A los 92 años, murió el escritor estadounidense Robert Coover
Escribió parodias de cuentos de hadas y de terror, con estilo espléndido y precisión técnica, humor macabro, sexo explícito y una amplia gama de referencias culturales, que iban del cine de Hollywood al béisbol y de la mitología a la política
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A los 92 años, falleció el sábado en Inglaterra el escritor y profesor estadounidense Robert Coover; vivía en un asilo de ancianos en Warwick, cerca de su familia. Así lo comunicó una de sus hijas, la cineasta y escritora Sara Caldwell, el domingo. Había nacido el 4 de febrero de 1932 en Charles City, Iowa. Estaba casado con la artista textil española Pilar Sans, con quien tuvo tres hijos: Caldwell, Roderick Coover y Diana Hancox. Además, tenía siete nietos, tres bisnietas y un bisnieto que nacerá este mes y que llevará el nombre del escritor.
Coover asistió a la Universidad del Sur de Illinois Carbondale, se licenció en Estudios Eslavos en la Universidad de Indiana y obtuvo un máster en Humanidades por la Universidad de Chicago.
Gran parte de su obra se publicó en español en sellos como Pálido Fuego y Anagrama, entre otros títulos, la novela corta Azotando a la doncella, los cuentos de El hurgón mágico y Sesión de cine, La hoguera maldita (sobre el “caso Rosenberg”), Zarzarrosa (una versión del cuento de la Bella Durmiente) y la celebrada La fiesta de Gerald. “Robert Coover ha escrito lo que pintó Jerónimo Bosco, y su obra es igualmente seductora, posee su misma hermosura maligna”, dijo sobre esta novela el escritor estadounidense William Gass.
Junto con Gass, Donald Barthelme, Grace Paley y John Barth, Coover formó parte de la “deconstrucción” de la literatura estadounidense de corte realista, reemplazada en su caso con juegos metaficcionales, parodias de cuentos de hadas y de terror, estilo espléndido y precisión técnica, humor macabro, sexo explícito y una amplia gama de referencias culturales, que iban del cine de Hollywood al béisbol, y de la mitología a la política. Uno de sus relatos de horror, “La niñera”, fue llevado al cine por Guy Ferland con Alicia Silverstone en el papel protágonico. También escribió obras de teatro. Admiraba a los clásicos grecolatinos, a Cervantes, a Kafka y a William Gaddis.
Sadly, I’ve just learned of the death of Robert Coover, a friend and mentor to me since I was in my early twenties. His first collection, “Pricksongs and Descants,” opened up a new world for me. Tonight I will reread his novella, “A Political Fable” which addresses our elections pic.twitter.com/XJg44jZR2k
— T.C. Boyle (@tcboyle) October 6, 2024
El escritor estadounidense TC Boyle, en X, se despidió de su “un amigo y mentor” desde la juventud. “Su primera colección, ‘Pricksongs and Descants’ [El hurgón mágico], me abrió un mundo nuevo”. Autores como los estadounidenses Angela Carter y Walter Abish, los españoles Eloy Fernández Porta, Laura Fernández y Eloy Tizón y el francés Michel Bradeau elogiaron la obra de Coover.
Siempre he pensado que hay personas que deberían vivir para siempre y Robert Coover era una de ellas. So long, Bob, gracias por tantísimo 💔 pic.twitter.com/vXxrAvGFov
— Laura Fernández (@laura_fernandez) October 6, 2024
“Robert Coover escribe desde la vida, pero no desde la que ha vivido en el mundo -sostuvo Ben Marcus en un ensayo sobre Coover-. Escribe desde su vida como lector de relatos. Su experiencia personal, de la que se nutre para su obra, es la experiencia que ha tenido dentro de los textos. No creció en Iowa, sino en las Metamorfosis de Ovidio. No sufrió su primer amor en el medio oeste de Estados Unidos, sino dentro de los mitos griegos, o las fábulas de Esopo o El Decamerón”. En 2017, publicó una continuación de Las aventuras de Huckleberry Finn, clásico de Mark Twain, titulada Huck Out West.
“Una lección que aprendí al leer V. [de Thomas Pynchon] se me ha quedado grabada toda la vida: todo mi trabajo es básicamente cómico -dijo Coover al Boston Globe en 2014-. Eso es lo único que he escrito. Aunque no siempre se los considere así, todos los libros están pensados como obras de cómic”.
Una de sus novelas más polémicas fue La hoguera maldita, sátira sobre las ejecuciones en 1953 de Julius y Ethel Rosenberg, condenados como espías comunistas en los años del macartismo; los editores dudaron en publicarla por miedo a las represalias de Richard Nixon, Roy Cohn y otras figuras históricas que aún estaban vivas y que aparecen en el libro junto con criaturas míticas como el Tío Sam y el fantasma de la Guerra Fría. Coover alterna capítulos sobre los Rosenberg con los pensamientos del entonces vicepresidente Nixon, que se queja de su papel servil en la administración de Dwight D. Eisenhower y manifiesta una atracción hacia Ethel Rosenberg.
Dio clases en la Universidad de Princeton como profesor invitado y en la Universidad de Brown desde 1981 hasta 2012, junto con Rick Moody, Sam Lipsyte y John Hawkes. Con ellos, motivó a los estudiantes a experimentar y a “romper” con la tradición de literatura realista y estándar en la ficción estadounidense (que Coover ejemplificaba con la obra del Nobel de Literatura Saul Bellow).
Fue uno de los primeros en brindar cursos de “escritura multimedia” y “escritura electrónica” y en propiciar la integración de la literatura con la música, el cine y la tecnología digital. Sus estudiantes ejercitaban en simuladores de realidad virtual. “Lo que vi con bastante claridad en los años 80, antes de internet, fue que el mundo entero estaba cambiando hacia los formatos digitales, y que no importaba si se trataba de películas, de escritura o de lo que fuera -dijo a The Believer en 2015-. Era algo que estaba por llegar”. La Academia Estadounidense de las Artes y las Letras, que él integraba, bautizó un galardón con su nombre: el premio Robert Coover a una obra destacada de literatura electrónica.
Entre otros reconocimientos, ganó el premio William Faulkner a la mejor novela debut (El origen de los brunistas), el premio Rea a la excelencia en la escritura de cuentos, la medalla Clifton Fadiman para escritores de ficción y el premio de la Academia Estadounidense de Artes y Letras.
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