Limonero celebra sus primeros diez años sin encasillarse en géneros, estilos ni temáticas
La premiada editorial argentina de libros ilustrados desembarca en España con una gran apuesta
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Cuando en 2014 Luciana “Lulu” Kirschenbaum y Manuel Rud lanzaron Limonero, un sello independiente de libros ilustrados que hoy cuenta con casi 50 títulos, priorizaron el amor por la literatura. Textos con humor que provoquen placer. Así es como se enfocaron en editar proyectos que los entusiasmaran como lectores. Un tamiz que guía cada artefacto que publican. “El filtro”, dirán ellos.
De este modo dieron vida a un catálogo estimulante y variopinto que transmite asombro y curiosidad en diversas dosis y proporciones con libros que se consiguen en España desde hace tres meses, algunos de ellos también en catalán como Todo lo que pasó antes de que llegaras, de Yael Frankel, y Una niña con un lápiz, de Federico Levin y Nico Lasalle, tres autores argentinos.
Limonero nació como complemento a otra actividad que llevan a cabo ambos editores orientada a producir manuales y textos pedagógicos. Ha conformado en estos diez años una propuesta que abarca un universo lector amplio sin encasillarse en géneros, estilos ni temáticas con obras que combinan poesía con dibujos y narrativa con imágenes o viceversa sin que la ilustración sea un apéndice redundante del texto, sino que amplía el sentido al contar otra historia en diversos formatos.
“Venimos muchos años trabajando con material educativo transmitiendo una conducta o un mensaje o un contenido y decidimos fundar una editorial un poco como oposición a eso-–explica Rud–. Entonces al momento de pensar el catálogo, de armar un criterio, podemos ahí despuntar un poco nuestra actividad creativa y desarrollar la pasión por los libros ilustrados”.
“Nuestro trabajo más vinculado a la literatura instrumental tiene muchas cosas fantásticas, pero en un momento empezó a pesarnos un poco–añade Kirschenbaum–. Por eso, quisimos dedicarnos además al goce lector”.
Limonero comenzó como una editorial de traducciones. La adopción de este formato le permitió transitar un camino más fiable con libros ilustrados probados en otras lenguas mientras la aventura avanzaba. También se trata de una iniciativa audaz que promueve e impulsa el trabajo de escritores e ilustradores inéditos, además de otros artistas como músicos, dramaturgos y cineastas sin dejar de lado autores destacados.
Así, poco a poco, se ha ido transformando en un sello con proyectos propios que constituyen una identidad definida. Aborda a narradores de literatura contemporánea de diversas geografías, recorridos y trayectorias como el estadounidense Lemony Snicket, autor junto a la artista Maira Kalman de 13 palabras, un libro que explora el vínculo entre el lenguaje y el arte; también habitan el catálogo la escritora María Teresa Andruetto y la ilustradora suiza Albertine, ambas ganadoras del prestigioso premio Hans Christian Andersen.
Mientras que la narradora cordobesa publicó Clara y el hombre en la ventana con dibujos de Martina Trach, la celebrada ginebrina aportó su trazo en ¡Ya vienen! y Palabras para la noche, entre otros ejemplares. Además, la obra del clásico italiano Gianni Rodari enriquece al sello con el poema Esperanza ilustrado por la artista visual Francesca Ballarini.
Trach, precisamente, tuvo su primera experiencia como ilustradora de libro álbum en Limonero. Cuenta que Kirschenbaum y Rud la contactaron por correo electrónico después de evaluar varios de sus dibujos y destaca la confianza que recibió en aquella etapa de búsqueda y trabajo intenso.
“Me lo hicieron muy fácil desde la editorial, siempre abiertos a propuestas. Y trabajar con Tere fue hermoso. Ella estaba en Córdoba y yo en Buenos Aires. Nos llamábamos e intercambiábamos audios –recuerda la dibujante y diseñadora gráfica–. Como el libro tiene la carga de una historia verdadera, era importante para las dos que algunas cosas reflejaran esa realidad, que eran recuerdos, un relato. El libro es bastante silencioso, las imágenes llevan la acción adelante. Ella me entregó un guion, me habló mucho de un pueblo, de la austeridad, de una nena y su mamá”.
