A. F. Steadman: Cómo se construye a la nueva J. K. Rowling
La británica, de 30 años, tiene la misma edad que la autora de Harry Potter cuando escribió “La piedra filosofal”; dicen que firmó el contrato más caro para un debut editorial y que con su trilogía fantástica será un boom
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MADRID.– Nace un nuevo héroe, Skandar, un chico de 13 años, amable y valiente. Nace un nuevo mundo habitado por unicornios feroces. Nace también un nuevo fenómeno editorial llamado Annabel Steadman. Las comparaciones son odiosas, pero esta autora británica es señalada como la nueva J. K. Rowling.
Skandar y el ladrón del unicornio (editado en la Argentina por Salamandra) es la primera entrega de la trilogía de fantasía de esta escritora que batió un récord con la firma del contrato más suculento en su especie para un debut literario y es ya best seller en los Estados Unidos y en el Reino Unido. La primera entrega de la saga fue traducida a 38 idiomas y Sony compró los derechos para llevar al cine este universo de jinetes y criaturas mitológicas.
Steadman tiene 30 años, la misma edad que Rowling cuando terminó el primer manuscrito de Harry Potter y la piedra filosofal, en 1995. Sin embargo, la idea de esta mujer criada en los bosques de Kent maceró durante años, desde 2013, cuando apareció en su imaginación la posibilidad de que los unicornios no fuesen criaturas cándidas ni edulcoradas. En la portada de sus libros no aparece su nombre completo, sino que firma como A. F. Steadman, pero, a diferencia de J. K. Rowling, este lanzamiento literario está acompañado por una fuerte campaña de promoción.
Los jóvenes lectores le han dado pronto la bienvenida en los Estados Unidos, donde ya se ubica en el podio en su categoría, según The New York Times. En Gran Bretaña –donde salió primero en inglés, el 1° de mayo–, es el más vendido según The Sunday Times. The Guardian, a su vez, comparó el estilo de Steadman y su novela de aprendizaje con la misma saga de Rowling, así como también con la obra de Ursula K. Le Guin y de K. M. Peyton.
Simon & Schuster le pagó una cifra que no trascendió, con siete dígitos, y que aparentemente bien lo vale por el romance súbito entre la autora y el mercado. “Soy parte de la generación que creció con Harry Potter, que esperó en vano nuestras cartas de Hogwarts e hizo cola para recibir cada nuevo libro de la serie. Si la historia de Skandar puede inspirar aunque sea un poco de esa emoción en los lectores, entonces seré un autora muy feliz”, responde la escritora a LA NACION y admite la presión que ejerce y lo abrumadora que puede resultar esta comparación. “Después de todo, Skandar y yo apenas estamos comenzando nuestras aventuras juntos, mientras que Harry Potter es una franquicia establecida que existe desde hace mucho tiempo”, admite.
Steadman es cautelosa y humilde, pero otra de las grandes diferencias entre ella y Rowling es que pasaron cinco años desde que se publicó la primera novela de la serie de Harry Potter hasta su debut en el cine, donde la autora fue muy exigente con el guion. En cambio, en el caso de Steadman, a poco menos de un mes del lanzamiento de la saga de Skandar Smith Sony compró los derechos para realizar una película y ya tiene listo el guion para rodarla.
Paso a paso
La primera novela que escribió esta abogada graduada en la Universidad de Oxford era una ficción para adultos, pero fue rechazada. Durante años, atesoró en su cabeza la idea de un joven jinete llamado Skandar en un mundo de unicornios muy diferentes al que se representa en mochilas, cuadernos para pintar o remeras. “Vivimos en una sociedad en la que vemos miles de imágenes al día, en la televisión, en las redes sociales, y en la editorial estaban emocionados por encontrar un libro que los niños realmente pudieran «ver» mientras leían. Puede sonar extraño decirlo, pero también creo que lo compraron porque no es solo un libro sobre unicornios sedientos de sangre. Aborda la importancia de encontrar amigos que te acepten por lo que realmente eres, de amar a las personas incluso cuando es difícil, de hacer lo correcto incluso cuando da miedo. Y sobre todo se trata de amistad y trabajo en equipo, de cómo juntos siempre somos más fuertes”, ensaya Steadman su hipótesis.
Si en el primer borrador, de 2018, creó la mitología y las columnas del mundo que narra la trilogía, fue en 2020 que afinó el pincel en torno a la trama. El adolescente que se prepara para ser un gran jinete vive con su padre y su hermana Quena en Margate, muy cerca de donde se crió la autora, quien toma esta locación de existencia verdadera como inspiración. Su madre ha muerto. Así, durante el confinamiento por la pandemia, concluyó la novela. “Me sentí increíblemente afortunada de poder escapar al mundo de Skandar durante aquel tiempo, de estar rodeada de Skandar y sus amigos cuando las calles de Londres estaban vacías y tranquilas. Esto no quiere decir que debamos apartar la cara de las pandemias y la guerra, pero a veces, tanto para los adultos como para los niños, es necesario escapar a un mundo de fantasía para poder volver al real con energía renovada y resiliencia”.
Con la certeza de que una editorial la publicaría, comenzó una nueva y agitada instancia. “A través del proceso de edición me ayudaron a asegurar los cimientos de este mundo”, dice la escritora. “Una de las virtudes de Skandar es su valentía, no en el sentido tradicional: está asustado, inseguro de sí mismo y preocupado por más cosas de las que podría contar, pero a pesar de esto, supera sus miedos. Su otra virtud es su amabilidad tranquila y discreta que lo ayuda a darse cuenta cuando otros están sufriendo”, asegura la autora que crea además una isla secreta ubicada en el mar Irlandés.
La saga tiene, en cierto modo, elementos autobiográficos, admite Steadman. “Él tiene que ocultar algo elemental. Ciertamente aproveché mi experiencia de crecer como una niña con diabetes tipo 1. Con esa condición, debía recibir inyecciones de insulina varias veces al día y debía estar al tanto de mi nivel de azúcar en la sangre. Me la diagnosticaron a los 4 años y eso te hace sentir diferente. Aprendí a medida que crecí que no tenía que ocultar mi condición a mis amigos. Si realmente me amaban, me aceptarían por lo que realmente soy”. Además, si bien Steadman estudió en excelentes colegios –estuvo becada gracias a su gran desempeñó en coros–, tuvo una infancia de gran austeridad económica, como su personaje. Fue su madre, Helen, la primera persona a la que le dedica en libro en el epílogo, quien hizo malabares para brindarle un porvenir a Annabel y a sus hermanos Alex y Hugo.
La fantasía como género literario aún genera ciertos prejuicios, pero la autora considera que estas historias pueden construir una gran empatía: “Espero que el libro en el futuro pueda ayudar a los lectores que experimentan dificultades similares a las de Skandar y sus amigos”.
La cabalgata de Steadman ha comenzado con una gran polvareda y a gran velocidad. La carrera promete vértigo y aventuras.