Mujer de negocios. Taylor Swift impone las condiciones, bate récords y cambia el rumbo de los cines con un anuncio revolucionario
Por qué el estreno mundial de la película documental The Eras Tour, sobre su última gira, marca un nuevo rumbo para las salas
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Una noticia revolucionó el mercado cinematográfico internacional: el estreno en salas de cine de un documental sobre la gira de conciertos The Eras Tour, de Taylor Swift, a partir del próximo 13 de octubre. La cadena de multicines artífice del millonario contrato con la familia de la cantante es AMC, la más importante de los Estados Unidos y una de las más golpeadas por la crisis de las salas durante la pandemia. La novedad del acuerdo es que la AMC oficia de distribuidora de la película, filmada a lo largo del extenso tour de la cantante durante este año, y con ello consigue sortear a todos los intermediarios. La pregunta que se hace la industria a partir de ahora es cómo cambiarán las reglas del juego si los conciertos comienzan a obtener protagonismo en los calendarios de las salas y, por ende, las fechas de estreno de las películas pueden ser alteradas por un acuerdo entre partes firmado a último momento.
Lo cierto es que el negocio de la exhibición cinematográfica está cambiando. Los factores son varios: la crisis de la asistencia a salas en la pospandemia debido a la competencia del streaming; la mala performance de los últimos estrenos del ecosistema Marvel y de tanques como Indiana Jones y el dial del destino; y, por último, la extendida huelga de actores y guionistas que amenaza con dejar deshidratado al mercado de estrenos para la temporada 2024.
Ante ese panorama, la movida de la AMC resulta prometedora: no sólo logra posicionar a los conciertos como un activo importante para alimentar la oferta de estrenos en cines, sino que su salto a la distribución supone un nuevo tablero para el negocio, que permite acumular beneficios a partir de acuerdos particulares, sumar a la taquilla el extendido merchandising de los artistas musicales, y ofrecer una experiencia difícil de replicar en el consumo vía streaming. La gesta de este fenómeno recién comienza.
El acuerdo se concertó en una reunión privada entre la familia de la cantante y Adam Aaron, CEO de la compañía, luego del estancamiento de la negociación entre los Swift y varios estudios para la distribución de la película. El anuncio fue el 31 de agosto. Dirigida por Sam Wrench, artífice de otros documentales sobre conciertos como Jennifer Lopez: Half Time (2022) y Billie Eilish Live at the O2 (2023), Taylor Swift: The Eras Tour recrea lo que probablemente será la gira de un artista musical más exitosa de todos los tiempos. De hecho, el Common Sense Institute estimó que, en total, la gira de Taylor Swift por Estados Unidos “podría generar hasta 4600 millones de dólares en gasto total de los consumidores”. Y para confirmar esos horizontes, las cifras de la preventa de la película ya marcaron otro récord: 37 millones de dólares en las primeras 24 horas, superando la marca histórica de Spiderman: sin camino a casa. El compromiso de las salas consiste en la permanencia en cartel de la película por lo menos durante cuatro semanas. La expectativa del éxito hace que esa marca no sea difícil de cumplir.
Sin embargo, el acuerdo no es exclusivo para AMC. Otras salas como Cinemark y Regal Cinemas también exhibirán la versión cinematográfica del concierto –llegando a un total de 1000 pantallas en su debut– y la torta del negocio se distribuirá entre AMC como distribuidor y exhibidor, la familia Swift y el resto de las salas. Se pronostica que la mayor parte de los ingresos provendrá del merchandising que puede originar un público tan devoto como el de las ‘Swifties’. Según informa el sitio Insider, una fuente de uno de los estudios que estaba interesado en la distribución de la película y finalmente no cerró el acuerdo señaló que el promedio del consumo de los fanáticos de la cantante se calcula en 300 dólares por función, entre la entrada y la compra de pochoclos, gaseosas y todo tipo de merchandising.
El mayor impacto del anuncio los sufrieron aquellos estudios que tenían programados estrenos importantes para la primera quincena de octubre. De hecho, Universal fue uno de los más afectados ya que el lanzamiento de El Exorcista: Creyente, producida por Blumhouse y dirigida por David Gordon Green, debió adelantarse una semana porque estaba proyectado para el mismo 13 de octubre. Los interrogantes más acuciantes para la industria del cine son aquellos dirigidos al nuevo rol de la cadena AMC, ahora como distribuidora. Por el lanzamiento de The Eras Tour se estima que obtendrá entre el 5 y el 6 por ciento por distribución –según el sitio CNCB–, sobre todo gracias al secretismo de toda la operación y el desplazamiento de otros títulos para darle lugar al concierto, gestos que anuncian una posible distorsión de las condiciones de competencia.
