
Eton College. El siglo XXI y sus debates llegaron a la cuna de la élite británica
El internado que formó a la élite inglesa durante siglos hace equilibrio entre la tradición y los debates de esta época
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LONDRES.- En el Eton College, el internado de la campiña inglesa donde se formaron príncipes y 20 primeros ministros británicos, los estudiantes usan traje con levita y moñito blanco para ir a clase. Pero debajo del saco algunos llevan un chaleco con el símbolo del Mes de la Historia Negra [dedicado a la diáspora africana].
Los alumnos siguen durmiendo en edificios de piedra que datan del siglo XVIII, pero en algunos de ellos flamea la bandera arcoíris.
Eton es un colegio exclusivo para varones, pero también cuenta con una sociedad feminista y celebran el Día Internacional de la Mujer.
“Van por el buen camino”, dice Alasdair Campbell, un reciente graduado de 19 años.”Es espantoso”, dice otro exalumno, Feliz Kirkby, de 21 años. “Están destruyendo la reputación del colegio.”
El Colegio del Rey de Nuestra Señora de Eton, más conocido como Eton College, fue fundado en 1440, cubre los 5 años de la escuela secundaria, y es un símbolo de la tradición y la continuidad británicas, con su campus a pasos del Castillo de Windsor, sus excentricidades elitistas y su costosísima matrícula.
Pero en una Gran Bretaña racialmente más diversa, más abierta a los planteos de identidad de género, y que cada vez rechaza más el legado aristocrático, hasta Eton está cambiando. Muchos alumnos y exalumnos lo celebran como una evolución, otros no, y un tercer grupo dice que hace falta una reforma mucho más profunda para que Eton siga siendo relevante en la Gran Bretaña actual.
Y el que tiene que hacer equilibrio en la cuerda floja entre pasado y presente es Simon Henderson, que hace ocho años, a los 39 años de edad, se convirtió en el rector más joven en la historia de la institución.
Henderson, un graduado de Oxford que enseñaba historia en Eton, ha ampliado el acceso a becas escolares —la matrícula anual ronda los 57.000 dólares anuales—, y el mes pasado anunció la extensión de una iniciativa previa para asociarse con escuelas públicas de zonas carenciadas del norte del país.
El rector también ha fomentado el debate sobre sexismo e identidad de género, ha organizado un mes dedicado a la historia de los negros y otro a la lucha LGBTQ+, y nombró a un “director de inclusión educativa” para abordar la problemática de raza y sexualidad. Henserson echó a un profesor que se negaba a bajar de su cuenta de YouTube un video donde decía que las mujeres eran parcialmente responsables del patriarcado porque las beneficiaba.
Esas medidas le han ganado el apodo de Trendy Hendy, pero también acusaciones de ser un activista woke —una suerte de progresismo extremo—, y su decisión de despedir al docente desató un debate sobre la libertad de expresión. Pero Henderson se ve a sí mismo como un modernizador cauteloso que trata de sostener el legado de Eton y fomentar el cambio al mismo tiempo.
“Eton no es inmune ni ajeno a la sociedad en la que está inserto”, dice Henderson, que luce el emblemático moñito blanco y los gemelos con el escudo de armas de la escuela.
El colegio fue fundado por el rey Enrique VI como una escuela para niños pobres, pero con el tiempo se convirtió en un bastión para los herederos de los ricos y poderosos de Gran Bretaña.
Entre sus exalumnos se cuentan el príncipe de Gales y su hermano Harry. También el escritor George Orwell, el poeta Percy B. Shelley, el economista John Maynard Keynes y el aventurero Bear Grylls. El exprimer ministro Boris Johnson también se graduó en Eton: cuando tenía 16 años, escribió en la revista de la escuela que todos los padres deberían enviar a sus hijos a Eton, porque les inculcaba “lo más importante de todo: consciencia de su propia importancia”.
Los dirigentes políticos que del Eton College pasaron como por un tubo a la Universidad de Oxford y de ahí al Parlamento han sido acusados de trasladar a la política la misma actitud de privilegio y prescindencia que aprendieron en esas instituciones, y de estar desconectados de la realidad de los británicos.

