A 20 años de Belleza y Felicidad, la farmacia de Almagro que se volvió cabaret artístico y enclave cultural
Heredera de la Galería del Rojas capitaneada por Jorge Gumier Maier en los años 90 y de los proyectos creativos de Sergio de Loof, Belleza y Felicidad (ByF) nació en 1999 en una esquina de Almagro. Veinte años después, sigue siendo materia de debates, memorias y homenajes festivos, como el que tuvo lugar hasta el domingo en Casa Brandon, en la ciudad de Buenos Aires, y el que se desarrolla en Factor C Espacio de Encuentro, en Bahía Blanca, donde se exhibe Bahía Belleza. A 20 años de Belleza y Felicidad con publicaciones, fotos, obras y objetos que los bahienses tenían en sus casas y acercaron para enriquecer la muestra. El espíritu comunitario de ByF viaja e inspira nuevas propuestas.
Dos jóvenes amigas, la escritora y traductora Cecilia Pavón (Mendoza, 1973) y la poeta, narradora y artista Fernanda Laguna (Buenos Aires, 1972), alquilaron el local de lo que había sido una tradicional farmacia de barrio en la esquina de Acuña de Figueroa y Guardia Vieja. "Poco glamorosa una farmacia, pero bueno –dice Laguna–. Las primeras muestras que hicimos fueron de Mariela Mémoli y Diego Gravinese, y la última, de Mildred Burton".
Todo por $2 y amor al arte
Las socias aprovecharon hasta el último metro cuadrado de ese espacio (subsuelo y pequeño patio incluidos) para organizar lecturas, exponer chucherías, dibujos y pinturas a bajo costo y vender las primeras plaquetas de poesía y narrativa publicadas por el sello homónimo. Cada libro de ByF venía envuelto en un sobre de nailon con un juguete minúsculo de regalo. A medio camino entre los comercios de "Todo por $2" y el cabaret artístico, ByF dejó su huella en el mapa cultural.
"Con Fernanda nos conocimos a través de la poesía –recuerda Pavón–. Yo iba al taller de Arturo Carrera y él me mostró un poema de ella sobre Xuxa que me encantó. Un día, Fernanda me tocó el timbre de casa y me trajo un librito de poesía escrito e impreso por ella. En esa época yo salía todos los días con Sergio de Loof, que tenía el bar Remis París, y él me propuso que hiciera una muestra con ella". Pavón invitó a Laguna a exponer y, a modo de catálogo, escribieron juntas un diálogo que llevaba como título la palabra "fácil" (que podría ser una de las divisas del método ByF). "Ese minicatálogo, obviamente fotocopiado, estaba dedicado a Sergio King of Beauty and Happiness. De ahí surgió el nombre de Belleza y Felicidad", concluye la autora de Once Sur.
Mientras Laguna desarrolla sus acciones artísticas y sociales en Belleza y Felicidad Fiorito, en Villa Fiorito, el próximo jueves el "rey" De Loof inaugurará la muestra ¿Sentiste hablar de mí? en el Museo Moderno (avenida San Juan 350) y, en diciembre, Pavón cortará la cinta de Microcentro. Oficina de Poesía, en el 4° piso de 25 de Mayo 158, un nuevo espacio dedicado a la felicidad de las palabras. El arte, igual que el tiempo, no para.
Vanguardistas sin dinero
A medida que el país se degradaba en los vaivenes de la crisis, ByF convocaba a público y artistas de todas las edades y se transformaba en un oasis de arte, poesía y amistad. Unos jóvenes Adrián Villar Rojas, Alberto Goldenstein, Cecilia Szalkowicz, Flavia Da Rin, Marcelo Pombo, Gastón Pérsico, Guillermo Ueno, Daniel Joglar y Mariela Scafati, entre muchos otros, expusieron pinturas, fotos y collages, realizaron performances y vendieron obras a precios irrisorios en ByF. Y en las publicaciones, que guardaban semejanzas con la literatura de cordel y los fanzines, se dieron a conocer poemas y relatos de Gabriela Bejerman, Esteban García, Daniel Link, Pablo Pérez, Dalia Rosetti (heterónimo de Laguna) y César Aira. Hasta 2001, se editó una revista: Belleza y Felicidad, con textos, fotos e ilustraciones de Pavón, Laguna y amigos de la casa.
"Nosotras escribíamos a la mañana y publicábamos a la tarde. Era como un fotolog, aunque el fotolog apareció después", declaró Laguna en una entrevista. En su ensayo Desbunde y felicidad: de la Cartonera a Perlongher, Cecilia Palmeiro señaló que el "énfasis en el modo de producción como un posicionamiento político frente al mercado editorial y a las instituciones culturales resultaron fundamentales para Belleza y Felicidad". Vanguardistas sin dinero, Pavón y Laguna se desentendieron de los lujos del mecenazgo e hicieron que la poesía y el arte fueran baratos en una época de privaciones, como la del período que siguió a la crisis de 2001. ByF cerró sus puertas en 2007.
Años atrás, varios críticos (en su mayoría varones) habían calificado el proyecto de ByF de pueril, frívolo e intrascendente. Se señalaba, además, una presunta falta de compromiso social. No obstante, visto desde el presente, es innegable que en ByF germinaron obras de artistas y escritores que, quizás sin un programa político definido, alumbraron con irreverencia y sensibilidad causas como el feminismo, las reivindicaciones LGBT y cierta alergia a la rentabilidad económica. En un poema de 1999, Laguna parece responder por anticipado a esas objeciones: "Revolución, ¿de qué?/ Ahora estoy un poco ocupada/ con el negocio/ pero ya llegará sola".
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