Dante Sica: “El programa de desregulaciones de Milei es similar al de Macri pero Macri fue un liberal enjaulado por la sociedad”
El economista y exfuncionario considera que, a pesar de la debilidad “entre comillas” que el Presidente tiene en el Congreso, está siendo capaz de impulsar importantes cambios estructurales porque hoy existe un aval colectivo para esas transformaciones y para los costos que su puesta en marcha supone
“Milei, a pesar de la debilidad, entre comillas, que tiene en el Congreso, ha avanzado con un programa de desregulación y cambios estructurales”, plantea. “La sociedad no avalaba con total firmeza la necesidad o la visión del cambio que tenía Macri, o los costos transitorios que tenía que pagar”, dice. “La política industrial de Milei es una política fiscal monetaria, es una macroeconomía estable y las mejoras de competitividad con un paquete de desregulación”, explica.
“La agenda de desburocratización y de reformas es casi tan importante como la de saneamiento de la moneda y equilibrio macro”, afirma. “A pesar de la “debilidad” de Milei en el Congreso, ha avanzado con desregulaciones y cambios estructurales”, destaca. “En el gobierno de Macri teníamos mucho menos respaldo legislativo para avanzar. Hemos fracasado dos veces, tanto Jorge Triaca como yo, en avanzar en reformas y en modernización del sistema laboral”, compara.
“Si uno estuviera en un país más estable como cualquier país europeo, se podría decir que el RIGI es excesivo”, analiza. “Pero hay que mirar al RIGI en el contexto de la Argentina: un país violador serial de contratos y un defaulteador serial”, desarrolla. “Las inversiones que traiga el RIGI van a generar recaudaciones futuras que van a compensar las exenciones”, cree. “Eliminar los tres impuestos más distorsivos y mejorar la competitividad requiere un superávit primario en los próximos años de 3 puntos del PBI”, precisa.
“Milei mira mucho a Macri en lo que le pasó con el cepo y las retenciones”, asegura. “El Gobierno está tomando las medidas necesarias para que cuando flexibilice el cepo y baje impuestos sea definitivo”, agrega. “Para la inversión, el funcionamiento de las instituciones y en especial, el funcionamiento de la Justicia, más allá de los nombres, es clave”, señala. “Se va a romper esta famosa dicotomía entre sectores que requieren insertarse en el comercio internacional versus los sectores más proteccionistas”, opina. “Los beneficios a ciertas inversiones no tienen que ver con generar una nueva dicotomía industria versus campo”, sigue. “La apertura comercial por sí sola no garantiza una mejora de la productividad en el corto plazo si no se acompaña con un programa de mejora de la competitividad”, concluye.
El economista y exministro de Producción, y también de Trabajo, en la presidencia de Mauricio Macri, Dante Sica, estuvo en La Repregunta. Sica es socio fundador de Abeceb, empresa de consultoría en economía y negocios. Es economista y contador por la Universidad Nacional de La Plata.
RIGI, ¿excesivo o necesario? Jubilados y universitarios, ¿perjudicados? ¿Alcanza con la libertad económica para mejorar la productividad? ¿Cuánto cuesta la debilidad institucional a la hora de atraer inversores? Milei vs Macri, ¿un mejor programa industrial? Campo, ¿el pato de la boda también con Milei? Sica hizo su análisis. Aquí, la entrevista completa.
Milei versus Macri, ¿liberalismo industrial versus proteccionismo o gradualismo versus shock?
-Me interesa tener su perspectiva porque, según algunos análisis, hay una continuidad entre una mirada sobre la matriz productiva que viene de Cambiemos y que Javier Milei intensifica; una continuidad entre un gradualismo de Cambiemos y una política de shock más efectiva de Milei. Una línea progresiva pero una línea de continuidad, en definitiva. En relación con la matriz productiva y al peso del proteccionismo y a esa dicotomía campo e industria en la que el Milei viene haciendo tanto hincapié, ¿cuál es su mirada comparando lo que sostenían ustedes entre 2015 y 2019 y lo que está sosteniendo hoy Milei?
