Sergio Morresi: “Fue el padre de Alberto Benegas Lynch (h) el que importó la idea de que se trata de la batalla cultural más que de hacer política”
El politólogo analiza la “nueva derecha” en el país, de dónde surge y hasta dónde puede llegar; dice que “independientemente de lo que se haya planteado hacer el kirchnerismo, lo cierto es que interrumpió el libre mercado”
“Aun si Milei fracasa duramente, una parte del cambio social de estos años va a permanecer”, aclara. “La nueva derecha es una fusión de diferentes derechas con una perspectiva muy conservadora en lo cultural y poco pluralista en lo político”, dice. “Nadie de la base mileista se siente ante todo antiperonista”, asegura. “El enemigo del mileísmo no es el peronismo, pero sí el kirchnerismo”, plantea. “Lo novedoso de La Libertad Avanza es una fusión de diferentes derechas”, sostiene. “La nueva derecha es una fusión con una perspectiva muy conservadora de lo cultural y una visión políticamente poco pluralista”, define. “El triunfo de este tipo de derechas se produce en países donde las democracias liberales son estables”, subraya. “Para las derechas, la democracia liberal no es un ideal sino un escenario a reformular o revolucionar”, concluye.
El politólogo Sergio Morresi estuvo en La Repregunta. Morresi es especialista en liberalismo y formaciones de derecha en la Argentina. Es investigador del Conicet y profesor en la Universidad Nacional del Litoral. Es doctor en Ciencia Política en la Universidad de San Pablo, Brasil. Es coautor de Está entre nosotros. ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la nueva derecha que no vimos venir?, publicado el año último, y Mundo Pro. Anatomía de un partido armado para ganar. Es autor de La nueva derecha argentina y la democracia sin política.
¿Qué derecha es la derecha de Milei? De liberales y libertarios a liberales conservadores. La construcción del enemigo, ¿por qué no el peronismo, pero sí el kirchnerismo? El kirchnerismo, ¿fue progresista o de derecha? El macrismo, ¿fue de derecha o progresista? Los Benegas Lynch y la derecha argentina. Milei, el ídolo global de la derecha. El rol de las redes sociales. La Argentina de derecha, ¿fenómeno pasajero o cambio estructural? Morresi hizo su análisis.
Aquí, la entrevista completa.
Milei y la nueva derecha: ¿liberal o conservadora? ¿En lo social o en lo económico?
-Javier Milei se autopercibe y se ha definido a sí mismo como liberal libertario. En su círculo de cercanía, el politólogo Agustín Laje dice que representa una “nueva derecha”. Desde fuera de ese universo de ideas, también se lo define así. ¿Cuán nueva es esa derecha que representa Milei?
-En la Argentina, con el tema de la nueva derecha, pasa algo hace muchos años: cada tantos años, volvemos a hablar de una nueva derecha. Lo hicimos en los años ´80s cuando sectores que habían sido apoyos de dictaduras, pasaron a jugar en democracia.
-La UCeDe, por ejemplo.
-La UCeDe. Lo hicimos en los años 90 cuando una derecha, que era tradicionalmente antiperonista, se alió con el peronismo. Hablamos de nuevas derechas luego de 2001, cuando surgió un partido como Pro, que no estaba pensado para incidir en la política sino para efectivamente ganar elecciones. Y volvemos a hablar de nuevas derechas ahora, porque si bien uno puede decir que las derechas siempre se parecen un poco a sí mismas, como las izquierdas, se hacen cosas nuevas con retazos de lo viejo. Y lo que vemos particularmente novedoso en el caso de la Libertad Avanza, que es donde se terminó plasmando algo que veníamos estudiando sin que tuviera ningún correlato político al comienzo, es una fusión de diferentes derechas. Por eso hablamos mucho de “fusionismo de derechas”, porque en la Argentina, tradicionalmente, la derecha más nacionalista reaccionaria que uno podía identificar con el Modin del viejo Aldo Rico, y una derecha más liberal y conservadora, como la UCeDe, pero también otros sectores políticos, se fueron fusionando no tanto a nivel de dirigentes, pero sí a nivel de las de las bases sociales.
-De la gente, que sigue su ideario.
