Cómo convertir al país en un gran destino turístico
“El turismo está cambiando y la Argentina tiene muchas posiilidades“, dice la especialista Daniela Otero, presidenta interina del Comité Mundial de Ética de ONU Turismo
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PALMA DE MALLORCA.- La saturación turística es uno de los grandes temas de este verano europeo, aunque la preocupación llega hasta Asia. Miles de personas se manifestaron en las calles de Barcelona, Alicante y Palma de Mallorca. Canarias desfiló con carteles que decían “Turista, ¡respeta mi tierra”. Venecia, Málaga, Ámsterdam, Dubrovnik y Berlín toman medidas, y hasta Kenia se planta para evitar aglomeraciones en el Masai Mara, que afectan las migraciones de animales, especialmente el guepardo. Bután lleva los controles a tal extremo que, para visitarlo, hay que pagar una tasa diaria de cien dólares por persona.
El ensayista islandés Egill Bjarnason, autor de Cómo Islandia cambió el mundo, dijo en La Vanguardia hace unos días: “Islandia tenía poco turismo hasta que llegó Instagram con sus selfies”. Y no le falta razón, ya que no es el único que hace hincapié en el tremendo efecto viralizador de esa red social en la promoción de lugares.
“El modelo está haciendo agua, porque socialmente no es sustentable. La llamada turismofobia no es tan así, pero a veces se buscan términos muy marketineros para instalar cuestiones necesarias de debatir. Muchas comunidades sienten que el turismo les hace perder calidad de vida. Por eso, hoy sustentabilidad significa no solo cuidar lo ambiental, un paradigma que ya está muy instalado por suerte, sino mantener también la calidad de vida de los locales. Esto es algo del orden de la sustentabilidad social”.
Quien habla es la licenciada Daniela Otero (58), presidenta interina del Comité Mundial de Ética de ONU Turismo desde hace casi tres años. Ex CEO de Skål International, la mayor organización mundial que reúne a todos los sectores de la industria de viajes y turismo, es una especialista con gran trayectoria que dejó la Argentina hace más de veinte años y actualmente reside en la Costa del Sol. En un diálogo telefónico con la nacion, no solo se explayó sobre este fenómeno que ocupa las primeras planas europeas, sino que analizó el potencial turístico de la Argentina y el Cono Sur.
–Miro la tele y leo la prensa, y digo ‘¡Qué bien nos vendría en la Argentina un poco de esta saturación de la que Europa tanto se queja!’
–Conozco bastante mi país porque de joven trabajé mucho allí, y tengo claro que en la Argentina no se vive hoy esta realidad porque no hay, como en tantos países europeos, tasas de PBI marcadamente relacionadas con el turismo. Pero que no ocurra hoy no significa que no vaya a ocurrir. Por eso el país debe estar preparado para enfrentar esos retos.
–Dentro del Cono Sur latinoamericano, ¿cómo nos situamos?
–En un lugar destacadísimo. Argentina es uno de los países latinoamericanos que más turistas extranjeros recibe y el que más visitas concentró en 2023 en esa zona. Como decimos nosotros, es un destino de largo alcance. Tenés que tomar un avión, viajar más de seis horas y estar una determinada cantidad de días para amortizar todo lo que cuesta este periplo. Pero hay una gran oportunidad en este momento porque el panorama turístico está cambiando. Mientras que los destinos clásicos siguen siendo muy atractivos, una nueva tendencia está ganando fuerza, el turismo en destinos emergentes y Latinoamérica. Ahí hay una gran posibilidad. La gente conoce el producto Argentina y sabe que ofrece una multivariedad no exenta de sofisticación y exotismo, áreas naturales únicas, paisajes increíbles de lagos y montañas, playas desde Buenos Aires hasta el sur, esquí, rutas de senderismo y ciclismo, la ruta del vino, restaurantes gourmet y ni que hablar de la vida cultural de Buenos Aires y el tango en particular.
–¿De qué hablamos cuando decimos turismo de destinos emergentes?
–Hablamos de la diversificación de la oferta turística, es decir, ir a lugares que no son convencionales; reducción de la presión sobre destinos saturados; desarrollo económico de nuevas regiones; preservación de culturas y tradiciones locales; oportunidad de negocios para operadores turísticos innovadores; fomentar el turismo sostenible y responsable; creación de experiencias únicas y memorables para los viajeros. En estos puntos tienen que poner el foco los países emergentes, entre los cuales están todos los del Cono Sur. Esto sería beneficioso para las economías locales, los viajeros, y contribuiría a un desarrollo turístico más equilibrado a nivel global.
–Las realidades paralelas que se viven en otros continentes: saturación turística e incesante aumento de viajeros.
–Sí, me gustaría ponerlo en contexto. Se sabe que el turismo es una de las industrias de más rápido crecimiento en el mundo, por lo tanto, es un factor clave en el desarrollo económico de los países. Pero a nivel global están apareciendo cuestiones éticas que exigen un enfoque más responsable del desarrollo de esta industria.
