¿Salvarán el mundo? El asombroso poder de los hongos para afrontar el cambio climático y las crisis energéticas
La búsqueda de la diseñadora experimental Heidi Jalkh para crear y estudiar los beneficios de los materiales bioinspirados y los biofabricados a partir del micelio
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Cuando terminó la secundaria Heidi Jalkh pensaba estudiar medicina porque quería ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida. Al tiempo se dio cuenta que ese también era el rol del diseño y optó por la carrera proyectual que, entre sus objetivos, busca desarrollar dispositivos para el bienestar. Lo suyo es indagar futuros posibles, desde materiales hasta soluciones que contribuyan a la misión que se planteó de adolescente, en Colombia. Nació, vivió y creció en Medellín hasta que unas vacaciones familiares torcieron el rumbo de la médica que no fue, de la diseñadora industrial que es.
Ya pasaron 20 años del viaje que la sumergió en la movida porteña, en el corazón de la humedad de Buenos Aires que expande sus rulos infinitos, ya adaptados a la ciudad de la que se enamoró a primera vista. Hoy, la diseñadora experimental navega cómoda en las aguas del universo funga, como se conoce al reino de los hongos que integran el proceso evolutivo de la naturaleza, gestiona y genera sus propios recursos.
En el laboratorio de la facultad de Ciencias Exactas o en el taller-estudio de su casa de Colegiales, Heidi indaga y profundiza los abordajes sobre el diseño experimental, su huella distintiva. Los beneficios de los materiales bioinspirados y los biofabricados a partir del micelio también integran la colección de herramientas que proyecta para cuidar al planeta. El micelio es una red de hifas o filamentos que se ramifican y forman una red.
A partir de cruces interdisciplinarios con biólogos y científicos para profundizar desarrollos que luego se aplicarán en revestimientos o formarán parte de la nueva biblioteca de materiales del futuro, reconoce que el Premio Humboldt a la Innovación que acaba de obtener por su tesis presentada en Berlín partió de una planta exótica.
“Cuando conocí la investigación que desarrollaban en el instituto Max Planck quedé totalmente fascinada por la morfología singular y la estrategia de dispersión de semillas de la llamada planta de hielo, de origen australiano. Esa “estrella” con una extraordinaria estructura celular me inspiró para desarrollar un material bioinspirado, que se expande y sale del plano, convirtiendo al material en un mecanismo en sí mismo por medio de la morfología”, señala.
Junto a su impresora 3D está el diploma que certifica que su investigación supervisada por los doctores Lorenzo Guiducci y Rodrigo Martín Iglesias –maestría Open Design, un programa binacional entre la Universidad de Buenos Aires (FADU) y la Humboldt-Universität de Berlín, Alemania– asume aplicaciones certeras en robótica suave, especialmente en desarrollos de piezas que pueden sujetar objetos sin engranajes.
A partir de esta investigación fue invitada a participar en Matters of Activity, el laboratorio creativo interdisciplinario que vincula Buenos Aires con Berlín, para pensar los nuevos paradigmas del diseño prospectivo. Un clúster que propone las nuevas bases para una nueva cultura material y pone en debate el rol del diseño en un contexto diverso en constante transformación.
"Los biomateriales surgen como alternativas sustentables a los productos con base en petróleo"
“Del vínculo con biólogos especializados en hongos pasé de un interés morfológico a tratar de entender las estrategias y procesos naturales de cómo se dan las formas. El micelio es algo así como la internet de la naturaleza”, señala sobre el nuevo nivel que destrabó desde que conoció los atributos de esta vasta red de filamentos microscópicos individuales, llamados hifas, que nacen a partir de las esporas fúngicas y se van entrelazando progresivamente entre sí, formando un sistema por lo general subterráneo, extenso y resistente.
Hoy es una de las referentes en materiales biofabricados, generados a partir del proceso de crecimiento de un organismo vivo; y biobasados, materiales generados a partir de desechos orgánicos desechos como el aserrín, la cáscara de huevo y las conchas de mejillones.