-Exacto. Y un poco más allá de la tesitura de Agustín Laje, algo de razón tiene cuando piensa esa nueva derecha y dice que son patriotas que creen en el libre mercado al mismo tiempo que libre mercadistas más bien conservadores. Esa fusión entre sectores que antes se planteaban cosas distintas pero que ahora pueden converger es algo que se viene desarrollando hace bastante tiempo en la Argentina sin que se pudiera plasmar en un artilugio político, que es lo que efectivamente sucedió ahora.
-En esa definición que retoma esas ideas de Laje, usted señala una continuidad entre esas derechas que se fusionan: la adhesión al libre mercado, a una macroeconomía ortodoxa de acuerdo con la racionalidad que parece funcionar en la mayor cantidad de países en el mundo. ¿Eso puede ser un factor aglutinante, el factor que permite la fusión más allá de otras batallas culturales que son más discutibles?
-Seguramente, pero para mí importan las dos cosas. Porque se podría tener una fuerza más bien libremercadista orientada hacia la centroderecha o hacia el centro programático pero lo que tenemos aquí es una fusión con una perspectiva muy conservadora de lo cultural y una visión políticamente poco pluralista que la acerca a otras formas tradicionalmente reaccionarias de la derecha. En ese punto, es cierto lo que decís: sin el libre mercado, nada de esto se entendería. Pero sin lo otro, no habría nada de novedoso, e interesante desde el punto de vista de un analista.
El mileísmo, ¿más antikirchnerista que antiperonista?
-Usted está pensando en las bases que representan el 30 por ciento que votó a Milei en la PASO y en la primera vuelta y no tanto en la ampliación que obtuvo en el balotaje, porque ahí absorbe a la centroderecha de PRO, en la medida en que se puede decir que Pro era centroderecha.
-Exactamente. Esa base es muy ideológica porque es muy fuertemente antiperonista a diferencia de la base mileista que no tiene ese componente tan tradicionalmente antiperonista.
-¿Porque generacionalmente es distinta, más joven?
-Porque generacionalmente es distinta. Algunos vienen de familias y de tradición de votar al peronismo, al radicalismo, al socialismo. Pero algo les hizo clic en los últimos quince años y abandonaron esas identidades previas para sumarse. Pero ninguno de ellos se siente ante todo antiperonista. Sin embargo, buena parte de quienes votaron a Juntos por el Cambio sí tiene una fuerte identidad de rechazo al peronismo, que también los hace ideológicos y poco permeables a los cantos de sirena que pudieran venir desde fuera del armado que hoy preside Javier Milei.
"No hay que tener temor de decir que hoy una parte importante de la sociedad se ha corrido a la derecha"
-Para construir una identidad política clara, se necesitan alianzas y enemigos. ¿El enemigo que construye Milei y su círculo de adherentes más consolidado no es el kirchnerismo ni el peronismo, pero sí es el comunismo, el socialismo, los “zurdos”, es decir, la dictadura de lo políticamente correcto, de lo progresista políticamente correcto?
-Claro. No es el peronismo, en eso estamos de acuerdo, pero sí es el kirchnerismo en tanto que el kirchnerismo fue un sabor de peronismo, una forma del peronismo que se orientó hacia la centroizquierda, al menos discursivamente. Para buena parte de las bases de Milei y de los dirigentes que hoy están dentro de la Libertad Avanza o dentro del gobierno, el kirchnerismo, el socialismo, el populismo, el comunismo, el progresismo, lo políticamente correcto, los tibios de centro derecha, los que son de derecha, pero no son suficientemente de derecha, todos son, en algún punto, subsumibles bajo el término “socialista”, “progresista” y por lo tanto, son rechazados.
Milei y el combate contra el progresismo. Del kirchnerismo al macrismo, ¿falacias progresistas y de derecha?
-La definición de esta nueva derecha más ideológica y más asentada sobre valores anti progresistas de centro izquierda o de izquierda o kirchneristas, como se identifica en la Argentina, ¿supone asumir que el kirchnerismo fue progresista? Pero se podría argumentar que el kirchnerismo usó un traje progresista, pero produjo una realidad muy regresiva, casi en la línea del preconcepto en torno a la derecha, por el aumento de la pobreza, por una distribución del ingreso que produjo más desigualdad que la equidad del progresismo.
