Escuchar, bailar y sufrir con placer
Como cada Navidad, “Last Christmas”, de Wham!, comienza a hacerse oír y aunque no le faltan enemigos, la canción se impone a la hora de sentir unas Fiestas sensibles y ochentosas
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NUEVA YORK.– Esta cronista sabe lo que se siente cuando le rompen el corazón. Pasó en la vida real mil veces. Pero nada se acerca ni se acercará jamás al dolor tan punzante como irresistible que aparece cada temporada navideña. Por supuesto que estamos hablando del momento en que empieza a sonar “Last Christmas”. En cuanto despunta diciembre, la canción de Wham! de 1984 domina aquí todas las radios, todos los ascensores, todos los taxis, cada tienda departamental y “aldea alpina”, cada sala de espera de dentista y —ni que hablar— cada fiesta de fin de año ochentosa. Y uno sufre con placer.
Por supuesto que hay gente que sostiene, muy justificadamente, que es el momento para villancicos, o clásicos de Irving Berlin, o hasta el Feliz Navidad/próspero año/y felicidad de José Feliciano. O las versiones de pop navideño contemporáneo de Mariah Carey y Taylor Swift.
"En cuanto despunta diciembre, la canción de Wham! de 1984 domina aquí todas las radios, todos los ascensores, todos los taxis, cada tienda departamental y “aldea alpina”, cada sala de espera de dentista y —ni que hablar— cada fiesta de fin de año ochentosa. Y uno sufre con placer."
Pero sobre todo para quienes crecieron en los años 80, nada se compara con terminar el año con el tema de Wham!, el dúo de George Michael y Andrew Ridgeley. “Last Christmas” tiene dos mil millones de downloads en Spotify, su video fue visto cerca de mil millones de veces en YouTube, y en 2023 encabezó el ranking de las canciones más escuchadas en la temporada. Este año se espera que esto, incluso, se incremente por todas las celebraciones conmemorando los 40 años de la canción y el lanzamiento, hoy, de un muy anticipado documental de la BBC en su homenaje.
El argumento de “Last Christmas” es simple. Detrás de los sintetizadores empalagosos, describe una relación rota y cómo la Nochebuena se convirtió en un aniversario de tristeza. George Michael canta con amargura y, aunque intenta demostrar lo contrario, sigue obsesionado por su ex. La letra comienza con ternura y termina sin poder contener el despecho. Para quienes dicen que es banal, los fans tienen una respuesta perfecta: el desamor es una experiencia universal, y no es necesario expresarlo con las palabras exactas para que sea comprendido. Sobre todo si se cuenta, como George Michael en el video que acompaña el tema, con los ojos más tristes del planeta y el pelo rubio batido a lo Princesa Diana que hunden a uno en la nostalgia más demoledora mientras se baila a su ritmo pop pegadizo.
Claro que siempre hay gente que no entiende de la vida y del dolor con sintetizadores de fondo. Prueba de esto es un juego que se volvió muy popular en los medios sociales, y que con el aniversario se está viralizando aún más.
Se llama Whamagedon y consiste en intentar pasar los 24 días hasta la Navidad sin escuchar la omnipresente “Last Christmas”. Algunos recomiendan llevar auriculares con cancelación de ruido, evitar tiendas y otros lugares públicos que reproduzcan música navideña, y tener cuidado de no escuchar accidentalmente la canción en TikTok. Si uno escucha aunque sea un par de acordes, queda fuera del juego y debe publicar “#Whamagedon” en las redes sociales.
A tal punto llegó el fanatismo en Inglaterra por el Whamagedon que una cadena de pubs eliminó la canción de su rotación en 2018 para evitar arruinar las rachas ganadoras de sus clientes. Y cuando, en diciembre último, el DJ de una mega fiesta electrónica en un estadio de Northampton puso “Last Christmas” ante una multitud de más de 7.000 personas para hacerse el gracioso y dejar a todos fuera del Whamagedon, se vio luego obligado a pedir disculpas públicas totalmente serias.
Para quienes, por el contrario –y como obviamente esta cronista– disfrutan de la temporada escuchando la canción lo más posible, vale recordar que George Michael donó los todos sus ingresos de “Last Christmas” para combatir el hambre en África. Quizá al escucharla, bailar y sufrir se esté más cerca del espíritu generoso de la Navidad que quienes deliberadamente la evitan.
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