Hay una camisa blanca debajo de mi arbolito
De la mano de Valentino, Beckham y unas cuantas “it girl”, la más inmortal de las prendas alcanzó este año un nuevo pico de popularidad
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NUEVA YORK.- Quedan pocos días hasta fin de año. Pero si se quiere usar la “prenda más chic de 2023″, según The Telegraph, solo hay que ponerse una camisa blanca. Se trata, por supuesto, de un clásico de clásicos, que cada tanto irrumpe con fuerza y gran versatilidad. Hay imágenes icónicas como la de Marilyn Monroe con jeans de tiro alto, botas texanas y camisa de algodón en el set de “Los Inadaptados” de John Huston. La princesa Diana la usó para controlar minas en Angola, Uma Thurman para bailar con John Travolta en Pulp Fiction y Sharon Stone la llevó en la alfombra roja de los Oscars, combinada con una lujosa pollera larga de tafeta. El que se tope con Carolina Herrera caminando cerca de su casa en el Upper East Side en cualquier momento del día/mes/año lo más probable es que la vea con camisa blanca también. En 2020, Alexandra Shulman, ex editora de la Vogue británica, publicó unas memorias que incluían un capítulo completo dedicado a la camisa blanca. “Estas piezas son maestras de la ilusión”, escribió. Dijo que eran tanto un símbolo de poder y eficiencia como de lo opuesto, relajación y tranquilidad. E increíblemente a la vez, de autenticidad. Aunque su atractivo no sea nuevo, su pico de popularidad este fin de año puede deberse a tres momentos clave de 2023.
"En julio, en los desfiles de alta costura, Valentino, famoso por sus vestidos de gala, puso en la pasarela a la “it girl” Kaia Gerber, la hija de la supermodelo de los ´90 Cindy Crawford, con una amplia camisa blanca de algodón que se volvió viral."
En julio, en los desfiles de alta costura, Valentino, famoso por sus vestidos de gala, puso en la pasarela a la “it girl” Kaia Gerber, la hija de la supermodelo de los ´90 Cindy Crawford, con una amplia camisa blanca de algodón que se volvió viral. “Si se compra una sola cosa en estos tiempos, que sea una camisa blanca”, inmediatamente sentenció Vogue. Todas las chicas jóvenes que se cansaron de los brillitos apretaditos una vez que pasó la serie de recitales de Taylor Swift parecieron seguir esa máxima. Mucho más importante para otros fue el documental Beckham de Netflix que se estrenó en todo el mundo el 4 de octubre. En él, el futbolista David Beckham cuenta la increíble historia de su carrera, así como su vida personal con la ex Spice Girl y actual diseñadora e ícono de la moda Victoria Beckham. En algunas de las escenas más entrañables ella está con una camisa blanca XL que parece sacada del ropero de su marido y el efecto fue brutal. Según The Guardian, a partir de entonces, las camisas blancas “volaron de los estantes” en los comercios.
En las cadenas de grandes tiendas departamentales británicas como John Lewis su venta directamente se cuadruplicó. Y como gran golpe para cementar la tendencia, los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, junto con sus tres hijos, acaban de mandar su tarjeta de Navidad con una foto en la que todos aparecen enfundados en jeans y camisas blancas, las cuales dominan la imagen sobre un fondo gris monocromo.
La editora de moda de The Guardian, Jess Cartner-Morley, lo describió -en la teoría- como “un atuendo amigable, el equivalente en ropa a una sonrisa abierta: dice que no se está tratando de eclipsar ni impresionar, sino, simplemente, de ser uno mismo”. Pero en el matutino denostaron al estilismo como de una perfección estudiada y corporatizada con -horror de horrores- “el lenguaje visual de la familia americanizada”. Al príncipe George hasta se le ve el símbolo de Ralph Lauren en su camisa blanca impecablemente planchada. En los medios sociales los comentarios eran que parecía sacada en estudio fotográfico de shopping de suburbio de Milwaukee o Atlanta.
En EE.UU. están encantados. El que no se compró la camisa blanca cuando la “it girl” y luego la Spice Girl la impusieron, ahora encima saben que el look esta aprobado por la realeza más mediática. Hasta los ultrasnobs neoyorquinos que odian usar lo que las masas ya perdieron las excusas. Resulta que Vanessa Friedman, editora de moda de su biblia, The New York Times, tuvo que reconocer que “las camisas blancas pueden ser todo para todas las personas” y las calificó, en un mensaje que resuena para las fiestas, de “prendas mágicas”. Que nadie se sorprenda si, en un par de semanas, se despierta y las encuentra debajo del arbolito.
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