Shila Vilker: “Massa no revirtió la desconfianza pero la necesidad de alianzas hace estallar la noción de ‘panqueque’”
¿Por qué Milei perdió votos en los últimos días antes de la elección? ¿Cómo es que Massa tiene tanta imagen negativa pero tiene chances electorales? Las respuestas de la especialista
“El voto en blanco tiende a ampliar las diferencias entre el primero y el segundo”, afirma. “Hubo un proceso fenomenal de crecimiento de Sergio Massa al mismo tiempo que una baja de Milei, casi en espejo. Esa migración de votos se dio después del cierre de campaña de Milei”, describe. “La presunción de que todo el voto de Larreta se iba hacia Massa no funcionó así para nada”, sostiene. “La elección se va ordenar por los rechazos: el que ve en Massa un ultrakirchnerista inaceptable, va a votar a Milei sin discursos sobre Milei sino con un discurso sólido anti Massa. Y, lo mismo, Massa va a capitalizar un voto que va a ser una crítica muy fuerte a la figura de Milei tratando de no pensar mucho sobre Massa”, analiza.
“Cuando Bullrich estaba con estrella, que fue cuando disputaba la interna, cuando Larreta sumó a dirigentes, dijo: “sumó dos votos”. Creo que algo de eso hay”, señala en relación al apoyo o la neutralidad de la dirigencia de Juntos por el Cambio en el balotaje y el impacto que puede tener en el voto. “En el peronismo, comparando con 2019, hay un impacto de la economía y pérdida de votos”, asegura y diferencia: “Contra las PASO, Sergio Massa ha hecho una elección realmente inesperada”. “El voto que fugó de Milei tuvo una preferencia por Massa bajo el argumento de mal menor o malo conocido”, detalla. “En la primera vuelta, hubo un adelantamiento de un comportamiento muy similar al balotaje”, comenta. “En el rechazo a Milei, apareció un principio pragmático en la sociedad”, destaca.
“Los que más fácilmente se alejaron de Milei fueron los últimos en llegar a Milei: mujeres y adultos”, precisa y sigue: “Milei sigue teniendo una fuerte adhesión en jóvenes y en hombres”. “Tanto el caso Chocolate como el caso de Insaurralde pegó cero en el resultado”, dice y detalla: “Ambos casos no dañaron la preferencia electoral por Massa”. “Milei tuvo el mismo porcentaje que en las PASO, pero no los mismos electores”, aclara. “Bullrich tuvo un problema importante para fidelizar la totalidad del voto de Larreta”, sostiene. “El votante que enfrenta una contradicción más compleja definirá su voto en la última semana”, plantea. “La decisión del que no definió su voto se ordena por mal menor”, sostiene. “Los tres principales candidatos que tuvo esta elección expresan una forma del cambio”, analiza.
“El cambio de Milei pone en juego todos los consensos aceptados”, desarrolla. “El posicionamiento de Massa es realmente muy de centro”, opina. “La campaña ha sido muy eficiente en deskirchnerizar a Massa”, agrega. “El tema son los electores que están a caballo de dos mundos tanto por la positiva como por la negativa”, explica. “La elección se va a ordenar por los rechazos”, anticipa. “Las campañas de cara a la elección general mostraron mucho del orden de lo político”, reflexiona. “La campaña de Bullrich tuvo mucha dificultad para encontrar un camino y un adversario”, opina y compara: “La campaña de Massa logró transmitir autoridad”. “Massa hizo una buena campaña centrada en la gestión y en los errores de los otros”, señala. “Massa ignora deliberadamente los datos que podrían ser un activo de su gestión”, continúa. “El voto Milei tuvo mucho de fenómeno de hechizo”, afirma. “Massa genera desconfianza, pero construye autoridad”, sintetiza. “Más que kirchnerismo y antikirchnerismo, esta campaña discutió astucia vs torpeza”, concluye.
La directora de la consultora Trespuntozero, Shila Vilker, estuvo en La Repregunta. Su consultora fue una de las pocas que logró anticipar la sorpresa de la recuperación de Sergio Massa en la primera vuelta y la derrota de Patricia Bullrich.