En los últimos años, Eton ha admitido a más hijos del dinero transnacional —menos vizcondes y más banqueros de inversiones—, así como a más hijos de familias no tan adineradas, y la cantidad de becas que entrega anualmente no para de crecer. De todos modos, más del 75% de los alumnos paga la cuota completa. La escuela también se ha vuelto académicamente más selectiva y exigente, pero en un entorno de otras escuelas muy competitivas, son menos los estudiantes de Eton que logran ser admitidos en Oxford o Cambridge. Henderson dice que ahora algunos de sus egresados optan por las universidades de élite que integran la Ivy League en Estados Unidos.
Campbell, el reciente graduado, está de acuerdo con el rumbo que Henderson le imprimió a la escuela, y recuerda que las conferencias sobre temas como raza, género y privilegios le resultaron reveladoras. Sin embargo, hasta las decisiones más nimias y temporarias han generado controversia.
Trendy Hendy en la mira
Desde 1857, el colegio tiene una jauría de perros beagles entrenados para cazar liebres. Pero la caza de liebres es ilegal en Gran Bretaña desde 2004. La escuela mantuvo vivo el deporte haciendo que los estudiantes entrenaran a los beagles para seguir un olor animal artificial y luego compitieran con otros equipos. La primavera pasada, el cuidador de la jauría se jubiló, la escuela no encontró un sustituyo inmediato, y los perros fueron trasladados temporalmente fuera del campus.
Pero se desató una protesta de cientos de alumnos, que concitó la atención de la prensa británica. El periódicoThe Telegraph escribió que los padres temían que la sociedad de cazadores de Eton estuviese siendo “sigilosamente eliminada entre gallos y medianoches por los directivos woke del colegio”.
Kirkby, el exalumno de 21 años e hijo de académicos que fueron a Eton con una beca, dijo que la escuela debería conservar sus actividades peculiares y aristocráticas.

“Para alguien que creció en un entorno desfavorecido, donde no podía cazar, ni pescar ni disparar, esas son potentes señales de inclusión”, dijo Kirkby sentado en un café de Oxford, donde estudia ahora.
En su opinión, el enfoque adoptado por Henderson se contrapone de lleno con la idea misma de Eton como una escuela privada de élite. “Trendy Hendy está allanando el terreno para la destrucción de la escuela”, dispara Kirkby.
En 2020, cuando Henderson despidió a Will Knowland, el docente del polémico video sobre el patriarcado, la escuela estalló.
Algunos estudiantes defendieron al maestro, argumentando que su despido dañaría la reputación de Eton como una institución donde se puede debatir libremente. La carta online solicitando su reincorporación reunió miles de firmas: allí los estudiantes decían que “la escuela busca proteger su nueva imagen políticamente progresista a expensas de uno de los suyos”.
La escuela respondió que no tenía la menor intención de cerrar el debate, pero que el despido era un asunto disciplinario, dada la negativa del docente a retirar el video ante el pedido de la institución.
Aunque muchos alumnos dicen valorar la nueva sensibilidad social que el rector Henderson le imprimió a la escuela, otros critican que no haya ido más lejos, y manifiestan su esperanza de que se extiendan más becas, se admitan alumnas mujeres, y se deseche el uniforme con levita. Pero Henderson dice que “no hay planes” para admitir niñas o cambiar el uniforme. Y los beagles ya están de vuelta en el campus.
El mes pasado, cuando terminó el año lectivo, en los locales de la ciudad ya estaban los nuevos estudiantes probándose el abrigo de cashmere del uniforme.
Caius Folkerts tiene 12 años y está muy entusiasmado con probarse por primera vez el traje con levita de Eton. “Ahí los chicos no andan en jeans”, dice su madre, Maie Folkerts, mientras fotografiaba a su hijo luciendo el frac. “Y espero que nunca lleguen a eso.”
Traducción: Jaime Arrambide
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