-Seguramente, pero en esa fusión de las derechas hay tanto una defensa del libre mercado que dice, independientemente de lo que se haya planteado hacer el kirchnerismo, lo cierto es que interrumpió el libre mercado. E independientemente de lo que haya querido hacer o haya hecho, efectivamente el kirchnerismo se planteó como una cuestión progresista, igualitaria e inclusiva a través de medidas como, por ejemplo, lo que desde la derecha se llama “la ideología de género” o desde lo que se piensa como una intervención desmedida del Estado, lo partisano dentro de la educación y de la cultura. Y desde ese punto de vista, independientemente de cómo uno, como analista, coloque al kirchnerismo, si más o menos en la centroizquierda, desde la óptica de estas derechas, es claro el lugar de adversario progresista, socialista, etcétera, de ese tipo de peronismo.
-¿No hay demasiados sesgos en esa composición de lugar? Quiero decir: se podría decir que el Pro fue una de derecha o una “derecha mainstream”, como usted lo llama, pero la unión civil entre personas del mismo género se habilitó en CABA en una gestión macrista; Macri habilitó la discusión sobre el aborto en el Congreso, no bajó una línea en contra y hubo gran cantidad de diputados y senadores de Pro que la votaron; durante el gobierno de Macri se aumentaron los planes sociales, es decir, los derechos sociales, por culpa o por otras razones, terminaron constituyendo parte de su ideario. ¿Asumir que Macri ocupa un lugar de la derecha no es demasiado sesgado cuando en realidad se superpone con muchos valores del kirchnerismo, más que con los de Milei?
-El asunto es qué lugar ocupaba el Pro y el propio Macri hace algunos años y el que viene ocupando ahora. Si bien es cierto que, y lo explicamos en un trabajo que hicimos con otros colegas hace unos años, cuando el Pro se funda, él mismo se presentaba como algo que está más allá de la izquierda y la derecha.
-Ustedes analizaron eso en Mundo Pro.
-Exactamente. Lo analizamos como un partido post ideológico del hacer y no tan interesado en las ideologías. Pero lo cierto es que una vez asumido el gobierno, pero sobre todo cuando las cosas empezaron a salir mal, hubo un giro de una parte de ese gobierno encabezado por Mauricio Macri, que se plasmó sobre todo hacia el final de la gestión, hacia 2019. En ese momento, al mismo tiempo que Macri decía que quería hacer más las mismas cosas, pero más rápido, le salían competidores hacia la derecha como Gómez Centurión, José Luis Espert o Cynthia Hotton, que había sido parte del armado de Pro originalmente, pero se había ido justamente porque el Pro era insuficientemente derechista. Pro comenzó a reagrupar, a reordenar, a reabsorber esas cosas que se iban por derecha, pero en la sociedad se estaba produciendo un corrimiento que iba más allá de sus intentos de reabsorción y de mantenerse dentro del mainstream.
-Un corrimiento hacia la derecha.
-Sí, no hay que ser temeroso en decir que una parte importante de la sociedad se ha corrido a la derecha y en el fondo, la sociedad toda, porque cuando una parte se corre, todos nos corremos también. Se ha corrido el eje de la discusión en la Argentina de un modo que para muchos resulta inesperado e inexplicable. Algunos analistas lo vemos como un producto no diría lógico ni obvio ni natural, pero sí uno de los posibles productos de un proceso más largo que arrancó en 2008, o en 2012, o arrancó recién en 2015. Pero en todo caso no es algo que pasó de la noche a la mañana en el último año, en 2023.
-2008 o 2012, eso tiene que ver con cómo funcionaba el kirchnerismo y qué estructura de discurso y qué voluntad de dominio de la sociedad planteaba.
-Y también con cómo fue expulsando base propia. Cómo fue que parte de los sectores que apoyaban, o por lo menos no se oponían frontalmente al kirchnerismo, pasaron a ocupar para el propio kirchnerismo no el lugar de gente que podía estar al lado o cerca, o no necesariamente en frente, sino el lugar de enfrentados, de un adversario a abatir. A partir de eso, se fueron agrandando las filas de aquellos que estaban del lado de enfrente. Eso no los hacía necesariamente ni de derecha ni votantes de PRO, ni mucho menos votantes de la Libertad Avanza, pero se fue produciendo un cambio sociocultural en la Argentina.