¿Por qué Milei perdió votos en los últimos días antes de la elección? ¿Cómo es que Massa tiene tanta imagen negativa pero tiene chances electorales? ¿Los votantes de Larreta en la interna traicionaron a Bullrich? ¿Qué tiene el votante de cara al balotaje? Vilker hizo su análisis. Aquí, la entrevista completa.
¿Miedo a Massa o miedo a Milei? ¿Cuánto pesa la crisis económica en la elección? ¿En dónde se equivocó Milei?
–Primera cuestión: sorpresas electorales, para entender qué está pasando en la Argentina a la hora de votar. Hay una comparación de esta elección con otras elecciones pasadas y las crisis económicas. Por ejemplo, la hiperinflación de Alfonsín, que impactó directamente en el fin anticipado de ese gobierno y en el resultado electoral, con el triunfo de la oposición, en aquel caso, Carlos Menem. ¿Por qué en esta elección la situación económica crítica, y cuando también se alerta sobre el riesgo de una hiper, no impactó en Sergio Massa en la elección general?
–Depende de a qué llamamos “impactar” porque en el peronismo, comparando con 2019, hay un impacto de la economía: se ve efectivamente en que hay una pérdida de votos, hay fuga de electores, hay decepción. Depende contra qué se hace la comparación. Contra las PASO, Sergio Massa ha hecho una elección impresionante. Es una elección realmente inesperada, a tal punto que, te diría, es contra intuitiva. Para nosotros, también era un desafío: “está arriba, ¿será así? Lo vemos arriba, lo vemos creciendo”. Fue un crecimiento que se dio, sobre todo, los últimos días de la campaña. En el grueso de la campaña tuvimos un fenómeno de emparedamiento, de acercamientos. Pero los últimos días de campaña, en los últimos tres o cuatro días, hubo un proceso fenomenal de crecimiento de Sergio Massa,al mismo tiempo que una baja de Milei, casi en espejo. Fue casi como una especie de pendularización del comportamiento electoral. Esa migración de votos se dio después del cierre de campaña de Milei.
–Después de ese cierre del miércoles en el Movistar Arena, con las imágenes de explosiones y de derrumbes.
–De destrucción, de implosión, de explosión, los cantos, los saludos, las declaraciones sobre romper relaciones con el Vaticano. En esos mismos días también estuvieron las declaraciones de (Lilia) Lemoine sobre la paternidad. Todo eso fue una especie de clímax de esta puesta en duda hasta de todos los consensos conocidos.
–Si en esa última semana antes de la votación, Milei y sus distintos voceros hubieran canalizado sus declaraciones por vías más razonables y si ese cierre de campaña no hubiera sido tan espectacularmente estrafalario, ¿el resultado de la elección general podría haber sido otro?
–Muy probablemente. Hay algunas cosas que ya se venían insinuando pero creo que los hechos de esa semana aceleraron la decisión de fuga de votos. Lo que encontramos en términos cualitativos respecto de esa fuga fue algo bastante consistente, una recurrencia en las respuestas: una preferencia por Massa bajo el argumento de mal menor o malo conocido, que en realidad es un argumento muy típico de balotaje. Se dio una especie de aceleración o de adelantamiento de un comportamiento muy similar al balotaje. Otro razonamiento que aparecía en las respuestas, una cosa que a nosotros nos sorprendió, fue la idea de lo impracticable y el universo de la fantasía respecto de las ideas de Milei. Es interesante lo de impracticable. Porque son ideas que se discuten pero apareció un principio pragmático en la sociedad: ¿esto se puede llevar a cabo o no?
Miedo conocido vs miedo por conocer. ¿Quiénes se alejaron del voto Milei? ¿Por qué?
–¿En qué sectores sociales y en qué edades se dio esa reacción? ¿Cuál es la gente que valoró un miedo conocido, el de la crisis económica de Massa, con la idea de mejor eso antes que un miedo por conocer?
–Un malo conocido…
–Pero también implica un miedo.
