Refugio impensado. El fenómeno Heartstopper, la serie del momento que “ha salvado vidas”
Alice Oseman, la creadora del suceso británico que empezó como novela gráfica y lleva dos temporadas en Netflix, habla sobre lo que significa su producción para muchos jóvenes en el mundo
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Hasta hace poco las películas que hablaban de salir del clóset eran dramones para llorar. Si al combo se agregaban adolescentes con acné y hormonas a punto caramelo, incomprendidos por mapadres chapados a la antigua, el bajón era completo. Sólo a partir de series como Sex Education los guionistas supieron abordar la sexualidad de los jóvenes sin solemnidad y sin lanzar ningún tipo de rayo hetero-moralizador. Lo que Hearstopper hizo, además de todo eso, fue narrar esa problemática con alegría y ternura, una especie de cuento de hadas queer en el que ser distinto –y desear diferente a los estereotipos– es un regalo fabuloso y no un martirio. La serie británica acaba de lanzar su segunda temporada en Netflix, después de batir récords de audiencia en la primera. Su directora, Alice Oseman (también autora del webcómic en el que se basa la historia), contó a La Nación con qué ejes temáticos lidia en este nuevo envío.
Pasa algo muy curioso cuando Charlie ve a Nick por primera vez, sentado al fondo en una de las aulas de la escuela secundaria Truham Grammar. Pareciera que el aire se vuelve más limpio, que los pajaritos cantan afinados y que unas hojitas de colores se ponen a bailar en el ambiente. Es el amor, no hay dudas, es “el maldito amor que tanto miedo da”, como dice la letra de los Redonditos. En Hearstopper, cuando alguien está muy enamorado, unas hojas otoñales se meten en la pantalla y decretan que se trata de un acontecimiento tan feliz que linda con la euforia. Algo así le pasa a Charlie, un chico gay de 15 años, cuando cae rendido ante Nick, que a primera vista parece el tipo más hetero del mundo: rugbier, el más popular del Instituto, con raya al costado y estampa de potrillo bien domesticado. El tema es que Nick también se enamora de Charlie y está decidido a salir del clóset, aunque todavía no se anima (no en la primera temporada, pero sí en la segunda).
Charlie y Nick son los protagonistas de esta serie de Netflix, basada en el webcómic Heartstopper, escrito y dibujado por Oseman a partir de 2016 (ambos personajes ya aparecían en Solitaire, el libro que la autora publicó en 2014, a sus 19 años). La primera entrega en la Web tuvo más de 50 millones de visitas y la historia saltó al papel para transformarse en un best seller que veneran lectores de todas las edades. Hoy día tiene cuatro tomos publicados y se esperan la quinta y sexta entrega para fin de año en las librerías argentinas.
Un fenómeno editorial
Oseman consiguió su primer contrato editorial a los 17 años. Inspirada en los mangas románticos que leía cuando era adolescente, y también en las novelas gráficas de la estadounidense Tillie Walden (de 27 años, la ganadora más joven del prestigioso Eisner Award), se inclinó por dibujar historias queer a las que imprimía un toque de realismo mágico (como las hojitas mágicas que se derraman en la pantalla de Netflix). Entre 2016 y 2020 escribió otras tres novelas independientes: Radio Silencio, Nací para esto y Sin amor.
En todos sus libros está presente el colectivo LGBT+ y, de una o mil formas, algunas problemáticas que no envejecen. “Mis novelas tienen personajes homosexuales y he usado muchos elementos del mundo real, como mi propia escuela. La verdad es que la homofobia es bastante similar a lo que era cuando yo iba al colegio”, analiza Oseman.
La autora también incursiona en temas como la salud mental pero, otra vez, prefiere un tratamiento más amoroso, sin condenas ni preconceptos. “Creo que muchos jóvenes se sienten reflejados y empoderados por Heartstopper. Ver a un personaje que asume su identidad LGBT o está pasando por una enfermedad mental te puede ayudar mucho”, entiende.
–¿Cómo lograste que los personajes de la serie se parecieran tanto a los de los cómics? ¿Participaste en los castings?
–Sí, lo hice, porque queríamos que los actores se parecieran a los dibujos, pero también buscábamos que tuvieran la edad adecuada y que existiera una química especial entre las parejas. Así que hubo muchos factores diferentes que tuvimos que considerar. Y fue una suerte, porque no teníamos una segunda opción para muchos de los roles. Me siento afortunada de haberlos encontrado.
El universo de Oseman fue elogiado por el diputado laborista del Reino Unido Luke Pollard, quien dijo en plena sesión del Parlamento que Heartstopper “inspira a los jóvenes trans de todo el mundo” y “ha salvado vidas”. Pollard hizo referencia a su propia historia como adolescente en el clóset. “Cuando yo era joven no había muchos modelos de conducta LGBT en la sociedad. Soy fan incondicional de Hearstopper porque recuerdo haber sido tanto Nick como Charlie en la escuela”, expresó el diputado.
