Hernán Lacunza: “Lo único que puede funcionar es primero el ajuste fiscal y luego lo monetario; hay una esperanza ahí”
Shock, equilibrio fiscal y voluntad política: ¿los ejes de la futura gestión? ¿Finalmente no se dolarizará? El economista clave de Pro analiza lo que viene en materia económica
“Cuando escucho al presidente electo hablar en términos fiscales, estoy bastante de acuerdo”, plantea. “La secuencia de causalidad es de lo fiscal a lo monetario, de lo monetario a lo cambiario, no al revés”, precisa. “Si se llega al equilibrio fiscal y se corta la maquinita, no hace falta dolarizar”, explica. “Si no se corrige el agujero fiscal y le seguís dando a la maquinita, nada va a funcionar”, se preocupa. “Bajar los 10 puntos del gasto en Leliqs depende de bajar el gasto público en 5 puntos”, clarifica. “Milei tiene que subrayar que el ajuste fiscal tiene como prioridad la equidad y cuidar a los chicos pobres”, subraya.
“Quien asuma de ministro de Economía, tiene que coincidir en tres pilares: que hay que tener una economía abierta con menos presencia del Estado, con menos impuestos distorsivos y con un gasto más eficiente”, clarifica. “El mercado está viendo que no hay más de lo mismo, que era irrespirable, y que hay una expectativa de un cambio y un presidente electo que tiene su filosofía económica bien definida”, afirma. “Las dudas están más puestas en la economía política, en las dificultades que representan las corporaciones, la minoría en el Congreso, los gobernadores y las provincias, en el hecho de que Milei no tiene ningún gobernador propio”, concluye. “Ser ministro de Economía hoy exige altruismo, patriotismo y convicción”, plantea. “Este gobierno entrante va a tener minorías muy débiles en el Parlamento”, anticipa. “El presidente electo dice que no hay tiempo para gradualismo. Hace falta schock. Y eso es cierto”, coincide. “Bajar el gasto en 5 puntos del PBI es política de shock”, define y sigue: “No hay gradualismo posible con menos 10 mil millones de dólares de reserva”. “Un proyecto de dolarización sí condiciona el programa económico”, señala. “Se puede construir un Banco Central independiente”, prefiere. “La dolarización no va a ocurrir ahora porque no están los dólares”, sostiene. “La obra pública bajó mucho con este gobierno y es de cerca de 1 punto del PBI”, detalla. “El gasto político es el 0,4 por ciento del presupuesto y el 0,16 por ciento del PBI”, agrega. “Reducir el gasto político impacta más en lo simbólico que en lo que muerde al presupuesto”, desarrolla.
"El presidente electo dice que no hay tiempo para gradualismo. Hace falta schock. Y eso es cierto"
“En un programa de gobierno difícil como el que se avecina, es muy importante la equidad en el ajuste”, sugiere. “Si no se bajan los 5 puntos de gasto público, los 10 puntos de las Leliqs no van a bajar”, insiste. “El gobierno saliente tuvo el incremento de deuda más grande de la historia porque aumentó el déficit”, cuestiona. “La deuda es hija del déficit y el déficit es hijo del gasto, entonces la deuda es nieta del gasto”, reflexiona. “Hay empresas privadas que viven de subsidios del Estado y de mercados protegidos”, critica. “No es ningún consuelo que YPF haya ganado 2 mil millones de dólares si podría haber ganado 10 mil”, distingue. “YPF tiene que recuperar la lógica de funcionamiento de una empresa privada”, propone. “El directorio de YPF debería estar integrado por un profesional, no por el representante de un partido”, opina. “No me parece necesario ni conveniente privatizar YPF en este momento”, aclara. “El gobierno saliente fue impúdico con lo que hizo con la política cambiaria”, afirma. “Imagino que el sinceramiento del precio del dólar va a ser una de las primeras medidas del próximo gobierno”, dice. “El Banco Central tiene que ser capaz de acumular 100 millones de dólares por día”, destaca. “Si se llega al equilibrio fiscal, la brecha cambiaria baja sola y en cuatro meses, el cepo es historia”, se entusiasma. “Hay que hacer un plan pero no por el FMI sino por los argentinos”, diferencia. “En Juntos por el Cambio, tenemos afinidad con la filosofía económica de Milei”, reconoce. “El salario promedio no es de 500 dólares, es de 400 dólares porque hay un montón de inflación bajo la alfombra”, puntualiza. “Hay que tener voluntad política de asumir los costos de las medidas impopulares que hay que tomar”, concluye.