-La mirada y la visión con respecto a qué economía se quiere y a cómo tiene que integrarse al mundo la economía argentina y en términos de quiénes son los sectores que van a traccionar es la misma. El programa que hoy está llevando adelante Milei es un programa, tanto en los equilibrios macro, pero en especial en relación con la mejora de la competitividad a través de reformas estructurales y de desregulaciones, muy similar al de Cambiemos. ¿Cuál fue el problema? Cambiemos no tenía el consenso o el mandato social de cambio total tan fuerte que hoy tiene Milei. En esas circunstancias, en términos de caricatura, Macri era un liberal enjaulado pero enjaulado por la sociedad, no por el entorno, una sociedad que no avalaba con total firmeza la necesidad o la visión que el gobierno tenía. O no avalaba los costos transitorios que tenía que pagar para poder llegar a esa inserción y esa mirada.
-Un liberal enjaulado: interesante esa definición. Usted aclara que esa jaula no venía del entorno de Macri sino de la sociedad.
-Acordate que Macri le ganó la elección a Scioli en el balotaje por menos de dos puntos de diferencia. Milei la gana por once puntos de diferencia. El cambio es muy fuerte.
-Ahora, la mirada de Milei en relación con Cambiemos es mucho más crítica de lo que usted señala. Él plantea que esa era una mirada socialdemócrata, colectivista. Cuestiona mucho, por ejemplo, a Horacio Rodríguez Larreta o a Marcos Peña, y señala que en realidad había una idea desarrollista de planificación centralizada de la política económica, que priorizaba sectores a través de créditos, subsidios, exenciones impositivas. ¿Usted está más de acuerdo con la mirada de Milei que con esa mirada de un Macri enjaulado, no importa si por el entorno o la sociedad?
-Creo que la mirada de Milei con respecto al tema de política sectorial es muy clara a partir del modelo liberal que él quiere llevar adelante. Acá hay un tema para poder definir esto. Milei fue muy claro en la presentación que hizo la semana pasada en la Unión Industrial Argentina (UIA), cuando dijo que la política industrial es una política fiscal monetaria, es el equilibrio y una economía estable.
-La política industrial es la política macroeconómica.
-Exactamente. Es la macroeconomía estable, una economía normal y las mejoras de competitividad con un paquete de desregulación. Comparto eso y lo compartíamos también en el gobierno de Macri. ¿Cuál es el tema? La velocidad del programa de estabilización es mucho más rápida que la velocidad del programa de reformas estructurales. ¿Por qué? En el gobierno de Macri teníamos mucho menos respaldo legislativo para avanzar. Hemos fracasado dos veces, tanto Jorge Triaca como yo, en avanzar en reformas y en modernización del sistema laboral. Nos costó mucho la desregulación. Y Milei, a pesar de la debilidad, entre comillas, que tiene en el Congreso, ha avanzado con el DNU 70 y con la Ley Bases con un programa que empieza a desregular y a hacer cambios estructurales. ¿Ahora, cuál es el problema? Que esa velocidad de las mejoras de competitividad producto de los cambios regulatorios y de las reformas estructurales, como mucha de la velocidad la impone el Poder Legislativo, y ahí el gobierno tiene poca capacidad, las velocidades son distintas, entonces va a generar ruido. A lo mejor en el corto plazo, la política sectorial puede ser útil para acompañar esa transición de velocidades distintas, con una macro que se estabiliza y que tiende a un tipo de cambio estructuralmente más bajo, con unas mejoras de la competitividad, que suponen bajar el costo argentino, modernizar el sistema laboral y achicar el peso del Estado para poder bajar la tasa impositiva, pero que avanzan mucho más lenta. En esa transición, el mensaje de Milei en la UIA fue: señores, no va a haber ibuprofeno en este intermedio. Mientras que, en el gobierno de Macri, nos planteábamos que había que tener algunas medidas de transición para superar el problema de esas distintas velocidades con menos dolor o con menos tensión en el aparato productivo.
Argentina vs Chile. ¿Cómo abrir la economía y al mismo tiempo desarrollar la industria exportadora?
