A los 83 años, murió Antonio Skármeta, “el primer escritor pop chileno”
Después de publicar “Ardiente paciencia”, llevada al cine como “Il postino” y “El cartero de Neruda”, el autor se hizo mundialmente famoso; el presidente Boric, la universidad de su país, autores y lectores lo despiden en redes sociales
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La Universidad de Chile informó esta mañana la muerte, a los 83 años, del escritor chileno Antonio Skármeta Vraničić, reconocido internacionalmente por su novela Ardiente paciencia, publicada en 1985 en la editorial Sudamericana, en Buenos Aires, y que fue llevada al cine en tres ocasiones, la primera por el mismo Skármeta, cuya relación con el séptimo arte fue tan original como fructífera. Había nacido el 7 de noviembre de 1940 en Antofagasta. Es uno de los escritores latinoamericanos más reconocidos, cuya obra cosechó grandes premios.
Nuestra comunidad universitaria despide con pesar a Antonio Skármeta Vraničić, escritor, Premio Nacional de Literatura 2014, egresado de Filosofía y académico de la Universidad de Chile en múltiples etapas de su inspiradora carrera que impulsó la lectura y el amor por los libros. pic.twitter.com/UZF592aHou
— Universidad de Chile (@uchile) October 15, 2024
La familia confirmó la muerte del autor de La boda del poeta, que años atrás tuvo un cáncer de estómago. “Fue un largo proceso que empezó hace años con Alzheimer y terminó en una muerte natural”, dijo su hijo Fabián Skármeta.
El presidente chileno Gabriel Boric lo despidió en su cuenta de Instagram. “Gracias maestro por la vida vivida -escribió-. Por los cuentos, las novelas y el teatro. Por el compromiso político. Por el show de los los libros que amplió las fronteras de la literatura. Por soñar que la nieve ardía en el Chile que te dolió tanto”. Tras el golpe de Estado de 1973, Skármeta se exilió con el cineasta Raúl Ruiz; durante un año, vivió en Buenos Aires, en el barrio de Olivos, y publicó su tercer libro de cuentos, Tiro libre. Luego se instaló en la entonces Berlín Occidental, donde escribió la novela Soñé que la nieve ardía.
“Yo tengo un amor muy intenso por la Argentina -diría muchos años después a LA NACION-. Estuve a una edad en que la sensibilidad está completamente abierta, receptiva, mágica, al borde de la adolescencia, cuando todo lo que uno vive lo siente de una manera muy intensa...”. Era un amor correspondido.
En la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, Skármeta cursó la carrera de Filosofía; su tesis fue sobre el pensamiento de José Ortega y Gasset. En 1964 obtuvo una beca Fulbright para realizar estudios de posgrado en Estados Unidos, donde obtuvo una maestría en la Universidad de Columbia con una tesis sobre la obra narrativa de Julio Cortázar. Su primera esposa fue la pintora chilena Cecilia Boisier, con quien tuvo dos hijos. Como intelectual de izquierda e integrante del Movimiento de Acción Popular y Unitaria, fue perseguido tras el golpe de Estado de 1973 y debió exiliarse.
Hoy despedimos con profunda tristeza a Antonio Skármeta, uno de los más grandes escritores chilenos, cuyo legado literario deja una huella imborrable en la cultura y las letras de nuestro país. Dejamos sentidas condolencias a su familia y amigos.
— Biblioteca Nacional (@BNChile) October 15, 2024
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En Berlín Occidental, de 1979 a 1982 fue profesor de Guion Cinematográfico en la Academia Alemana de Cine y Televisión de esa ciudad. En 1981, conoció a quien sería su segunda esposa, la berlinesa de origen polaco Nora Preperski, madre de su tercer hijo. Allí también concibió la historia del cartero de Pablo Neruda, que lo hizo mundialmente famoso. Primero, la dio a conocer en una suerte de podcast para la radio alemana y luego como el guion de la película Ardiente paciencia, que dirigió Skármeta y se estrenó en 1983. Para la novela, de 1985 (y que comienza con un original prólogo), adoptó el mismo título, pero luego del éxito de la película de Michael Radford, Il postino, la novela pasó a publicarse como El cartero de Neruda. Fue traducida a varios idiomas y adaptada además al teatro y la ópera. En 2023, se estrenó en Netflix la tercera versión de la romántica historia, dirigida por el chileno Rodrigo Sepúlveda.
Antes del exilio, Skármeta dio clases de filosofía en la Universidad de Chile y en el canal de esa casa de estudios condujo el programa cultural Libro abierto. Publicó libros de cuentos, obras de teatro, novelas y libros para chicos. El director español Fernando Trueba adaptó la novela El baile de la Victoria al cine en 2009, y el director chileno Pablo Larraín, la obra de teatro inédita El plebiscito en la película NO, de 2012.
Cultivaba una original técnica novelesca. “Trabajo dos grandes versiones, una muy amplia, muy emocional, muy libre y antiintelectual -dijo a LA NACION en 2003-. Dejo pasar un tiempo y trabajo otra versión que es la novela de la técnica literaria. La idea es que lo que concebí primero pase fluidamente a través de la técnica literaria al espectador. Eso sucedió con La boda del poeta y con La chica del trombón, y es lo mismo que va a suceder con la tercera novela [El baile de la Victoria]”.
