A clase con Alessandro Baricco: la voz y la inteligencia del escritor italiano guían un viaje por la literatura en el Teatro Colón
El gran autor recibió a LA NACION en la sede de su escuela para conversar sobre su regreso a la Argentina, donde cumplirá el sueño de subirse a uno de escenarios líricos más importantes del mundo para hablar “Sobre el tiempo y el amor”; la enfermedad, la pospandemia, los libros, la fama, la democracia y la derecha en Italia
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TURÍN. - La cita con Alessando Baricco es poco después del mediodía en su oficina del primer piso de la Scuola Holden, que el famoso escritor fundó en 1994 en un antiguo edificio de ladrillos donde se fabricaban armas de guerra, y donde ahora jóvenes de todo el mundo aprenden el arte de la narración.
Sobre su enorme escritorio de madera ovalado hay libros de todo tipo y tamaño, CDs, una computadora, algunas botellas de cerveza y una de vino, todo muy en orden. En la biblioteca se ven varios de sus best-sellers, Seda, Novecento, La esposa joven, traducidos a varios idiomas y en diversos formatos. Por ejemplo, un Novecento en versión historieta de Topolino (como en Italia se conoce Mickey Mouse), colocado en un lugar destacado junto con otros objetos: dos pares de guantes de boxeo, un sombrero de ala ancha negro, un par de zapatillas, una tira de Snoopy.
De jeans, sweater azul y zapatillas, Baricco, que a principios de año asustó al mundo al anunciar que tenía leucemia y que se sometió luego a un exitoso trasplante de médula, asegura que está bien. Que tuvo suerte. En la entrevista con LA NACION no oculta su felicidad de poder cumplir su “sueño” de protagonizar en el Teatro Colón Sobre el Tiempo y el Amor, lo que él llama una “clase emocionante”.
Baricco, de 64 años, viajará a Buenos Aires, ciudad en la que estuvo muchísimas veces -adora América Latina- con su pareja, Gloria Campaner, conocida pianista que además hará una gira por Brasil y Uruguay. “Tendría que haberme quedado hasta su concierto en el Teatro Solís de Montevideo, que es el 26 de octubre, pero después, como tenía muchas cosas que hacer y es mejor no exagerar, volveré antes”, dice. En una charla amena, Baricco contó cómo surgió su pasión de dar “clases emocionantes” en grandes teatro de ópera, habla de la pandemia, del reciente Nobel de Literatura, de su relación con la fama y de la situación política actual de Italia donde en semanas asumirá un nuevo gobierno de derecha posfascista. Algo que para él no es ni preocupante, ni peligroso, sino que demuestra que en Italia hay una “democracia madura”.
-Lo que harás en Buenos Aires será tu primera salida pública después de la leucemia y el trasplante. Ante todo, ¿cómo estás?
-Bueno, en Italia volví a trabajar en septiembre. Pero sí, es lo primero que hago lejos, porque también estuve en España, pero es lo primero verdaderamente lejos de casa, lo que quiere decir que estoy bien. Que todo salió bien, que tuve suerte y que en este momento estoy en forma.
-Sos amante de la ópera, uno de tus primeros programas televisivos, en la RAI, era como divulgador de la ópera: ¿qué sentís en vísperas de subirte al escenario de uno de los grandes templos de la lírica como es el Teatro Colón para hacer tu espectáculo o... ¿cómo lo llamamos?
-Y, lo que hago no tiene nombre y en este sentido es muy interesante porque todas las cosas que no tienen nombre son interesantes. No sé, es una clase emocionante. Hay música, hay luces, hay algo de teatral pero no es teatro, al final yo estoy sentando en un escritorio y hablo.
-Vi en Youtube que hiciste algo parecido en el Palladium de Roma…
-Sí, empecé así y después, poco a poco, fui desarrollando un poco esta técnica y en Italia en un momento decidí hacerlo en los teatros de ópera: el San Carlo de Nápoles, la Ópera de Roma, donde me encontré muy bien. Fue de ahí que nació la idea del Colón. Porque es un teatro de ópera que yo adoro, en Sudamérica que es un lugar en el cual me encuentro muy bien, y en Buenos Aires, que es una ciudad literaria y también un poco europea, donde hay mucho interés por la cultura italiana. Así que concebí este sueño de hacer una gira por allá y gracias a mi productor, que es uruguayo, finalmente se dio. En verdad éste era un proyecto anterior a la pandemia.
