Inés Camilloni: “Es posible desacoplar el crecimiento económico de las emisiones de dióxido de carbono”
Experta en cambio climático y doctora en Ciencias de la Atmósfera por la UBA, alerta sobre la temperatura de la Tierra y dice “la ciencia cuenta con herramientas para poder probar que son las acciones humanas las responsables del cambio climático”
“Estados Unidos y la Unión Europea están creciendo pero su crecimiento no estuvo necesariamente vinculado con seguir emitiendo cada vez más”, sostiene. “La ciencia tiene la certeza absoluta de que el planeta se está calentando”, afirma. “Son las acciones humanas las responsables del cambio climático”, clarifica. “En términos globales, las dos terceras partes de las emisiones de dióxido de carbono provienen del sector de la energía. Y en segundo lugar, de la agricultura, la ganadería y los procesos vinculados con los cambios en el uso del suelo”, explica. “En la Argentina, algo más de la mitad de las emisiones corresponde al sector de la energía porque una contribución importante proviene de la agricultura y la ganadería”, clarifica.
“El conocimiento científico creciente no sólo explica qué es lo que está pasando con el clima y cuáles son las causas. También ofrece un espacio de soluciones”, asegura. “Las emisiones están aumentando en términos globales. Sólo se registró una reducción de emisiones en 2020, asociada a la pandemia”, aclara y sigue: “La mayor contribución en la reducción de las emisiones en 2020 se debió al freno del transporte terrestre”, aclara y agrega: “En 2021 y 2022, las emisiones volvieron a aumentar”. “En China e India, las emisiones están aumentando de forma acelerada. Lideran el ranking de emisiones contaminantes”, desarrolla.
“La Argentina emite cerca del 0,9% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero, bastante más que los países de la región”, describe y sigue: “Chile, Colombia y Perú emiten menos”. “Los países que más sufren el impacto del cambio climático son los que menos recursos tienen y menos responsabilidad en sus causas”, señala. “Estados Unidos es el país que más dióxido de carbono incorporó a la atmósfera”, precisa. “Para controlar el cambio climático, el camino no es dejar de producir sino hacer una transformación en la producción”, analiza y agrega: “El 30 por ciento de los alimentos que se producen en el mundo son descartados aunque estén en buen estado”. “Hay que actuar sobre las causas del cambio climático, por ejemplo, el uso de los combustibles fósiles”, explica. “La transición energética hacia fuentes renovables tiene que ser una cuestión central”, propone. “Vamos hacia un clima cada vez más peligroso”, alerta.
“Las soluciones globales van mucho más lento que la velocidad del cambio climático”, advierte. “Las proyecciones muestran que la sequía no sería el escenario más común en el futuro en el noreste de la Argentina sino las lluvias”, dice. “Las proyecciones muestran que el noroeste de la Argentina se va a seguir calentando”, dice y detalla: “Las temperaturas podrían subir 3 o 4 grados comparado con fines del siglo XX”. “La ciencia no sólo puede explicar el funcionamiento del cambio climático y sus causas sino también encontrar soluciones”, sostiene y ejemplifica: “La geoingeniería solar investiga la inyección de partículas en la estratosfera, mediante aviones, para enfriar el planeta”.
La experta en cambio climático de referencia internacional, Inés Camilloni, estuvo en La Repregunta. Camilloni es Doctora en Ciencias de la Atmósfera por la Universidad de Buenos Aires. Fue convocada por la Unesco para integrar la Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico y la Tecnología (COMEST). Es la única investigadora argentina entre los 18 académicos que la integran. Además, acaba de ser nombrada vicepresidenta del grupo 1 del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC).
Del “global warming” al “global boiling”, ¿cuál es el futuro del cambio climático? Veranos e inviernos cada vez más calientes, ¿qué actividades guaranás son las causa de una Tierra caliente? ¿Qué caminos le quedan a la Argentina de matriz exportadora de granos y energía? ¿Cómo puede la geoingeniería encontrar soluciones al calentamiento global? Camilloni hizo su análisis. Aquí, algunos pasajes destacados de la entrevista.
El calentamiento de la Tierra y la acción humana. La energía y el agro
-Hay preocupación en el mundo por los nuevos eventos que muestran el calentamiento global y, también, debates y polémicas por la incredulidad de ciertos sectores que no terminan de confiar en el conocimiento científico sobre el cambio climático. Al día de hoy, ¿cuáles son los datos clave que tenemos que tener sobre la mesa en relación al cambio climático y a los efectos de la actividad humana en el cambio climático?
