“La paridad de género siempre ha sido una bandera de la izquierda”, dice la directora de orquesta italiana
La directora de orquesta italiana Beatrice Venezi, que presentó Turandot en el Colón, habla sobre el rol de la mujer en las orquestas
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Desde el debut pionero de Antonia Brico como invitada de la legendaria Filarmónica de Berlín allá por 1930 (primera directora mujer en la historia), hasta el nombramiento el año pasado, casi un siglo después, de Joana Mallwitz como titular de la también berlinesa Orquesta de la Konzerthaus (primera en alcanzar un puesto estable de la más alta categoría en la capital alemana, meca de la música clásica por excelencia, y en dirigir una producción de ópera completa en el icónico Festival de Salzburgo, entre otros récords que la posicionaron en su actual podio), el mundo ha cambiado vertiginosamente.
Sin embargo, en el territorio de la dirección orquestal, si bien las mujeres han ido ganando espacios, difícilmente lo han hecho al ritmo de otros avances pues, siendo aun cada vez más las que estudian y ejercen esta profesión reservada a los hombres desde tiempos inmemoriales, siguen siendo contadas con los dedos de una mano las que acceden a las posiciones permanentes de los organismos más relevantes del mundo.
Según Marin Alsop, una de las grandes batutas que marcaron hitos en la historia de la dirección (en su caso como primera mujer en llegar a la cima de una gran orquesta en los Estados Unidos): “La forma en que la sociedad interpreta el lenguaje corporal de una mujer no es la misma con la que interpreta el lenguaje de un hombre”. Discípula del célebre Leonard Bernstein, Alsop afirma que, no obstante los obstáculos, “desde la relación despótica y casi tiránica, con la imagen del director como figura definitiva del poder, la idea de autoridad que conlleva la batuta y sus estereotipos, están evolucionando en los últimos tiempos”.
Sobre esta evolución y el rol de la mujer en las orquestas opinó la directora Beatrice Venezi (34), invitada por el Teatro Colón en colaboración con la embajada italiana en el marco del ciclo Divina Italia para la reposición de la ópera Turandot de Giacomo Puccini, en conmemoración del centenario de su muerte, y por el consulado italiano para dirigir hoy un concierto-homenaje a cargo de la Orquesta Académica del Teatro Colón en el Teatro Coliseo, en la celebración de la Festa della Repubblica.
Originaria de Lucca, tierra natal de Puccini, Venezi llega al Colón “como un sueño” postergado desde la pandemia, con una importante carta de presentación de mano de la política: su amistad con Georgia Meloni y el cargo como asesora del Ministro de Cultura de Italia, precedente que le ha ocasionado ciertas objeciones en el ámbito sinfónico de su país y hasta la parodia por parte de una reconocida comediante en un programa televisivo de varieté.
En consonancia con su posicionamiento, dirigió el concierto de Navidad en el Senado de la República de Italia y la inauguración del centenario de Puccini, ambos transmitidos por la cadena RAI, el principal canal de radiodifusión pública de Italia. Entre sus méritos artísticos, enumera colaboraciones con los tenores Plácido Domingo, el argentino Marcelo Álvarez y Vittorio Grigolo entre los cantantes, y con las Orquestas del Teatro La Fenice y del Maggio Musicale Fiorentino. En 2018, la edición italiana de la revista Forbes la destacó como una de los 100 jóvenes futuros líderes de su país.
–Empuñar la batuta al frente de una orquesta y acceder a la dirección permanente de un organismo musical relevante, ¿sigue siendo una dificultad mucho mayor para la mujer?
–Sigue siendo un tema y, claramente, no hay muchas mujeres que acceden a posiciones fijas en orquestas importantes. Sigue habiendo una sensibilidad bastante machista, aunque percibo que es una cuestión generacional que por suerte resulta cada vez más simple. Para los músicos jóvenes es natural ver a una mujer en la posición de líder. Eso nos da esperanzas hacia el futuro.
–¿Cómo se desarrolla esta cuestión en Italia particularmente?
