“Fue mi primer beso”. Del amor adolescente por Elvis Presley a la boda, los secretos de pareja y el ocaso
Tenía 14 años cuando se fue a vivir con el rey del rock & roll a su mansión, en Memphis; su historia es ahora una película de Sofia Coppola “Yo rea esa chica”
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Priscilla Beaulieu tenía 14 años cuando conoció a Elvis Presley, de 24. Era 1959. Ella había nacido en Brooklyn pero vivía en Alemania, donde el músico –que ya era toda una celebridad, después del éxito de “Haertbreak Hotel” y de sus bailes de cadera por tevé– viajó a cumplir el servicio militar en el 1° Batallón de Tanques medianos. Un compañero de él, Currie Grant, los presentó.
Sabía que a Elvis le gustaban las mujeres jóvenes; en esos meses europeos ya había estado con una doble de Brigitte Bardot (Margit Bürgin) y con Heli Priemel, ambas de 16, entre muchas otras (como detalla el libro Elvis: The Army Years Uncovered). El artista-soldado no estaba alojado en los cuarteles, sino en una casa. Fue allí donde conoció a Priscilla: “Vaya, eres solo una niña”, le dijo el rey del rock & roll.
Era hija de James Wagner, un piloto que, seis meses después del nacimiento de Priscilla, falleció en un accidente de aviación. Fue el padrastro de la muchacha, Paul Beaulieu, también oficial de la Fuerza Aérea estadounidense, quien le dio su apellido e intentó, años más tarde, ponerle un freno a su relación con Elvis. No pudo. Él y Anna Lillian Iversen –mamá de Priscilla– aceptaron que ella se mudara a Graceland, la mansión de Elvis en Memphis.
El músico había logrado seducirlos también a ellos. “Sabían quién era, como todo el mundo –escribió Priscilla en su autobiografía, Elvis y yo–. Pero Elvis era el perfecto caballero. Mi padre quedó visiblemente impresionado y, a partir de ese momento, Elvis siempre se dirigió a él como Capitán Beaulieu o Señor.
Esto era característico de Elvis, cualquiera que fuera la posición de una persona en la vida (médico, abogado, profesor o director de cine), a menos que alguien estuviera en su círculo inmediato, rara vez usaba nombres de pila, incluso cuando trataba con personas que conocía desde hacía años. Como me explicó una vez: ‘Es simple. Han trabajado duro para llegar a donde están. Alguien debería respetarlos’”.
Priscilla se instaló en la mansión y retomó sus estudios secundarios en una escuela de monjas. “Algo en su educación sureña le había enseñado que había que salvar a la chica ‘adecuada’ para casarse. Yo era esa chica. Al mismo tiempo, me transformó en su mujer. Usé la ropa, el peinado y el maquillaje que él eligió cuidadosamente”, escribió Priscilla en la revista People en 1985.
“Ella no recuerda la experiencia de manera dañina”, contó recientemente Sofia Coppola en una entrevista con Deadline Hollywood. La directora comenzó a involucrase con la historia de Priscilla hace una década, cuando leyó sus memorias. El libro la sorprendió (“buscaba una lectura divertida, no esperaba que me conmoviera tanto”), pero descartó entonces la idea de filmarlo: tenía demasiados puntos de contacto con su película sobre María Antonieta. Hasta que un proyecto frustrado durante la pandemia la hizo reenfocar: “Al volver a leer el libro, me atrapó ver ese mundo visual, atractivo e inspirador, que resultan Graceland y el Memphis de los años 60. Era algo que nunca había hecho, muy americano”.
Sofia encaró entonces la biopic, con una diferencia clave respecto de María Antonieta (2006): ahora podía establecer contacto con la protagonista de la historia. Sobre todo, para no prejuzgarla: “Cuando yo tenía 15 años, si hubiera estado enamorada de una estrella de rock que coqueteara conmigo, o incluso si un hombre mayor hubiese coqueteado conmigo, habría pensado que yo era alguien especial. Te sentís especial, realmente sofisticada e inteligente. No verías algo que pudiera ser inapropiado. Realmente traté de conectarlo con ese sentimiento de enamoramiento adolescente, y cómo debió haber sido para ella estar en su órbita, y cómo lo describió. Es tan difícil de entender que su primer beso fue con Elvis Presley”.
La película Priscilla se estrenará en cines argentinos el último jueves del año. Su premiere fue en la Mostra de Venecia de septiembre. Hasta allí viajaron Coppola y Beaulieu, quien se mostró emocionada por la película al mismo tiempo que sintió la necesidad de aclarar: “Elvis fue el amor de mi vida. Fue su estilo de vida lo que me resultó demasiado difícil. Nos mantuvimos unidos incluso después, tuvimos a nuestra hija y me aseguré de que siempre la viera. Es como si nunca nos hubiéramos dejado; me gustaría que quede claro”.
El film está basado en la autobiografía, publicada originalmente en 1985. Allí se exponen momentos difíciles de la pareja y del propio Presley. “Busqué centrarme en las luchas y la presión que sentía Priscilla, en lo que debió haber sufrido para ser la mujer ideal. Incluso cuando tenía nueve meses de embarazo, andaba en motocicleta y trataba de ser divertida para Elvis, realmente comprometida con ser la mujer perfecta”, dijo Coppola.
