266 “microdosis” de Bolaño: consagrados y debutantes le rinden tributo al escritor, en un libro que se puede leer como el I Ching
El volumen, que se presentó en la Feria de Editores, reúne escritos de autores nacionales y extranjeros como Martín Kohan, Rodrigo Fresán, Fernanda García Lao, Elena Medel, Brenda Navarro y David James Poissant
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Uno de los best sellers de la reciente Feria de Editores fue un volumen de tapa blanca con una enigmática cifra en color negro: 266. Debajo, en letras minúsculas, el subtítulo Microdosis de Bolaño. Publicado por el sello La Conjura, el libro reúne 266 miniensayos, poemas y testimonios de escritores, periodistas y editores (en su mayoría hispanoamericanos) sobre la literatura y la figura de Roberto Bolaño (1953-2003), autor de la novela póstuma 2666.
Entre muchos otros, participan de 266 microdosis de Bolaño Fernanda García Lao, Rodrigo Fresán, Daniel Guebel, Martín Kohan, Mariana Travacio, Tomás Downey, Mariano Quirós, la ecuatoriana Mónica Ojeda, las mexicanas Gabriela Jáuregui, Dahlia de la Cerda y Brenda Navarro, las españolas Elena Medel, Luna Miguel y Elvira Navarro, los chilenos Alberto Fuguet y Matías Rivas, la peruana Gabriela Wiener, la venezolana Keila Vall de la Ville, el estadounidense David James Poissant, el uruguayo Ramiro Sanchiz y la boliviana Giovanna Rivero.
“¿A quién le pertenecerá Bolaño, quién se sentirá interpelado por su literatura? ¿A la casta de escritores-estratega? ¿A los cultores del realismo latinoamericano? ¿A aquellos para quienes el lenguaje es solo un vehículo para transmitir ideas de mediano impacto?”, se pregunta en su microdosis crítica el escritor y académico Daniel Link. “Si Los detectives salvajes se hubiera escrito en 2024 podrían sentar a Bolaño en el banquillo de los acusados, junto a TikTok e Instagram, por la adicción que causa su diseño en lxs jóvenes, así como la alteración en la forma en que se perciben”, conjetura la escritora peruana Tilsa Otta.
“La idea del libro vino primero como un juego de palabras, o de números en este caso -dice a LA NACION el editor Patricio Cero-. Apareció de golpe: supe que iban a ser 266 textos, que iba a ser un texto por autor y que ese texto no tenía que excederse de una página, por una cuestión operativa. También supe de inmediato que esos textos se iban a ordenar alfabéticamente, porque era la forma más simple. Quería intervenir lo menos posible, apenas como un conjurador. Solo quise poner la máquina a funcionar, lanzar la búsqueda y no condicionar de ningún modo a los autores salvo con la consigna: Bolaño”.
El libro se hizo vía mail. “Comencé con autores amigos. Les pedí que escribieran un texto de cien palabras, sabiendo que me mandarían doscientas, límite que calculé real para cumplir la consigna de un texto por página. Esos primeros autores me remitieron a los otros. Y esos otros, a los otros”, sintetiza. El libro, con ilustraciones de Rep y el español Ignasi Blanch, entre otros, cuesta $ 18.000.
“Se formó un grupo heterogéneo, con materiales provenientes de veintiséis países, algunos de autores consagradísimos, otros de debutantes -dice Cero-. Para mí era importante configurar un plantel variado de textos que celebraran a Bolaño, pero también con otros que lo discutieran, porque no hay nada más aburrido que un libro de elogios”.
Libros al borde los libros
El editor intuye que con 266 microdosis de Bolaño podría haber inaugurado una colección. “Bien podría venir alguien más a buscar otros 266 que digan otras 266 cosas. Fue sencillo: Bolaño es un autor que inspira, a la manera de los espíritus inapelables. Se inocula. Hace escribir”.