-Desde el sector científico, tenemos una certeza absoluta con respecto a que el planeta se está calentando y que ese calentamiento presenta una aceleración bastante marcada, particularmente desde mediados del siglo XX hasta ahora, es decir, por lo menos en los últimos 70 años. En ese período podemos establecer esa certeza sobre el aumento de la temperatura de la Tierra con récords en cuanto al calentamiento, la temperatura promedio que alcanza el planeta. Desde el sector científico, la comparación se hace con la referencia habitual del periodo pre industrial. La referencia preindustrial que tomamos son los cincuenta y un años que van del 1850 al 1900, aunque la revolución industrial fue décadas antes. ¿Por qué tomamos ese período? Porque desde entonces contamos con información relevada por termómetros que nos permiten conocer cómo varió la temperatura promedio de la Tierra en aquel momento, cuando todavía no estaba tan difundido el uso de los combustibles fósiles para la generación de energías. Las cervezas científicas tienen que ver con el aumento de la temperatura de la Tierra, que está alcanzando umbrales nunca antes registrados en cientos de años hacia atrás. Las certezas también alcanzan a lo que llamamos “la atribución de ese calentamiento”, es decir, se puede establecer una relación causa efecto. Sabemos que el aumento de la temperatura de la Tierra está estrictamente vinculado con un conjunto de acciones humanas, particularmente la generación de energía a partir del petróleo, del carbón, del gas natural, esto es, los combustible fósiles y, también, de procesos productivos como agricultura, la ganadería y los procesos relacionados con los cambios en el uso del suelo. Además, algunas actividades industriales. Todas en su conjunto producen un resultado: modifican la composición química de la atmósfera y a través de ese mecanismo, empieza a producirse este proceso de aumento de la temperatura de la Tierra, que hace unas décadas llamábamos “calentamiento global”.
-Dentro de los distintos tipos de actividades que impactan en esa relación causa y efecto del calentamiento global, por ejemplo, la generación de energía fósil, o la actividad agropecuaria y ganadería. ¿Cuáles son las actividades que están impactando en el aumento de la temperatura de la tierra?
-La mayor parte de las emisiones corresponden al sector de la energía. Si miramos los números en términos globales, aproximadamente las dos terceras partes de las emisiones de dióxido de carbono provienen del sector de la energía. Y en segundo lugar, aparecen la agricultura, la ganadería y estos procesos vinculados con los cambios en el uso del suelo. Cuando miramos esos números ya en una escala más local, ¿qué es lo que pasa en la Argentina? Algo más de la mitad de las emisiones corresponden al sector de la energía porque una contribución importante proviene de la agricultura y la ganadería. La matriz de las emisiones de un país están claramente vinculadas con cómo son los procesos productivos.
-Es decir que, en el caso de la Argentina, las emisiones del sector energético son algo menores mientras que sube el impacto de producción agropecuaria.
-Esa es la diferencia del caso argentino en comparación con la composición del promedio global.
-Políticos como Donald Trump o Jair Bolsonaro son parte de grandes corrientes que resisten esa interpretación causal, que es la actividad del hombre la que produce el cambio climático. Sostienen, en cambio, que habría un proceso de evolución natural que podría explicar la subida de la temperatura promedio. Usted plantea, sin embargo, que la comunidad científica ha podido demostrar que hay una relación causa efecto entre la actividad humana y el calentamiento global.
-Sí, hay un consenso científico diría que absoluto con respecto a este proceso de atribución. La ciencia cuenta con herramientas para poder probar precisamente que son las acciones humanas las responsables del cambio climático. Usamos simulaciones, modelos que representan cómo funciona todo el sistema climático y cómo este sistema climático funcionaría si no tuviéramos tanto dióxido de carbono en la atmósfera, como tenemos en la actualidad. Las simulaciones también muestran cómo responde el sistema cuando sí hay mucho de carbón o mucho metano y muchos de los otros gases que producen el cambio climático.
Emisiones de carbono, ¿en alza o a la baja? Estados Unidos vs China
-Hay grandes preguntas y dilemas en torno al cambio climático. Hay quienes señalan que la emisión de dióxido de carbono se ha ido reduciendo a partir de los distintos protocolos firmados entre los países, al que adhieren las sociedades occidentales más desarrolladas, como Europa. Por ejemplo, con la transición decidida hacia la energía renovable se habría logrado contener y reducir esa emisión. ¿Cuál es la cuál es la información precisa sobre la evolución de las emisiones de dióxido de carbono?
