Vive un petit hotel. Quién es el decorador favorito de los famosos que se inspira en sus viajes y en películas para ambientar las fiestas
Referente en la ambientación de eventos, Ramiro Arzuaga se destaca por la curaduría de objetos y un estilo donde no pueden faltar las flores, los colores ni las innovaciones
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No organiza dos eventos iguales. La ambientación de un casamiento nunca se verá replicada con exactitud en otro, ni en un cumpleaños de 15. Por eso, cada fiesta o encuentro ambientado por Ramiro Arzuaga es único y sorprende, aunque se puede reconocer su ADN en los detalles, en ese toque especial. En las ideas y estilo que lo convirtieron en un referente.
Desde ese lugar, y luego de recibir numerosas consultas de sus seguidores, organiza desde hace años cursos para compartir sus conocimientos. Como sus fiestas, los hace a medida para enseñar a armar una mesa, preparar arreglos florales u organizar un evento. Originalidad no le falta: en un campo de tulipanes de Trevelin, cerca de Esquel, da talleres de flores y ceremonias del té.
En tiempos en los que aumentan los festejos al aire libre, y que las propuestas tecnológicas y robóticas son cada vez más variadas, él encontró el equilibrio al aunarlo en su estilo propio, más romántico. Combina pantallas, cubos y túneles de led con lámparas de cristal y follajes colgando del techo, y un jardín vertical detrás de la mesa principal.
Hoy es elegido por los famosos, aunque años atrás su destino podría haber sido otro. Por ejemplo, arquitecto (carrera que comenzó en Buenos Aires, cuando se mudó de su Arrecifes natal, y que dejó en cuarto año); productor de espectáculos musicales (ahí trabajó cuando vivió, recién casado, en los Estados Unidos), o camarero (lo fue en hoteles de lujo al regresar a Buenos Aires).
Mientras tanto, decoraba algún cumpleaños en Arrecifes, buscando objetos en las casas de su abuela y de sus tíos, y cortaba plantas en los caminos del campo. “Me la rebuscaba un montón. Luego comenzaron a casarse mis amigos, y también los ambientaba. Hacía todo yo”.
Hasta que un día –que recuerda como clave en su vida–, en 2007, fue invitado al Open House del Plaza Hotel, donde se exponían diferentes ambientaciones. Ese mismo día, aunque había dado preaviso, lo echaron de su trabajo de camarero por ausentarse unas horas. No tenía por qué lamentarse, ya había descubierto su vocación definitiva.
Siguieron los éxitos: en otra exposición le permitieron crear una ambientación, elegida por el público como la mejor. Pronto estuvo al frente de las bodas de Juliana Awada y Mauricio Macri, de Wanda Nara y Mauro Icardi, los cumpleaños de Mirtha Legrand. Ahora tiene en agenda los casamientos de Nicole Neumann y de Sol Pérez. Lo entusiasma el cumpleaños de Juan Otero, el hijo de la actriz Florencia Peña, en octubre próximo. “Será la primera fiesta de 15 de un varón, así que quizás se abre un nuevo mercado”, vaticina.
Cuando hace seis años vio por televisión el festejo de cumpleaños de Mirtha Legrand imaginaba cómo lo ambientaría él. “Es tan emblemático y me parecía divertido. Pensaba que, hasta ese entonces, había cumplido muchos deseos, eventos de famosos, programas de televisión. Quería hacer su festejo. Creo mucho en la Ley de Atracción, y al año siguiente me llamó Marcela Tinayre para preguntarme si estaba libre para organizarlo”. Así se convirtió en un clásico.
Siempre busca adaptar las ideas de sus clientes a su estilo, como aquella vez ambientó un cumpleaños con animal print (no es uno de sus estampados favoritos) y logró un mix con su impronta. “Para su casamiento, Dalma Maradona me pidió todo natural, y fue una búsqueda bastante detallada para no usar nada derivado de animales ni del petróleo”, cuenta.
En la ceremonia de Wanda Nara y Mauro Icardi, como la ceremonia era en un parque, colocaron una tarima de madera alfombrada en verde para que los invitados no pisaran el pasto. Además, trazó sus iniciales W y M con pétalos de rosas blancas.