“Buscamos aparatos que admitan muchos tipos de lecturas -explica Cero-. 266 microdosis de Bolaño es un paso más hacia ese desbarajuste: un libro sin género, o único en su especie, que no termina de encastrar en ningún lado. Se puede leer como el I Ching o como el tarot. Se puede leer como una novela, de punta a punta. Como en el cuento de Ricardo Piglia, ‘La loca y el relato del crimen’, hay que buscar el mensaje en la originalidad breve que al pasar aparece. Aunque probablemente no haya mensaje, sino solo libros, y la melodía de las formas”.
La Conjura se creó en 2022. “Recién en 2023, con la aparición de Aira o muerte, de Daniel Mecca, empezamos a perfilar una idea de catálogo -concluye el editor-. Buscamos producir libros que jueguen al borde de la literatura y, cada vez más, al borde de los libros. Por eso en 2023 publicamos Adentro y afuera con los Fogwills, la desgrabación de una conversación de 1993 en la que Fogwill le corrige un cuento a Nielsen de punta a punta. Para complementarlo creamos a Botwill, un bot que corrige textos al estilo de Fogwill”.
Cinco microdosis de Bolaño
La parte del universo
Nicolás Artusi (1976). Argentina
A contramano del berretín actual por el multi-verso (Bolaño también fue un denunciante temprano del chamuyo narrativo), lo suyo fue singular: un uni-verso propio. Si es cierto que todas las cosas de este mundo, incluso las más grandes, comparadas con el universo en realidad son chiquititas, entonces no hay historias mínimas. En su cosmogonía, cada suceso (y suceso en el sentido de hecho, no esa derivación exitista del success inglés) merece un espacio único, como si creyera que cuando uno está en Barcelona, aquellos que están y que son en Buenos Aires o el DF no existen, y lo mismo pasa en Santa Teresa o Twin Peaks, ciudades inventadas con consistencia real, en las que cabe una sola pregunta: “¿Quién mató a…?”.
No
Jorge Carrión (1976). España
Conocí fugazmente a Roberto Bolaño en un tren entre Barcelona y Blanes, hace más de veinte años. Yo me bajé a medio camino, en Mataró, no sin antes invitarlo a que diera una charla en una librería de esa ciudad con la que yo colaboraba. Me dio su email y su teléfono. Le mandé tres emails; solo me respondió el tercero: “Carrión: mi respuesta es no”. Aún está su número anotado en mi agenda telefónica, que dejé de utilizar cuando nacieron los teléfonos móviles. Nunca lo he llamado, porque no sabría qué decirle.
Miércoles 6 de marzo
Álvaro Bley Banda (1990). Chile
En Barcelona hay un infrarrealista. Me dijeron vamos a buscarlo, tiene una librería anarquista, ¡y es uruguayo! Inventé una excusa para quedarme en mi cama, con la carita haciéndole un tortazo a la almohada. No me gusta que la literatura pueda ser real
Poética de la barbarie
Mónica Ojeda (1988). Ecuador
Roberto Bolaño hizo un importante y revelador giro en la narrativa de la violencia que Latinoamérica venía cultivando desde hacía décadas. Sus cuentos y novelas comienzan en espacios de intelectualidad -talleres literarios, universidades, estudios de arte- y acaban sumidas en la violencia más atroz, más inaprensible. En su literatura la violencia surge en medios y con personajes de “la alta cultura”, y son ellos los que se inscriben a una poética de la barbarie.
Bolaño lee a Wilcock
Guillermo Piro (1960). Argentina
Me gusta –se dijo Bolaño, en voz alta pero hablando para sí– este modo saludable, irrespetuoso y voluble de tomarle el pelo a Borges. Y no solo a él. Si hiciera algo parecido me centraría en escritores nazis inexistentes en América, pero a todas luces existentes. Adoptaría su punto de vista, es decir, hablaría de seres infernales desde el centro mismo del Infierno. Pensaría un título que tuviera cierto desapego con el objeto, algo que sonara a ensayo académico, pero que fuera en realidad una usina de delirios –cosa que a veces los ensayos académicos son.
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