A los 91 años murió el autor e ilustrador estadounidense Eric Carle, célebre por su libro infantil “La pequeña oruga glotona”
Desde 1969, vendió más de 50 millones de ejemplares de su gran best seller y alrededor de 152 millones de copias entre sus setenta libros ilustrados con la técnica del collage. Junto con su esposa había fundado un museo dedicado a la ilustración editorial
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“Creo que los niños son creativos por naturaleza y están deseosos de aprender. Quiero mostrarles que aprender es realmente fascinante y divertido”, escribió Eric Carle en la autobiografía de su sitio web. El autor e ilustrador estadounidense, conocido en todo el mundo por el best seller infantil La pequeña oruga glotona, entre otros setenta libros para chicos, murió el miércoles 26 a los 91 años en su casa de Northampton, en el estado de Massachussetts, Estados Unidos, donde estaba acompañado por sus familiares.
Traducido a 66 lenguas y con más de 50 millones de ejemplares vendidos, el cuento que fascina a los chicos en etapa de jardín inicial por su humor y los colores de las ilustraciones realizadas en collage está protagonizado por una oruga que se come, literalmente, unas quince frutas, además de queso, salame, helado, pastel de cerezas y una salchicha. Publicado originalmente en 1969, con La pequeña oruga glotona Carle invita a los lectores a repasar los números, los días de la semana y los nombres de frutas y comidas, además de, claro, aprender la metamorfosis de una oruga verde y roja en una bella mariposa. El libro figura en la lista de los diez títulos más prestados en la historia de la Biblioteca Pública de Nueva York, según difundió la institución en 2020 cuando celebró su 125 aniversario.
“Creo que es un libro de esperanza. Los niños necesitan esperanza. Tú, pequeña e insignificante oruga, puedes convertirte en una bella mariposa y volar por el mundo con tu talento”, dijo Carle en un video en 2019 cuando se cumplieron cincuenta años de la publicación de la famosa obra, que fue pensada para la etapa de transición en los primeros años de escuela, para que los chicos se pudieran identificar como enormes mariposas en el momento de dejar la seguridad y la calidez de sus hogares.
“Con muchos de mis libros intento cerrar la brecha entre el hogar y la escuela. Para mí el hogar representa, o debería representar, calor, seguridad, juegos, abrazos y tomarse de la mano. La escuela es un lugar extraño y nuevo para un niño. ¿Será un lugar feliz? Hay gente nueva, un profesor, compañeros de clase, ¿serán amables?”, planteaba en su sitio oficial el autor, nacido en Syracuse, Nueva York, en 1929, que vendió a lo larga de su prolífica carrera más de 152 millones de ejemplares de sus libros en todo el mundo.
“Creo que el paso de la casa a la escuela es el segundo mayor trauma de la niñez; el primero es, por supuesto, nacer. Efectivamente, en ambos casos dejamos un lugar de calidez y protección para uno que se desconoce. Lo desconocido a menudo trae consigo miedo. En mis libros trato de contrarrestar este miedo, de reemplazarlo con un mensaje positivo”, aseguraba. Y esa mirada se refleja en libros ilustrados para la primera infancia como De la cabeza a los pies, que propone un juego de similitudes y diferencias centrado en los movimientos del cuerpo a través de chicos que imitan poses y posturas de animales, y ¿El canguro tiene mamá?, que pregunta si todos los animales tienen madre y responde con imágenes de distintas especies con sus cachorros.
A los seis años, el pequeño Eric se mudó a Alemania junto con sus padres, inmigrantes alemanes. Allá estudió y se graduó en la prestigiosa escuela de arte, Akademie der bildenden Künste, de Stuttgart. En 1952, a los 23, “con una excelente cartera en la mano y cuarenta dólares en el bolsillo”, como cuenta su biografía oficial, volvió a Nueva York y empezó a trabajar como diseñador gráfico en el departamento de promoción de The New York Times. Tiempo después ingresó en una agencia de publicidad, donde fue director de arte durante varios años. Recién cerca de los 40 empezó a escribir libros infantiles.
Su estilo de ilustración se distinguió enseguida del de otros colegas porque usó la técnica de collage, con papeles pintados a mano y recortados que forman imágenes brillantes. Muchos de sus libros, además, tienen páginas troqueladas, luces parpadeantes y sonidos, lo que lo convirtió en un pionero de los álbumes para leer y jugar.
En 2002, Eric y su esposa Bobbie (que murió en 2015) fundaron el Museo de Arte de Libros Ilustrados Eric Carle en Amherst, Massachusetts. Desde entonces, ha recibido a más de 750 mil visitantes, incluidos más de 50 mil alumnos de escuelas, ha inaugurado más de 80 exposiciones y ha realizado más de mil talleres para educadores. “Nuestro sueño compartido de un lugar donde se disfruta y se honra el arte de los libros ilustrados continúa”, dijo Carle.
Además de haber sido nominado en distintas ocasiones para los prestigiosos premios de literatura infantil Hans Christian Andersen y Astrid Lindgren, Carle recibió a lo largo de su carrera numerosos reconocimientos como el premio de la Asociación de Museos para Niños, de Pittsburgh; a la Trayectoria en Arte Original de la Sociedad de Ilustradores, de Nueva York; el Premio de Literatura Kurt Vonnegut Jr. de la Biblioteca Pública del condado de Indianápolis, y el premio al libro ilustrado de Japón.
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