“Pizza rat”. El ranking polémico de un diario acusado de distraer a los lectores en las elecciones presidenciales
Esta vez, el debate neoyorquino giró alrededor de la elección de las mejores pizzas que publicó The New York Times
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NUEVA YORK.- Hay gente muy enojada con The New York Times. No porque su cobertura electoral haya sido tan violentamente a favor de la campaña de Harris que los resultados fueron una sorpresa inexplicable para muchos –esta es una ciudad de amplísima mayoría Demócrata y el matutino tiene una línea en ese sentido.
El tema es que no contentos con haber publicado en las últimas semanas algo tan polémico como un ranking de los mejores bagels de Nueva York, ahora se metieron con otro de sus carbohidratos sagrados: la pizza. Y como no podía ser de otra manera, llueven las críticas por todas partes.
Hay enormes discusiones sobre los establecimientos seleccionados y los que quedaron afuera. También se acusó al diario de intentar distraer al público de la elección de presidente, ya que es difícil para cualquier artículo de política competir con la cantidad de comentarios de lectores y debate furibundo que despierta el seleccionar ciertas pizzas y no otras. Y se cometieron dos enormísimos pecados. Uno: en una de las fotos que ilustran el artículo, se mostró una pizza lista para ser devorada… con cuchillo y tenedor. Dos: no averiguaron cuál eligió pizza rat.
Valen un par de explicaciones. La pizza “New York style” es particular. Es muy fina y blanda, cortada en porciones triangulares grandes para poder doblarlas y comer mientras se camina –claro reflejo del famoso valor del “New York Minute”. Aun así, sentarse (brevemente) a comer una pizza, puede ser considerado “vaya y pase”, pero hacerlo con cubiertos es un faux pas descomunal si se quiere ser auténtico.
Quien bien lo sabe es el ex alcalde Bill de Blasio. De visita en un restaurante de trabajadores justo después de asumir en 2014, le sirvieron pizza y usó cubiertos. En las palabras de la cadena de TV ABC que no podía creer lo que ocurría en la transmisión, “violó la regla fundamental de Nueva York: no importa cuán grasosa sea, se usan las manos”.
El costo político fue tal que fue llamado el “pizzagate”. Y quedó tan marcado en el imaginario popular que, para apoyar a la campaña de Harris, De Blasio posteó un video de él comiendo pizza –con las manos, pero agregándole coco rallado en vez de queso. Con esto mostró que había aprendido su lección: a la pizza se le puede agregar cualquier cosa, siempre que no se la lleve a la boca con utensilios. Pero, aparentemente, no fue así para el matutino, el cual, al publicar una foto de pizza con cubiertos, indignó a tantos.
El otro tema es pizza rat. Según la CNN, “hay pocas cosas más emblemáticamente neoyorquinas que una pizza, el subte y una rata”. Si las tres se mezclan, un ícono urbano está garantizado. Es lo que ocurrió en 2015 cuando un video de una rata arrastrando un pedazo de pizza más grande que ella por las escaleras de un subte en hora pico, sin importar la marea humana que podía aplastarla en cualquier momento, se volvió viral. Fue considerada una demostración inspiradora del coraje y la determinación que uno necesita para sobrevivir en esta ciudad.
El Museo de la Ciudad de Nueva York vende un peluche de Pizza Rat, y calcomanías con la rata y las palabras “New York” escritas en salsa de tomate.
Cómo fue que nadie en The New York Times se tomó el trabajo de chequear de qué restaurant era la porción que arrastraba pizza rat, símbolo último de los neoyorquinos, para muchos lectores está resultando difícil de digerir.
En síntesis, se puede apostar a que, aunque el debate por las elecciones quede atrás, el debate por la pizza es el que, definitivamente, de la Gran Manzana no se va más.
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