-¿Es un fracaso del kirchnerismo, un efecto colateral de su pretensión hegemónica y de su fracaso económico?
-Seguramente. Pero también hay que ver que los demás juegan.
-Vayamos desmenuzando esta llegada de la nueva derecha: si uno lo mira desde el lado del kirchnerismo, si hubiera sido exitoso en instalar a la Argentina en la senda del crecimiento y de un ingreso real creciente y un empleo de calidad, esos logros habrían funcionado como un dique de contención mayor a cualquier tipo de recambio cultural. Lo que termina pasando, ¿tiene que ver con esa falta de efectividad económica y con una pretensión hegemónica de un discurso que ya no tiene una realidad donde basarse porque la economía fracasa?
-Seguramente eso tiene mucho que ver. También es importante el lugar que el Estado ocupó, y eso fue una continuidad entre kirchnerismo y macrismo. Durante el kirchnerismo, hubo un discurso, pero también una realidad de un Estado que intervenía, que actuaba, un Estado que decía que estaba cerca. Eso no fue combatido sino, por el contrario, continuado durante el macrismo, por ejemplo, en la gestión de María Eugenia Vidal con planes como el Estado en tu barrio. Había una idea de que el Estado estaba cerca y estaba para hacer cosas. En la medida en que muchos sectores de la sociedad encontraron en el Estado no la solución a sus problemas sino, al contrario, algo que decía que estaba, pero no estaba y hasta podía molestar, el discurso más corrido apareció incluso antes de que apareciera La Libertad Avanza. Se veía en las redes sociales, en presentaciones de libros, en manifestaciones…
"La nueva derecha es una fusión con una perspectiva muy conservadora de lo cultural y una visión políticamente poco pluralista"
-Lo veíamos en Milei cuando no era un político y aparecía en la televisión.
-Claro, en los paneles de televisión.
-Ahora la gente percibió a ese Estado ausente o a la pseudo presencia del Estado primero en la economía: un Estado que regulaba precios, que controlaba a las empresas pero que no terminaba de producir efectos reales de mejora en las personas. Por eso subrayo tanto el tema económico.
-No es tan así en los testimonios que recogimos, pero no niego que eso también esté. Muchas veces se hablaba de las escuelas, del transporte, de la seguridad, un tema fundamental, la salud pública.
-Los servicios públicos.
-Todos esos temas aparecen incluso antes de que empezara a aparecer en primerísimo plano la economía.
El mapa global de la derecha. ¿Por qué Milei se volvió su representante mundial?
-¿Cuánto del cambio de escenario global con las redes sociales y la llegada de presidentes far-right, de derecha extrema, a distintas naciones coincide genera las condiciones propicias para la consolidación de Milei? ¿Cómo ve ese factor internacional y virtual pesando sobre Milei hoy?
-Con respecto a las redes sociales, efectivamente, buena parte de lo que fue sucediendo en los últimos siete u ocho años tiene mucho que ver con el desarrollo de las redes sociales, con la velocidad que eso implica en las comunicaciones de personas que a lo mejor piensan parecido, pero están lejanas a nivel geográfico. Y eso logró que, en ciudades medianas, pequeñas y en pueblos hubiera activistas de esas ideas antes de que la Libertad Avanza cobrara relevancia. Por eso a mucha gente le sorprendió el voto en muchas provincias, que no se condecía con lo que esperaban ver en Buenos Aires provincia y Buenos Aires Capital. También refuerza el tradicional anti porteñismo de buena parte de la Argentina. Las redes sociales también permiten una comunicación muy veloz con lo que sucede afuera y en ese punto, efectivamente, esto forma parte de algo que se está produciendo en muchos países donde las democracias liberales son más o menos estables. Hay que enfatizar esto: el triunfo o el avance de este tipo de derechas no se produce en cualquier país sino en aquellos en donde las democracias liberales y pluralistas son relativamente estables. Porque estas derechas entienden a la democracia liberal como un escenario, pero no como un ideal: la entienden como algo a reformular o a reformar, al menos en algunos casos, a revolucionar. Lo que hay son diferentes tendencias. Ahora, cada país tiene evidentemente un recorrido y una historia propia y no hay algo así como una gran internacional negra de las derechas. Sí hay afinidades personales, políticas, ideológicas, que en el caso concreto de la Argentina, las puede ver a nivel más bien latinoamericano. La cercanía con el bolsonarismo, con la derecha más extrema chilena.