-Quiero compartir con usted unos datos. Chile es un tercio de la economía argentina, pero exporta e importa más que la economía argentina. Y otro dato muy interesante es que la Argentina es uno de los países más cerrados del mundo. Parte de esa cerrazón y del impacto negativo en la posibilidad de tener una industria exportadora tuvo que ver con esas políticas sectoriales que tenían la pretensión de industrializar la Argentina. Ahora, eso evidentemente no generó una industria competitiva, porque por eso hemos llegado a esta situación. ¿Cómo se sale de ese callejón sin salida en el que se metió la Argentina? Porque Chile tiene una macro ordenada pero además tiene políticas súper abiertas en términos económicos. Es uno de los países más abiertos de América Latina y sin embargo su industria no se resintió, por eso logra exportar. ¿Cómo se sale de este callejón sin salida sin caer en un sostenimiento de esa falta de competitividad a partir de políticas sectoriales, es decir, sin seguir reproduciendo ese círculo vicioso?
-La Argentina tiene hoy una gran oportunidad para salir de este círculo vicioso. Viene de la mano de las transformaciones que hay a nivel mundial. En la geopolítica la guerra de China y Estados Unidos va a condicionar el comercio, el flujo de inversiones y hasta las decisiones de localización de muchas empresas en los próximos treinta o cuarenta años. Esta necesidad de transformación energética y de seguridad alimentaria, que para muchos países viene condicionada por el cambio climático, abre para América Latina, y en especial para la Argentina, una ventana de oportunidad de ingresar nuevamente a un ciclo de comercio globalizado que, por lo menos en los últimos 40 años, nunca tuvimos. Puede hacer que sectores como el agro, la energía, la minería, los servicios basados en conocimiento y hasta el complejo de turismo, entretenimiento y gastronomía, se transformen en sectores globales. Necesitan una inserción mayor en el comercio global. Esto es importante, por un lado, por la economía política: estos sectores van a romper esta famosa dicotomía, en la que estamos empatados en las últimas décadas, entre sectores que requieren insertarse en el comercio internacional y ser más abiertos y más integrados versus los sectores que solo se dedicaban al mercado interno, que eran mucho más proteccionistas.
-¿Cuáles son esos sectores?
-En general, estuvieron muy asociados a esa etapa inconclusa de sustitución de importaciones.
-¿El sector textil, por ejemplo?
-El sector textil, algunos sectores de línea blanca electrónica que requieren cierta protección por problemas de competitividad, por los sucesivos desbarajustes de la macro que terminaban generando Estados endeudados que cobraban más impuestos, o el crecimiento del Estado que se sostiene sobre una cada vez mayor presión fiscal sobre los sectores productivos. Esas condiciones dejaban a algunos sectores fuera de competencia. Los sectores van a tener que tener necesariamente una mirada global. Por ejemplo, los servicios basados en conocimiento. Poné Fórmula Uno los domingos. El principal auspiciante de Fórmula Uno es Globant, un unicornio argentino. La semana que viene, Colapinto va a salir con el auto todo pintado de amarillo: es el auspicio de Mercado Libre, que es el gran auspiciante de la Copa América. Esto va a permitir empezara a romper este este equilibrio vicioso que nos llevó a no poder imponer una agenda de mayor integración global. Segunda cuestión: la agenda de desburocratización, de reformas estructurales y de cambios regulatorios es casi tan importante como la agenda de saneamiento de la moneda y del equilibrio macroeconómico. Si solo equilibramos la macro, es decir, recuperamos la moneda, tenemos crédito y no tenemos inflación, pero no sacamos este peso que tiene hoy la estructura regulatoria, el famoso costo argentino, condenamos a muchos sectores a que no puedan ser competitivos en una economía más integrada.
RIGI: ¿beneficios excesivos o incentivos necesarios? ¿Por qué Vaca Muerta es prometedora, pero Neuquén es pobre?
-Eso está claro: la necesidad de eliminar obstáculos improductivos. Ahora, en relación con la oportunidad del sector energético, que algunos condenan como extractivista pero que en realidad genera un ecosistema de cadena de valor de industrias. Neuquén y Vaca Muerta es una de las citas más clásicas en relación con el potencial que tiene la Argentina. El RIGI apunta también a ese sector para lograr atraer todavía más inversiones. ¿Pero cómo es la cadena de transmisión de ese tipo de políticas de incentivo a los grandes inversores en esos sectores y el bienestar de la gente? Porque Neuquén, que tiene Vaca Muerta y que tiene un fuerte rol en la política energética porque las provincias son las dueñas de los recursos naturales subterráneos, es la provincia más pobre del sur y es una de las más pobres de la Argentina. ¿Qué pasa ahí? ¿Es un problema del funcionamiento de la microeconomía, de las Pymes que no se está acoplando a esas grandes inversiones? ¿O es que, según la crítica de algunos, los incentivos a las grandes inversiones se generan a través de exenciones impositivas y entonces, eso no se distribuye socialmente?