–Sí, también. Es interesante lo del miedo por conocer.
–Un miedo conocido son las crisis económicas: sabemos, después se sale. Un miedo por conocer es el que dispara Milei, que es de otro tipo. ¿Eso pesa distinto en términos de sector popular versus clase media?
–Sí, nosotros vimos que pesa distinto. Los que más fácilmente se fueron y se alejaron de Milei fueron los últimos en llegar. ¿Y quiénes fueron los últimos en llegar? Las mujeres y los adultos. Es decir que Milei sigue teniendo una fuerte adhesión en los jóvenes y en los hombres. Los segmentos que se fueron incorporando o adhiriendo más tardíamente fueron los que más tempranamente se fueron desprendiendo. El susto o el miedo pegó sobre todo en los segmentos de clase media, en mujeres y en adultos: esa sería la caracterización de la población. Obviamente, estamos caracterizando un universo de tres de cada cien electores nacionales. Lograr esa hiper precisión es difícil pero, en general, cuando hacés el análisis de quiénes son, coinciden con esto, con lo cual vemos más o menos corroborada la hipótesis de que los últimos en llegar son los primeros en irse. Tienen un vínculo de menor tiempo con el candidato: llegaron más tarde, lo vieron más tarde, tienen más dificultad para elaborar y procesar sus formas expresivas, esas formas totalmente volcánicas. Para los jóvenes por ahí es natural porque han crecido en el universo digital donde la interacción es siempre al fleje. Parecería que forma parte del trato y de la vida cotidiana y de las formas de vinculación. Eso se vive como algo del orden de lo auténtico cuando para los adultos puede expresar algo así como una amenaza a la convivencia.
–Claro, los jóvenes tramitan la agresividad casi como una especie de chiste y después, en la vida real, se canaliza en una normalidad social que no condice con lo que sucede en las redes sociales.
–Un poco chiste y un poco naturalización de una de una nueva forma de trato entre las personas y, también, respecto de qué vale y qué no vale en política.
Massa y la pérdida histórica de votos peronistas. ¿Cuánto peso Chocolate y el Yategate?
–Hablas de las mujeres, los adultos como los sectores que se alejaron de Milei. También podrían ser los sectores populares, porque la elección de Axel Kicillof fue muy contundente,y sobre todo en el conurbano bonaerense donde se especulaba que el escándalo de corrupción de Insaurralde iba a impactar particularmente. ¿Qué pasa en los sectores populares? ¿Viran decididamente hacia Massa ante esta contundencia de Milei en su cierre de campaña?
–Hay muchas cosas ahí. La primera es tanto el caso Chocolate como el caso Insaurralde, el yategate. Eso pegó cero en el electoral oficialista, no lastimó ni dañó la preferencia electoral por Massa.
–Sin embargo, usted señalaba que esa base histórica del peronismo quedó todavía más reducida en esta elección en comparación con 2019.
–Sí en comparación con 2019. Pero estamos hablando de cómo venía la evolución del voto en esta elección, cuando irrumpe el caso. En esa semana de desarrollo del caso, no vimos impacto en el oficialismo. Sí vimos que para la oposición generó discursividad, casi como un nuevo capítulo. Entonces no es que fue un caso totalmente intrascendente. Fue muy trascendente para la oposición, pero con impacto cero. Estamos ante un tipo de electorado totalmente inmunizado e indiferente a los casos de corrupción. Hubo irrupción fuerte pero sobre todo en la oposición, no en el oficialismo: hubo un impacto desigual del caso. Por eso decimos impacto electoral cero pero no impacto social cero, ni impacto discursivo cero.
–Ahora, en el caso de Milei, retuvo el mismo porcentaje de votos de las PASO a la general: 30 por ciento…
–Retuvo el mismo porcentaje pero no son los mismos electores. De acuerdo con lo que podemos leer en cómo iban migrando los votos de un lado a otro, el primer espacio que sufrió una dificultad fue el espacio de Juntos por el Cambio, que enfrentó una migración importante de votos hacia Milei. Por supuesto, Bullrich tuvo un problema importante para fidelizar la totalidad del voto de Larreta. Sólo fideliza seis o siete de cada diez electores. Ahora, a Massa iba solo uno. Nosotros caracterizábamos a ese lector como un electo, primero, opositor y luego, moderado. La presunción de que todo el voto de Larreta se iba hacia Massa no funcionó así para nada.