-Con Bukele.
-Lo de Bukele es más reciente. No habían establecido lazos previos. Son lazos que se establecieron más bien ahora. Hay claros lazos con VOX. Algunos mucho más tenues con los Fratelli d´Italia, pero no tanto, por ejemplo, con la derecha francesa o con la derecha húngara o con la de Dinamarca.
-¿Por qué no con la derecha francesa? ¿Tiene alguna explicación?
-Tiene que ver con que son relaciones muy personales que se van estableciendo y quizás por mutua ignorancia. Sí se pueden rastrear referentes chilenos, uruguayos, de Colombia. Se ven ciertos flujos, pero no todos.
-¿Por qué Milei se convierte en una especie de ídolo de esa derecha, el dirigente político que mejor sintetiza esos valores? Va a Davos y lo aplauden. Se encuentra en distintos países con estos líderes políticos y esa ciudadanía lo sigue casi como si fuera un ícono pop. Y en el empresariado del libre mercado global como Elon Musk o Marcos Galperin, también lo consideran un referente incuestionable. ¿Por qué se convierte Milei y no otro en ese emblema tan claro a nivel global?
-Porque él se propone como alguien liberal libertario o, como le gustaba decir antes, un anarcocapitalista en la teoría, un minarquista en la práctica, que siente cierto desprecio por las formas democrático republicanas tradicionales que, desde esa visión, permiten que la izquierda avance ya sea por la batalla cultural, o ganando en los votos. Para esos sectores, Milei viene a representar el primer caso de un liderazgo que se presenta doctrinariamente en ese sentido al mismo tiempo que suma el apoyo de otras formaciones de la derecha y que no va a la cola. Y que, además, aparentemente, y lo sigue diciendo y lo sigue actuando ahora, a dos meses de iniciado su gobierno, no va a negociar sino que va a mantenerse en esa línea que trazó.
Los Benegas Lynch, padre, hijo y nieto. ¿Una saga liberal o de derecha? La batalla cultural como legado
-Milei suele citar a Alberto Benegas Lynch (h) por esa especie de preámbulo constitucional del ideario liberal a la Argentina o a la Milei, con esto de “respetar el proyecto de vida del otro”. Al mismo tiempo, están en contra de la libertad de las mujeres para decidir en relación a su vida reproductiva, al aborto. ¿Qué representa Alberto Benegas Lynch hijo en la historia de la derecha o del liberalismo o del libertarianismo en la Argentina?
-Habría que empezar por Alberto Benegas Lynch padre.
-El abuelo de Bertie, padre de Alberto.
-El padre tuvo una importancia fundamental, porque en los años 50, apenas caído, derrocado el gobierno de Perón, Benegas Lynch padre, que era funcionario en la embajada en Estados Unidos, importó a la Argentina una idea que tendría una importancia fundamental en los años siguientes: la idea de que más que hacer política, de lo que se trata es de la batalla cultural, como diríamos hoy. Y fundó un centro de estudios de economía liberal para difundir esas ideas, para traer a la Argentina, por ejemplo, a Ludwig Von Mises, que hizo una serie de conferencias con mucho éxito aquí, en Buenos Aires en el año 1956. O a Leonard Read, a (Henry) Hazlitt. Muchos de estos autores que hoy aparecen de vuelta mencionados por los liberal libertarios son aquellos que Alberto Benegas Lynch padre trajo y popularizó por diferentes medios de comunicación de los años 50.
-¿Cómo se identificaba Benegas Lynch padre? ¿Como de la Escuela Austríaca, como libertario?