-¿Entonces el Colón era un sueño desde hace tiempo?
-Sí, porque yo adoro los teatros de ópera y me gusta poder hablar en los lugares que adoro. En los teatros de ópera normalmente se canta, se toca, y lograr hablar, lograr hacer esta música especial que es la música de la voz y de la inteligencia, me fascina. Cuando vi que [el formato] funcionaba en Italia entendí que era muy apto porque es un espacio solemne, pero muy concentrado. El teatro de ópera tiene esa belleza que le da fuerza a todos, al público y a mí. Espero que funcione bien en la Argentina.
-¿Estás solo en el escenario, con un escritorio, una tablet y basta?
-Sí, pero en este caso también está una traductora con quien practiqué mucho y hacemos un ritmo muy especial que se vuelve un poco teatro, en verdad.
-¿Cómo llevás este hecho de estar solo en escena para un viaje a través de la palabra?
-Me encanta, es lo mío.
-Al margen de esa cosa literaria que tiene Buenos Aires y de su parte europea que mencionabas ¿qué te atrae de la Argentina, donde por otro lado tenés muchísimos fans?
-Creo que lo mío con la Argentina nace desde el momento que tengo una gran relación con América Latina. Es un continente fuerte, rico, rico de ideas, de intensidad, de vida. Por eso me siento muy bien. Además es un continente que me eligió a mí, es uno de los lugares donde más me aman: en Chile, en la Argentina, en Colombia, en Uruguay, también bastante en Brasil, aunque un poco menos. Pero al final me quieren más en Latinoamérica que en Inglaterra [risas]. Nos amamos. Yo los amo a ellos, ellos me aman a mí. Adoro el sur del mundo, pienso que en el sur del mundo se encuentran los mejores seres humanos.
-¿Y qué opinás de este papa argentino que vino del sur del mundo, que sedujo a uno de sus grandes maestros, Gianni Vattimo?
-Bueno, yo no formo parte de su grey. Pero desde afuera me parece un papa fantástico.
-¿Qué pasó con la idea de abrir una Escuela Holden en la Argentina?
-Teníamos una idea muy precisa de abrir una Escuela Holden en lengua española. En Sudamérica la ciudad ideal era Buenos Aires e incluso viajamos para ver la situación, pero al final decidimos hacerla en Madrid como puerta hacia Sudamérica, porque Buenos Aires presentaba problemas técnicos muy graves, entre los cuales tener que trasladar a mucha gente a vivir en Buenos Aires. Estábamos yendo a firmar el contrato de alquiler de una torre que habíamos encontrado en Madrid cuando llegó el lock down y quedó todo bloqueado por dos años. Después de la pandemia el mundo es distinto y para mí ese proyecto había envejecido veinte años en dos años, como pasó con muchas otras cosas, también con los humanos, así que no lo retomamos. Ahora estamos trabajando para abrirla en Francia, en París.
-¿Al final la pandemia nos hizo mejores o peores?
-Seguramente nos cansó más. Todos estamos más cansados y no estamos bien. Después, en algunas cosas nos hizo mejores probablemente, pero los chicos están mal, los adultos están mal, fue muy cansador. Harán falta algunos años para eliminar esta fatiga.
-El jueves pasado se anunció el Nobel de Literatura para Annie Ernaux: ¿qué te pareció?
-Muy bueno. Ella es una buenísima escritora, sus libros son libros de literatura bellísimos. En el mundo hay muchos otros autores buenos o más buenos que ella, pero me puse muy contento.
-¿Estás escribiendo en este momento?
-Sí, durante la pandemia no logré escribir mucho. No sé por qué, pero no tenía ganas. Después tuve la enfermedad por unos meses y ahora tengo una novela que empecé en 2019 y que creo que voy a terminar en el 2023, de la que no puedo decir nada.
-¿En qué alma te reconocés más, ya que sos escritor, pero también musicólogo, ensayista, guionista, actor?