Elvis y Priscilla se casaron el 1° de mayo de 1967, en una suite del hotel Aladdin, de Las Vegas; él tenía 32 años y ella estaba a punto de cumplir 22. Hubo un puñado de invitados, pero la boda tuvo repercusión mundial. Los años de matrimonio, lejos del ideal de las fotos, empezó a deteriorarse (aún más) luego del nacimiento de Lisa Marie Presley, la única hija que tuvieron. La pareja se separó en 1972 y se divorció un año más tarde. Elvis falleció en 1977.
Sofia Coppola cuenta una historia de amor tóxica, a tono con el libro que Priscilla escribió junto con Sandra Harmon y que tuvo en 1998 una primera adaptación, dirigida por Larry Peerce. “Me impresionó –cuenta Coppola– que ella encontrara la fuerza para dejarlo y encontrar su propio camino. Dijo que ni siquiera sabía cuál era su deseo hasta ese momento, y luego comenzó toda su vida. Para algunas personas sería muy difícil escapar de eso. Puedo entender lo atractivo de que alguien dijera: ‘Ven a mi mundo’. En lugar de intentar descubrir tu identidad por tu cuenta, que es un viaje tan difícil. Realmente me esforcé mucho en traducirlo tal como ella expresa la experiencia”.
Diez años después del divorcio, Priscilla hizo una primera aparición en TV como actriz, en la serie Profesión Peligro, y tuvo un papel secundario (Jenna Wade) en la recordada Dallas, durante cinco temporadas. Después, debutó en cine: en La pistola desnuda interpretó a Jane Spencer, pareja del protagonista de la saga (Liam Nielsen). Tuvo apariciones en Las aventuras de Ford Fairlane y Austin Powers: Misterioso agente internacional, y volvió a convertirse en celebridad por su participación en Dancing with the Stars.
Sofia Coppola tuvo la oportunidad de encontrarse con Priscilla “un par de veces” a la hora de pensar la película. “Fue la primera vez que tuve esa experiencia –contó la directora de Las vírgenes suicidas, Perdidos en Tokio y Somewhere–. Fue estresante y se sintió como una responsabilidad. Pero también me sentí muy afortunada de haber tenido acceso a la persona de la que trata la historia y de poder llenar los espacios en blanco. Ella definitivamente me dio detalles que me ayudaron a contar su historia. Es muy reservada, aunque en el libro revela cosas personales. Entonces, fue una especie de equilibrio. Nunca quise entrometerme, pero quería obtener algunos detalles personales”.
En el film, la ascendente actriz y cantante Cailee Spaeny interpreta a Priscilla y Jacob Elordi (Nate Jacobs en la serie Euphoria), a Elvis. Contó Priscilla durante la presentación en Venecia: “Yo era la única persona que lo escuchaba y le daba consuelo, a pesar de que solo tenía 14 años. Eso fue lo que nos unió. Todo el mundo piensa que fue sexo, pero no, nunca lo hicimos en aquel momento, él era muy respetuoso con mi edad. Teníamos los mismos pensamientos, me lo contaba todo, confiaba en mí. Me contaba lo que le pasaba, me hablaba de la muerte de su madre que nunca superó, de que quería ser actor. No le había dicho a nadie en la escuela que nos estábamos viendo. Construimos una relación juntos hasta que me fui, pero no lo hice porque ya no lo quería”.
Antes de que comenzara la producción de la película, Lisa Marie Presley le escribió a Sofia Coppola por e-mail para manifestarle su frustración por el guion, que según la única hija del Rey no retrataba bien la historia ni a su papá. Y sugirió que iría públicamente en contra del proyecto. No pudo hacerlo: Lisa Marie falleció pocos meses después de aquel intercambio por correo electrónico. “Me sorprendió mucho y desearía que ella tuviera la oportunidad de verla, porque no creo que Elvis salga mal parado. Lo admiro y quería mostrar el lado privado, pero es la historia de Priscilla. Definitivamente, siempre quise ser sensible y no estaba tratando de derribarlo”.
La directora se planteó encontrar un equilibrio entre la luz y la oscuridad planteada en la autobiografía, sin perder la mirada amorosa de la protagonista sobre Elvis, incluso en los fragmentos más duros. “Era más bien que su carrera volvía a caer una vez más y estaba cansado de las canciones. Estaba cansado de la rutina. Y hubo un punto en el que simplemente se dio por vencido. No soportaba tener 40 años. Y recurrió a estimulantes. Hay un lado oscuro ahí, un lado realmente oscuro”, escribió Priscila de su esposo, a quien también definió como “una persona maravillosa”.
El uso de pastillas que Elvis, además, le ofrecía a su mujer es una parte de la historia retratada en el film, “pero ella nunca quiso que se enfatizara demasiado en eso –cuenta Sofia–. Priscilla quería asegurarse de que el amor entre ellos quedara claro. Estuvo ahí incluso en los tiempos oscuros, y entendí totalmente los altibajos de navegar una relación compleja. Sentí empatía cuando ella explicó de dónde venían las luchas de Elvis y sus frustraciones artísticas. Pensé que era importante entender que no se trata solo de que un tipo tenga mal genio, sino entender la presión bajo la que estaba”.
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