El economista Hernán Lacunza estuvo en La Repregunta. Lacunza es un economista clave de Pro y fue el economista líder de los equipos de Horacio Rodríguez Larreta en la interna presidencial. Fue ministro de Hacienda en la presidencia de Mauricio Macri y ministro de Economía durante la gobernación de María Eugenia Vidal.
Aquí, la entrevista completa.
Milei y su plan económico. ¿Desorden o estrategia? ¿Por qué no se sabe el nombre de su ministro de Economía?
-En estos días de transición, llama la atención que Milei se demore en definir los nombres del equipo económico, sobre todo el nombre del ministro de Economía. El equipo de Milei no querría anticiparlo antes de la asunción presidencial para que no quede comprometida su gestión con las repercusiones que pueda tener hoy, por ejemplo, en el tipo de cambio, en el precio del dólar. ¿Milei debería, efectivamente, definir esos nombres claves de la economía?
-Primera cosa, la transición es muy delicada porque la herencia que deja el gobierno saliente es muy pobre en todos los aspectos. Te voy a dar tres números. La brecha cambiaría es de 200 por ciento, la inflación está en 180 por ciento y la pobreza, en más de 45 por ciento a fin de año. Estamos en un escenario muy delicado.
-Vamos a ir después a esos números.
-En ese escenario, debería haber una transición cooperativa entre el gobierno saliente y el entrante. La de 2019, no fue ideal pero tuvo otras características. La reticencia del gobierno entrante a no desgastar a su elenco económico es derivada de esa falta de cooperación. Pero a esta altura, si bien la herencia es atribuible al gobierno saliente y es muy mala, sí es un pasivo del gobierno entrante o, por lo menos, no es un activo público que esté ofreciendo su elenco económico a la sociedad. Estamos a escasos diez días hábiles, a dos semanas, de que entre en funciones el nuevo gobierno. Esa definición ya debería estar a la vista de todos, no sólo los nombres sino también los programas. Y hasta te diría, los proyectos de ley, el proyecto de presupuesto que será, me imagino, la ley madre del inicio de la gestión, entre otras. La constitución de su equipo ya debería estar a la vista de la sociedad. Hay una derivación todavía más peligroso de esa falta de definición, que no digo que el nuevo presidente no la tenga, pero por lo menos no la hace pública: es esta tentación, motivada un poco también por la ansiedad de la inquietud pública, de ir llenando los casilleros día por día. La complejidad de la tarea que hay por delante es tan ardua que el equipo económico necesita tener una coordinación perfecta y una gran confianza entre sus miembros. No se trata nada más de a quién pongo. No es que Scaloni junta once nombres y a último momento, pone a Messi y sale bien: entrenan tres años juntos. Esto es parecido, salvando las distancias. La tarea que hay que hacer en materia de gasto público, de Leliqs, de tipo de cambio, de empresas públicas, de todos los desafíos que podemos desgranar, demanda que los miembros del equipo económico estén espalda con espalda y todos convencidos. Porque una vez ahí, en la gestión, no es que hay tiempo de pensar, de leer, de programar, de convencer, de persuadir al director del ANSES o al director de la AFIP o al ministro de infraestructura.
-Ahora, usted señala que no hay una actitud cooperativa de la gestión saliente con la gestión entrante. Y en las últimas semanas, la calle opositora, en realidad, identificada con el oficialismo actual que va a pasar a la oposición en pocos días, empezó a mostrar reparos, por ejemplo, en relación a las privatizaciones. No anticipar los nombres clave del equipo económico, ¿no es lo que conviene hacer en este contexto como manera de preservar precisamente un desgaste que pueda empezar aún antes de asumir? ¿Podría ser la estrategia adecuada?
-Entendería que no los anunciara en la campaña, pero en un país, diez días más y días menos, es una anécdota. Vamos a evitar el desgaste entre el 30 de noviembre y el 10 de diciembre… Con ese criterio, el 20 de diciembre ya va a estar desgastado. Ya estamos en un tiempo descuento. Y además, el problema también es lo que se pierde de generación de confianza y de coordinación de tu equipo cuando sale a la cancha. No es lo mismo si tuvo veinte días de vestuario para consolidarse, que también es poco. Repito la analogía: es como si Messi se sumara al equipo recién en la escalerita, saliendo a la cancha. También se acorta la exposición pública necesaria para contar cuál es la filosofía y el rumbo, que siempre antecede a los programas y a los proyectos de ley.