-Primero, pongamos el RIGI en contexto. Si uno estuviera en un país más estable como cualquier país europeo, se podría decir que el RIGI es excesivo. Pero tenemos que mirar al RIGI en el contexto de lo que es Argentina: la Argentina es un país violador serial de contratos y un defaulteador serial: en los últimos veinticinco años, durante veintiún años, no respetamos el marco regulatorio en el sector energético. En Vaca Muerta y las energías renovables, las no convencionales, hoy la Argentina tiene un gran potencial: genera gran interés y resulta atractivo para las inversiones. Para movilizar ese potencial, si no generás reglas de juego que den credibilidad, es muy difícil poder captar esas inversiones.
-Es decir, usted plantea que la Argentina compite con otros países a la hora de atraer inversión.
-Totalmente.
-Con la falta de respeto por la propiedad privada y por los contratos, tiene una ventaja competitiva en contra. Ahora, la baja en el impuesto a las Ganancias para quienes inviertan en el marco del RIGI, ¿no es excesiva?
-Dadas las condiciones y el récord de la Argentina, defaulteador y violador seriales de contratos, es importante la necesidad de tener un régimen tan fuerte. Para muchas empresas, más que el impuesto a las Ganancias, lo importante es la jurisdicción donde litigar. Porque la Argentina no solo viola contratos, sino que cuando eso pasa y se llega a la Justicia, tarda quince años en fallar, a veces falla en contra y cuando falla, no paga. En el contrato, se puede elegir la jurisdicción. Puede ser el CIADI, puede ser la justicia de Estados Unidos o lo que sea. ¿Cuál es el gran desafío que tenemos? Que no pase lo de Neuquén, que es la experiencia de haber fallado en la política pública. A finales de los ´70, ´80, en Neuquén se dio el gran descubrimiento de Loma de la Lata. Sin embargo, Loma de la Lata se empezó a achicar, pasó y descubrimos Vaca Muerta. Creció mucho el Estado neuquino, pero eso no se tradujo en política pública. Ahí hay un gran desafío: cómo integramos una cadena que va a ser mucho más grande, porque esto ya no es un yacimiento. Estamos hablando de uno de los principales reservorios de gas natural, donde el componente tecnológico de cada una de las empresas a cargo de las famosas perforaciones horizontales, por ejemplo, requiere muchísima capacidad de empresas y de servicios.
"Si uno estuviera en un país más estable como cualquier país europeo, se podría decir que el RIGI es excesivo"
Jubilaciones y universitarios v RIGI. ¿Doble vara o medida necesaria?
-Usted estuvo en la gestión en Cambiemos, en ese rol tan clave de Ministro de Producción. ¿Cómo se piensa la siguiente cuestión desde la gestión? A la hora de discutir el aumento que establece la nueva ley previsional o el aumento de presupuesto universitario, Milei insiste en que si no está definido cómo se van a generar los ingresos para poder cubrir esas dos leyes, no lo puede aprobar. El beneficio impositivo para las inversiones del RIGI, ¿no demanda la pregunta de cómo se van a reemplazar esos ingresos que el Estado no va a recibir? ¿No es una pregunta a la que el Gobierno debería responder y todavía no lo sabemos?
-El potencial de movimiento económico que generen las grandes empresas y el impacto en toda la actividad que las rodea va a generar una recaudación a futuro que va a compensar esa exención. Si ponemos el foco solo en la exención, en algún caso puede parecer excesivo y se puede discutir. Pero hay que mirar el potencial que representan esos sectores, tener en cuenta el récord negativo de la Argentina a la hora de poder insertarse y pensar en la necesidad de generar una corriente de inversiones que va a cambiar el equilibrio económico entre las distintas provincias. Todos los sectores que van a ser los grandes tractores de la economía tienen una inserción federal. Hay muy pocas inversiones grandes que pueden ir al conurbano bonaerense.
-O a la Ciudad de Buenos Aires, excepto el turismo.