–Italia es el país más machista que hay. Allí las mujeres tenemos que luchar más fuerte. El tema es que la paridad de género ha sido utilizada de una manera más ideológica que concreta. Por ejemplo: la declinación al femenino. Ustedes aquí pueden llamar a una mujer “abogada”, “arquitecta” o “directora”, mientras que, en Italia, las profesiones se siguen usando para la mujer con la declinación al masculino y sigue siendo una cuestión que a la mujer se la llame “abogado”, “arquitecto”, pero el punto es que esa es la única cosa de la cual hablan las feministas. Es algo estético, pero no sustancial. Creo que, antes que eso, tendríamos que hablar de cosas que sí son relevantes, como la paridad de sueldo, porque en Italia, para una misma posición, sigue existiendo un 30% de diferencia a favor de los hombres, lo cual no es poco. Sin embargo, la única cosa de la cual hablamos es la denominación.
–A pesar de que Italia ha elegido a una mujer como primer ministro. ¿No ha inaugurado la era de Georgia Meloni un cambio que desde la política se traslade a otros sectores de la sociedad? ¿No se percibe un movimiento en tal sentido?
–El tema de la paridad de género, al menos en Italia, siempre ha sido una bandera de la izquierda. Es algo que la derecha no ha sabido aprovechar hasta el momento, y las feministas italianas no aprovechan el hecho de tener una mujer como primer ministro, lo cual es una oportunidad única no solo por su condición de mujer, sino también de joven. Eso quiere decir mucho en un país viejo como Italia, donde a una mujer de casi 50 años se la sigue considerando “una nueva estrella”. Eso no pasa en otros lugares como Inglaterra o Estados Unidos, donde las consideraciones respecto de la edad y lo que se llama juventud, son otras. La idea que tienen de “ser joven” en otros países es muy diferente a la que tiene el italiano.
–Hay directoras que prefieren quitarle el acento a la cuestión de género (es el caso de Simone Young, titular de la Sinfónica de Sidney que, para una entrevista en ocasión de su nombramiento en Hamburgo, pidió expresamente evitar comentarios o preguntas referidas a la excepcionalidad femenina). ¿Le incomoda a usted ser presentada con ese explicativo?
–Sí. Un poco me disgusta y también preferiría que me llamen “maestro” y me llamen “director” en el sentido más neutro, como se usa en inglés: conductor. Porque lo que existe es un rol, una posición, y ese trabajo no tiene género, tiene una cierta capacidad y una preparación, pero no género.
–¿Cómo ve el panorama de la ópera y su rumbo en la actualidad?
–Aun con 34 años, en este sentido soy muy a la antigua, al estilo tradicional. Si veo algo que para mí no funciona con una puesta en escena, lo digo. Me gusta trabajar con los régisseurs atendiendo a que la puesta en escena no cambie el real significado de la obra. Eso es importante para mí. Algunas cosas se hacen de manera inteligente, hay otras que no tienen sentido y en lo personal no me gustan. En los últimos años la figura con más poder en las producciones de ópera es el director de escena. Creo que podemos y debemos cambiarlo, y en ese proceso la figura del director de orquesta es decisiva, porque si acepta todo pasivamente no puede cambiar nada. Lo que le falta a la música clásica es una divulgación que no sea académica, autorreferencial, snob ni elitista, porque cuando la música es muy autorreferencial, el público se siente excluido. A veces parece que se trata de algo que los músicos hacen para sí mismos, por su propia cuenta y sin pensar en el público como destinatario, cuando es fundamental porque se trata del tercer actor de toda performance. Desde que comencé mi carrera, trabajo en la divulgación. Escribí tres libros y estoy preparando un cuarto sobre Puccini.
–Uno de esos títulos, Le sorelle di Mozart (Las hermanas de Mozart), lo dedica a repasar las biografías justamente de mujeres en la historia de la música, desde Hildegard von Bingen, pasando por Nannerl, la hermana de Mozart y Clara Wieck hasta Martha Argerich y la cantante Björk.