-Detrás de la demora para definir el equipo económico, ¿puede haber otro problema más estructural? ¿Puede estar pesando la dificultad para conseguir comprometer a un economista de peso, con autoridad, credibilidad y visión personal para ser parte de una gestión que tiene a un presidente economista, dueño de una visión propia, discutible o no, pero visión propia sobre lo que quiera hacer? Ha definido su horizonte económico y monetario, en términos de las dolarización. ¿Qué economista querría aceptar un corralito tan demarcado?
-Por supuesto, aceptar ser ministro de Economía es una decisión personal con mucho riesgo, que exige altruismo, patriotismo, convicción…
"Si no se corrige el agujero fiscal y le seguís dando a la maquinita, nada va a funcionar"
-Y también requiere márgenes de acción.
-Obvio.
-Por eso: ¿hay economistas que puedan estar listos para este contexto?
-Bueno, es difícil. Pero para ponerlo en una secuencia: primero, hay que compartir una ética. Segundo, compartir el rumbo y la filosofía. Tercero, el programa. O sea, ese economista tiene que estar de acuerdo con tres pilares, por lo menos: que hay que tener una economía abierta con menos presencia del Estado, con menos impuestos distorsivos y con un gasto más eficiente.
-Esos tres pilares parecerían ser compartidos por los economistas profesionales.
-Sí. Por casi todos. Cuarto, un equipo consistente: eso quiere decir que se la pases al cuatro y el cuatro, te la devuelva redonda, que eso es lo que estamos discutiendo. Quinto, algún grado de consenso político entre fuerzas del Congreso. Este gobierno va a tener minorías muy delicadas, muy débiles en el Parlamento para la escala de ambición del programa. Por eso el presidente electo insiste con eso de que no hay tiempo para gradualismo y hace falta shock. Eso es cierto porque el gradualismo es posible si hay márgenes de acción, recursos, créditos…
-Paciencia de la sociedad.
-No hay nada de todo eso. No hay gradualismo con reservas netas de menos 10 mil millones de dólares. Está bien el shock. Así que, con más razón, la impronta de esa cabeza del elenco económico tiene que ser difundida y todo su equipo, persuadido. Pero si hoy designan al del Anses o al presidente del Banco Central y el ministro de Economía viene dentro de veinte días, se está asumiendo un riesgo adicional a la complejidad del momento.
-El ministro de Economía pasa a ser prácticamente un invitado de un equipo que ya está formado.
-Sí. Así no se forman los equipos. Es más difícil que eso salga bien. No es imposible, pero es más difícil.
Milei y las prioridades económicas. Banco Central, ¿cerrarlo o independizarlo?
-En relación a los problemas económicos y los planes económicos, hemos escuchado definiciones del candidato Milei, algunas de ellas ratificadas ahora, ya electo. Por ejemplo, la idea de “cerrar” el Banco Central, por lo menos en la oficina que dice “emitir billetes”. Porque ya hubo aclaraciones acerca de que el rol regulatorio del Central en el sistema financiero seguiría existiendo. ¿No condiciona la función económica al ministro de Economía que asuma eventualmente?
-Sí, claro. Eso de no tener política monetaria, que es uno de los brazos de la política económica, es una definición muy tajante.
-¿O está definiendo que la política monetaria no estará depositada en el ministro de Economía y sí en el presidente del Banco Central?
-Que esté en el Banco Central está muy bien: ésa es la independencia del Banco Central. Independencia del Banco Central no quiere decir que no tenga relación con el fisco, sino que tiene autonomía en su programa monetario y en su decisión.
-¿El nombre del presidente del Banco Central puede no ser consensuado necesariamente con el ministro de Economía?
-Bueno, el ministro de Economía y el presidente del Banco Central, por lo menos, tienen que tener el mismo puerto de llegada. Es el proyecto de dolarización el que sí condiciona la política y el programa económico. Lo que la condiciona es la dolarización, no el nombre del presidente del Banco Central. La dolarización es un puerto de llegada discutible. Primero, no se puede hacer inmediatamente porque no hay dólares. Tampoco se va a concretar muy próximamente porque no se van a construir esas reservas rápidamente. También es debatible si la dolarización es un puerto de llegada deseable para la Argentina. El argumento detrás de la dolarización es que, como chocamos en todas las esquina, entreguemos la licencia de conducir y que conduzca otro, el piloto norteamericano, es decir, la Reserva Federal de Estados Unidos.
-La idea es que si la política choca el auto, que conduzca otro.
-Si el banquero central argentino choca en todas las esquinas…
-Pero Milei argumenta que el banquero choca por presión de la política que usa el Banco Central para financiarse.