-Va a cambiar el eje en San Juan, por ejemplo. Hay un parque industrial de 160 hectáreas que en los últimos dos meses ya aumentó las ventas solo a partir de que BHP (NdelR: una de las compañías mineras más grandes del mundo) anunció que va a hacer esa inversión. Se espera una ola de nueva creación de valor con esas empresas. Fortín de Piedra, el pozo que tiene Tecpetrol, empleó casi a mil Pymes nacionales como proveedoras para ponerlo en marcha. Esas inversiones van a generar un nivel de recaudación tal que va a compensar las exenciones. Hay que mirar otro tema. El Gobierno nacional tiene tres grandes impuestos que son los más distorsivos: retenciones, impuesto al cheque y el impuesto País. Reemplazar o eliminar esos impuestos para mejorar la competitividad implica alcanzar, por lo menos, un superávit primario los próximos años de alrededor de 3 puntos del PBI. No solo se trata de corregir la estructura de gasto, de focalizarse en lo que el Estado tiene que hacer, que tiene que hacerlo bien, de sacar cosas que deberían estar en el sector privado. También tiene que crecer y generar un nivel de actividad que permita una recuperación de ingresos para, así, eliminar esos impuestos distorsivos que atacan a las exportaciones. Generan un sesgo anti exportador.
Agro, del proteccionismo a la liberalización mileísta. ¿El eterno pato de la boda?
-El Presidente planteó esa dicotomía histórica campo versus industria, y cuestionó esa matriz conceptual instalada desde mediados del siglo XX, desde el peronismo hacia adelante, que pensó a la industria como el motor del desarrollo y al campo como retrógrado, corporativo y elitista. Según Milei, el campo fue el primer motor de la industrialización.
-En el mundo, ése fue el proceso. Hoy está en discusión esa definición de agro versus servicios porque es un ecosistema más ampliado. Pero a nivel mundial el campo fue el principal motor que después traccionó a la industria, que empezó a desarrollar los servicios.
-Pero la cuestión es que las retenciones al campo no bajan, aún con un Presidente que había prometido en campaña cortarse un brazo antes de subir un impuesto. Por otro lado, el blanqueo le da estabilidad tributaria hasta 2028 a quienes traigan su plata. ¿Sigue siendo el campo la variable de sostenibilidad macroeconómica perjudicada con un impuesto que no baja y sí baja para los sectores industrializados que van a recibir inversiones incentivadas con esos beneficios?
-Hay que poner en contexto. Estamos en un programa económico de transición. Salimos de una economía altamente desequilibrada que era un tren bala a 220 kilómetros, me refiero a la hiperinflación, para tratar de hacer un programa de corrección. En eso Milei mira mucho lo que pasó en el gobierno de Macri. Cuando se puso en marcha el Gobierno de Macri, sacó el cepo y bajó retenciones. Y lamentablemente, por las crisis que sufrimos después, terminamos poniendo algo de cepo y teniendo que volver a aumentar retenciones. En esta transición, el Gobierno está tomando medidas y dándose la pausa y esperando la fortaleza necesaria para cuando llegue el proceso de liberalización y flexibilización del cepo y de baja de impuestos sea mucho más definitivo. Fijate el caso del impuesto Pais: se aumentó 10 puntos en diciembre y ahora se volvió a bajar 10 puntos y a fin de año tienen que eliminarlo. Y después, tienen que tener superávit fiscal para poder seguir con la otra baja de impuestos. Los beneficios que se les está dando a ciertas inversiones, que en muchos casos equivale a adelantar reformas que vienen por delante, es para impulsar a estos sectores que van a ser grandes movilizadores de todo el proceso de expansión. Pero no veo que se trate de una nueva dicotomía entre sectores beneficiados industriales y lo que puede ser el campo.
Tierra del Fuego. ¿Por qué nadie se anima a tocar ese régimen?
-¿Por qué el régimen de Tierra del Fuego genera tantos obstáculos a la hora de ser reformado aún con un Presidente con voluntad política de pasar la motosierra? ¿Por qué no se decide a tocar los regímenes de exención o regímenes especiales de ciertos sectores en ciertas provincias? ¿Qué pasa ahí? ¿Es componenda política? Porque muchos señalan la presencia de la familia Caputo en el sur, por ejemplo.
