A los 69 años, murió la intelectual y feminista antirracista bell hooks

Este miércoles, en su casa de Berea, en Kentucky, murió la escritora, feminista e intelectual estadounidense bell hooks. Tenía 69 años y estaba enferma de cáncer. Su sobrina, Ebony Motley, informó en un comunicado que la autora de ¿Acaso no soy yo una mujer? Mujeres negras y feminismo había estado acompañada hasta el último momento de amigos y familiares. Gloria Jean Watkins nació el 25 de septiembre de 1952 en Hopkinsville, Kentucky. Asistió a escuelas segregadas (para negros) en el condado de Christian; luego se formó en la Universidad de Stanford en California, obtuvo una maestría en inglés en la Universidad de Wisconsin y un doctorado en literatura en la Universidad de California en Santa Cruz con un trabajo sobre la obra de Toni Morrison. Adoptó el nombre de su bisabuela materna como seudónimo en letras minúsculas (a la manera del poeta estadounidense e. e. cummings) para enfatizar, dijo, la “sustancia de los libros” antes que su identidad.

El enfoque de su obra se centra en el cruce de las nociones de raza, clase y género, y el modo en que a lo largo del tiempo se producen y reproducen sistemas de opresión.

Publicó más de cuarenta libros y numerosos textos académicos, participó en documentales y dio conferencias en universidades y protestas públicas. Indagó los conceptos de raza, clase y género en la educación, el arte, la historia, la sexualidad, la familia, los medios de comunicación, y denunció el racismo y el sexismo que subyace en ciertas corrientes del feminismo. Teórica revolucionaria, unió su compromiso intelectual con la experiencia personal. Estudió las representaciones de las mujeres negras en películas y series, donde aparecían “devaluadas”. A lo largo de su vida, hooks combatió contra lo que denominó “un supremacismo patriarcal, capitalista y blanco” (que en años recientes quizás encontró su máxima expresión con Donald Trump en el poder en Estados Unidos). “El feminismo es un movimiento que pretende terminar con el sexismo, la explotación sexista y la opresión”, dijo. En español, se pueden leer Enseñar a transgredir, El feminismo es para todo el mundo y Teoría feminista: de los márgenes al centro.

En varias de sus obras (que incluyen libros para niños) destacó la importancia de la comunicación y la alfabetización para desarrollar comunidades y relaciones saludables que no se vean afectadas por la raza, la clase o las desigualdades de género. Entre sus influencias, se pueden mencionar los aportes de la afrodescendiente abolicionista y feminista Sojourner Truth, el pedagogo brasileño Paulo Freire (gracias al que creó el concepto de “pedagogía revolucionaria”), el teólogo y filósofo peruano Gustavo Gutiérrez, el filósofo Erich Fromm, la dramaturga Lorraine Hansberry, el monje budista Thich Nhat Hanh, el escritor afrodescendiente James Baldwin, el activista afrodescendiente negro Malcolm X y el luchador por los derechos civiles Martin Luther King. “Tenía una conciencia profunda de que las personas involucradas en las instituciones opresivas no cambiarían sus lógicas y prácticas de dominación sin involucrarse con aquellos que están luchando por una vida mejor”, declaró hooks sobre este líder pacifista.

En 2004, luego de dar clases en California y Nueva York, hooks regresó a Kentucky para enseñar en Berea College, y en 2010, creó en esa casa de estudios el Bell Hooks Institute, que alberga su colección de arte afroamericano contemporáneo, objetos personales y ejemplares de sus libros publicados en inglés y en otros idiomas. Al conocer la noticia de su muerte, el filósofo Cornel West escribió en su cuenta de Twitter: “¡Era un gigante intelectual, un genio espiritual y la más libre de las personas! ¡Nunca la olvidaremos!”.

“El afecto, sin embargo, no es el único componente del amor -se lee en Todo sobre el amor, publicado recientemente en el país-. Para amar de verdad tenemos que aprender a combinar varios elementos: cuidado, afecto, reconocimiento, respeto, compromiso y confianza, amén de una comunicación clara y sincera“. La autora remarcó que quería que su trabajo se orientara a la sanación. “Soy afortunada porque prácticamente todos los días de mi vida recibo una carta, una llamada telefónica de alguien que me cuenta cómo mi trabajo ha transformado su vida”, contó. Seguramente y gracias a su obra esas transformaciones seguirán ocurriendo.

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