-La realidad es que las emisiones de dióxido de carbono están aumentando. No hay reducciones.
-Es importante aclararlo porque hay mucha información sobre que, en realidad, las misiones han bajado al contrario. Usted plantea que es lo opuesto.
-En términos globales, han aumentado. En términos globales, sólo se registró una reducción en el año 2020, asociado a la pandemia.
"La mayor contribución en la reducción de las emisiones en el año 2020 estuvo asociado al freno del transporte terrestre"
-Al parate de la economía.
-Sí, al parate de la economía y, particularmente, el análisis es que estuvo vinculado con el parate en el transporte.El detener el transporte, y sobre todo, el transporte terrestre. Porque si bien también se detuvo el transporte aéreo, la mayor contribución en la reducción de las emisiones en el año 2020 estuvo asociado al freno del transporte terrestre. Pero ya en 2021, 2022, las emisiones volvieron a aumentar. Es cierto que en términos globales, si se miran los datos regionales y por países, aparecen disparidades. Hay países, especialmente los países emergentes como China o India, donde las emisiones están aumentando y lo están haciendo de forma acelerada mientras que hay otras economías como Estados Unidos y la Unión Europea que han estado reduciendo sus emisiones.
-¿En qué porcentaje se da la reducción de emisiones de dióxido de carbono en esos países?
-Es bastante significativa. En el caso de la India, cuando uno mira los gráficos, se ve que viene aumentando sus emisiones. Y Estados Unidos y la Unión Europea, si bien han logrado crecer económicamente, pudieron desacoplar el crecimiento. En el caso de esas regiones, el crecimiento no estuvo necesariamente vinculado con seguir emitiendo cada vez más. Di de cargo claro.
-Es interesante el resultado global de las emisiones porque termina demostrando el efecto sistémico: aún cuando hay países que reducen la emisión de dióxido de carbono, en la suma total, el efecto sigue siendo de ascenso de esa emisión por el efecto de otros países con una cantidad enorme de población, como China e India.
-Cuando se mira el volumen de carbono que se está emitiendo a la atmósfera, el primer emisor es China. India está en tercer lugar. Estados Unidos aparece en el segundo lugar.
Argentina, Vaca Muerta, litio y agro. ¿Cómo crecer sin contaminar?
-¿Y cómo es ese indicador en países en vías de desarrollo como los de América Latina, que tienen una matriz energética? Por ejemplo, en la Argentina apenas un 16 por ciento de su matriz energética corresponde a energías renovables. Pero en Uruguay, el 90 por ciento de su matriz energética corresponde a energías renovables.
-La Argentina emite algo así como el 0,9 por ciento del total de las emisiones de gases de efecto invernadero. Ése es su aporte a la foto global. Es poco, estamos en menos del 1 por ciento. Cuando nos comparamos con nuestros vecinos en América Latina, Brasil y México se van alternando según el año en el primer puesto, a veces está uno y el otro, en el segundo. Pero la Argentina está en tercer lugar. Chile, Colombia y Perú emiten bastante menos que la Argentina. La Argentina está en niveles semejantes a Venezuela. En el volumen total no es tanto lo que emite la Argentina, pero emitimos bastante más que la mayor parte de nuestros vecinos de la región.
-Es importante la aclaración acerca de que la emisión de dióxido de carbono sigue subiendo porque uno de los argumentos de quienes resisten la idea de un cambio climático vinculado con la actividad humana sostiene que las emisiones están bajando y, sin embargo, el calentamiento continúa. Usted deja claro que sólo bajaron en 2020 en el cálculo global. La otra cuestión es el gran dilema de cómo alimentar a millones en el planeta, cómo lograr el despegue económico y una mayor equidad social en las naciones emergentes y en las naciones pobres cuando se cuestionan las matrices productivas basadas en energía fósiles o en el agro. Es el caso de la Argentina con Vaca Muerta, el litio o una mayor productividad del campo argentino: con esa plataforma, se intenta un futuro de una macroeconómico más estable y de desarrollo económico y social. Usted integra una comisión ética global que está pensando estos dilemas. ¿Cómo se piensa la contención del cambio climático sin impactar en esos desarrollos necesarios para la vida humana?