–Ética y turismo, ¿cómo se vinculan?
–Ética aplicada al turismo es el impacto que tienen nuestras acciones cuando viajamos. Se requiere una manera responsable y respetuosa de viajar, con una actitud que deje un impacto positivo en el lugar que visitamos. En lo económico, en lo ambiental y en lo social. Reducir el impacto negativo en el medio ambiente, promoviendo el crecimiento económico y la conservación cultural. Viajar informado sobre el lugar al que voy a ir. Si conozco sus necesidades, cuido su patrimonio. Eso es ética del turismo. Creo que el ejemplo tiene que venir de los viajeros, ellos tienen que ser los verdaderos agentes de cambio, ser empáticos, conscientes y conectados con el lugar al que visitan.
–¿Es sencillo llevarlo a la práctica?
–Es complejo, pero no imposible. Algunos destinos ya han comenzado a trabajar en campañas de concientización.
–Deme ejemplos de acciones o campañas…
–Dos ejemplos dentro de España: País Vasco, por ejemplo, ha creado una campaña que utiliza el eslogan “No seas un turista, sé uno más”. Simple pero potente, en busca de un turista respetuoso que elija experiencias locales y singulares en línea con el Código Ético de ONU Turismo. No son los únicos. En la Costa del Sol ya usan nuevas tecnologías, que dan muchísima información, para medir cuánto de lo ingresado por turismo se destina a la educación y sanidad pública, y cuánto se reinvierte en los famosos Objetivos de Desarrollo Sostenible, los ODS, a los que está adscripta incluso la Argentina. No es menor que la gente sepa que lo que ingresa por ese turista, le vuelve en servicios.
–¿Otros casos?
–Ámsterdam, una zona con una fragilidad similar a la de Venecia. A través de una aplicación miden los tiempos de espera en las principales atracciones turísticas y sugieren a los usuarios otros sitios también interesantes, pero menos saturados. El algoritmo permite, asimismo, personalizar las recomendaciones. Venecia está trabajando en algo parecido. La tecnología es de gran ayuda para “gestionar” estos desafíos de una forma amigable. Otra forma de regulación son los precios.
–¿Los precios?
–Ajuste de precio para diversificar la demanda. Lo están haciendo en Dubai, en el famoso edificio Burj Khalifa. Segmentan la tarifa por visitante y por horario. El problema que tenían era que todo el mundo quería subir a ver la puesta de sol y no daban abasto. Ahora el precio varía según la hora y la demanda. Puesta de sol a un precio equis. Resto del día mitad de precio. En Brujas se prohibieron las fiestas en la calle, el ingreso de autobuses turísticos a determinados sitios y también de patinetas. Recibían ocho millones de visitantes al año. No había más remedio que aplicar algunas restricciones. Los barrios saturados de Berlín, donde además hay muchos estudiantes, limitaron los pisos turísticos en edificios privados, y prohibieron arrastrar las maletas sobre el empedrado porque despertaban a los lugareños. Tomaron ideas haciendo un brainstorming integrando a los propios vecinos del lugar. A veces no todo es económico. Es educar, consensuar medidas y tomar la decisión.
–¿Qué alcance tiene el Código de Ética?
–Bueno, como se sabe, ONU Turismo puede aconsejar, sugerir, pero no es vinculante. No tiene territorialidad. Sí podemos hacer aportes a los distintos estados, ayudar a gestionar, colaborar. Esto está entre nuestras posibilidades. Recuerdo que la Unesco, que es una agencia de la ONU que protege el patrimonio cultural, recomendó proteger los recursos de Galápagos, en Ecuador, y en 2007 lo incluyó en la lista de destinos en peligro. Fue una forma de ayudarlos para que pudiesen gestionar mejor el destino. En estos momentos estamos en un proceso destinado a convertir el Código Mundial de Ética del Turismo en un tratado internacional vinculante.
–¿Cómo?
–Si bien el Código de Ética continuará coexistiendo para aquellas entidades del sector privado que deseen adherir a sus principios, la ratificación de la Convención comprometerá a los países a desarrollar políticas para que todos, turistas, sector público y privado en sus territorios respeten estos principios éticos consensuados y mayoritariamente aceptados, resultando en un turismo más ético y sostenible en el plano internacional. Éste es nuestro compromiso, desde ONU Turismo y desde el Comité de Ética precisamos la colaboración de los países miembros para lograrlo. Creo que es posible. ¡Faltan solo que firmen seis países! Y le puedo adelantar que ha habido muy buena recepción en Latinoamérica. Países como Ecuador, Paraguay, Uruguay y Colombia están trabajando en conversaciones y en busca de los consensos necesarios previos a la firma. La diferencia entre el Código de Ética y la Convención Internacional es que una vez que obtengamos las ratificaciones requeridas, esto generará deberes y obligaciones para los estados firmantes, y nosotros vamos a tener un protocolo facultativo para trabajar en la conciliación de controversias. El empuje de América Latina sería clave en estos momentos para que el Código se convierta en Convención Internacional. Y ya no sería solo voluntario, sino vinculante.