-De acuerdo. Pero para resolver eso, tenemos que tener un Banco Central independiente, que se puede construir. Ahora, si asumimos que no se puede y se lo entregamos a un piloto norteamericano, la Reserva Federal, en alguna esquina se va a llegar a una encrucijada y a ese piloto le va a convenir doblar a la izquierda y bajar la tasa porque está en recesión. En ese momento, porque tenemos ciclos asincrónicos, a nosotros nos va a convenir hacer lo contrario, subir la tasa. Hay un montón de contradicciones que se dan en la dolarización. De todas formas, es una discusión que se va a dar dentro de dos años, no ahora porque no están los dólares. Tomar esa decisión hoy es un condicionante. Me parece prematuro asumir ese objetivo y te digo más: para que sea posible, antes hay que lograr una serie de cosas que empiezan por el equilibrio fiscal y por cortar la maquinita. Si eso es exitoso, no va a hacer falta dolarizar
Ajuste del 15 por ciento del PBI. ¿Qué ajustar? Del gasto público a las Leliqs. “Gasto político” y obra pública
-Detengámonos en el equilibrio fiscal. Milei lo venía diciendo en la campaña y lo ratifica ahora como presidente electo: su objetivo es hacer un ajuste de 15 puntos del PBI y en ese sentido, hablar de achicar el gasto político. No está claro qué ítem considera “político”. Podría ser la obra pública en la medida en que la política, desde una visión kirchnerista, determina que es el Estado, no importa si municipal, provincial o nacional, el que decide sobre la obra pública. ¿La obra pública es un ítem importante del presupuesto? ¿Qué otros ítem “políticos” podrían tocarse para llegar a bajar 15 puntos?
-Cuando escucho al presidente electo hablar en términos fiscales, estoy bastante más de acuerdo. La secuencia de causalidad es de lo fiscal a lo monetario, de lo monetario a lo cambiaron, no al revés. Puedo empezar al revés y plantear dolarizar, convertibilidad, bimonetarismo, ponerle el nombre más glamoroso que se me ocurra pero si no se corrige el agujero fiscal y sigo dándole a la maquinita, nada va a funcionar. Entonces, vamos al primer eslabón de esa cadena que es el fiscal. Con 15 puntos del PBI, Milei aclaró que se refiere a 5 puntos del gasto presupuestario, el gasto primario, y a 10 puntos del gasto cuasifiscal, los intereses que pagan las Leliqs. Lo que muerde presupuestariamente tiene que ir al Congreso, tiene que estar en su proyecto de presupuesto el 10 de diciembre. Ahí va a estar el recorte de 5 puntos. Ya dejó los 10 puntos de las Leliqs afuera porque se trata de ir de los fiscal a lo monetario. Si ya no se tiene agujero fiscal, dejás de darle a la maquinita. Entonces, ya no necesitás las Leliqs para esterilizar, para absorber esos pesos que emitiste. Eso corrige solo porque dejaste de emitir peso, dejaste de emitir Leliqs para absorberlos y eso va a bajar la tasa de interés y los bancos van a empezar a cambiar Leliqs por crédito: círculo virtuoso. O sea, bajar ese 10 por ciento de las Leliqs es dependiente de bajar el otro 5 por ciento. Vamos a esos 5 puntos. Vos me planteás obra pública. En realidad, con este gobierno, la obra pública bajó mucho: será un poco más de 1 punto del PBI. Hay inercia de lo que está en marcha, asique no va a alcanzar. Estoy de acuerdo en que bajar el gasto en 5 puntos del PBI es shock e implica complejidades de economía política. Pero las fuentes de ahorro son subsidios energéticos, o sea, tarifas que van a los ingresos medios y altos; empresas públicas, que también tienen mucho destinatario de ingresos medios y altos; provincias, con las transferencias discrecionales, que Milei también menciona; la administración del Estado en general.
-¿Choferes?
-Está bueno eso. Eso es más importante en lo simbólico que en lo que muerde del gasto. El llamado “gasto político”, el gasto en asesores, es el 0,4 del presupuesto. El presupuesto es el 40 por ciento del PBI, con lo cual el gasto político representa el 0,16 del PBI, y hay que llegar a un ajuste de 5 puntos. Por eso, es simbólico.
"La dolarización no va a ocurrir ahora porque no están los dólares"
-Es simbólico pero también es muestra de eficiencia: mostrar que no hay clientelismo.