-Una forma de pensarlo es ver qué es posible. Están los ejemplos de la Unión Europea y de Estados Unidos, regiones que están creciendo económicamente y donde, al mismo tiempo, sus emisiones disminuyen. Demuestran que es posible desacoplar el crecimiento económico de las emisiones. Ahora bien, ¿qué tipo de ejemplos son esos? Son países desarrollados. Entonces, ¿qué es lo que hace falta para crecer sin producir emisiones de dióxido de carbono? En general, hacen falta recursos, hace falta transferencia de tecnología. Los países emergentes, los países en desarrollo no tienen esos recursos. Por eso hay que pensar el cambio climático como una cuestión global donde no hay una región que se pueda salvar del cambio climático. Hay que empezar a concebir el problema del cambio climático a partir de soluciones globales. Y ahí es donde la cooperación cumple un rol esencial, la transferencia de tecnología y el financiamiento. Los países que ahora. Más están sufriendo los impactos del cambio climático son quienes menos recursos tienen pero, además, son los países que, históricamente, tienen menos responsabilidad en las causas del cambio climático. Si bien Estados Unidos y la Unión Europea están reduciendo sus emisiones, en términos históricos, Estados Unidos es el país que más dióxido de carbono. incorporó a la atmósfera.
"El dióxido de carbono que tenemos depende estrictamente de cuánto petróleo o cuánto carbón, o cuánto gas quemamos. Si seguimos quemando las mismas cantidades que hasta ahora, el dióxido de carbono se va a seguir acumulando"
-Claro, cuando Estados Unidos se estaba desarrollando económicamente, todavía no se estaba registrando el cambio climático como problema. El sector agropecuario de la Unión Europea es altamente productivo pero han encontrado un modo sostenible de aumentar esa productividad sin aumentar su huella de carbono. ¿La Argentina podría plantearse ese camino? No se trata de cerrar una vía de desarrollo, por ejemplo, el agro, sino de encontrar la tecnología necesaria para que no impacte tan significativamente.
-Sin duda porque estamos en un planeta donde la población está creciendo. Y hay que alimentar a esa población con alimentos en cantidad y en calidad. El camino no es dejar de producir sino sino de qué forma se hace una transformación en términos de la producción. Cuando hablamos de alimentos, otra de las cuestiones centrales es que gran parte de los alimentos que se producen, el 30 por ciento, son descartados estando en buen estado. Otra forma de atacar el cambio climático tiene que ver con ese uso consciente y racional de los recursos.
-Por ejemplo, alimentos que se vencen o verduras y frutas que se echan a perder.
-Estéticamente parece que no son los más apropiados para entrar algunos marcados y son desechados. Podrían ser absolutamente aprovechados. El 30 por ciento es muy alto.
Resistencia medioambiental vs geoingeniería. La ciencia y la solución al calentamiento
-En el debate en torno al cambio climático, se da una especie de eco estrés o de ecofobia y una postura extremadamente combativa por parte de ciertas organizaciones internacionales. Estoy pensando en la resistencia que encontró el cultivo de salmón, por ejemplo, en estos grandes reservorios de salmón. O el debate sobre si explotación minera sí o no. O la resistencia al sector del agro. Hay movimientos que se oponen completamente. Esa tampoco parece hacer una solución viable, es decir, cerrar algunas canillas de la economía para lograr una reducción del calentamiento.
-No, no es viable. Hay un conocimiento científico creciente y sólido que no solo explica qué es lo que está pasando con el clima y cuáles son las causas. También ofrece lo que nosotros llamamos un espacio de soluciones, qué hacer con todo esto entendiendo que es un problema global y que las soluciones tienen que ser globales. En ese sentido, ese espacio de soluciones apunta a actuar sobre las causas que producen el cambio climático, a cómo nos adaptamos a sus consecuencias para disminuir los riesgos y los peligros que implica. Éste es el camino para encontrar estas soluciones .
-A la hora de pensar el cambio climático desde la búsqueda de soluciones y el aporte de la ciencia y la tecnología, hay toda una rama nueva de saberes científicos y tecnológicos, la geoingeniería. La concepción de esa línea de saber tiene que ver con un evento natural, los efectos de la erupción de un volcán, que dispara una pregunta acerca de si es posible bajar el nivel de calentamiento y enfriar la Tierra. ¿Podría contar esa historia y cómo lleva a una oportunidad para encontrar soluciones a través de la geoingeniería?