El hito que la posiciona alto fue la muestra Sistemas Materiales, que convocó a miles de visitantes en el Centro Cultural Recoleta y se transformó en el escenario para un jardín de gírgolas, objetos en base a cáscara de huevo, bioplásticos con carozos de palta, filtros de acetato de celulosa para cigarrillos y expresiones cromáticas a partir de estos organismos. Junto con Marina Christe, Heidi curó los proyectos de 28 diseñadores emergentes que cuestionan la manera en que producimos y consumimos con la intención de redirigir el rumbo hacia un enfoque biológico y orgánico que impulse la creación de materiales y sistemas regenerativos. Así, la expo señaló el camino hacia soluciones en base a micelio como alternativa a los fabricados a partir del uso del petróleo, produzcan vajilla biodegradable y otros objetos fabricados sin PET ni metales.
Ovoide Machina fue su criatura, una exploración morfológica de la biocerámica a partir de la cáscara de huevo que encaró junto con una comunidad de biofabricadores chilenos, Labva, con base en Valdivia. “Surgieron curvas y contracurvas que reproducen texturas generando límites y terminaciones de nuevos objetos escultóricos”, apunta. La experiencia, agrega, “permitió explorar nuevas posibilidades morfológicas, sensoriales y narrativas en torno a recetas biomateriales que utilizan cáscara de huevo como recurso principal. Las exploraciones bajo esta matriz derivaron en piezas únicas e irreproducibles que otorgan un nuevo valor al desecho doméstico”.
En un paso adelante, al que califica como “emocionante”, el próximo 2 de septiembre realizará el primer taller sobre biocerámicos en NAAR Lab en Buenos Aires. Para este encuentro, los miembros de LABVA viajarán desde su base en Valdivia, Chile, hasta Buenos Aires. “Estamos entusiasmados porque se trata de un hito en la colaboración intercontinental. Es una oportunidad única para todos los interesados en explorar y aprender acerca de estos fascinantes biomateriales”, invita.
Gestionar opciones para mitigar los efectos del cambio climático y la crisis energética es parte de la cuestión. “Los biomateriales surgen como alternativas sustentables a los productos con base en petróleo. El cultivo, la creación y la aplicación del micelio en objetos de diseño forma parte de una trama apasionante, que me permite afianzar el tejido de mis intereses por la forma, los materiales y los procesos naturales”, subraya.
Además de investigar, también se especializa en el diseño de piezas cerámicas que van desde joyería contemporánea hasta líneas completas de vajilla para bares y restaurantes. Una de sus últimas creaciones fue la colección para Asadero, el restaurante de Olivos que comanda Julieta Caruso junto a Will Camacho y Gonzalo Ortiz. “Fue muy lindo el trabajo, desde cero participé en el armado con mucha libertad creativa. Reinterpreté los elementos tradicionales de la parrilla con piezas cerámicas que homenajean su espíritu. Un nuevo lenguaje que admitió variables de formas, colores, materiales y terminaciones”, dice Heidi, que junto con ceramistas experimentados formuló las pastas y los esmaltes de vasijas, bols, platos y tablas que, en 2022, fueron premiados por el Sello de Buen Diseño, la distinción oficial que otorga el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación a los productos de la industria nacional que se destacan por su innovación. “Usamos chamote con carga de hierro para explayarme con una paleta de colores que funciona con la mesa y con el ambiente del lugar. El acento estuvo en la estética y en la función”.
Ampliar el acceso
Uno de sus principales propósitos y de su grupo es la construcción de puentes para ampliar el acceso al vasto universo de materiales concebidos desde, con y para la naturaleza. Desde su rol como educadores identificaron un obstáculo significativo: el idioma. La gran mayoría de la bibliografía relacionada con el ámbito del biodiseño y los biomateriales está disponible exclusivamente en inglés. Con esta consideración en mente, en colaboración con Gisela Pozzetti y Paula Rodríguez, están preparando el primer libro en español sobre biomateriales y biodiseño. Su empeño apunta a superar esta barrera lingüística y proporcionar un recurso fundamental para la comunidad de habla hispana interesada en esta temática.