-Exacto, que no hay abuso, importante para una sociedad harta de políticos ricos y de dirigentes ricos, no sólo políticos convencionales, y un pueblo pobre, con 60 por ciento de chicos pobres. Eso es importante pero es más simbólico que lo que muerde del presupuesto. Dejame comparar con un consorcio, aunque sea una comparación medio berreta. En un consorcio que está todo deteriorado, que sería el Estado nacional, cada departamento se las rebusca. Si vos le decís al del 5to A que tiene que pagar más de luz y al del 6to B, que no va a haber más crédito a tasa subsidiada, y ven que el del 7mo C, que es un empleado público que no va a trabajar y está len la terraza tomando sol, los otros se plantean porqué van a pagar más de luz. Reducir el gasto político tiene ese valor: ser ecuánime, que es muy importante. Apunta al valor de la equidad en un programa de gobierno difícil como el que se avecina. Ahora, no es que con que lo que ahorres del 7mo C, va alcanzar para tener un mejor edificio,
-¿Milei podría conformarse con bajar los 10 puntos de las Leliqs?
-No porque los 10 puntos de las Leliqs dependen de los otros 5 puntos. Si no tocás los otros 5, los 10 de las Leliqs no bajan.
-Porque tenés que dejar de emitir. Es decir, que hoy ni siquiera se puede financiar el gasto común del Estado.
-Hace rato que no se puede. El gobierno saliente tuvo el incremento de deuda más grande de la historia justamente porque aumentó el déficit. Como la deuda es hija del déficit y el déficit es hijo del gasto, la deuda es nieta del gasto. Para poder recuperar el crédito y que la deuda no siga creciendo, deuda compulsiva porque este gobierno se financió todo con deuda compulsiva, tenemos que recuperar el equilibrio fiscal.
Milei y el ajuste. ¿Qué gastos eliminar desde el 10 de diciembre? Privilegios corporativos y déficit fiscal
-Entonces, el 11 de diciembre, tiene que estar muy claro qué es lo que va a recortar si quiere desactivar ese mecanismo de las Leliqs, que es lo que está complicando todo. El gasto político es muy poquito. La obra pública, algo más. Hasta ahí, el ajuste llega a 1 punto y pico del PBI. ¿Cómo se llega a ajustar 5 puntos?
-Faltan las transferencia discrecionales a las provincias, que son unos 5 puntos pero no todas se pueden cortar: será algo parecido a 1 punto. Los subsidios energéticos, que es un poco más de 1 punto del Producto. Empresas públicas es algo parecido a 0,4 puntos del PBI.
-¿Ajustar en empresa públicas es reducir el plantel de empleados de las empresas?
-Lo dijo bien Milei cuando salió un gremio de Aerolíneas Argentinas a decir que la empresa no funciona sin transferencia del Estado. No es así. Milei pidió que explicaran por qué los chicos pobres del conurbano tienen que financiar a empresas públicas que dan déficit. Hay prioridades. En ese consorcio que yo describía, los que están en el primer piso, que son los de menores ingresos, la pasan mal y subsidian a empresas públicas que están en el penthouse.
-Vayamos al tema de las empresas públicas, por ejemplo, Aerolíneas Argentinas o YPF. La gestión de Cambiemos tuvo serios problemas para bajar el déficit de Aerolíneas. ¿Qué pasa que es tan dificultoso?
-Hay resistencia del que está en el penthouse que dice: no, a mí no me toquen.
-¿Es una resistencia sindical el tema o es una cuestión de organización del mercado?
-No es sólo una resistencia sindical; también es corporativa. Si cada unidad se va a atrincherar en el “que a mí no me toquen”, lo que el presidente Macri llamaba “la mía está”, y eso lo encontrás en el sector público y en las empresas públicas, en los privados y particulares, es un problema. Hay empresas que viven de subsidios del Estado, de mercados protegidos, regímenes especiales. Todo eso contribuye a ese 5 por ciento de gasto que hay que achicar. El gobierno saliente ponía siempre una adenda del presupuesto en la que planteaba que eran exenciones impositivas difíciles de explicar.
"Si se llega al equilibrio fiscal, la brecha cambiaria baja sola y en cuatro meses, el cepo es historia"
-Algunos dicen que 2 puntos del PBI se deben a esas exenciones.
-El gobierno saliente dice que es un poco más, pero es posible que sea algo menos de 2 puntos del PBI. Obviamente, no hay ninguna medida que te ahorre 5 puntos. Se llega a ese ahorro sumando distintos ítems. El gobierno entrante tiene que hacer todo eso probablemente al mismo tiempo con una comunicación que deje en claro que el consorcio es de todos; no que el Estado es ajeno.