En el lanzamiento de un banco, un evento para 400 personas en una torre de Puerto Madero, recibió un pedido especial, que todo estuviera regido por el Feng Shui. “Fue una gran investigación con sus asesores, y aprendí muchísimo. Luego incorporé esos conocimientos en otras ambientaciones”.
Lo definen los objetos originales que suma al armado de una mesa, con flores y candelabros. Además, introducir frutas y verduras en el decorado, como sandías transformadas en floreros, repollos colorados, pomelos. “Si la vida te da quinotos –dice–, llená jarras”. Los esparce por la mesa y tiñe todo de anaranjado.
“Hago mucho dorado a la hoja, por ejemplo, con unas berenjenas que quedaron increíbles. Me gusta que uno se siente a la mesa y tenga la oportunidad de observar detalles. Además del impacto general, que se sorprenda al descubrir cosas originales. También, que a cada comensal lo espere un regalo, en especial algo para comer, bombones para el café”. ¿Qué no va sobre una mesa? “Las botellas”, dice contundente y entre risas. Tampoco recomienda las velas perfumadas por sus aromas químicos.
“Disfruto la búsqueda de objetos. Hago muy buena curaduría y soy reconocido por eso, es mi sello”, asegura. Lo saben los clientes que lo eligen, algunos llegan con fotos de referencia, otros dejan todo en manos de su creatividad. “Todas las fiestas que hago son distintas, por eso siempre busco nuevos proveedores. Sería más fácil repetir las ambientaciones, y más económico, porque tenés todo para hacerlo. Lo mío es más tailor-made, hecho a medida”.
“Puedo usar los mismos livings, pero disponerlos de manera diferente, elijo otra vajilla. Para mí tiene que ser personalizado, como la gente misma, que represente a los novios, a la quinceañera. La fiesta tiene que hablar de ellos, por eso dialogo mucho con mis clientes. Voy a sus casas, miro el estilo de cada uno”. Cuando la gente le dice “hacé lo que quieras porque confío en vos”, lo hace, pero chequeándolo y mostrando lo que planifica, “porque no puede haber nada peor que llegar a tu fiesta y que no te guste”.
Busca siempre proveedores nuevos, tanto de Europa como de Once. Cuando viaja no llena las valijas con cantidad de objetos, sino con algunas piezas específicas. Pero en Once “tengo mis lugares preferidos. Todo el tiempo promuevo en mis cursos la apertura mental, porque hay hallazgos que se pueden sacar de contexto”.
En su cuenta en Instagram @ramiroarzuaga comparte desde ideas para decorar una mesa hasta sus ambientaciones más resonantes. También la historia de cómo fue remodelando su casa, un petit hotel en Recoleta. “Estaba a la venta hacía varios años. Yo pasaba y lo admiraba, quería conocerlo por dentro, y llamé a la inmobiliaria. Entré y sentí amor por la casa, estaba bien conservada. Pero sabía que nunca viviría ahí porque cuesta 5 millones de dólares”.
Entonces hizo una propuesta a los propietarios. Él se encargaría de amueblarla y mantenerla en condiciones, así se vería bien decorada y con vida cuando la visitara un posible comprador. Aceptaron. Compartió el proceso del cambio en historias de Instagram hasta convertirla en Casa Arzuaga, sede de los cursos y una muestra de su estilo y creatividad.
“Es la casa de mis sueños -dice-. Todos los días, cuando voy caminando por la vereda y estoy por llegar, me digo qué locura estar viviendo acá. Por eso comencé a contar su historia en las redes sociales, y a la gente le encanta y sigue todo lo que hago en la casa, cuando muestro la huerta, la refacción de la cocina, el arreglo de la vereda. Sin buscarlos, luego aparecieron los sponsors, que me dieron la pintura para la fachada, las cortinas y hasta el armado de todo el dormitorio”.
¿Cuánto hay de talento y de capacitación en un ambientador? “Obviamente, está el talento en mayor porcentaje, y el aprendizaje implica perfeccionarse o pulir ese talento”.
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