A los 78 años, murió el escritor y crítico literario Roberto Ferro
El martes había inaugurado unas jornadas sobre las vanguardias latinoamericanas en la UNA; discípulo de Noé Jitrik, su obra es vasta y su trayectoria, muy reconocida
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Consternación y sorpresa causó en el ambiente académico la muerte del profesor, escritor y crítico literario Roberto Ferro, uno de los organizadores de las jornadas sobre el centenario de las vanguardias latinoamericanas que él mismo inauguró con otros colegas el martes, en la sede la Universidad Nacional de las Artes. Falleció ayer a la madrugada, en su casa, a los 78 años. Había nacido el 25 de noviembre de 1944 en la ciudad de Buenos Aires. Doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador, se consideraba con modestia un discípulo del profesor y escritor Noé Jitrik, que falleció hace menos de un año en Colombia.
La obra de Ferro es vasta. Publicó los ensayos Lectura (h) errada con Jacques Derrida. Escritura y desconstrucción, La ficción. Un caso de sonambulismo teórico, El lector apócrifo, Sostiene Tabucchi, De la literatura y los restos, entre otros, y las novelas El otro Joyce, Fuera de foco, El pozo de Funes y Todo viene del pasado (estas dos últimas de 2020). Dirigió el imprescindible volumen dedicado a Macedonio Fernández en la Historia crítica de la literatura argentina, y estuvo cargo de las ediciones críticas de El caso Satanowsky y Operación Masacre, de Rodolfo Walsh, seguido de La campaña periodística, que compila la documentación y los artículos que conforman el corpus de Operación Masacre. Sus trabajos se tradujeron a varios idiomas. En 2014, recibió el Premio Konex en la categoría de ensayo literario.
Con gran tristeza despedimos al escritor y crítico literario Roberto Ferro (1944-2023), autor de títulos sobre Derrida, Walsh, Onetti, Fernández, entre otros. Participó y organizó numerosas actividades en Malba, entre ellas los cursos sobre Cortázar que recordamos especialmente. pic.twitter.com/VugXwG4Fws
— MALBA (@museomalba) September 28, 2023
“Fue profesor adjunto de Literatura Latinoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA durante largos años -dice a LA NACION la investigadora del Instituto de Literatura Hispanoamericana (ILH) María Fernanda Pampín-. En la misma casa, también se desempeñó como investigador en el ILH, donde participó activamente de diferentes actividades y publicaciones del brazo de su recordado amigo de la vida y la literatura, Noé Jitrik. Formó a varias generaciones de investigadores e investigadoras. Se especializó en las obras de Macedonio Fernández, Rodolfo Walsh y Juan Carlos Onetti, sobre el que publicó Onetti/La fundación imaginada. La parodia del autor en la saga de Santa María, que tuve el privilegio de editar en Corregidor. Fue también amante de la teoría crítica, y difundió muy especialmente la obra de Jacques Derrida, de quien tomó los conceptos de texto, escritura y libro, que aplicó en el análisis literario. Dictó cursos de literatura latinoamericana en varias universidades del exterior. Su obra crítica dialogó con otros nombres de la literatura universal: James Joyce, William Faulkner o Louis-Ferdinand Céline”.
“Primero fue la pérdida del maestro de maestros, Noé Jitrik, en 2022; ahora, la de Roberto Ferro, que partió en medio de las jornadas sobre las vanguardias latinoamericanas que él había organizado -dice la investigadora Liliana Reales, desde la Unversidad Federal de Santa Catarina (UFSC)-. Ferro construyó una carrera sólida como docente, investigador y autor de una gran cantidad de libros académicos y de ficción. Conquistó el reconocimiento de colegas, alumnos y lectores en el país y también en el exterior donde ofreció gran cantidad de cursos de posgrado, codirigió tesis, compartió saberes y biblioteca sobre la literatura argentina que conocía como pocos. En Brasil, desde donde escribo, estuvo en varias oportunidades, algunas de ellas en mi universidad, la UFSC, donde impartió cursos, participó en jurados y contribuyó en la formación de toda una generación de nuevos doctores que lo recuerdan no solo por sus conocimientos profundos, también por el legado ético, el compañerismo y la capacidad de conjugar solidez teórica, erudición y humildad. Noé y Ferro fueron amigos entrañables y el gran motor del excelente ILH de la UBA”.
El presidente del Centro PEN Argentina, el escritor y traductor Gabriel Seisdedos, describe a Ferro como “un hombre sabio y un amigo fiel de nuestra institución”. “Su impresionante trayectoria académica nunca lo hizo perder la calidez y humildad con la que nos acompañó en diferentes actos -agrega-. Extrañaremos sus consejos”.
Por último, para despedir al profesor y crítico, las investigadoras Vanesa Pafundo y Silvana R. López, que organizaron con Ferro las Primeras Jornadas “A cien años del nacimiento de las vanguardias latinoamericanas”, escribieron: “Bifurcaciones, intersecciones, restos, merodeos, aproximaciones, sobreescrituras, palimpsestos, desvíos, incesancia. Los textos como objetos sin clausura; las fisuras como puerta de entrada a significaciones inestables y en constante variación. Así pensaba y así también enseñaba a trabajar con y desde la literatura Roberto Ferro. Quienes fuimos sus estudiantes y luego nos convertimos en sus colegas aprendimos con él a entrenar el ojo para convertirlo en mirada estrábica, al acecho de un sentido siempre desplazado, resistente a la tranquilidad del trazo unívoco. Supo ser un gran maestro y construir en la duración de los vínculos con los otros, a través de un compromiso y una ética indeclinable, un legado imborrable: el de una biblioteca que nos permitió articular nuestra propia maquinita estrafalaria de lectura. Hasta siempre, querido maestro y amigo. Hasta siempre, ‘don’ Ferro”.