El whisky como guía del Catador Itinerante
Con base en Boston, Pablo Goldbarg abre el mundo de las etiquetas y destilerías con un libro que presentará en Buenos Aires en abril
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Beber para recordar, nunca para olvidar”, aconseja Catador Itinerante en la cita que abre Supuestamente entendiendo el whisky, su flamante libro en donde hace un recorrido por la historia de esta bebida, que divide su origen entre Escocia e Irlanda y a la que alguna vez Fabián Casas definió como “psicólogo rubio”. Pablo Goldbarg es el nombre del artífice de este material, pero utiliza el seudónimo con el que logró popularidad.
Goldbarg dejó la Argentina hace dos décadas, también su profesión vinculada con la tecnología y la ingeniería, y se fue a vivir a Nueva York en busca de nuevos mundos. Durante sus años en suelo porteño tenía todo lo que quería en ese momento: un trabajo en IBM – “era el sueño de cualquiera”–, un dúplex en Las Cañitas y una carrera tecnológica en ascenso. Pero al leer un libro de Rodrigo Fresán –La velocidad de las cosas– se le metió en la cabeza la idea de ser escritor y comenzó su metamorfosis. Hizo cursos de literatura en la Sociedad Argentina de Escritores, de guion cinematográfico en el Centro Cultural Rojas, y decidió dejarlo todo para irse a la Gran Manzana a realizar una maestría en cine.
“Cuando la carrera tecnológica iba creciendo, pero me daba cada vez menos satisfacción, esto de leer y escribir llegó a un punto donde, de repente, un fin de semana ya no salía con amigos y me quedaba escribiendo en casa. Entonces dije: esto es para algo más. Era el momento de cambiar de rumbo”, recuerda Goldbarg a LA NACION desde los Estados Unidos. Acerca del destino que eligió, no hay otras razones que la fascinación por esa ciudad y una búsqueda artística. “Me vine a estudiar cine en busca del Oscar, pero tres hijos y 300 botellas después, acá estoy escribiendo un libro sobre whisky”, bromea a 8500 kilómetros de distancia de Buenos Aires. “El whisky para mí es un viaje lleno de contenido, escribí un blog, tengo un podcast y ahora este libro. También estoy lanzando una marca de embotelladora independiente, todo bajo el nombre Catador Itinerante, que se convirtió un poco en seudónimo y en mi marca”, explica.
Hasta alcanzar un horizonte, probó escribir una novela y la dejó, fantaseó con hacer una película sobre una madre sobreprotectora, pero quedó únicamente en otra linda idea creativa, hasta que la necesidad económica le reflejó un camino relacionado al mundo del whisky con vetas comerciales. Después de recorrer eventos y catas, escribir un blog sobre el tema y crear el podcast Nocturno en whisky (que lleva 51 episodios), su mujer –Rosi – le sugirió que hiciera un circuito por destilerías y observara el terreno del embotellador independiente como un posible lugar a conquistar. Pablo tomó el consejo: visitó varias destilerías de Europa y se le abrió un nuevo camino.
Así, conoció el Whisky Show, de Londres, y el Whisky Live, de París, dos de las ferias más convocantes del mundo, “eventos gigantes, del tipo Feria del Libro en Buenos Aires”. Luego visitó Islay, en Escocia, de la mano de un referente de la industria, David Blackmore, amigo suyo y embajador global para marcas como Ardbeg y Glenmorangie. “En esta isla hay como diez destilerías, casi todas de whiskies ahumados; era un sueño para mí conocerlas”. En Bilbao, visitaron la destilería Basque Moonshiners e hicieron una cata especial el día de su 50° cumpleaños, con coleccionistas de toda España que viajaron especialmente. En Suiza, recorrió las destilerías Macardo (Amlikon-Bissegg) y Locher (Appenzell, en los Alpes). En Austria, las firmas Pfanner (Lauterach) y Broger (Klaus). “De esta última destilería tengo dos barricas en el océano, que llegarán la semana que viene a New Hampshire, para que se conviertan en mis primeras dos ediciones del whisky Catador Itinerante. Puede hacerlo apenas año y medio después de mi visita”. En ese viaje por Europa recorrió también destilerías de Alemania y Bélgica.
“Ahora estoy con una embotelladora independiente y con una publicación independiente, por fuera de una editorial tradicional. Toda independencia es una lucha que tiene un alto costo, pero trae un premio al que no se le puede poner precio. Creo que vale la pena el esfuerzo”, dice y profundiza sobre su proyecto de embotellador. “Los embotelladores independientes compran barricas de destilerías para crear su propia etiqueta, una especie de lista curada y artística. Es esta cosa de ediciones limitadas que para mí es una ventana, porque decidí específicamente que la marca sea de whiskies del mundo y no tanto de Escocia, que es lo más fácil de encontrar en embotelladores independientes”.
Para lograrlo, Pablo (@itinerantecata) viaja “país por país en busca de destilerías pequeñas que no llegan a los Estados Unidos, que no son muy conocidas en el mundo. Estoy sumando este valor cultural y esta mirada mía. Esto es lo itinerante: armar esta mirada al pasar de un lugar al otro”.