–Me parecía importante cambiar la narración que se hace de las mujeres en la música. Cuando una tiene éxito en algo, siempre se destaca el carácter excepcional por el que, al final, se termina confirmando la regla. Acabo de grabar un programa para la RAI donde hablo de mujeres en la música. Sobre todo para las jóvenes generaciones, es valioso saber que hubo mujeres exitosas que cambiaron el panorama.
–¿No termina siendo una contribución a la publicidad de una carrera destacar justamente la excepcionalidad del género para distinguirse y ganar, por ejemplo, la atención de los medios?
–En cierta forma sí, pero veo también que cuando se critica a una mujer, se lo hace más fuerte y con más saña, porque se les pide mucho más y, si de alguna forma falla, las redes sociales y los medios de prensa, la matan. Otra cosa que he notado, volviendo a la referencia de Georgia Meloni, es la comunicación que se hace sobre ella, basada en el hecho de ser “la primera mujer en Italia”. Pero ojo que si ella de alguna manera falla, fallan todas las demás mujeres y ninguna otra tendrá derecho a aspirar a ese puesto.
–Se ha vinculado usted a la política como asesora del ministro de cultura, en temas de educación musical. ¿Cuál es su perspectiva?
–La educación me interesa mucho. He aportado a un manual para la escuela media de 11 a 14 años porque me gustaba la idea de proponer algo diferente para la divulgación en ese segmento de público. El sistema de educación musical no funciona bien en Italia, y eso es contradictorio en el país de la ópera y la música por excelencia. Creo que en las escuelas es importante divulgar, no para formar músicos (para eso ya existen las academias), sino para formar públicos nuevos. En Italia tenemos el problema de llenar las salas de conciertos: cómo hacer para que la gente vaya a los teatros. Primero, educar el oído. No de manera específica sobre las notas y la teoría musical, sino sobre el gusto. Cuando terminamos la escuela obligatoria, todos tenemos más o menos la capacidad de distinguir si una iglesia es gótica o románica, si un cuadro es impresionista o expresionista. Tenemos ese conocimiento. Con la música, no. Si escuchamos una pieza barroca o verista, no sabríamos qué decir al respecto. Los italianos estamos ligados a la música por nuestra historia y es un deber conocer nuestras raíces. También hay que educar en la experiencia del sonido real porque estamos más acostumbrados al sonido digital de Spotify y otras plataformas. Es importante aprender a escuchar como parte de una educación cívica y una formación en la complejidad. Vivimos en una sociedad que simplifica todo, entonces la educación para la complejidad tiene un valor agregado más allá de la cultura musical.
–Actualmente hay una discusión en la Argentina sobre cómo emplear los recursos del Estado en el apoyo al arte y la cultura, y qué vínculo se establece a partir de ese mecanismo, si hay dependencia, cooptación y propaganda a cambio de fondos y subsidios. ¿Cómo se da este tema en Italia?
–En Italia no hay discusión sobre eso. Sí hemos tenido escándalos como el del Maggio Musicale Fiorentino con un déficit de 50 millones de euros que no se sabe a dónde fueron a parar. Ahora se descubre que el director del teatro se pagaba aviones privados, restaurants, hoteles y cosas así [NdeR: el austríaco Alexander Pereira, exdirector del Festival de Salzburgo y de La Scala de Milán, quien dimitió a su cargo de superintendente del Maggio Fiorentino luego de que se le iniciara una investigación sobre la supuesta malversación de fondos públicos]. Es lógico que frente al abuso surjan las preguntas porque son millones de euros que el gobierno italiano invierte. Italia tiene la obligación de sostener los teatros, los museos y la cultura. No puede hacer otra cosa, y este gobierno ve la cultura como una inversión por la posibilidad de generar negocios turísticos. Creo que el Estado tiene que sostener la cultura para evitar el embrutecimiento de la sociedad, porque la belleza no solo es estética. La mayoría de los teatros en Italia solo espera recibir el subsidio sin tener en cuenta las necesidades del público, con lo cual, si una sala está vacía, hay que preguntarse por qué.
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