-Sacando los temas de componenda política, y aclaro que cuando estábamos nosotros en la gestión nunca tuvimos esa presión, hay que enmarcar el régimen de Tierra del Fuego en lo que es la situación de la provincia. El régimen surgió en la década del ´80 con una mirada de geopolítica más del siglo XIX que del siglo XXI: la idea de que hay que poblar el territorio por el miedo a la invasión de Chile. Hoy Tierra del Fuego tiene una posición estratégica a nivel mundial por dos cuestiones. Primero, la proyección antártica. En 2030 se va a discutir el Tratado Antártico. Hoy Ushuaia es la ciudad más cercana a la Antártida con capacidad para tener un sistema de provisiones. La segunda cuestión es el Atlántico Sur y el Estrecho de Magallanes, donde los conflictos bélicos y el cambio climático están empezando a afectar los pasos de comercio y de armas o fuerzas militares. El Estrecho de Magallanes, que comunica el Océano Atlántico con el Pacífico, tiene una relevancia importante.
-¿Usted plantea que tiene sentido sostener ese régimen por el peso estratégico?
-Lo que digo es que hay que poner ese régimen en el contexto de este cambio de mirada geopolítica.
-¿El Gobierno está pensando en eso?
-No lo sé, pero es lo que hay que empezar a mirar y poner en la balanza. Hoy estamos ante un nuevo contexto con respecto a la mirada y la importancia que tiene en Tierra del Fuego, que tiene exenciones impositivas que van más allá del régimen industrial. Por ejemplo, en Tierra del Fuego no se paga impuesto a las ganancias. ¿Por qué un habitante de Tierra del Fuego no paga impuesto a las ganancias y el resto, sí? Primero, hay una definición más política a nivel nacional de cuál es el nuevo criterio con esa provincia: si hay que revisar o no estos regímenes especiales. En el régimen de Tierra del Fuego siempre está la discusión de los derechos adquiridos. En la década del ´90, hubo una prueba en ese sentido: en los esquemas de Convertibilidad, se eliminaron los incentivos. Se generaron quiebra de empresas. El problema de la quiebra no es el empresario; es la mano de obra que queda afectada. Todo terminó en que en 2001, 2003, se volvieron a poner en marcha algunos programas como resultado del conflicto social que había generado su desmantelamiento. La mirada que hay que tener sobre este tema parte, primero, de la cuestión de la competitividad: los bienes que se están produciendo en Tierra del Fuego, ¿a qué precio llegan al consumidor en la Argentina? Hay que tener una mirada con respecto al tema fiscal y también, desde el punto de vista social: ¿hay que avanzar un programa que apunte a romper la burbuja o a desinflarla para que esa reconversión genere el menor costo posible, porque en definitiva siempre lo vas a terminar pagando? Hay que revisar el régimen de Tierra del Fuego, pero hay que pensar cómo hacer esa transición entre la baja de recursos y de precios, la mejora de la competitividad, el impacto social y la relocalización de muchas de esas empresas.
"La apertura comercial por sí sola no garantiza una mejora de la productividad en el corto plazo si no se acompaña con un programa de mejora de la competitividad"
-Alguien que fuera muy crítico de la visión del Gobierno plantearía lo siguiente: hay una mirada cuidadosa sobre los grandes inversores y también sobre un régimen como el de Tierra del Fuego, con insistencia en la necesidad de un gradualismo para no impactar en términos sociales, pero esa misma mirada cuidadosa no se tiene con los jubilados o con los universitarios. Lo que se sostiene sobre esos sectores, con la insistencia de que se pueden mejorar esos ingresos solo si dicen de dónde van a sacar los recursos, no se piensa a la hora de sostener esas exenciones o dar esos beneficios a Tierra del Fuego o a los grandes inversores. ¿Hay algo de un desequilibrio en la consideración de cada sector?
-No creo. Puede haberlo en algún caso, pero hay que ver el contexto de reprogramación desde el punto de vista de gasto social en el marco de una crisis. En el sistema previsional, hay que hacer muchos más ajustes de los que se están haciendo ahora. Ahora, si se mira en lo que ha pasado estos meses, en el margen una mejora ha habido una mejora. La gran pérdida que tuvieron los jubilados y el sistema previsional se dio en las últimas dos décadas, que es cuando se rompió el sistema con las moratorias para aquellos que no pudieron aportar porque estaban en el mercado informal. Se debería haber buscado una fórmula distinta y no incluirlos dentro del sistema previsional. Se terminó atacando a la pirámide: todos cobran una miseria, inclusive aquellos que habían aportado durante treinta años. Se viene un debate mucho más fuerte sobre el sistema previsional que va más allá del cambio de fórmula de actualización. Tiene que ver con una reforma integral al sistema para reconocer a aquellos que han aportado y poder darles alguna retribución a los que no han podido aportar porque quedaron relegados en el mercado informal, pero que no quede atada a la descomposición del sistema.