¿Cómo se mueven los votos? ¿De Larreta a Massa o no? Los argentinos ante el balotaje
–¿Los votos de Larreta en la interna fueron a Milei?
–Seis de cada diez, a Bullrich. Dos de cada diez, a Milei. Uno de cada diez, a Massa. Ahí tenés nueve. Y uno que estaba en la indecisión.
–Interesante eso: aún en el voto de Larreta, primero la oposición como rasgo y después, la moderación. ¿Cómo puede jugar esa dupla oposición - moderación en el balotaje entre quienes no votaron ni a Massa ni a Milei en la primera vuelta?
–Creo que son electores que están en una gran dificultad.
–¿Son más opositores que moderados?
–La decisión para esos electores tiene dos tiempos. Hay algunos electores que son francamente opositores al universo peronista, kirchnerista, oficialista que no tienen ninguna duda y toman la decisión ahora. También hay algunos electores que tienen tal horror por la figura de Milei o alguna de las formas del rechazo extremo por la figura de Milei que toman la decisión muy tempranamente. Pero hay un segundo tipo de lector que está habitado por una contradicción un poco más compleja: está entre la bronca con el oficialismo y el miedo por Milei y todavía no decanta una u otra; está entre la adhesión a ciertos valores que expresa el oficialismo y, al mismo tiempo, el rechazo a la continuidad de un proyecto o de un modelo: o no quieren nada de lo que representa el oficialismo pero los valores que expresa Milei les resultan revulsivos. Esas personas están totalmente demediadas. Van a van a tratar de postergar su decisión lo más que puedan. Probablemente, a esa gente la veamos decidir la última semana, haciendo una especie de evaluación de todo lo que vio en la campaña.
–En este caso, el debate va a ser muy importante.
–Muy importante. Esta campaña va a tener dos momentos de máxima exposición, de máximo alcance. Uno fue el domingo a la noche, con los discursos de los búnkers. Es como poner la piedra fundacional, la inauguración del nuevo ciclo, que empieza a mostrar cosas. Y después, hay otro momento de gran exposición, que es el debate. En el medio, en la campaña pasan cosas, por ejemplo, las discusiones dentro de los espacios. Pero eso acelera la decisión en el último tramo. Y en este caso probablemente sea todavía más en el último tramo, porque es una decisión muy difícil de tomar. Para el votante que está realmente dudoso entre Massa o Milei, que tiene argumentos por la negativa para uno y por la negativa para el otro, la pregunta es cuál de esos dos argumentos va a primar. Porque la decisión se va a ordenar por el mal menor.
Massa vs Milei y las lógicas del “mal menor” y “el cambio”, la clave del balotaje
–Dentro de Juntos por el Cambio, se dio toda esta semana una discusión en torno a si Milei puede garantizar el cambio que Patricia Bullrich representó en la elección. Esa fue la interpretación de Bullrich el miércoles, cuando anunció el apoyo a Milei. Ahora, ¿no hay ahí una simplificación de la noción de cambio? ¿El votante de Juntos por el Cambio no quiere cualquier cambio sino un cambio republicano que Milei no garantiza del todo?
–El gran consenso de la sociedad argentina en este 2023, ni siquiera dijo en esta elección, es “esto así no puede seguir”. En realidad, la demanda de un nuevo inicio, de un nuevo ciclo, de un reseteo muestra que los tres principales candidatos que tuvo esta elección, los tres, cada uno a su modo, expresaba una forma de cambio. El cambio se abre como una posibilidad pero tiene una forma difusa. Hay una idea de que hay un cambio más extremo más, el “salto al vacío”, idea que Milei discute. Por lo menos, es un cambio que pone en juego todo lo conocido, todos los consensos aceptados. No te estoy diciendo los consensos sobre derechos humanos, que por supuesto pone en juego, sino consensos básicos sobre la paternidad,sobre la religión, sobre la venta de órganos, la integridad del cuerpo, o sea, cosas muy básicas de cómo debe ser la convivencia en sociedad.
