivero y Muda; de Buenos Aires, Hache, Sendrós, Aldo de Sousa y Cecilia Caballero; de Tucumán, Galpón Rural y Fulana; de Rosario, Crudo y Gabelich, y Mantera de Santiago del Estero, Galería del Teatro de Formosa, Artify de San Juan y Galerías Bonaerenses.
El título de esta edición es Río Marrón, experiencias de barro y agua. Para el curador de la feria, Gustavo Piñero, el horizonte es poder reunir al arte de toda la región guaranítica, es decir, del norte argentino, Paraguay, sur de Brasil y este de Bolivia. “Ese es el camino, un sueño compartido. Queremos que sea una feria donde el territorio esté muy presente, con sus saberes ancestrales reflejados no sólo en las producciones de artistas aborígenes sino también en artistas contemporáneos que los reformulan”, explica.
Cuenta una anécdota de los orígenes de arteba, cuando Julio Suaya y Juan Cambiaso se preguntaban cómo cambiar el gusto de la feria desde las artes decorativas hacia el arte contemporáneo. “Decían que había que girar lento como un barco, porque es la comunidad la que acompaña ese cambio. Nosotros tenemos una canoa, y necesitamos muchos remos que nos acompañan este crecimiento, con la cantidad de teóricos, acciones y visitantes que apoyan este giro”, analiza. Una feria como ésta o arteba es un medio, no un fin en sí mismo. “El objetivo es siempre desarrollar el arte argentino contemporáneo. Arteba se fundó hace más de treinta años con el lema de que los artistas puedan vivir de su trabajo”, señaló Maia Güemes en una de las charlas.
El cambio de sede fue celebrado. “Si bien la Usina –anterior locación– tenía su encanto, lo que permiten estas grandes naves al arte le suma muchísimo: ¡parece una bienal! El recorrido es muchísimo más armónico”, apunta Herminda Lahitte, galerista de Hache, Buenos Aires. Otro galpón está dedicado a doce proyectos colectivos, como Guaranípolis y Liberdrag.
Entre los artistas individuales, se destacan José Mizdraji, Vanesa Iván, Claudio Ojeda, Anísima, Joa, Juan Pablo Arias y Gustavo Mendoza. En la plaza seca, donde está el escenario siempre activo al atardecer, donde Lucía del Milagro Arias curó intervenciones como la mariposa de ocho metros de ancho de Andrés Paredes que se asentó sobre una grúa oxidada. Puertas adentro, hay una instalación de lienzo teñido, cestería de isipo y ramas de pindó del artista misionero y pinturas al óleo de Alberto Ybarra, gran pintor local. Cristián Baradó hizo un mural dedicado a San Baltazar y en nichos en la pared se levantan altares para las tallas del Gauchito Gil y San La Muerte de Lucas Vera.
Junto al río, una Virgen de Itatí de cerámica recibe velas y pedidos en una canoa, obra de Richar De Itatí que despierta devoción y selfies. Al atardecer, la virgen y un sequito de canoas de pescadores con vírgenes pequeñas como mascarones de proa salen en procesión por el río y es uno de los momentos más memorables del encuentro.
Había preocupación por la continuidad de este evento (esa es la clave de su crecimiento) organizado por el Gobierno de Corrientes porque hace unos días Gabriel Romero, presidente del Instituto de Cultura, dejó su puesto y asumió como decano de la Facultad de Artes de la UNNE. “Ganamos en la posibilidad de articular con lo académico. La universidad tiene dos centros culturales y participa en la feria con el Festival Play y un programa de becarios. De todas formas, voy a seguir trabajando en la feria. Voy a seguir colaborando, nunca fue para mí un trabajo, lo hago con mucho gusto”, dice. En 14 años de gestión, tuvo logros como esta feria, la Feria del Libro, el Festival del Chamamé y su declaración en la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Hay expectativa por la entrega de premios In Situ. Abel Guaglianone y Joaquín Rodríguez ya llevan entregados 19 desde 2022, en su rally benéfico por ferias de provincias. Hace diez años organizan el Premio en Obra en arteba. “En la cuarentena nos dimos cuenta que en las provincias había gente que pasaba un mal momento. Hicimos Fondo en Obra: el premio lo repartimos entre 47 artistas de 9 provincias. Después continuamos con estos premios In Situ en ferias del país que son no adquisición: estimulan la creación”, detalla Guaglianone.