-Y que en ese esquema hay beneficiados por ese desajuste.
-Sí, que hay beneficiados que en general están más en el penthouse. Pero que tenemos prioridades en los chicos pobres. Hay que subrayar la sensación de justicia y ecunanimidad, algo muy importante. No puede quedar la sensación de que el del 5to piso va a pagar más luz y el del séptimo, va a seguir siendo un ñoqui.
Milei y el ajuste. ¿Hay que privatizar YPF?
-Otro de los debates es YPF. Al cierre de 2022, el balance de YPF fue positivo: 5 mil millones de dólares de Ebitda. Descontado el pago de intereses, el resultado fue de 2.200 millones de dólares. Uno de los resultados más positivos de la serie histórica. ¿Es momento de privatizar YPF para conseguir recursos para el Estado?
-Me parece que no.
-También aumentó su producción en hidrocarburos.
-A veces, los balances son un poco confusos o son oportunistas porque en un año hay alguna cosa atípica o no requiere transferencia del Estado porque se endeudó. Tomar un dato aislado puede ser engañoso. No es ningún consuelo que haya ganado 2 mil si podía haber ganado 10 mil: sigue siendo ineficiente porque esos son recursos públicos que podrían ir a escuelas del conurbano.
-La cantidad de barriles diarios de la Argentina es muy menor comparado con los estándares del sector.
-Al fin y al cabo más, 10 o menos 10 de superávit o de déficit está sujeto a precios del momento que podría ser más 100. Entonces, es igual de grave. En relación a si es momento de privatizar YPF, no: YPF tiene que recuperar la lógica de una empresa que cotiza en Bolsa, como fue en la gestión de José Estenssoro, cuando era una empresa mixta, como es hoy.
-Hoy el Estado tiene el 51 por ciento. No recuerdo cómo era en esa época.
-No tenía mayoría pero tenía la acción de oro, o sea, el control de la compañía pero con la lógica de funcionamiento de una empresa privada.
-Sin nombramientos políticos, sin usarlo como botín de una narrativa política.
-El directorio tiene que estar integrado profesionalmente, no por el representante de tal partido, de tal fuerza, de tal provincia, aunque también tienen que estar presente porque son accionistas, pero no dominado por las lógicas políticas electorales.
-Lo que usted plantea es no privatizar YPF sino profesionalizarla.
-Primero, hay que ponerla en valor, como se dice ahora. No me parece necesario ni conveniente privatizar YPF en este momento.
"Las dudas están más puestas en la economía política, en las dificultades que representan las corporaciones, la minoría en el Congreso, los gobernadores y las provincias, en el hecho de que Milei no tiene ningún gobernador propio"
Milei y el dólar. ¿Cuándo sincerar el precio del dólar?
-Hernán, dos cuestiones. El primer paso central en esa secuencia de resolución de toda esta maraña de la economía es el tema fiscal. ¿En qué momento encarar el tema del dólar y de la corrección de los distintos tipos de cambio? Eso también se traslada muy rápidamente, por la reacción acostumbrada de los argentinos, a los precios.
-Hoy tenemos reservas de menos 10. Desde que se devaluó en agosto, el tipo de cambio se apreció en un 35 por ciento. Lo que hizo el gobierno saliente con la política cambiaria fue impúdico. Con este tipo de cambio, no se van a recuperar reservas porque todo lo que es artificialmente barato, como la luz, por ejemplo, genera más demanda que oferta. Lo mismo pasa con el dólar. Hoy tenemos como quince tipos de cambio y nadie sabe cuál es el suyo, Todo eso se hizo para barrer inflación debajo de la alfombra. Me imagino que ese sinceramiento de precio va a ser una de las primeras medidas del próximo gobierno porque el Banco Central tiene que ser capaz de comprar y acumular 100 millones de dólares por día voluntariamente, no reprimiendo importaciones como ahora.
-Tiene que funcionar como un jugador dentro de un mercado normal.