–Hay un paraguas de cambio debajo del cual se pueden ubicar los candidatos. Massa hablando de la voluntad de unidad y de recuperación de consensos contra un kirchnerismo que hegemonizó, se polarizó y deslegItimó al otro político. Este es el nuevo planteo de Massa, muy discutible, por supuesto, porque es parte ha tenido su rol muy protagónico en esa fuerza política. Pero es su discurso político y su presentación ante la sociedad para competir en estas elecciones. ¿Cómo pesa la contradicción entre ese mensaje de Massa y el tipo de campaña que hizo a la hora de aprovechar los recursos del Estado, que muy cuestionado por eso?
–El posicionamiento de Massa es un posicionamiento realmente muy de centro. Retoma aspectos del planteo kirchnerista y los refuncionaliza. Por ejemplo, dice: estado presente sí, pero eficiente.
–Eso es lo que dice pero lo que hace es un gasto de 1,5 del PBI aplicado a la campaña, o la cartelería en los trenes instalando el miedo a un aumento de la tarifa en el caso de ganar Bullrich o Milei. Esos son usos muy espúreos de los recursos del Estado. La idea de un Massa que cambia respecto de las prácticas del kirchnerismo no se confirma muchos pasos que dio en la campaña. ¿La ciudadanía detecta eso?
–No sé, nunca lo vimos tan fino de ese modo. Lo que nosotros sabemos de los votantes es, sobre todo, de los votantes más intermedios. Sobre el votante anti duro, o pro duro o cercano, en general, es menos lo que sabemos porque, en general, cualquier cosa que haga el propio o el adversario ratifica posiciones, prejuicios, presunciones y lógicas de la sospecha que ya están dando vueltas, jugando y ordenando. Son los sesgos interpretativos. El tema es qué pasa con esos electores que están a caballo de dos mundos, tanto por la positiva como por la negativa. Ahora arranca la etapa de la negativa, porque así se define un ballotage. Son esos electores blandos que tienen pinceladas de preferencias, que no se ponen ninguna camiseta ideológica.
–Que pueden variar de fuerza política según las circunstancias de cada elección.
–Y según lo que te ofrezca el candidato. Porque es difícil vestirlo a Massa de kirchnerista, y la campaña ha sido muy eficiente en deskirchnerizarlo.
–Pero quizás para el votante de Juntos por el Cambio, de Patricia Bullich, no es difícil vestirlo a Massa de kirchnerista.
–Eso en el caso del votante duro. ¿Qué pasa con el votante blando de Juntos para el Cambio?
–Los más alineados con el radicalismo, por ejemplo.
–Más alineado con el radicalismo. De todos modos, la elección se va ordenar por los rechazos: el que ve en Massa un ultra kirchnerista que resulta inaceptable, va a ir a Milei. Ya empezamos a ver este fenómeno: van a votar a Milei sin discursos sobre Milei sino con un discurso sólido anti Massa. Y, lo mismo, Massa va a capitalizar un voto que va a ser una crítica muy fuerte a la figura de Milei tratando de no pensar mucho sobre Massa.
–Tapándose la nariz, de alguna manera.
–Sí, se va a ordenar así.
Balotaje, entre el voto Massa y el voto Milei. ¿Entre el descontrol de la economía y el desorden político?
–Ahora, en la década del ´90, se da el primer dato de una regularidad que nace ahí: es esta idea de en la medida en que la economía funciona, la gente mira para otro lado en temas clave como la corrupción. Ahora la economía no funciona e igual la gente miró para otro lado con el tema de corrupción. ¿Ese tipo de razonamiento va a seguir operando en favor de Massa en el balotaje?
–Fue tu primera pregunta.
–Sí, pero ahora la hora del balotaje.