–Bueno, ahora volvamos al pago y soñemos que alguien la llama y le pide cinco sugerencias para impulsar el turismo en la Argentina, ¿qué diría?
–Que hay que ser innovadores al momento de usar estrategias de marketing como primera medida. Marketing de contenidos; story-telling; realidad virtual o realidad aumentada, que algunos destinos ya ofrecen; promocionar eventos locales, festivales, eventos culturales únicos. Planes turísticos novedosos: la Argentina da para programas de aventura, gastronomía, bienestar y relax. Hacer paquetes temáticos y ofrecer experiencias exclusivas. Algunos países deciden ofrecer como excepción lugares habitualmente no disponibles para la visita del público en general, y convertir esto en una experiencia exclusiva. Recuerdo que Roma destinó a galas líricas un área que generalmente estaba preservada, y este evento anual generó un nuevo hábito turístico. Una estrategia que se puede imitar. También están dando mucho resultado en diversos países las opciones personalizables y adaptadas estrictamente al gusto del usuario. Experiencias a medida.
–El ecoturismo también puede tenerse en cuenta…
–Justamente estaba pensando en otro nicho, que es el de gente que decide hacer viajes que tengan un impacto positivo en las comunidades locales, esto se ve mucho en países de África. También los nórdicos, que siempre han sido de avanzada, ahora compran pasajes aéreos, aunque tengan que pagarlos más caros, que usan las rutas aéreas de menor impacto negativo en el medio ambiente. Hay que estar muy atento a las tendencias.
–Tenemos en contra que estamos muy lejos…
–Sí, es un destino de largo alcance, pero para menguar esto se podría pensar en combinar distintos destinos de la región en un mismo “paquete de viaje”, por ejemplo: Jujuy, el Titicaca y el desierto de Atacama. Argentina, Bolivia y Chile. La propuesta es diferente: se amortiza tiempo y gasto.
–¿Cuáles son las tendencias de 2024?
–Demanda de experiencias auténticas y fuera de lo común; énfasis en turismo de bajo impacto y sustentable; turismo de aventura y ecoturismo en lugares poco explorados; integración de la tecnología en la experiencia de viaje, incluyendo la realidad aumentada y la realidad virtual; destinos que combinen naturaleza, cultura y aventura; auge del turismo lento, slow tourism, estancias más largas y experiencias más profundas, calidad más que cantidad; lugares con oportunidades de bienestar y desconexión digital. Parece paradójico, pero hay gente que ya lo está buscando.
–Pareciera que somos el paraíso, sin embargo…
–Si tengo que resumir diría que la Argentina es un producto que tiene mucha personalidad y con enorme potencial. Miro el país y veo un potencial brillante. Pero también hay mucho por hacer. El desafío es establecer un plan estratégico a largo plazo y que pueda continuar independientemente del gobierno que esté. He aquí el quid de la cuestión. Un pacto de estado a largo plazo y consensuado con todos los sectores. Todo indica que el turismo seguirá en crecimiento. Aquellos países que sean competitivos, innovadores, adaptables y piensen en soluciones sustentables, están muy bien posicionados en la década que viene. ¡Y la Argentina puede hacerlo!
Los más visitados, en cifras
Según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), la contribución del turismo al PBI mundial superará en un 7,5 % los niveles de 2019 y se calcula que en la próxima década creará 126 millones de empleos.
España, que es el segundo país más visitado del mundo, luego de Francia, con 83 millones de turistas el año pasado, podría alcanzar en 2024 los 100 millones, lo que lo llevaría a pelear por el podio, hasta ahora en poder de Francia. El tercer lugar es los Estados Unidos.
Si se miran las divisas, hay que decir que España generará en diez años ingresos por turismo de 100 mil millones más de euros que en 2023, alcanzando la friolera de 285 mil millones.
Los diez principios del Código Mundial de Ética del Turismo
Artículo 1. Contribución del turismo al entendimiento mutuo y el respeto entre pueblos y sociedades.
Artículo 2. El turismo como vehículo para la realización individual y colectiva.
Artículo 3. Turismo, un factor de desarrollo sustentable.
Artículo 4. El turismo como usuario de la herencia cultural de la humanidad, contribuyendo a su mejora.
Artículo 5. El turismo, actividad beneficiosa para los países y las comunidades de destino.
Artículo 6. Obligaciones de las partes interesadas en el desarrollo del turismo.
Artículo 7. Derecho al turismo.
Artículo 8. Libertad de desplazamiento turístico.
Artículo 9. Derechos de los trabajadores y de los emprendedores dentro de la industria turística.
Artículo 10. Implementación de los principios del Código Global de Ética del Turismo.
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