El multiverso cinéfilo de Quentin Tarantino: por qué es el divulgador por excelencia de pequeñas grandes joyas
A través de sus libros, un podcast y –claro– sus películas, difunde y pone en discusión lo mejor del cine
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En mayo de este año, Quentin Tarantino le dedicó dos episodios de su podcast a la muerte de Rick Dalton. Junto con sus co-conductores, Roger y Gala Avary, el director recordó la extensa carrera del actor, desde sus trabajos en series de televisión como Bounty Law hasta películas como The 14 Fists of McCluskey (1966). Además, leyó partes de una entrevista que le hizo al intérprete, a finales de los 90.
Nada de esto sonará extraño para quien conozca el interés de Tarantino por la historia del cine y su dedicación a divulgarla. Pero el director de Tiempos violentos (1994) siempre supo darle una vuelta de tuerca novedosa a todo lo que hace. En este caso, hay un detalle que llama la atención: Rick Dalton no existe.
Al menos no en la vida real. El actor es una creación del propio Tarantino, quien lo concibió como uno de los protagonistas de Érase una vez en Hollywood (2019), la última película del guionista y director. En el film, Leonardo DiCaprio interpreta a esta estrella de la televisión de los 60, cuya carrera está en declive. Junto con su doble de riesgo, encarnado por Brad Pitt, salvan a Sharon Tate, interpretada por Margot Robbie, del destino trágico que tuvo la actriz en la realidad, a manos del clan Manson.
No fue la primera vez que Tarantino reescribió la historia en una de sus películas. Ya lo había hecho cuando imaginó el asesinato de Adolf Hitler en Bastardos sin gloria (2009). Con su elegía a Rick Dalton, el director se propone también reescribir la propia historia del cine, en un contexto no ficcional, como es el podcast.
Si no se arrepintió de sus declaraciones, Érase una vez en Hollywood es la penúltima película de Tarantino. El guionista y director expresó su intención de retirarse de la dirección después de cumplir 60 años y completar su décimo film (cuenta a las dos partes de Kill Bill como uno solo), en el cual ya está trabajando.
“Mi intención es renunciar a los 60. Voy a escribir novelas y literatura sobre cine, y cosas así”, dijo en 2009, dejando claro que aunque abandone la dirección de películas, no abandonará el cine. Eso es imposible. El cine es la vida para Tarantino. Hablar y escribir sobre cine para él es como respirar.
Al igual que tantos otros cineastas que lo precedieron, como François Truffaut y Peter Bogdanovich, Tarantino siempre se dedicó a analizar películas y rescatar figuras olvidadas por la historia oficial del cine. Por supuesto que el primer lugar en el que la cinefilia del director se expresó hacia el público fue en sus películas, pletóricas de referencias cinematográficas, que van del Blaxploitation (Jackie Brown: Triple traición, 1997) a los films de kung-fu (Kill Bill 1 y 2, 2003/2004), o el spaghetti western (Los 8 más odiados, 2015).
A diferencia de los directores citados y de otros como los de la Nouvelle Vague, que comenzaron escribiendo sobre cine y luego pasaron a la realización, o que como Sergei Einsestein volcaron sus teorías cinematográficas al papel al mismo tiempo que las practicaba en el celuloide, Tarantino recién decidió hacerlo de una manera más programática y formal hace poco, en el final de su carrera como cineasta (de nuevo, si cumple con su anunciado retiro).
Lo hizo con sus ensayos publicados en el libro Meditaciones de cine y en su podcast, Video Archives; proyectos que se entrecruzan con otros, como la novela Érase una vez en Hollywood y los dos cines de repertorio que tiene en Los Ángeles. Todos sus emprendimientos, que tienen como fundamento la divulgación del cine y su historia, se retroalimentan, conformando una especie de multiverso cinéfilo.