–Es interesante. En la Argentina, sería necio negar la centralidad del problema económico: el problema económico ordena, manda, mueve átomos y voluntades. Pero también es cierto que lo que ordena es la política. Las campañas de cara a las generales mostraron mucho mucho del orden de lo político, qué pasa en la política.
–Los liderazgos, por ejemplo.
–Los liderazgos son aspectos tremendamente políticos.
–En ese punto, Bullrich tuvo, durante muchas semanas, muchísima debilidad como líder.
–Estuvo muy errática. La campaña tuvo mucha dificultad para encontrar un camino, un tono, un adversario. Fue realmente una campaña errática. La campaña de Milei también mostró ese clímax libertario del cierre.
–Milei se sobregiró.
–Una demás. Y la verdad que la campaña de Massa fue una campaña donde logró transmitir autoridad, logró poner en valor una serie de medidas.
–Fue el único vocero de su campaña con enorme consistencia.
–Esta idea que vos marcás de “el único vocero”, muy acertado, es parte del fenómeno de deskirchnerización. La primera parte de la campaña del oficialismo, para las elecciones primarias, fue francamente mala, plagada de errores e hiperkirchnerizada, con discusiones que una parte importante de la sociedad no quiere tener. Y esta, para la elección general, fue una campaña pragmática.
–Kicillof, inclusive, quedó más silenciado en esta campaña hacia la primera vuelta.
–Hizo una buena campaña pero sobre todo centrada en la gestión, y en los errores de los otros.
–El miedo a Milei fue muy funcional para Massa, también. Ahora, en el caso de la primera vuelta, a Milei le jugó en contra esos últimos días de esa campaña tan sonora, pavorosa para un votante “normal”, no alineado detrás de esa especie de algarabía adolescente libertaria. En el caso de Massa, en el camino hacia el balotaje, ¿la economía le puede jugar en contra si no cuenta con los recursos del Estado para lograr controlar el valor del dólar o la inflación? ¿Puede efectivamente impactar a través del impacto en el bolsillo en esos últimos días previo al día de la elección?
–En esta elección, Massa puso casi todo; lo ha puesto todo. Ha puesto la estructura: en el lanzamiento de la campaña fue esa foto con los gobernadores. O sea, lo primero que transmitió es: la estructura está, que no es poco, es un montón en una elección.
–Estuvo en la primera vuelta y no había estado tanto en las PASO.
–Exactamente. En el lanzamiento de las generales está esa foto con los gobernadores. El clima económico, es decir, la dificultad económica de una inflación realmente muy complicada, muy alta, que crea un clima de mucha inestabilidad, de mucha incertidumbre, de mucha dificultad cotidiana, coexiste con otras cosas que tampoco Massa pone en valor. Ahí está el desafío de desmarcarse del gobierno, porque Massa tiene activos para mostrar.
–¿Por ejemplo?
–Por ejemplo, el crecimiento del empleo y la actividad económica, mayor consumo. Por supuesto, empleo con empleados que son pobres.
–O informales, o planes.
–Todo eso podría ser un activo pero el candidato deliberadamente lo ignora.
–No quiere ser identificado con la gestión.
–Y está en una posición realmente muy difícil, que le viene saliendo. Esta campaña tiene mucho de realismo mágico latinoamericano. Desde hace un tiempo, veíamos que el fenómeno Milei era un fenómeno de hechizo. Lo veíamos en los estudios cualitativos: sus votantes le discutían todas las ideas: esto no, esto no lo va a hacer, esto lo dice pero… No se podía entender bien porqué sus electores adherían a una figura a la que le discutían todas las ideas.
–Un fenómeno carismático.
–Un fenómeno de carisma, o sea, el carisma es un hechizo. Eran electores hechizados. Lo que pasó ahora es un desplazamiento de ese hechizo al milagro.
–¿El milagro Massa?