“En la primera edición de Trazos buscamos mostrar los dinámicos avances interdisciplinarios en biomateriales a través de una selección curada de proyectos locales e internacionales. Al fomentar el diálogo y la colaboración entre diversas iniciativas, nuestro objetivo es fortalecer cada una y nutrir una comunidad creciente”, explica la diseñadora. Y agrega que la búsqueda se orienta a destacar temas relevantes a nivel internacional y promover conversaciones significativas, facilitadas por las contribuciones de profesionales interdisciplinarios que trabajan en este campo.
“Trazos que buscan definir movimientos, describir trayectorias, encontrar conexión entre capas superpuestas, delimitar el espacio para estudiarlo y experimentar en él, diseñar para proyectar otros mundos posibles”. La frase, de Gisela Pozzetti, diseñadora textil especialista en Morfología en FADU-UBA, funciona como la costura textual del libro que está dividido en tres secciones (ensayos, proyectos, proyecciones) y un glosario.
En la primera sección, se reunieron 11 especialistas consagrados y emergentes de varios campos disciplinares. “Sus contribuciones a esta colección de ensayos breves facilitarán discusiones interesantes con los proyectos presentados en el libro y explorarán los temas que abarcan esta práctica material en diversos contextos (biología, diseño, arquitectura, humanidades, economía, ciencia comunitaria) y ubicaciones geográficas”, explica Heidi.
En la sección de proyectos, muestran e interconectan a más de 24 propuestas de origen nacional e internacional, clasificados en Regenerar, Crecer y Descubrir, las categorías que ponen el énfasis en distintos conceptos. “Estas categorías enriquecen la propuesta al mismo tiempo que allanan el camino para proyectar tendencias innovadoras en el diseño y la investigación interdisciplinaria”, señala.
A partir de los ensayos y proyectos, en esta última sección Gisela Pozzetti interpreta el surgimiento de nuevos lenguajes estéticos y construye tendencias delineando perspectivas en materialidad, textura y color. Estas tendencias y direcciones están influenciadas por el creciente campo interdisciplinario del biodiseño (en la intersección de las disciplinas de biología y diseño). Como resultado tienen el potencial de impactar significativamente la producción futura de diseñadores en varios dominios.
“Este libro se desarrolló con el objetivo de fomentar la interacción entre la comunidad de habla hispana y brindar acceso a un tema que se ha discutido predominantemente en inglés. Al traducir el contenido del español al inglés, buscamos avanzar en el diálogo y expandir el alcance del campo latinoamericano de biomateriales a una audiencia más amplia. Nuestro objetivo final es fomentar futuras colaboraciones que trasciendan las barreras del idioma, promoviendo un intercambio fluido de ideas y conocimientos”, plantea. El proyecto, que fusiona contenido inspirador, forma parte de un diseño integral, un libro-objeto cuyo planteo, según Heidi, “mejorará la experiencia general. Creemos que Trazos se convertirá en un recurso valioso para profesionales y entusiastas por igual, generando conversaciones e inspirando futuros desarrollos en la disciplina”.
Abrir puertas
Sus creaciones fueron recientemente publicadas en la revista de diseño Frame, una plataforma global con base en Amsterdam que difunde novedades vinculados al diseño industrial. Y que en varias oportunidades le puso la lupa a las criaturas de Heidi, sobre todo a sus indagaciones fúngicas.
“Me fascina el desafío de abrir puertas, de funcionar como un puente en la generación de conciencia sobre estas temáticas. Pero con los pies en estas tierras, poniendo el valor el trabajo local sin tener que mirar siempre hacia el norte. Si tenemos los recursos naturales y no necesitamos de grandes equipamientos para estar a la altura. Desde acá estamos en condiciones de cimentar el cambio a partir de los biomateriales –apunta–. Los hongos van a salvar el planeta. No hay otro organismo en la Tierra que conecte a las plantas y animales como lo hacen los hongos, dice Giuliana Furci, micóloga chilena y directora de la Fundación Fungi. Adhiero cien por cien a esta definición”, concluye Jalkh, exploradora serial de las nuevas formas y materiales del habitar.ß
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