-No me reconozco más en una cosa que en otra. Me parecen diversos modos de hacer lo mismo. Son como muchos gestos que al final componen un gesto único que yo hago que es contar, o hacer mapas del mundo interior o exterior. Me parece que hay mucha continuidad, que siempre hago una sola cosa, o la hago con las manos o la hago con los ojos cerrados o la hago corriendo, pero al final lo vivo como una única gran obra, más o menos linda.
-¿Es verdad que tocás todos los días cinco minutos de piano?
-Sí, toco todos los días el piano, mal.
-En la Argentina todos te van a preguntar ¿qué pasó en Italia con la victoria de Giorgia Meloni en las elecciones? ¿Te preocupa el gobierno que asumirá dentro de poco?
-No, no estoy preocupado. Hablando de política, Italia es un laboratorio muy brillante. Nosotros hemos producido Berlusconi mucho antes que Bolsonaro y Trump, somos los únicos que hemos producido un partido digital, el Movimiento Cinco Estrellas, fuimos los primeros de entre los países fuertes en tener en el gobierno a los populistas con la Liga y el Movimiento Cinco Estrellas… Por lo tanto, este país es mucho más veloz que otros y probablemente es mucho más apasionado de política. Ahora, son muchos años que este país quiere un gobierno de derecha, que no tuvo porque la centroizquierda trabajó tácticamente bien y logró postergar esto. Pero, aunque a mí me pueda resultar desagradable, este país va a tener ahora un gobierno de derecha y es justo que así sea.
-¿Hablabas de un laboratorio político brillante en Italia, pero no se puede pensar que también quizás es fruto de una decadencia cultural del país?
-Se puede pensar, pero para mí no es así. En nuestro país los poderes fuertes tampoco son tan fuertes, así que la expresión popular puede hacer más que en otros países y, por lo tanto, no debe interpretarse solamente como una señal negativa. Tengo estima de los italianos como electores, aunque muchas veces eligieron a personajes que no amo, absolutamente, comenzando por Berlusconi. Pero es errado pensar que los italianos son estúpidos cuando votan porque para mí, en cambio, son más apasionados, menos rígidos, con un tipo de elasticidad mental que al final premia tanto a la derecha como a la izquierda. Por eso, pienso que este es un país con una gran pasión política y no hay poderes capaces de frenar a estos experimentos que la panza del país quiere hacer. Para mí el espíritu verdadero de una democracia es este. Es decir, cuando una democracia es realmente fuerte, es capaz de poner en el gobierno una derecha posfascista en un país como Italia. Esto significa que es una democracia madura, sólida, que nosotros podemos hacerlo sin correr riesgos. No es el gobierno que voté o que me va a gustar, no es el gobierno que tiene los principios y los valores con los que yo me despierto por la mañana, pero es el gobierno que el país ha querido y serán años quizás desagradables, pero no peligrosos. Es una prueba de madurez de la democracia.
-Por suerte estás bien ahora, pero la enfermedad que tuviste, el miedo, la idea de la muerte, ¿puede ser que lleven esa pasión por narrar tuya a hacer algo de la denostada “literatura del yo”?
-No.
-¿Cómo es tu relación con la fama?
-Ahora es muy buena. Tuve momentos en los que tenía una popularidad fácil o quizás demasiado extendida; tenía 30 o 40 años, era menos sólido y entonces me creó algunos problemas, no muchísimos, pero algunos. Ahora lo vivo con gran placer, equilibrio, me gusta. Me gusta, no es de ningún modo un peso, es una suerte y le estoy agradecido a mi vida, a mi destino.
Para agendar
Sobre el Tiempo y el Amor. El miércoles 12 de octubre, a las 20, en el Teatro Colón, el escritor tomará dos hechos inconexos (la fallida fuga de Luis XVI y los días finales de León Tolstoi) para reflexionar sobre el significado del tiempo. García Márquez, Homero, Shakespeare, entre otros, también dirán presente. Entradas desde $1000 (paraíso de pie); entre $3000 y $4000 tertulias y galerías; entre $5600 y $8900 palcos altos y cazuelas; entre $19.200 y $22.800 palcos bajos y plateas.
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