Dentro de la filmografía del director, Érase una vez en Hollywood es la película que se refiere a la historia del cine de forma más directa. El libro que lleva el mismo título y fue editado en 2021, en la tradición de las novelizaciones de películas de los 60 y 70, relata los hechos del film. Tarantino le dio su toque novedoso haciendo pequeños cambios de perspectiva en la narración de algunas escenas y ahondando en las historias de sus personajes principales: Rick, Cliff y Sharon. A partir de ellos y de otros personajes secundarios, Tarantino va tejiendo una historia del cine y la televisión norteamericanos de mediados de los 50 y 60, en la que varios datos de la realidad se combinan con situaciones imaginadas por la fervorosa mente del autor.
El lector se ve tentado una y otra vez a googlear, para separar la ficción de la realidad. Esta “confusión” intencional, que no es otra cosa que un juego, invita a quien lee esas páginas a seguir indagando en el tema. Sin embargo, más allá del grado de curiosidad que despierte, lo fundamental de la creación de Tarantino es que nace de un conocimiento profundo de la historia de Hollywood, tanto de su cara más reconocible como de su lado B, el favorito del autor. Cada detalle ficticio se ciñe a ciertos parámetros de lo real, de forma tal que no deja de ser verdadero, por más que nunca haya existido.
En su segundo libro, Tarantino se aleja de la ficción y construye un mapa de su cinefilia personal. Meditaciones sobre cine es, en parte, la historia de origen de un superhéroe cinéfilo. En el ensayo que abre el libro, el autor cuenta que su madre y su padrastro lo llevaban al cine desde muy chico. No se trataba de un programa familiar tradicional, sino que el niño Quentin se sumaba a la salida de los adultos y sabía que no tenía que molestar ni hacer preguntas hasta que terminara la función.
Las películas elegidas no eran precisamente para chicos: El padrino, Contacto en Francia, Bullit y Harry el sucio son algunos de los films que Tarantino recuerda haber visto cuando tenía alrededor de 7 años. Según el director, una sola entre la enorme cantidad de películas que vio cuando era chico lo traumatizó: Bambi, el clásico animado de Disney.
“Cuando un niño lee un libro para adultos, va a encontrar palabras que no va a entender. Pero dependiendo del contexto y del párrafo que rodea a la oración, a veces puede darse cuenta de qué quieren decir. Es lo mismo cuando un chico ve una película para adultos”, explica Tarantino, en el ensayo que inaugura el libro.
En ese mismo texto, el autor recuerda a un novio que tuvo su madre luego de separarse, que era jugador de fútbol americano y fue quien lo introdujo al cine Blaxploitation, subgénero que reflejaba a la cultura negra de los años 70. Quentin tenía 9 años cuando Reggie, el novio de su madre, lo llevó por primera vez a un cine del centro de Los Ángeles, en el que todo el público, excepto por él, era afroamericano.
“La nueva película de Jim Brown, Black Gunn, empezó a titilar a través del obturador para un público extremadamente excitado de aproximadamente 850 personas negras, 800 de ellas, hombres. Y francamente, nunca fui el mismo”, escribe Tarantino, quien explica que se ha pasado toda la vida, tanto en el acto de hacer películas como en el de verlas, intentado replicar esa experiencia.
Lo autobiográfico está enhebrado en todos los textos de Meditaciones sobre cine, pero coexiste con análisis exhaustivos de películas como La violencia está en nosotros, de John Boorman; La fuga, de Sam Peckinpah; ¿Dónde está mi hija?, de Paul Schrader; y Fuga de Alcatraz, de Don Siegel. También le dedica varias páginas a uno de sus críticos preferidos; hace un resumen de los dos bandos de directores del Nuevo Hollywood de los 70, y, en otro ensayo, especula sobre los temas raciales de Taxi Driver.
De esta manera, resulta una propuesta superadora a una autobiografía cinéfila o una serie de textos críticos. El contenido de esos ensayos va elaborando un canon personal, que incluye películas y directores que no son los que se enseñan en la universidad. Desde su posición como uno de los grandes directores contemporáneos, Tarantino propone ampliar la mirada hacia otro tipo de películas, que surgieron desde y alrededor del aclamado Nuevo Hollywood. Ese es el cine que inspiró su obra.