-Él se identificaba simplemente como liberal, pero sí se sentía muy cercano a las ideas de Mises. También era muy cercano a las ideas de una autora de origen ruso que vivía en Estados Unidos, Ayn Rand. Se sentía muy identificado políticamente, en los años 60, con el senador Barry Goldwater, y luego más adelante con Ronald Reagan. Hay una línea de continuidad que va a ser retomada desde un punto de vista más intelectual, más teórico, más abstracto por Alberto Benegas Lynch hijo. Pero en el sentido de la potencia política de esa idea de fundar, de dedicarse más a la cuestión ideológica, el rol del padre tiene que ser también puesto en valor. De parte del hijo, hay una enorme cantidad de textos, muchos muy importantes para la propia tradición liberal, pero es una tradición liberal más acotada que hasta hace pocos años era más bien una cuestión de discusiones librescas más que de discusiones propiamente políticas. Y, sin embargo, desde hace ya un par de años, no se puede ir a ninguna reunión política de este sector sin que se escuche esa especie de rezo laico que es la frase de Alberto Benegas Lynch.
-La palabra liberal es problemática. “Liberal” en Estados Unidos está más corrido a la centroizquierda progresista. Sin embargo, en la Argentina liberal al modo de Benegas Lynch hijo es liberal conservador.
-Sí. En la Argentina, liberal conservador tiene mucho sentido, pero fuera de la Argentina, hay que explicarla: es como decir “frío caliente”. Pero, efectivamente, en el caso argentino y esto es previo, uno tendría que remontarse al siglo XIX para entender por qué no hubo un partido conservador fuerte. Lo que teníamos era un Partido Liberal con muchos componentes conservadores. No hubo un combate entre liberales y conservadores como tuvieron muchos otros países en América Latina, como Chile.
-Pero los liberales del siglo XIX eran anticlericales. Roca, por ejemplo.
-Eran anticlericales, pero no tanto como los uruguayos que pusieron leyes mucho más progresistas y más de avanzada a comienzos del siglo XX. Nuestros liberales partían de principios individualistas, igualitarios, republicanos, al mismo tiempo que tenían una visión bastante restrictiva y ordenancista sobre la política y la participación de la sociedad.
La Argentina y la utopía de derecha. ¿Un cambio estructural o un fenómeno de coyuntura?
-La gran pregunta es cuánto de estas ideas de Milei pueden sostenerse, más allá de los avatares y de la coyuntura económica que es muy dura, más allá de los resultados que pueda tener su presidencia. ¿La Argentina subterráneamente se ha convertido en otra cosa, en una nación más corrida hacia la derecha porque también la sociedad es una sociedad distinta, con una pobreza que ya no se reduce a bolsones sino que da como resultado una sociedad dual, como dice Carlos Waisman?
-Creo que sí. De hecho, el libro que hicimos con Pablo Semán, Nico Walzinger y con otros colegas se terminó antes de las elecciones. La idea era: no importa cómo salgan estas elecciones, algo cambió en la Argentina, algo ya estuvo cambiando y se va a plasmar o no en estas elecciones, pero ya está. Aún si este gobierno fracasa, y si fracasa muy duramente, hay una parte de ese cambio social cultural que se produjo en la Argentina en estos años que va a permanecer. Eso no implica apoyo a la Libertad Avanza o a Javier Milei. Y ni siquiera a las palabras porque muchas veces utilizamos la palabra “liberal” o “antiliberal” o “derecha” como etiquetas. Pero parte de las razones por las que hoy llamamos a eso “nueva derecha” o “derecha radicalizada” va a permanecer
-Cuando lleguen las elecciones de 2027, muchos plantean que el gran problema es que volvería al kirchnerismo. ¿Existe esa chance? Según su descripción, no porque esta sociedad habría cambiado de horizonte. ¿O tendría que llegar un kirchnerismo completamente reformulado?
-En algún punto, en las últimas elecciones, quien fue candidato no reivindicaba todo lo que había sido actuado durante los años de los que se enorgullece el kirchnerismo: me refiero a Sergio Massa, que se había ido del kirchnerismo y volvió. Volver el tiempo atrás es imposible. Es probable que el peronismo vuelva a ganar en 2027 o más adelante, o quizá antes, inclusive en 2025. Pero ese peronismo no va a ser el mismo que era en el año 2013 ni el que era en 2011.