-Exacto Tiene que poner un precio a partir del cual el exportador le venda voluntariamente y el importador, como va a estar más caro, importe menos mercaderías. En ese caso, tendrá que racionar por precio, no por amigos. Un precio que le permite acumular 100 millones de dólares por día: al final del primer mes, habrá acumulado 2000 millones; en el segundo mes, 4 mil millones y a fin del tercer mes, a fin de febrero, 6 mil millones. Y si eso pasa, va a poder empezar a normalizar el mercado de cambio. Se va a dar acceso a los importadores que tienen esta deuda extraordinaria de 47 mil millones de dólares, 25 mil extraordinarios. Dejás de tener que pedir permiso o comprar contado con liqui para poder importar, todo este enchastre que tenemos hoy. Todo eso tiene que estar precedido por o tiene que ser contemporáneo con el equilibrio fiscal. Si no encarás lo fiscal, si no conseguís el equilibrio fiscal o, mejor dicho, si no das la señal de equilibrio fiscal, porque en diciembre va a haber déficit, no va a funcionar. Milei tiene que hacer las reformas para que todos lleguemos a la conclusión de que en diciembre del año que viene no va a haber más déficit y entonces, no va a ver más maquinita. Porque si no hacés eso, todo va a ser efímero porque todo el mundo va a decir: “vas a seguir dándole a la maquinita”. En ese caso, no va a bajar la brecha. En cambio, si llegás al equilibrio fiscal, la brecha baja sola y dentro de cuatro o seis meses, el cepo es historia.
La crisis. ¿Entre el FMI y los mercados? Juntos por el Cambio y Larreta, ¿a favor de la economía Milei?
-Está el problema del acuerdo con el FMI. Si entran dólares como reservas pero hay que pagarle al FMI, se van muy rápidamente. ¿Hay que renegociar ese acuerdo y patear hacia adelante?
-Hay que hacer un plan pero no por el FMI sino por los argentinos. Un plan que nos dé previsibilidad, que nos dé futuro, que nos dé proyección, que sea atractivo, que resulte atractivo para la inversión voluntaria, para Vaca Muerta, para la cordillera y el litio y para el agro.
-¿Cree que los mercados y los inversores están viendo con mejores ojos a Milei comparado con lo que se esperaba?
-El mercado está viendo que no hay más de lo mismo, que era irrespirable, y que hay una expectativa de un cambio y un presidente electo que tiene su filosofía económica bien definida. Las dudas están más puestas en la economía política, en las dificultades que representan las corporaciones, la minoría en el Congreso, los gobernadores y las provincias, en el hecho de que no tiene ningún gobernador propio. En la reunión de consorcio, es obvio que el del quinto A, el del sexto B y el del séptimo van a querer poner algo.
-Desde Juntos por el Cambio, ¿hay voluntad de apoyar esa visión económica?
-Juntos por el Cambio es una coalición muy grande, pero tenemos afinidad con esa filosofía económica.
-En la campaña presidencial, usted estuvo muy cerca de Horacio Rodríguez Larreta. ¿Cree que Larreta comparte esa filosofía?
-No sé eso. Lo tiene que decir Larreta. El plan que habíamos diseñado con Larreta dentro de Juntos por el Cambio en la interna con Patricia y después, con Patricia, antes de la primera vuelta era éste que estoy hablando, no es que lo pensé ahora, antes de entrar: era esto de equilibrio fiscal y de esa secuencia fiscal, monetaria, cambiaria y esta lógica de reconstrucción de un círculo virtuoso que después te deje empezar a pagar las deudas con el Fondo Monetario. Primero el plan para los argentinos, y eso es lo que va a pedir el Fondo. Y no va a pedir cobrar todo en marzo. Va a plantear: hacé un plan y mostrame que me vas a poder pagar en un plazo razonable. Y el Fondo es una cosa chiquita en términos del problema de la deuda. En realidad, tenemos deuda con los argentinos residentes y también, con extranjeros.
Agro, vaca muerta y litio. ¿Alcanza para el despegue de la Argentina? El peso de la macro
-El ex candidato a presidente de Sergio Massa, y ministro de Economía, planteaba que el año que viene, con un agro libre de la sequía y con Vaca Muerta a todo vapor después de la extensión del Gasoducto Nestor Kirchner, la Argentina entraría en una senda de vigorosa acumulación de reservas y crecimiento. ¿Con eso alcanza?
-No. Esa es la visión equivocada de que Dios es argentino y entonces va a llover cosecha, litio y petróleo y no hay que hacer ningún ajuste: mentira. Vaca Muerta está ocurriendo. Estuve en Vaca Muerta el otro día: impresionante. Parece realmente el primer mundo en materia de eficiencia y de tecnología. Ahora, está ocurriendo a pesar del desastre macroeconómico que tenemos. Pero si no arreglamos todo lo otro, ¿sabés qué va a pasar? Vamos a sacar un barco de petróleo que vale 30 millones de dólares y la empresa que lo saque, local o extranjera, se va a dar vuelta y en lugar de meterlo en otro pozo, lo va a sacar al contado con liqui a mil y el dólar oficial va a valer 500. Entonces, no es así la lógi ca. Esa es la visión tradicional, sobre todo del peronismo, de que va a llover sopa, entonces repartamos. Ya no nos queda nada para repartir del pasado ni del presente entonces empezamos a repartir el futuro.