El mercado de la distribución y exhibición cinematográfica en los Estados Unidos ha estado signado por controversias desde la posguerra. En 1948 una serie de sanciones antimonopólicas conocidas como los Decretos Paramount obligaron a los grandes estudios de Hollywood a deshacerse de las salas de cine que eran de su propiedad. El objetivo era que un mismo actor, las majors en ese caso, no controlara todas las instancias del negocio: producción, distribución y exhibición. En 2020 esos decretos fueron declarados obsoletos por la justicia, debido a que la situación de retracción del mercado actual hace poco probable aquella condición monopólica. Pero con el nuevo juego de la AMC y la crisis que todavía afecta a las salas después de la pandemia el futuro parece indicar que todo es posible.
Para superar las crisis
Una de las razones que seguramente impulsó a la cadena AMC a cerrar rápidamente el acuerdo con los Swift fue el tamaño de su deuda. Si bien la cadena anunció a comienzos de agosto de este año que en el último trimestre sus ganancias se habían elevado un 15%, el pasivo generado durante la pandemia asciende a 4 millones de dólares. En ese panorama el primer signo de recuperación fue el fenómeno llamado Barbenheimer (por el estreno de Barbie y Oppenheimer) que logró que la AMC conquiste el mejor fin de semana en recaudación de su historia. Pero no se sabe si esas cifras podrán repetirse y lo que espera en el futuro no parece muy prometedor. Las últimas apuestas de Marvel y DC no han tenido la performance esperada en boletería. ¿Habrá llegado el fin para el reinado de las franquicias y los multiversos?
El otro factor a tener en cuenta es la huelga llevada a cabo por guionistas y actores. Si bien en estos días se anunció una nueva instancia de conversación entre las partes, ya varias películas sufrieron la baja del calendario debido a que los actores no dan entrevistas ni participan en las campañas de promoción. Fue el caso de las secuelas de Duna y Cazafantasmas, ambas desplazadas para 2024. La nueva apuesta de DC y Warner, Aquaman y el reino perdido, y la precuela de Charlie y la fábrica de chocolate, Wonka, aún están programadas para este año, pero todo puede cambiar en cualquier momento.
En ese contexto, el estreno de Taylor Swift: The Eras Tour (al cierre de esta edición, no tiene fecha prevista en la Argentina) suma un nuevo actor a la escena: los conciertos estrenados en salas pueden convertirse en una de las salvaciones del negocio del cine. El nivel de ganancias que se proyecta con la estrategia de la AMC deja muy atrás los números que tenía Best of the Both Worlds de Miley Cyrus, con 31,1 millones de dólares durante su primer fin de semana en 2008 (finalmente recaudó 70 millones en el mundo). “No importa cuáles sean los números finales, ‘The Eras Tour’ ya es un éxito y una bienvenida incorporación para la exhibición cinematográfica”, explicó Shawn Robbins de BoxOffice.com al portal CNBC. “Es un ejemplo brillante del fenómeno Taylor Swift y de su visión para los negocios, en un año en el que ya dominó el panorama de la cultura pop”.
Este puede ser el año del cambio de rumbo. Un suceso como el de Barbie, que podía intuirse por la impronta de Mattel y la aguda mirada de una directora como Greta Gerwig, se combinó con el rendimiento de Oppenheimer, de Christopher Nolan. ¿Quién podía imaginar semejante éxito para una biopic de tres horas sobre el creador de la bomba atómica? Ambas películas dieron un renovado protagonismo a los nombres propios por fuera de los sellos de las compañías o el arrastre de las sagas. Y en ese río revuelto, el nombre de Taylor Swift anticipa un evidente interés por ver en pantalla grande y con sonido envolvente el concierto de un artista popular.
Es quizás por ello que en breve se reestrena el clásico Stop Making Sense (1984) sobre el concierto de Talking Heads, dirigido por Jonathan Demme y considerado como uno de los mejores documentales de rock de la historia. La reciente muerte de Robbie Robertson, líder de The Band y colaborador de Martin Scorsese en la extraordinaria The Last Waltz (1978) sobre el último recital de la banda, reposiciona aquel hito del rockumentary y abre las posibilidades de su reestreno. Para algunos directores como Spike Lee o Peter Jackson, sus últimas producciones, American Utopia (2020) sobre David Byrne y The Beatles: Get Back – The Rooftop Concert (2022) respectivamente, marcan un salto mayúsculo en la estética de la película sobre conciertos. En la Argentina, este año se cumplieron 50 años de Hasta que se ponga el sol (1973), el documental de Aníbal Uset sobre los orígenes del rock argentino, y 40 de Buenos Aires Rock (1983), de Héctor Olivera. Alguna estrategia de recuperación de aquellos hitos puede ser un importante estímulo para una industria en crisis.ß
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