-En 1991, hubo una erupción muy grande de un volcán en Filipinas, el volcán Pinatubo que inyectó pequeñas partículas en la atmósfera, esas cenizas que suelen liberar los volcanes. Las partículas se expandieron hasta unos 20 kilómetros de altura en la atmósfera, en la estratósfera. Después de esa erupción volcánica, el efecto que se notó en la temperatura fue que en promedio el planeta se enfrió alrededor de medio grado centígrado durante algunos meses. Esas partículas reflejaban gran cantidad de energía que no llegaba al suelo, entonces la temperatura bajaba. Años después y en este contexto de aumento de la temperatura de la Tierra, se empezó a pensar si se podría replicar artificialmente este efecto de enfriamiento que producen los volcanes con la incorporación de estas pequeñas partículas por medio de aviones en la estratósfera. Esta es una de las tecnologías dentro de lo que se llama geoingeniería solar, en este caso, la incorporación de estas partículas en la estratosfera. Está en una instancia de investigación para evaluar cuáles serían sus efectos. Sabemos que serviría para bajarle la temperatura a la tierra: es como si le pusiéramos una media sombra al planeta.
-¿Es como un filtro de los rayos solares?
-Claro, reflejaríamos más energía de vuelta hacia el espacio y así se bajaría la temperatura. Pero lo que sabemos también es que eso modificaría el ciclo del agua. Haría que en algunos lugares llueva más; en otros, menos. Eso tendría consecuencias distintas para las diferentes regiones. Por lo tanto, involucra también cuestiones éticas porque no es como meterse en un túnel del tiempo y volver a un clima de hace 50 años o hace 100 años.
-Se darían nuevas condiciones donde baja la temperatura, pero no sabemos qué otros efectos se pueden dar.
-Exactamente, se generaría un clima nuevo, pero que sin duda sería más frío que el que tenemos en la actualidad.
-¿Habría menos dióxido de carbono en el aire, por ejemplo?
-No. El dióxido de carbono que tenemos depende estrictamente de cuánto petróleo o cuánto carbón, o cuánto gas quemamos. Si seguimos quemando las mismas cantidades que hasta ahora, el dióxido de carbono se va a seguir acumulando. Eso implica que los océanos, por ejemplo, se van a seguir acidificando, y que se van a seguir dañando a los corales. El efecto sería bajar la temperatura del planeta, que podría servir pero temporariamente, mientras reducimos las emisiones y hacemos la transición energética hacia fuentes renovables. Es una discusión que va avanzando en forma muy acelerada en todo el mundo.
-Es decir, es la geoingeniería aplicada a la administración del sol. ¿Esa tecnología volvería inviable la producción de energía a través de paneles solares?
-No porque la reducción de la energía del sol sería de entre un 1 y 2 por ciento. Todo depende de si queremos bajar la temperatura al planeta medio grado o un grado.
-El problema de que el planeta suba de temperatura es que derrite hielos, suben los mares y se producen una serie de consecuencias. ¿Cómo es la vinculación con el dióxido de carbono?
-Más dióxido de carbono intensifica o potencia un fenómeno natural que es el efecto invernadero. Al intensificar el efecto invernadero, el dióxido de carbono que se acumula hace que el sistema climático retenga cada vez mayor cantidad de energía. Así es como va aumentando la temperatura de la Tierra. Eso derrite los hielos. Y entramos en círculos de retroalimentación, procesos que empiezan a amplificarse.
Hielos que se derriten y los riesgos para la Argentina
-La semana pasada, supimos que un iceberg del tamaño de la Argentina, según la información que circuló, desapareció en la Antártida. ¿Qué significa eso? ¿Se derritió y se integró a las aguas del océano?
-No. Durante el invierno, cuando baja mucho la temperatura en la región antártica, lo que sucede es que hay porciones de mar que tienden a pasar a la fase sólida, es decir, tienden a congelarse. En este caso, la superficie que habitualmente se congelaba, este año no se congeló porque la temperatura es relativamente más alta. La ciencia está investigando este fenómeno. No es que se haya derretido.
-Quedó en estado líquido lo que se solía congela
-Sí, eso era una superficie muy grande de hielo, equivalente a la superficie de la Argentina, que falta porque no se formó, no se congeló.
-Como una especie de iceberg estacional.
-Una porción de océano que se derrite y se congela según la época del año y esta vez no se congeló. En la región antártica, hay un mínimo de hielo que es histórico
-Quienes refutan el cambio climático por la acción humana sostienen que la cantidad de hielo en los polos ha crecido. ¿Es lo contrario, en realidad?