Pollard se declaró especialmente fan de Yasmin Finney, la actriz trans que interpreta al personaje de Elle. “Su visibilidad como actriz trans me ha inspirado a mí y a jóvenes de todo el mundo”, sostuvo el parlamentario nacido en 1980 en Plymouth. Actualmente, Finney es una de las influencers transgénero más importantes del Reino Unido y una famosa tiktokera.
–Como autora de Heartstopper, te convertiste en la voz de un montón de jóvenes. ¿Cómo se convive con eso?
–Bueno, siento que muchas personas recurren a mi trabajo y se ven reflejadas en él. Eso les brinda mucha alegría y consuelo en tiempos difíciles y es, en gran parte, lo que Heartstopper representa también para mí. No todos se van a relacionar con la historia o incluso disfrutarla, pero para las personas que sí se han conectado, qué puedo decir: estoy realmente feliz de saber que les he brindado algo de esperanza.
La adaptación a la pantalla fue un éxito a gran escala. Se estrenó el 22 de abril de 2022 en Netflix y se convirtió en sólo 48 horas en una de las diez series inglesas más vistas de la plataforma. No sólo la comunidad LGBT+ mundial celebró la ternura de Heartstopper (ni toxicidad extrema en las relaciones, ni homofobia cruel), sino que medios como el diario The Guardian la definieron como “la serie más amorosa de la pantalla” de estos tiempos. Cuando le preguntaron a la autora cuál era la clave del éxito, la respuesta fue simple: “la gente quiere historias alegres”.
Pese a este tono feliz, la serie también tuvo sus críticas, como aquellos que acusaron a ciertos personajes de hacer Queerbaiting, que en castellano se traduciría como “cebo queer”. Esto es: una técnica de mercadotecnia para atraer a la audiencia LGBT, mostrando a referentes del entretenimiento que emulan una supuesta identidad LGBT (sin asumirla realmente).
Por ejemplo, el actor Kit Connor –Nick en la serie– tuvo que salir a decir que era abiertamente bisexual, luego de que los seguidores de la serie lo acusaran de Queerbaiting (algo así como lucrar con su sexualidad). En su cuenta de Twitter, se descargó con furia: “Soy bisexual. Felicidades por forzar a un joven de 18 años a salir del clóset. Creo que a algunos no les quedó claro el objetivo del show. Bye”.
Más allá de toda controversia, esta segunda temporada (los ocho capítulos ya se pueden ver en Netflix, que esta semana anunció que habrá tercera) profundiza en la relación entre Nicky y Charlie, pero también incursiona en temas no tan tratados en series y películas.
–¿Cuál fue la mayor dificultad que encontraste al retratar la asexualidad de algunos de tus personajes?
–La asexualidad es algo que casi nunca se ha explorado en la televisión y el cine. Y quería mostrar una historia adecuada de autodescubrimiento. El personaje de Isaac, por ejemplo, está empezando a descubrir quién es, pero está muy confundido; comete algunos errores y finalmente se acepta. Yo nunca había visto un viaje así retratado en la pantalla. Y sentí que Heartstopper era el lugar perfecto para contar esta historia. Por lo tanto hay mucha presión por hacerlo bien y asegurarme de que sea “relatable” para las personas que están pasando por eso. Y que también ayude a mucha gente a aprender y comprender cómo son esas experiencias, ya que muchos no tienen idea de qué es la asexualidad.
Osman se ha definido a sí misma como “una chica asexual y arromántica” que nunca imaginó que unas ilustraciones que empezó a los 16 años, en 2010, la llevarían a semejante éxito.
–¿Algo de semejante suceso te asustó al momento de escribir la segunda temporada?
–En general escribir una segunda entrega es difícil, ya sea la secuela, el segundo álbum o lo que sea. Pero sí, la segunda temporada fue aterradora porque la reacción a la primera fue tan positiva... El desafío más grande para mí es expandir las historias de los personajes secundarios, porque los cómics se centran mucho en Nick y Charlie. Así que esa es mi búsqueda ahora: meterme con nuevas historias; y crear eso puede ser algo muy desafiante.
–Especialmente en esta temporada, los padres parecen romper la armonía de sus hijos. ¿Tu ficción está basada en historias de familias reales que conocés?
–No sé si hubo historias específicas que inspiraron a las familias en Heartstopper. Simplemente quería mostrar que las familias de Nick y Charlie son muy diferentes. Por ejemplo: Nick tiene una relación muy cercana y comunicativa con su madre, mientras que en la nueva temporada descubrimos que Charlie tiene una relación bastante difícil con la suya. Discuten mucho, no se llevan muy bien. Me interesaba mostrar las diferentes relaciones familiares que las personas pueden tener y cómo las cosas no siempre son perfectas. Eso es simplemente la vida real, ¿sabes? Y gran parte de Heartstopper se trata de representar la vida real, así como mostrar la esperanza, la alegría y el optimismo.
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