-De hecho, el boom de los commodities durante la presidencia de Nestor Kirchner no terminó redundando en un cambio macroeconómico sustentable.
-Pero obvio porque tomamos un beneficio transitorio, como fue el boom de los precios de los commodities, como algo permanente. Seteamos el gastos a ese nivel y pasamos el gasto público de 25 puntos del PBI a 40 puntos. Y ahora no lo podemos pagar porque la soja a 600 no es para siempre. A pesar de eso, está bastante bien y nos dio sobre vida, pero un país no se desarrolla así.
Milei, entre el ajuste y el sinceramiento. ¿Cómo va a impactar en medio de la caída del salario real?
-Última cuestión: una de las observaciones que se hace sobre esta particular coyuntura y crisis es que nunca se había dado que un gobierno peronista tuviera una caída del salario real tan contundente. Usted usó dos palabras muy delicadas para el debate argentino, ajuste y sinceramiento, es decir, ajuste del déficit y sinceramiento de todos los precios de la economía, también el dólar y las tarifas. Eso va a suceder con un salario real en caída: esa coincidencia es una variable novedosa comparada con otras crisis. ¿Cómo puede repercutir en el bolsillo de los argentinos un subidón de la inflación, una corrección de precios que termine impactando en mayor caída del salario? ¿Cómo se desarma eso?
-El salario, la inflación, la pobreza y la deuda son todas consecuencias. Las decisiones ocurren sobre el gasto público, sobre los impuestos, sobre la tasa de interés. Ése es el instrumental del que dispone un gobierno y un ministerio de Economía para trabajar e influir en todo lo otro. El salario en dólares cayó medido en dólar blue porque… En realidad este gobierno no es que no quiere que devaluación; en realidad, quiere que la devaluación no salga en el diario. Que el salario en dólares esté a 500 dólares de los mil con los que arrancó este gobierno es consecuencia de todas las malas decisiones de política económica.
-Eso está claro. Pero todas esas medidas que hay que tomar desde el 10 de diciembre van a impactar en la inflación, por lo menos durante unos meses.
-Sí, porque hay inflación reprimida. En realidad, el salario no es de 500 sino de 400 dólares. Eso es sincerar. Ahora, como dijo Milei y tiene razón, hay una estela de consecuencias que va a dejar este gobierno. Las decisiones de política económica que tomás el lunes no duran hasta el martes. Duran una estela larga, que dura años, incluso. La emisión de noviembre no es la inflación de diciembre: según Milei, puede tener un rezago de unos seis meses, o más. Entonces, toda esa inflación reprimida repercute en el salario: no es 500 dólares sino 400 porque debajo de la alfombra, hay un montón de inflación.
-Lo que usted plantea es que el efecto de la inflación en realidad es sinceramiento del precio del salario.
-Si no se sincera el precio del dólar, no vamos a pegar la vuelta porque nadie, ningún exportador, va a liquidar dólares ni los va a dejar en el país. El barco de Vaca Muerta va a salir y se va a ir al contado con liqui. Vamos a quedar en este pantano cada vez más abajo de lo que estamos hace años.
-La conclusión que me queda es esa frase de Fernando Henrique Cardoso: gobernar es comunicar. Si no se hace una pedagogía muy precisa y muy clara para la gente, para que se entienda el proceso, puede haber una reacción fuerte.
-Sí. Una sutileza; Fernando Henrique decía “gobernar es explicar”. Sutil la diferencia, pero es clave: explicar con la verdad, señalar las consecuencias, insistir en que es como un árbol frutal, que sembrás hoy pero cosechás los resultados dentro de cinco años. Es explicar ese proceso con claridad. También hay que pegarle a las teclas, no es sólo explicar. Tenés que tener el diagnóstico, sobre el que estuvimos hablando. Además, la voluntad política de asumir los costos porque son todas medidas impopulares. Y finalmente, la pericia, cómo tocás las teclas, qué hacer primero, qué hacer segundo y qué tercero.
-La secuencia que usted plantea, con lo fiscal en primer lugar, que es compartida con el presidente electo, ¿es un camino que puede funcionar?
-Es el único el único que puede funcionar. Y tengo una expectativa ahí, una esperanza.