A los 84 años, murió Luis Wells, fundador del informalismo en el arte argentino
Fue el creador del objeto, de la salida al espacio en el arte argentino. Su vida se puede contar en éxitos, premios y exposiciones, o en el enorme afecto que recibió de sus amigos
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Murió Luis Wells, artista informalista de los años ‘59, ‘60, movimiento que fundó con Alberto Grecco. Fue el creador del objeto, de la salida al espacio en el arte argentino. Fue vanguardia: “No hicimos nada para halagar al público ni para adornar las revistas. Pero esta fue la verdadera revolución, el cambio en la mentalidad. A partir de nosotros, se pudo hacer de todo”, decía Wells en una nota reciente.
Desde entonces, su obra estuvo siempre vigente, lo mismo que el cariño que despertaba en sus amigos. “Fue un buen amigo de todos sus amigos y un artista permanentemente joven en el sentido personal y creativo y que supo en su último periodo hacer una buena síntesis de todas sus búsquedas, teniendo en cuenta que cuando fue muy joven, antes de tener 20 años, ya era uno de los artistas más originales y vanguardistas del país”, dijo hoy Luis Felipe Noé a LA NACION.
Wells nació en Buenos Aires en 1939 y falleció esta mañana, en Mendiolaza, Córdoba, donde había elegido vivir hace más de veinte años. El sábado próximo iba a inaugurar un museo con su nombre en el barrio privado donde residía en Córdoba. “Fuimos muy amigos. Estaba enfermo y estaba sufriendo mucho. Aprendí mucho de él: de su compromiso sin concesiones con el arte. Dedicó su vida a esto”, dice el galerista Alejandro Dávila. Con el grupo Nada se juntaba los miércoles en Buenos Aires: almorzaba con su gran amigo Juan Lecuona, Álvaro Castagnino, Osvaldo Monzo, Yuyo Noé, Alejandro Puente, Eduardo Médici, Miguel Melcon, Bastón Díaz y quien quisiera arrimarse. “Era sagrado, yo viajaba desde Córdoba para almorzar con ellos en San Telmo”, recuerda Dávila.
La historia de la vida de Wells puede contarse desde sus éxitos, como premios, muestras y publicaciones: fundó el Movimiento Informalista de Argentina. En 1965, ganó el premio Di Tella con uno de sus techos, volúmenes escultóricos aplicados en el cielo raso que serán icónicos, y con una beca del British Council viajó a Londres donde permaneció por un año en el departamento de escultura del Royal College of Art. En 1966 expuso por primera vez individualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes en Buenos Aires, y en 1967 se trasladó a Nueva York, donde residió nueve años. En 1969 fue miembro fundador del Museo Imaginario Latinoamericano de Nueva York. Un año después, se interesó por el diseño industrial y obtuvo dos premios a la excelencia. La maqueta de uno de sus techos fue adquirida por el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el original fue donado al Museo Nacional de Buenos Aires. De regreso al país, abandonó temporalmente la escultura y comenzó a pintar sobre madera. Así, ganó el premio Konex (1982); premio de la Academia Nacional de Bellas Artes (1986); Gran Premio de Honor de la Bienal de Valparaíso, Chile (1989); Premio Torquist; Gran Premio de Honor del Salón Nacional de Pintura (1977), entre otros.
Pero no alcanzan los premios. Para recordar a Wells con justicia hay que trazar una crónica de sus amistades. La lista de sus amigos de todas las generaciones que lo despiden con afecto y dolor alcanzaría para llenar esta página. Se lleva el privilegio de haber sido muy querido, tanto por la familia que formó (su hermana Irma, su hijo Carlos y su nieto Iggy, que viven en Estados Unidos, y los mellizos Juan y Bárbara y su nieto Nilo, que viven en Córdoba) como por la que le dio la vida. “Mi hermano del alma, el eterno niño, una de las almas más puras que conocí, un artista tremendo, único y fundamental. Qué privilegio haberlo tenido tan cerca tantos años”, dice Elio Kapszuk.
Entró a la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano en cortos, como el Colo, a los 17 años, junto con Rogelio Polesello, y se recibieron junto con Julio Le Parc, que era un poco mayor. A sus 19 años formó parte del Movimiento Informalista junto con Kenneth Kemble y Alberto Greco, y participó con ellos en las históricas muestras de Galería Van Riel y en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (1959). Se habían hecho amigos cuando Greco visitó la muestra del joven Wells y el joven Polesello en Galatea y le gustó sus obras. Los invitó a verlo en el bar Chambery, de Córdoba y San Martín, donde se reunían todos los artistas. Apareció por ahí Kenneth Kemble, con piloto y antiparras que usaba para andar en su Harley-Davidson. Al rato ya eran amigos. “Nos conectamos muy rápido, tal vez por nuestros apellidos británicos. Hablábamos todo el tiempo. Íbamos a comer al único restaurante chino que había entonces en la Argentina”, recordaba en una nota reciente. “Fueron dos personajes muy importantes en mi vida. Casi te diría que Kemble más que Greco, porque Alberto fue el que me abrió la puerta y Kenneth el que me empujó adentro”, continuaba.