-Sí, es lo contrario. Se está dando una marcada retracción de hielo porque la región del Ártico es donde más ha estado aumentando la temperatura de la Tierra. Hay una aceleración en el calentamiento en esas latitudes altas, en esa porción del Hemisferio Norte, que es histórica. Afecta particularmente al hielo.
-La Argentina, que está cerca de estos hielos antárticos, ¿cuál es el mayor riesgo que afronta en el futuro en términos climáticos y medio ambientales? ¿Una invasión de tierras por el crecimiento del nivel del océano, por ejemplo? ¿Qué parte de la Provincia de Buenos Aires, la zona productiva, pueda quedar en las aguas? ¿O es un problema de sequías y de aumento de temperaturas? ¿O de lluvias muy extremas?
-Nosotros hacemos proyecciones de cambio climático. Estimamos cómo puede ser el clima de las próximas décadas en función de distintos escenarios. ¿Cuáles son esos escenarios? Qué pasaría si emitimos más dióxido de carbono, o si seguimos emitiendo mucho, como venimos haciéndolo hasta ahora. Esas simulaciones nos dan un rango posible, un clima más extremo o menos extremo en términos de cambios. La Argentina es un país muy grande. Las proyecciones muestran que el territorio se va a seguir calentando, particularmente, el extremo noroeste de la Argentina: ésa es la porción del país donde se proyecta el mayor aumento en la temperatura.
-¿A qué temperatura se puede llegar?
-Depende de cómo sean los escenarios de emisiones. Puede haber aumentos de temperatura del orden de los 3 o 4 grados centígrados con respecto a lo que teníamos a finales del siglo pasado, que es el siglo XX, no hay que irse muy atrás en el tiempo. También se puede registrar un aumento en la frecuencia de olas de calor, en la duración, en la intensidad de olas de calor.
Argentina, ¿se repetirán las sequías extremas… o todo lo contrario?
-Para la economía y para la vida de los argentinos, este año fue muy crítico por la sequía que afectó a la producción del agro. ¿Éste puede ser un escenario mucho más común del que pensamos en el futuro?
-Las proyecciones muestran que no, que en el noreste de la Argentina continuaría una tendencia opuesta, el aumento de las precipitaciones. Las proyecciones muestran que la lluvia seguiría aumentando. Pero todo esto está inmerso dentro de una marcada variabilidad. Entonces, podemos tener una tendencia a que llueva cada vez más pero, dentro de esa tendencia, podemos tener años más húmedos con inundaciones y años extremadamente secos. Pero la tendencia es a que sea más húmeda.
Argentina, transición energética y recursos financieros
-La última cuestión: la geoingeniería y la geoingeniería solar, con este ejemplo de cómo un fenómeno natural como la erupción de un volcán dio señales a la ciencia y a la tecnología de por dónde podría haber una solución, aunque sea temporaria, muestra una faceta optimista del debate medioambiental, con la ciencia cumpliendo un rol activo para la mejora de las condiciones. ¿Un país como la Argentina, a la hora de decidir una intervención que aporte a la mitigación del cambio climático, tendría que enfocar los recursos del Estado y del mercado en la transición energética hacia las energías renovables?
-Sí, sin duda hay que actuar sobre las causas del cambio climático y eso apunta directamente al uso de los combustibles fósiles. Ahí es donde la transición energética y las fuentes de energías renovables tiene que ser una cuestión central. Sumado a esto, es necesario el cambio en algunas pautas de la producción y del consumo, que también actúan sobre las causas. Pero también es fundamental la adaptación al cambio climático. Sabemos que el clima está cambiando, que va a seguir cambiando, que vamos a ver un clima cada vez más peligroso. La adaptación en el sentido de minimizar los riesgos y los peligros que implica el cambio climático es también una cuestión central.
-¿Cómo hacen los países que todavía tienen que encarar esa transición energética cuando tienen problemas económicos? ¿Se está hablando de colaboración global más interesantes en términos de financiación para las nuevas fuentes de renovables aún para países con grandes problemas económicos?
-Sí, el financiamiento climático es una de las cuestiones centrales. Se discuten en el marco de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Hay todo un programa vinculado con pérdidas y daños en países que prácticamente no tienen ninguna responsabilidad frente al cambio climático pero están sufriendo los impactos y riesgos a futuro, que son muy severos. Pero todo esto va mucho más lento que la velocidad con la que el clima está cambiando. Desde el sector científico, y también desde el sector político, uno de los mensajes clave tiene que ver con de qué forma podemos implementar la urgencia, estas medidas para que las estas transformaciones se hagan lo más rápido posible.