“Hay una literatura muy exquisita, sofisticada, que requiere de una complicidad activa del lector y que se ha transformado en éxito de ventas -reflexionó-. Hay un prejuicio bastante extendido y mecánico según el cual el escritor que vende libros es un escritor que debería estar en una categoría inferior en la escala de los genios. El escritor que vende menos libros es un escritor reconocido por un grupo académico de pares que se sienten habilitados para entender la obra de ese escritor y que reprocha a la cruel sociedad que sus libros no sean percibidos. En la sociedad hay cierto prestigio del escritor maldito que no transa y que aspira en el mejor de los casos al soliloquio, el refugio de la mujer amada y el texto disidente. Un artista escribe su obra desde lo más profundo de sus sentimientos, excita su imaginación para arrancarle luces novedosas y emplea su técnica para hacerla comunicable. Ahora, si el postulado implícito es que Gabriel García Márquez es un mero fabricante de chimuchina para consumo barato, entonces confieso que ya no sé con qué otros juicios argumentar. El hecho de que un libro sea best seller es una imprevisible contingencia posterior a su escritura. En Chile hay una tendencia a estereotipar todo”.
Skármeta regresó a su país en 1989. El escritor chileno Alberto Fuguet fue alumno suyo en un taller de escritura en el Instituto Goethe, en Santiago de Chile. “Me defendió cuando escribía mi novela en ciernes Mala onda, que fue muy criticada por los otros alumnos del taller -cuenta Fuguet a LA NACION-. El me redefendió y se la sugirió al editor argentino Ricardo Sabanes, a cargo de Planeta en Chile, al que le pasó el primer capítulo de la novela. Eso fue el inicio de que yo pudiera empezar a publicar”.
“Estoy muy triste -dice Fuguet-. Antonio Skármeta fue el escritor de la Unidad Popular, me atrevo a decir. Captó algo de la revolución, a nivel de su prosa; fue el primer escritor pop chileno, sobre todo con libros como El entusiasmo, que es muy raro que el primer libro de cuentos de un joven se llame así, y después Desnudo en el tejado [Premio Casa de las Américas en 1968]. Ahí está el famoso cuento ‘El ciclista del San Cristóbal’, sobre bicicletas y la ciudad; muchos de sus cuentos están ambientados en sus viajes. Era una especie de heredero de Jack Kerouac. A mí el Skármeta que más me interesa es el Skármeta chileno, tal como se puede hablar del Raúl Ruiz chileno y el Raúl Ruiz extranjero, me parece que el Skármeta que hay que recordar es el de los primeros libros, los que se escribieron con la energía de la Unidad Popular. No había nadie como él en América Latina: era alguien que no estaba interesado en formar parte del boom, que no estaba tratando de hacer la gran novela argentina, chilena, peruana, sino que escribía sobre personajes jóvenes secundarios. Le interesaba escribir sobre los lazos humanos, en primera persona más que en tercera, eso lo hizo ser un personaje distinto. No es un escritor político tradicional, sobre todo por su frescura, por su humor y por su sensualidad. La prosa de Skármeta en sus primeros libros es totalmente alucinante, que poco y nada tenía que ver con lo que se escribía en América Latina”.
“Conocimos a Antonio Skármeta junto con el periodista Alberto Perrone, en diciembre de 1969, en una luna de miel hippie -dice a LA NACION la escritora Josefina Delgado-. Habíamos tenido noticia del premio Casa de las Américas concedido ese año, en 1969, y fue así que lo buscamos en Santiago de Chile. Y con nuestras mochilas llegamos a su casa, en la que generosamente nos alojó varios días, durmiendo en un garaje con nuestras bolsas de dormir. Nos unió a él una amistad basada principalmente en lo que muchos jóvenes latinoamericanos compartíamos por aquellos años: el deseo de que nuestros países pudieran alcanzar una forma de vida mejor. Tanto sus relatos como sus posteriores novelas, principalmente Soñé que la nieve ardía y Ardiente paciencia, muestran a través de sus personajes esa búsqueda de justicia para el pueblo. El prologo de esta última es, sin duda, para todo aquel que quiere ser escritor, una conmovedora ya a la vez humorística manera de compartir sus sueños”.
Participó de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires en las ediciones de 1998, 2000, 2004 y 2007. “Conocí y traté a Skármeta cuando vino para ser jurado del Premio Literario de la Fundación El Libro, en 2017 -recuerda el escritor Oche Califa-. Lo escuché en un contrapunto con Abelardo Castillo que demostraba que ambo habían leído muy bien a los finalistas. Me di cuenta de su responsabilidad ante el compromiso adquirido”.
Obtuvo destacados premios, en especial a partir de la década de 1990, como el Premio Internacional de Literatura Bocaccio 1996 por la novela de aprendizaje de un adolescente exiliado, No pasó nada; el Premio Altazor 2000 y el Médicis Extranjero en 2001 por la novela La boda del poeta; la Medalla Goethe 2002, el Premio de Narrativa José María Arguedas en 2003; el Premio Unesco 2003 de Literatura Infantil y Juvenil en pro de la Tolerancia por La redacción; el Premio Planeta 2003 y el Municipal de Literatura de Santiago de Chile en 2004 por la novela El baile de la Victoria; la Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda en 2010; el Premio Planeta-Casa de América 2011 por Los días del arco iris y el prestigioso Premio Nacional de Literatura en Chile, en 2014. En Francia, fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y Letras, y en Italia, Comendador de las Artes y las Letras; Croacia le otorgó la Orden Marko Marulic.
Lamentamos profundamente la partida de Antonio Skármeta, escritor, Premio Nacional de Literatura y miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua.
— Academia Chilena de la Lengua (@achilenalengua) October 15, 2024
En la foto, Alfredo Matus entrega a Skármeta el diploma acreditativo durante su ceremonia de incorporación. pic.twitter.com/ZqF4M1Mej5
En 2015, ingresó como miembro de número en la Academia Chilena de la Lengua (con el discurso “Pedaleando con San Juan de la Cruz. Presencia en mi obra de la tradición literaria de la lengua española”) y dio a conocer su último libro, el volumen de cuentos Libertad de movimiento, cuyo título en cierto modo describe la divisa estética y existencial de Skármeta.
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