Realizó el Collage de los troncos y el Collage de las latas inspirado en un camión que transportaba madera. Con esas obras trascendió el espacio pictórico e inauguró la estética del objeto en Argentina. Kemble lo ayudaba a proveerse de materiales. En la década del ‘60 participó en la Primera Exposición Internacional de Arte Moderno, en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (1960), en 150 años de Arte Argentino, en el Museo Nacional de Bellas Artes (1960), Arte Destructivo y 14 pintores de la Nueva generación, en la Galería Lirolay (1961-1960).
En el exterior, expuso en Arte Argentino Contemporáneo en Río de Janeiro (1961), en la Bienal Internacional de Artistas Jóvenes en París (1960) y en Buenos Aires ´64 en Nueva York. Además participó en los Premios de Pintura y Escultura del Instituto Torcuato Di Tella donde obtuvo el Premio Especial del Jurado en 1965 con su obra Denotación Espacial, uno de sus Techos. A mediados de esta década también realiza otro tipo de obra que será icónica en su producción, los llamados Toys: objetos de carácter lúdico, de una, dos o más piezas intercambiables de lugar y posición, posibilitando composiciones diversas y dando la posibilidad de participación al espectador.
En 1971 participa en Contrabienal, una publicación en forma de protesta contra la dictadura militar en Brasil y la XI Bienal de San Pablo. Junto a Luis Camnitzer y Rubens Gerchman funda Integralia, estudio de diseño de objetos de artistas, también trabaja como diseñador industrial para Shop2, por lo que obtuvo dos premios Excellence of Desing, y para maestros del diseño arquitectónico como I.M. Pei y Paul Rudolph.
A su regreso al país, en 1976, retomó la producción de objetos y pinturas, y paralelamente realizó varias fachadas y ambientaciones en residencias particulares junto al Estudio Giesso. Se conserva hoy su pintura original en la fachada del edificio de oficinas de la esquina de Av. Corrientes y Libertad (1979).
La década del ´80 estará marcada por pinturas de gran formato, en donde abordará el plano recortado, variaciones sobre el cuadrado, sus alteraciones y divisiones, una mezcla de geometría suelta con fondos y color expresionista. De esta época son las muestras en la Galería Paulo Kablin en Río de Janeiro (1987), en la Galería Plástica Nueva en Santiago de Chile (1989) y en el Museo Nacional de Costa Rica (1991).
En sus pinturas las formas geométricas se irán transformando en figuras antropoides, que luego pondrá en relación con personajes del cómic, dibujos animados, historietas o el grabado japonés. En este periodo figurativo de los años ´90 en ocasiones incluirá citas a su propia obra. También desarrolló lo figurativo en volumen, haciendo esculturas que denominó Caminantes, hombres o mujeres con facciones y extremidades filosas y largas. En estos años obtiene reconocimientos como el Primer Premio del Salón Municipal Manuel Belgrano (1996) y el Gran Premio de Honor del Salón Nacional (1997).
En los comienzos de los años 2000 entre las tantas participaciones en exposiciones se destaca que integró el envío argentino a la VII Bienal Internacional de Cuenca en Ecuador (2001), realizó en el Museo Nacional de Bellas Artes la muestra Wells: muestra antológica (2003), recibió el Premio Trabucco otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes (2003) y realizó la individual Wells: padre del informalismo argentino, en la Galería Sopa de Letras, Valencia (2004).
Los últimos años de su producción están marcados por el regreso a la abstracción, donde vuelve a la realización de los Toys y sus Techos, mayormente blancos con algunos vivos de color, como el de la colección MALBA-Fundación Constantini (2007), o totalmente blanco como el realizado para la exposición Luis Wells: Obra Imprevisible en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta (2008).
Realizó varias esculturas monumentales para la vía pública en la ciudad de Córdoba y alrededores, como el Homenaje a Herbert Dielh, de 8 metros de altura, la Serpiente de 5,5 metros de alto en el Cerro de las Rosas o la Yarará en la ciudad de Unquillo realizada para el X Simposio Internacional de Escultura5.
Se instaló en Córdoba para estar cerca de sus hijos y nietos. Allí realizó la muestra Wells. La fiesta secreta en el Museo Provincial Emilio Caraffa (2014), donde instaló en la entrada un Toy de escala monumental. En 2016, presentó su libro biográfico WELLS, en el contexto de su muestra individual Luis Wells / 58´-65´ De la destrucción al juego en Maman Fine Art Gallery. Incluye un prólogo escrito por Noé y un poema del artista brasileño Rubens Gerchman, el ensayo Intuición, creatividad y trabajo de Cecilia Rabossi, un recorrido cronológico compuesto por los textos Luis Wells revisitado de Patricia Cairoli Díaz Guitián y Aventuras en el espacio de Luis Wells y una selección de textos críticos escritos entre 1961 y 1994 de Jorge López Anaya. “Hacer un libro sobre mi vida y mi recorrido artístico fue algo muy difícil y bastante movilizante, pero estoy muy contento con lo que se logró”, dijo el artista, en la presentación en el Museo Nacional de Bellas Artes, acompañado por Rabossi, Florencia Battiti y Américo Castilla.
En 2021 fue homenajeado con una muestra en la Legislatura de Córdoba. Sus últimos días, el coleccionista Martín Lascano inauguró una casa museo con su nombre y su obra en el barrio Las Delicias, en Córdoba. “Inauguró el sábado pasado. La idea era que Luis estuviese presente, pero lamentablemente no se pudo levantar”, cuenta Lascano. Se guardarán allí y en muchos otros museos sus obras, parte ya de la historia del arte argentino.
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