¿El diseño puede ayudar al votante?
La votación es una experiencia de usuario democrático; la mejor boleta es la que contiene la información más clara, tan fácil de decodificar como sencillo es el acto de ponerla en la urna
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Pocas veces la democracia nos recibe como hoy. Cada mesa electoral es un mostrador de atención al ciudadano, el front desk del sistema de gobierno. Nos traen las urnas, los padrones, los sobres, las máquinas. Con suerte, todas las boletas. Nos saludan por el nombre. En estas horas, los mayores de 16 años sentimos todo esto en carne propia. Es la verdadera experiencia de usuario de la democracia.
El diseño centrado en el usuario es la rama del diseño que más creció y se consolidó en los últimos años. Su premisa es que todas las interacciones cotidianas se pueden diseñar y optimizar. Para eso, lo primero es encontrar los problemas que aquejan a las personas en cada interacción, situaciones que producen frustración y en la jerga llaman, dramáticamente, “dolores”.
"Pocas veces la democracia nos recibe como hoy. Cada mesa electoral es un mostrador de atención al ciudadano, el front desk del sistema de gobierno. Nos traen las urnas, los padrones, los sobres, las máquinas. Con suerte, todas las boletas"
El segundo paso es resolverlos para que las personas avancen por la vida como quien se desliza en una cinta transportadora, sin sobresaltos. Cualquier empresa exitosa, analógica o digital, lo tiene bien pensado. La democracia tal vez no tanto.
El diseñador especialista en visualización de datos Andrés Snitcofsky lo planteó así en una audiencia del Congreso el año pasado, cuando lo invitaron a opinar sobre la boleta única. Les dijo a los diputados: “Los escucho hablar y a veces no se entiende si el usuario de las boletas es el votante o el partido. Mejorar la experiencia, en este caso, es que el votante sepa que su voto es secreto, que es libre de elegir cualquiera de las opciones y que eso se le garantice sin esfuerzo”.
Mirando las boletas de esta elección, no parece que lo hayan escuchado mucho. Salvo algunas reglas mínimas, cada partido diseña lo que quiere. Hay boletas con foto, sin foto, con fondos de colores, ilustraciones, subrayados y negritas. Parece un catálogo de tipografías.
Snitcofsky nota que, en la mayoría, el texto que indica la categoría a votar –diputados, presidente– queda perdido entre un cúmulo de información.
Y aporta una idea: se podrían pegar posters con el menú completo de candidatos en el cuarto oscuro, para hacer más notorio cuando falte una boleta.
"Mejorar la experiencia, en este caso, es que el votante sepa que su voto es secreto, que es libre de elegir cualquiera de las opciones y que eso se le garantice sin esfuerzo"
Hay varias decisiones simpáticas. Unión por la Patria puso un mini retrato de Perón y Evita y otro de Néstor Kirchner. Juntos por el Cambio tiene distintos criterios sobre si enfatizar el nombre (Horacio) o el apellido (Bullrich). Milei decidió sacarse la foto con una carpeta y un estuche de anteojos en la mano, y alguno de sus candidatos con un puño en alto.
En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, esta vez se agrega el voto electrónico y la pantalla trae sus propios desafíos. Para los que corten boleta, hay una opción para “modificar” el voto antes de imprimirlo, un botón de arrepentimiento. Quienes votan lista completa solo pueden volver atrás con un botón rojo que amenaza “reiniciar”, como si fuese a apagar la computadora misma.
El orden de las opciones incide en nuestras decisiones, como mostraron decenas de experimentos empíricos. Sin embargo, nuestras boletas le dan un lugar destacado a los parlamentarios del Mercosur. Tienen un lugar tan visible que funciona como escenario, se suele llenar de famosos.
Otro tema estudiado por la psicología de las decisiones es cómo nos afecta el exceso de opciones. La “fatiga de elección” hace que, a medida que se nos dan más alternativas, prestemos menos atención.
Se probó en boletas únicas electorales y en una multitud de situaciones de oferta comercial. El estudio seminal sobre este tema es del año 2000. Los investigadores Lyengar y Lepper lo analizaron en un puesto de degustación de jamones: cuantos menos opciones de fiambre, más compraban los clientes. Ojalá las alternativas de hoy nos dejen satisfechos y la experiencia completa que arranca con este voto tenga final feliz, para el país y sus usuarios.
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