–Del hechizo Milei a este fenómeno del milagro Massa, que tiene esta curiosidad de haber logrado el desperfilado entre su gestión y la gestión actual. Se vio en esa parte de la campaña donde se apela a la figura de Scaloni: Scaloni, en el marco de un cuerpo técnico que no lideraba termina en un fracaso total y Scalonni liderando el propio cuerpo técnico, lo que lleva a la tercera copa. Eso fue un acierto porque es un modo fácil de explicar algo muy complejo que es: quién manda y cómo y qué diferencias hay cuando hay alguien al frente que cuando hay otra persona al frente.
Voto Milie v voto neutral. ¿Cuánto influye en el votante la toma de partido de los políticos?
–Juntos por el Cambio quedó fuera del balotaje. La semana pasada empezaron las definiciones en relación al apoyo a Milei. ¿Cuánto influyen en la decisión del votante estos apoyos explícitos o, al contrario, la neutralidad por parte del candidato votado, pero que quedó fuera del balotaje, o de otros dirigentes? ¿Cuánto impacta que Bullrich o Macri digan “apoyo a Milei” o que, ese apoyo, esté afectando eventualmente a la noción de cambio que proponía Juntos, que está atravesando una tensión enorme?
–Cuando Bullrich estaba con estrella, que fue cuando disputaba la interna, cuando Larreta sumó a dirigentes, dijo: “sumó dos votos”. Creo que algo de eso hay.Los electores tienen algo muy difícil por delante, que es tomar una decisión. Hay peleas internas por ver cómo se ordenan, pero creo que es un ordenamiento del poder,
–De la cúpula, pero la gente está pensando de manera más personal el tema.
–Son elaboraciones personales, por lo menos eso es lo que he visto en mi experiencia de investigación en otras elecciones. En ésta, todavía no lo sé.
Imagen negativa, Massa vs Milei. ¿Por qué Massa tiene alta desconfianza pero chances electorales?
–La segunda pregunta es: ¿cómo es que Massa, que ha sido históricamente uno de los líderes con mayor imagen negativa y de hecho, ahora, según algunas encuestas que se conocieron la semana pasada, tiene inclusive mayor porcentaje de imagen negativa que Milei, tiene tantas chances de ser candidato y ganar las elecciones?
–Primero, hay que pensar qué es lo contrario de la desconfianza: porque Massa no revirtió la desconfianza. Sí hubo una generalización del panquequismo.
–¿En otros dirigentes y otras fuerzas políticas?
–Es que la necesidad de alianzas hacen estallar la noción del “panqueque”.
–Normaliza ese rasgo negativo.
–Lo normaliza. Y además, el anverso de la desconfianza es la autoridad: Massa genera desconfianza pero construye autoridad.
–Claro. Tienes astucia para disputar el poder. ¿Eso es parte de esa autoridad?
–Vos dijiste “astucia”: me gustó la palabra “astucia”. Esta campaña, más que kirchnerismo vs antikirchnerismo pareció estar discutiendo astucias versus torpezas.
El voto en blanco, ¿a quién beneficia? Los políticos y el voto neutral o voto definido, ¿influyen en el votante?
–Y la última cuestión es cuánto va a influir la decisión de muchos votantes expuestos a este dilema que terminan diciendo no voy a votar o voy a votar en blanco. ¿Cómo puede jugar eso en la elección?
–Sin lugar a dudas va a haber un volumen de botón en blanco y abstención importante. Esperemoslo porque va a estar.
–¿A quién cree que beneficia?
–La foto final de la primera vuelta son seis o siete puntos de diferencia. En general, el voto blanco tiende a ampliar las diferencias entre el primero y el segundo. Y esta ballotage no se va a ganar por 50 más uno sino por quién saca un voto más.
–¿Podemos pensar que aquellos que votan en blanco o no van a votar son los votantes menos disciplinados en términos de sus pertenencias políticas? En ese caso, ¿el votante kirchnerista o el votante massista va a estar mucho más inclinado a ir a votar y eso puede beneficiar a Massa y no a Milei?
–No se sabe todavía. No se sabe si va a ser un fin de semana largo, por el feriado. Faltan tres semanas. Todavía hace falta estudiar un poquito más qué va a pasar con el comportamiento. Hay un gran interrogante porque hay muchos perfiles distintos de electores que están sopesando negatividades.