“La ceremonia de iniciación incluye haber vivido al menos quince inviernos, saber montar a caballo, cazar, pescar y combatir. Pero no hay vikingos en tu área, a continuación una guía de recomendaciones para orientarse un poco ante la creciente oferta de whiskies (saber qué comprar o pedir en un bar, y cómo empezar a beber whisky)”, escribe al comienzo del capítulo que titula Empezar a beber whisky.
“Lectores del blog y amigos me escriben mensajes como ‘la otra noche probé un Glenmorangie y me encantó… ¿ahora qué compro?’. Y si probaste Glenmorangie y te gustó, la respuesta es: comprá un Glenmorangie”.
El mundo del wiskhy le otorgó la posibilidad establecer amistades. Su podcast fue el punto de partida para cruzar fronteras y conectar con gente muy variada, desde Julio Pan –”el peluquero de la gente”, en Villa Crespo– hasta Mark Kent, ex embajador del Reino Unido en la Argentina y CEO de la Scotch Whisky Association, quien se convirtió en una celebridad en Twitter. “Más allá de los diálogos nerd sobre whisky con gente de la industria o con coleccionistas, en mi programa el whisky es la excusa para beber juntos a la distancia, distendidos, a la medianoche, para hablar de la sociedad, de arte, de cultura, de cosas personales”, detalla Goldbarg sobre su podcast.
Los motivos por los cuales esta bebida se volvió vital en su cambio de vida giran alrededor de “cinco elementos” –ciencia, arte, historias, lugares y gente– que ofician de disparadores para desandar los surcos de este líquido espirituoso cuya primera receta, según cuenta en el libro, data de hace 8000 años. Con este primer libro, el cual tiene futuro de trilogía, se abre paso hacia la construcción de nuevos horizontes creativos.
“Los elementos de los que hablo se convirtieron en tres libros –continúa–. En el primero, me meto un poquito en la ciencia y el arte, a pesar de que los cinco elementos no son mutuamente excluyentes. En el próximo libro, Supuestamente viajando por whisky, me voy a meter un poco más con historia y lugares, los whiskys del mundo, la mirada de Latinoamérica, las nuevas destilerías en nuestro continente y todas estas crónicas de viaje que fui escribiendo durante mis recorridos de whisky por Escocia, el tour itinerante que hice en 2022, cuando cumplí 50 años. Y en el tercer libro, Supuestamente hablando de whisky, tengo previsto incluir las entrevistas del podcast, los perfiles y toda una sección especial sobre las mujeres del whisky”.
En la flamante publicación se enlazan las experiencias de Goldbarg por caminos inesperados, donde lo cotidiano de tomar el tren e ir a una oficina, volver a casa y encontrarse con el confort, quedan a un lado. El whisky es la excusa para transitar una vida itinerante, encontrarse con su pasión por la escritura y llevar a cabo un proyecto artístico, que tiene su arraigo en la producción del whisky escocés, y recomendaciones para iniciados. “Tres razones para escribir este libro: el mundo necesita más material sobre whisky que sea entretenido, divertido, donde se aflojen un poco la corbata; la necesidad de más libros sobre whisky escritos originalmente en español, y la tercera, tenía que publicar un libro, no podía más sin resultados concretos. Acá vuelco todos estos años de aprendizaje y de transformaciones que tuve”, dice.
La crisis global de 2008 lo había llevado a mudarse de Nueva York a Boston, donde vivía Rosi, que era todavía su novia (luego se casaron). “Es una ciudad con muchas whiskerías, catas y eventos, con una comunidad muy grande alrededor de esta bebida. Así empecé a coleccionar y a tomarle el gusto a la industria”. Hoy tiene en agenda seguir presentando el libro, luego del lanzamiento oficial en Extravaganza Whisky Fest 2024 (en Panamá), donde además estuvo al mando de una cata exclusiva de botellas de hasta 30 años, con ediciones limitadas de una sola barrica. El 6 de abril próximo lo hará en Drams Devoto, para luego lanzar su propia marca en Massachusetts y posiblemente en Nueva York. En mayo presentará el libro en Bilbao Whisky Topaketa y, en junio, en Whisky Lovers Barranquilla, Colombia.
–¿Hubo cambios en tu vida a partir del libro?
–Este libro me está abriendo puertas en una especie de book tour. Lo presenté en Panamá en ese gran evento organizado por Iván Sánchez Torrijos, quien de hecho estuvo en mi podcast. Lo había conocido en Londres, en mi viaje de 2022. En una cena me dijo: “Vos tenés que hacer algo más con tu contenido, tenés un blog, de alguna manera hay que explotarlo mejor.
–¿Cómo describirías tu vida actual, de un lado a otro?
–Mi vida cambió bastante, pero soy un inmigrante en los Estados Unidos. Más allá de estar hace 20 años acá y tener una familia establecida, aun así, me sigo considerando un inmigrante que se integró, que se adaptó. Como decía Facundo Cabral, ni de aquí ni de allá.
Más información de Catador Itinerante: https://catadoritinerante.com/ Instagram: @itinerantecata
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