Desertor devuelto. Saltó de un buque soviético a un guardacostas de EE.UU. y causó uno de los mayores conflictos políticos de la Guerra Fría
La cineasta lituana Giedre Zickyte cuenta detalles increíbles de su documental “El salto”, sobre Simas Kudirka, un marino operador de radio que pidió asilo político, no lo obtuvo y desató una grave crisis
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“Todavía me pregunto qué podría haber hecho ese día para que las cosas resultaran de otra manera”, dice el capitán del guardacostas Vigilant, Ralph W. Eustis, en el documental El salto. Eutis ya no es capitán, ni marino. Lo era el 23 de noviembre de 1970, cuando el operador de radio lituano Simas Kudirka saltó del buque soviético Sovetskaya Litva al barco estadounidense que él comandaba, y pidió asilo político. Las embarcaciones estaban ancladas una junto a la otra en las costas de Martha’s Vineyard, una isla sobre el Atlántico que forma parte de Massachusetts, mientras ocurría algo inédito: una reunión bilateral entre los Estados Unidos y la URSS para acordar límites de pesca. Todo iba bien hasta que Kudirka saltó de una cubierta a la otra. Fueron diez horas de frenesí, hasta que Eustis recibió órdenes de expulsar a Kudirka del buque y autorizó que un grupo de la KGB abordara y lo arrestara. El hecho cambió la vida de ambos para siempre. Kudirka, claro, se llevó la peor parte.
“Aquí está, la celda 13. Tu viejo ocupante ha vuelto”, dice Simas, ya de 90 años, mientras recorre una cárcel hoy desocupada cerca de Siberia. De regreso a su país, él fue condenado a 10 años de prisión. La cámara de la cineasta lituana Giedre Zickyte lo sigue de cerca. “Mi objetivo era reabrir los recuerdos de Simas de la manera más auténtica, en los lugares de la vida real donde ocurrieron esos eventos –cuenta la directora a La Nación, desde Vilna–. Especialmente a bordo del Vigilant, cuando revive la noche en la que fue capturado y golpeado por oficiales soviéticos y arrastrado de regreso a su barco”. La producción logró filmar en el mismo barco donde sucedieron los hechos. “Fue tan emotivo que, cuando él empezó a recordar, inmediatamente dejé de lado todas mis ideas iniciales e hice que la cámara lo siguiera. Me di cuenta de la verdadera magia de la vida y del cine. Algo milagroso sucedía: un anciano corriendo por ahí, contándonos algo que pasó hace 50 años; ves lo que vivió y estás totalmente involucrado”.
La negativa del asilo generó revuelo en los EE.UU. y tanto el comandante como dos superiores fueron relevados. Pero las quejas seguían y el propio Richard Nixon tuvo que salir a dar explicaciones. Tampoco alcanzó. Hubo manifestaciones en todo el país y Kudirka se convirtió “en un símbolo internacional de la indignación de los hombres libres”, según decían en televisión. Mientras tanto, seguía detenido. La presión diplomática seguía en ascenso hasta que Gerald Ford asumió la presidencia y torció el rumbo de la historia. En 2006, Henry Kissinger haría mención al tema durante el funeral de Ford, recordando la actitud del mandatario. En el documental, el propio Kissinger brinda su testimonio, a los 97 años (hoy tiene 100) entrevistado por la directora. “Cuando encontré ese increíble archivo del funeral del presidente Ford, me di cuenta de que necesitaba tener la voz de Kissinger en la película. Nos acercamos a él por canales diplomáticos y accedió a concedernos la entrevista. Tal vez, encontró importante la historia y por eso aceptó hablar. Sé lo difícil que es llegar a él”.
El salto (”Suolis”, de 2020) –que obtuvo el premio al Mejor Documental del Festival de Cine de Varsovia– expone los vaivenes de una historia con intrigas y sorpresas, que navega entre la fascinación del personaje por los Estados Unidos y también el desencanto. Para la directora, se trata de una historia muy vigente. “La brutal invasión a Ucrania ha devuelto ecos de la Guerra Fría, por lo que el mensaje de la película se ha vuelto más relevante. La historia de Simas confirma una vez más que el deseo humano de libertad es indestructible”, opina la directora, de 43 años. “Nací bajo un régimen soviético totalitario y tenía 10 años cuando Lituania recuperó su independencia. Vi el reflejo de mi propia infancia en aquellas interminables multitudes estadounidenses que se manifestaban por la libertad de Simas en los años 70. Esta solidaridad evocó mis recuerdos de nuestra Revolución Cantada que condujo a la caída de la Unión Soviética”.
La película está llena de luz, sobre todo por su protagonista, un hombre carismático que puede recorrer su duro pasado con entereza. Él sabe que su historia lo convirtió en una celebridad (fugaz, pero celebridad al fin); incluso se hizo una película para televisión, La deserción de Simas Kudirka (1978), que obtuvo dos premios Grammy. Pero su liberación estuvo lejos de la versión hollywoodense. “La libertad es mucho más compleja que simplemente soñarla -agrega Giedre Zickyte-. Puede ser difícil, incómodo y desafiante; conlleva responsabilidad, pero sigue siendo incomparable a la esclavitud. Si la película muestra las sombrías realidades de la vida posterior de Simas en los Estados Unidos, es una advertencia mucho más fuerte contra la vida bajo el opresivo régimen soviético. Si se puede elegir entre la libertad y el encarcelamiento, creo que sólo hay una respuesta. Personalmente, estoy muy agradecida por la libertad que tengo hoy para crear, viajar y hablar de mi película como quiero, sin censura ni miedo”.
Finalmente, hubo un reencuentro entre el capitán del Vigilant y Simas Kudirka. Fue filmado, pero la directora decidió excluirlo. “Los realizadores tenemos la expresión ‘matar a los queridos’. Incluso si la escena es muy buena, pero destruye el ritmo o la trama, hay que matarla, como un cirujano que corta sin piedad. Ambos se emocionaron mucho porque al final de sus vidas se vieron y se abrazaron. La escena me encantó, pero si quedaba, sería una película sobre el encuentro y el perdón, y es una historia diferente”.
Giedre Zickyte recibió en 2022 el Premio Nacional de Cultura y Artes de Lituania “por un salto creativo vigoroso e impresionante”. Lleva realizados cinco documentales. Está casada con el diplomático lituano Eitvydas Bajarūnas.
El salto se verá en el Encuentro de Cine Europeo, que comenzará el jueves 5 de octubre, cuya programación incluye 19 películas de 18 países de ese continente.
La muestra será presencial en CINÉPOLIS Recoleta, del 5 al 11 de octubre; El Cultural San Martín (19, 20 y 21 de octubre), y la Alianza Francesa (19 y 20 de octubre). En estos dos últimos espacios, con entrada gratis hasta agotar la capacidad. También habrá funciones en 11 ciudades: Córdoba, General Pico, Mendoza, Morón, Neuquén, Rosario, San Francisco (Córdoba), San Juan, San Miguel de Tucumán, Ushuaia y Vicente López (más, en www.cineueargentina.com/funciones-presenciales)
Del 12 de octubre al 12 de noviembre, habrá acceso virtual a las películas, con tickets limitados. Desde: www.cineueargentina.com/ver-online
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