Doblando la apuesta, el podcast Video Archives está dedicado a películas que la mayoría del público no conoce y que hasta puede sorprender a los cinéfilos avezados. La génesis de este proyecto también está ligada a la educación cinematográfica de Tarantino. Video Archives era el nombre del videoclub, ubicado en una de las ciudades satélite de Los Angeles, en el que el director trabajaba en los años 80, junto con su amigo Roger Avary, coguionista de Tiempos violentos y director de Killing Zoe. Cuando el negocio cerró, en 1995, Tarantino ya había ganado suficiente dinero con sus primeras películas como para comprar todos los VHS de la colección y las estanterías, reconstruyendo el local en su casa.
A mediados de 2022, Tarantino y Avery estrenaron el podcast que lleva el nombre del videoclub. Su premisa es sencilla: se juntan, ven dos o tres películas de la colección en VHS y luego la comentan, con la ayuda de Gala, hija de Avery y productora del ciclo, que aporta una apreciable perspectiva joven y femenina a las discusiones.
Algunos de los títulos elegidos son más conocidos o de directores renombrados, como Star 80, la última película del coreógrafo Bob Fosse; la polémica Perros de paja, de Peckinpah; o El último secreto de Sherlock Holmes, de Billy Wilder; entre muchos otros. Pero la mayor parte de la selección, hecha por el propio Tarantino, incluye films que no suelen estar en ninguna lista de imprescindibles, como la extraña parodia de televisión The Jet Benny Show, de Roger Evans; Slithis, de Stephen Traxler, sobre un monstruo marino que acecha a los vecinos hippies de Venice Beach; o Baxter, de Jérôme Boivin, cuya narración surge de la mente de un perro violento.
La pasión y conocimiento con los que Tarantino y sus compañeros analizan cada película, les haya gustado o no, convierte al podcast en más que entretenimiento. Sus episodios, algunos con invitados como Eli Roth o Joe Dante, son perfectas clases de historia y análisis del cine, dedicadas a films que no reciben ese tratamiento en otros ámbitos.
Por su propia naturaleza, Video Archives también es parte de otra de la áreas de activismo cinéfilo de Tarantino: la celebración del soporte físico en el cine. En la era del streaming, el director es uno de los más vocales defensores del fílmico y del VHS. Y no solo de la boca para afuera, ya que invirtió parte de su fortuna en esta causa.
En noviembre de este año, Tarantino inauguró el Vista Theatre, el segundo cine de Los Ángeles del que es dueño, con una proyección en 35mm de Escape salvaje, el film escrito por él y dirigido por Tony Scott. Tras comprar esta sala en 2021, el director planificó una extensa renovación que llevó tres años. Las películas, por supuesto, se proyectan exclusivamente en fílmico, a diferencia de las salas comerciales que las exhiben en formato digital.
El primer cine que había adquiridoel director, el New Beverly Cinema, tiene como lema: “Siempre en fílmico”. La antigua sala de Los Ángeles, que fue una fábrica de golosinas y un cine porno, tuvo una nueva vida gracias a Tarantino, quien lo compró en 2007. La mayoría de los films en 35 mm y 16 mm que se proyectan allí son parte de la colección privada del realizador. Pero este cine se convirtió en un lugar tan central para la comunidad cinéfila de la ciudad, que otros directores también le prestan sus propias copias y los estudios hacen copias en fílmico de sus películas viejas y estrenos, especialmente para que sean proyectadas en esa sala.
El New Beverly tiene un equipo de programadores, pero Tarantino está involucrado activamente en la selección de cada mes, que incluye programas dobles, medianoches dedicadas a las películas del director, funciones especiales de cine continuado de Halloween con títulos sorpresa y muchas otras propuestas.
El proyecto se extiende a un podcast de divulgación, Pure Cinema, en el que el director suele participar como invitado y una línea de merchandising, que tiene entre sus últimas novedades, una serie de remeras conmemorativas por la muerte de Rick Dalton, el actor que nunca vivió más que en la ficción. Todo tiene que ver con todo en el multiverso cinéfilo de Tarantino, cuya próxima y, tal vez, última película estará centrada en un crítico de cine.
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