Lo cierto es que la evolución del proyecto vino acompañado de una serie de reconocimientos en todo el mundo. Uno de los más destacados es el premio BOP a la Mejor Editorial de América Latina en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil de Bolonia, Italia, en 2019. También fue distinguida en ferias y festivales de Estados Unidos, Alemania y Emiratos Árabes, entre otros países.
“Lo de Bolonia fue muy significativo sobre todo en la visibilidad–señala Kirschenbaum–. Y el año pasado Todo lo que pasó antes de que llegaras, de Yael Frankel, ganó un premio en Italia como mejor libro de ficción. Fue un gran empujón para el libro que empezó a venderse en otras lenguas”.
“También fuimos premiados en la Feria del Libro de Buenos Aires en el marco de las jornadas profesionales. Fue un honor y muy gozoso porque es un reconocimiento que otorgan los libreros y nuestros colegas. Estamos muy contentos y con la vara alta para honrar este tipo de pergaminos”, añade Manuel Rud.
Albertine – una Nobel de la literatura infantil y juvenil–, por su parte, aporta una clave que define desde su óptica el trabajo de la editorial argentina. “Limonero tiene una mirada sobre los libros infantiles que me es muy próxima, muy cercana, con una gran sensibilidad hacia la calidad gráfica, pero también hacia el contenido de la narración. Los editores son leales a los autores que aman y exigen libros de calidad”.
Rud y Kirschenbaum dirigen Limonero sin un rol específico con una delegación de tareas que el paso del tiempo convirtió en rutinas. Acompañados por un equipo pequeño (Belén Chaud, Manuel Rodríguez Silvar, Melina Forte, Andi Landoni y Guadalupe Vanini), aún desarrollan un trabajo bastante artesanal, pero que apunta a una escala mayor, más industrial, como lo es el proyecto de transformarse en una editorial española.
Una oficina física en Barcelona pretende ser el primer paso de este nuevo reto, donde el libro ilustrado transita un momento de auge que se retroalimenta por el apetito lector y la variedad de oferta con diferentes temáticas, texturas y formatos tanto en catalán como en castellano.
Además de Todo lo que pasó antes de que llegaras y Una niña con un lápiz, editaron en España Santa Fruta, de los franceses Delphine Perret y Sébastien Mourrain, e Imposible, de la portuguesa Catarina Sobral. Cuatro libros más tendrán su lugar en las librerías en esta parte del año. Las obras seleccionadas son ¡Hola, piedra!, de los italianos Giuseppe Caliceti y Noemí Vola; Quince ocasiones para pedir deseos en la calle, del argentino Nicolás Schuff y el español Maguma; Mi pequeño, de la pareja suiza Germano Zullo y Albertine, y Una gran historia de vaqueros, otro trabajo de Delphine Perret.
“Siempre tuvimos el objetivo de llegar a España. Primero con una distribución, pero es cada vez más complejo. Entonces el modo de estar intentamos que sea con un ISBN local [identificador único para libro] y una presencia física. Una persona ya trabaja con nosotros en Barcelona. Es una prueba, un experimento y esperamos que funcione –detalla Rud–. La expectativa con los libros en catalán es también llegar a Valencia y a las Islas Baleares. Sabemos que hay diferencias entre el catalán de Barcelona con el de Valencia y Mallorca. La traducción de los libros es en catalán estándar”.
Los proyectos de Limonero también siguen su curso en Argentina. Además de trabajar en simultáneo cuatro libros de autores que no se dedican a la literatura infantil, dieron a conocer A de rinoceronte, un alfabeto que juega con las formas de las letras, también este mes presentarán una línea de libro ilustrado orientada al lector adulto y en agosto, en el marco de la Feria de Editores (FED), editarán un cuento de Alejandra Kamiya [autora de la trilogía La paciencia del agua sobre cada piedra, El sol mueve la sombra de las cosas quietas y Los árboles caídos también son el bosque].
“Estamos felices y orgullosos de la editorial que fundamos. Tenemos un equipo sólido y comprometido que hace que sea posible sostenernos y reinventarnos- considera Kirschenbaum–. Es una gran satisfacción tener un fondo editorial que nos sigue gustando luego de tantos años y un placer enorme estar con nuevos proyectos que nos permiten seguir creciendo”.
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