Este año reunirán a todos los ganadores en una muestra en la Casa Nacional del Bicentenario y becaron a la artista tucumana Guadalupe Carrizo para hacer una residencia en Coordenadas, Buenos Aires. No solo premian artistas, sino que también hacen proselitismo de compradores. “Vamos recorriendo el camino de la maduración juntos. La feria creció muchísimo, por la calidad de la curaduría, la magia del lugar y la calidez de la gente. Nosotros somos puentes. Este año vinimos con un contingente de cuarenta personas, la mayoría coleccionistas”, cuenta.
Los coleccionistas son un contingente bullicioso y próspero, que asume un rol social comprometido. De eso conversaron José Lorenzo, Gabriel Vázquez, Andrés Brun, Atilio Bugliotti, Gabriel Werthein y Juan Borchex, coordinados por Belén García Pinto. “Vemos un crecimiento de la feria conmovedor, que supera las expectativas. Ese crecimiento está dado por lo institucional, pero además veo un crecimiento muy importante en el trabajo de los artistas. Nuestro motor al comprar es consecuencia de la relación con los artistas. Los artistas son personas que tienen una sensibilidad especial y son capaces de leer el mundo de manera distinta. Es importante comprometerse para apoyar la escena para que los artistas puedan desarrollar su trabajo, que nos ayuda a vivir mejor”, dijo Brun.
El coleccionismo local se fomenta con la muestra del Museo de Bellas Artes Museos Domésticos, con obras adquiridas en ediciones anteriores. “El objetivo es visibilizar la importancia que tiene la compra de obras de arte como otra posibilidad de resguardo del patrimonio artístico local”, cuenta Rodríguez, su curador.
Se van a entregar dos premios de residencias para artistas de Corrientes y del litoral: una en la residencia Ñande Mac (Corrientes/ Uruguay) y otra en la residencia La Nave, del artista Andrés Waismann y la galerista Gachi Prieto en Escobar. “Viajen, hagan residencias, es la mejor inversión: estar con el otro, dejar de lado los prejuicios, conocer otras formas de amar y de vivir. Salí de Corrientes por primera vez a los 17 años y nunca más volví. Viví viajando, con o sin dinero”, contó Luis Niveiro. Es artista y forjador de la colección de arte contemporáneo que pronto tendrá terminado su museo, el Ñande Mac.
También se realiza en estos días el encuentro anual de la Federación Argentina de Amigos de Museos, por lo que 29 representantes de la agrupación que preside Marta Álvarez Molindi disertan y visitan museos, además de recorrer la feria.
Hay un nutrido espacio editorial en una estación de servicio abandonada (aporta combustible espiritual), el Festival de Arte Sonoro que invita a escuchar sonidos del río, y en el Festival Play de videoarte y cine experimental, con curaduría de Maia Navas, es posible descansar panza arriba, mirando videos en el techo. Sucede en el lavandero de autos en desuso de la entrada. Se sostiene además el programa de Becas para Artistas Visuales de Corrientes, por el que Fernanda Toccalino acompaña en sus procesos a once artistas locales.
“¿Se puede vivir del arte? Porque en nuestras familias nos dicen que no”, le preguntaron dos estudiantes al galerista de Pablo de Souza. “Yo nunca viví de otra cosa”, les respondió, y lo que siguió fue una charla común en estos pasillos, donde el arte se consolida como un circuito en ciernes.
La feria estará abierta al público hasta el domingo 26, de 14 a 22. Resta una agenda cargada de los premios, performances, conversaciones entre personajes ilustres como la artista Matilde Marín, la crítica Adriana Almada, Mauro Herlitzka de Fundación Espigas, Camila Pazos de Fundación Ama Amoedo, el asociativismo de galerías, presentaciones de libros como Este museo no es un museo, acerca del Museo del Barro, por Lía Colombino. También, se expande en la ciudad con muestras como Donde eclosionan los insectos, de Gustavo Mendoza en el Centro Cultural Universitario (CCU); Diálogos, curada por Cecilia Jaime de Fundación PROA con obras de Grete Stern y artistas de la región como Juan Pablo Arias y Celeste Massin en la Casa Ñandereko, y los homenajes Alma azul, a Norma Capponcelli en la Legislatura Provincial, y a Mati Obregón en el Hotel La Rozada Suites. Corrientes tiene payé y mucho arte para ver.
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