A los 74 años, murió la escritora Tamara Kamenszain
Fue una de las poetisas más destacadas de la literatura argentina contemporánea
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A los 74 años, en la ciudad de Buenos Aires y a causa de un cáncer, murió hoy la escritora Tamara Kamenszain. Había nacido en Buenos Aires en 1947 y su obra, experimental y vanguardista, abarcó la poesía, el ensayo y la narrativa. Estudió filosofía, fue periodista y docente. Fue una de las fundadoras de la Licenciatura en Artes de la Escritura de la Universidad Nacional de las Artes, donde se desempeñaba como asesora y profesora titular; por decisión personal, no aceptó el cargo de directora. Junto con Arturo Carrera, Osvaldo Lamborghini y Néstor Perlongher, integra la generación de poetas de los años 1970 caracterizados como “neobarrocos” (también como “neobarrosos”, al menos los rioplatenses). Vivió y trabajó en México durante cinco años, hasta que en 1984 regresó al país. “El mío fue un exilio elegido”, dijo. Por su obra, es una de las autoras más destacadas de la poesía argentina. Siempre estuvo atenta al trabajo de sus contemporáneos y, en los últimos años, prestaba especial atención a la escritura de las generaciones jóvenes.
Hace pocas semanas, había dado a conocer Chicas en tiempos suspendidos (Eterna Cadencia), un largo poema-ensayo sobre la literatura escrita por mujeres, la pandemia, la enfermedad y la muerte. “¿Y la enfermedad? / ¿Y la muerte? / De estos asuntos ya hablé en otros libros / y no me queda nada más para decir”, se lee en este recorrido por la obra de poetas y poetisas en lengua española. Kamenszain ensayaba una reivindicación de la palabra “poetisa” en su libro: “Por eso la poetisa que todas llevamos adentro / busca salir del clóset ahora mismo / hacia un destino nuevo que ya estaba escrito”.
“En esta cuarentena nadie me pide nada, ni siquiera yo misma me puse en situación de autoencargo, en la que me flagelo exigiéndome escribir -dijo a LA NACION en agosto de 2020-. Y parece que este nuevo estado de suspensión es el que deja afuera los parámetros de la profesionalidad: cuánto tiempo lleva escribir un libro, los tiempos de entrega, la cantidad de páginas”. Entre marzo y diciembre del año pasado, escribió su nuevo libro, donde aparecen varias “chicas”, como ella, de la poesía latinoamericana, como la uruguaya Delmira Agustini, y las argentinas Alfonsina Storni, Amelia Biagioni, Juana Bignozzi, Cecilia Pavón y Celeste Diéguez.
Después de la pubicación en 2018 de El libro de Tamar (Eterna Cadencia), donde narra en clave de enigma la coreografía amorosa con el escritor y crítico Héctor Libertella (su pareja por varios años y padre de sus hijos, Malena y el escritor y periodista Mauro Libertella), Kamenszain dio a conocer Libros chiquitos (Ampersand), donde establece un recorrido autobiográfico a través de su labor como escritora, periodista, lectora sagaz y gestora cultural (en el Centro Cultural Ricardo Rojas entre 1985 y 1989).
Publicó los ensayos El texto silencioso. Tradición y vanguardia en la literatura sudamericana, La edad de la poesía, La boca del testimonio y Una intimidad inofensiva. Los que escriben con lo que hay. Por La novela de la poesía. Obra reunida, obtuvo el Premio de la Feria del Libro de Buenos Aires al mejor libro publicado en 2012. También fue reconocida con el Premio Municipal de Ensayo, la beca John Simon Guggenheim, el Konex de Platino y la Medalla de Honor Pablo Neruda. En La novela de la poesía (Adriana Hidalgo) se reúne su obra poética -de diez libros, entre otros, La casa grande, El ghetto y El eco de mi madre-, donde conviven inflexiones tangueras y judío-porteñas, cultas y populares, elegantes y coloquiales.
Un poema de Tamara Kamenszain
Soñé con Arturo Carrera
es un amigo de mi generación literaria
me susurraba en italiano palabras al oído
era excitante.
Usted puede viajar a Italia a ver si ahí encuentra el amor
interpreta la analista buscando que acabe
la novela de mi vida para que por fin empiece
su realidad.
Arturo no era Arturo porque nunca
en los sueños los que vemos son los que vimos
y de mi generación literaria el pasado me impone
complicidades guiños contraseñas
que los que no estuvieron ahí
nunca entenderán.
Eso me obliga a hacer siempre el mismo recorrido:
psicoanálisis, literatura, teoría, política...
y aunque muchos jóvenes se fascinen con nuestra época
es un hecho que nosotros
tenemos la cabeza quemada.
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