¿Por qué la productividad cae desde hace décadas aún con momentos de libertad económica?
-Dos últimas cuestiones. La apertura económica parece ser clave para la competitividad de la industria argentina. Hay dos gráficos interesantes: uno que habla muy bien de la gestión de Cambiemos en términos del índice de libertad económica. Hay una curva ascendente en esos años de presidencia Macri, que luego empieza a descender a partir de la llegada al poder de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Ahora, hay una curva que es perjudicial en términos del espejo que vuelve a todos los gobiernos, que es la curva de la productividad, que también bajó en la gestión de Cambiemos. ¿Por qué si con Cambiemos la apertura económica y comercial de la Argentina fue mayor, no mejoró la productividad argentina en esos años? ¿Le puede pasar eso otra vez a la Argentina, que una apertura económica que no conduzca al aumento de productividad?
-Acordate que tuvimos las dos crisis, la de 2018 y la recesión de 2019, que fue muy fuerte.
-Pero eso fue autoinfligido. Fue la política del Gobierno la que las generó.
-No tanto. Hacemos otro programa y lo discutimos. Lo que tenemos que ver es esto: la apertura comercial o la integración a un ciclo comercial por sí solo no te garantiza una mejora de la productividad en el corto plazo. Uno puede firmar un acuerdo, pero si no se acompaña con un programa de mejora de la competitividad, el acuerdo por sí mismo no es un instrumento que sirva. Puede mejorar la productividad en algunos sectores, pero no mejora la cuenta de la productividad. La Argentina, como decís bien, no solo se estancó en los últimos veinte años. En realidad, viene perdiendo gran parte de la competitividad. Competitividad es usar mejor los factores y más eficientemente los recursos que tenemos, como la capacidad de planta, la tecnología, la capacidad empresarial, los recursos humanos. La apertura tiene que ir de la mano de un programa de reformas que mejore la competitividad desde el punto de vista del costo de transporte, de infraestructura. Hay sectores en los que, el solo acuerdo de integración, por la productividad natural que ya tienen y por la infraestructura instalada, pueden aprovechar mucho más rápido. Hay otros que necesitan que esa competitividad sistémica que Argentina ha perdido los últimos veinte años vaya de la mano de otra velocidad. En la última parte del discurso de Milei en la UIA, habló de este tema. Dijo que el proceso de apertura va a tener una etapa de transición en la medida en que avancen las reformas estructurales. Ese concepto es importante: va al fondo de esta pregunta que hacés. Los acuerdos son importantes: algunos pueden aprovecharlos rápidamente por ciertas capacidades que tienen, pero otros necesitan que el programa reformista avance más rápido.
Milei y la nominación de Lijo. ¿Cuánto afecta la institucionalidad en la decisión de los inversores? Más costos para Argentina
-La última cuestión. ¿Cuánto afecta a la productividad y a la competitividad de la industria argentina y de la matriz productiva argentina la pérdida de institucionalidad? Hay preocupación en torno a la nominación de Ariel Lijo para la Corte Suprema, al aumento de los miembros de la Corte en un pacto entre el Gobierno y el kirchnerismo y también, en torno a la avanzada del Gobierno sobre la transparencia de la información. Esa fue la bandera de Cambiemos con la Ley de Acceso a la Información Pública, que Milei acaba de restringir. ¿Cuánto de eso afecta a la decisión de los inversores a la hora de traer sus inversiones a la Argentina?
-Hoy un inversor que está tomando una decisión no sé si mira el tema Lijo o si sabe quién es Lijo. Lo que mira es el funcionamiento de las instituciones. Me refiero a esto: la Argentina tuvo una muy buena ley minera. Por eso hubo veinte proyectos mineros entre el ´98, ´99 y 2002. En 2005, 2006 se le pusieron retenciones violando la estabilidad fiscal. Y cuando fueron a litigar, el funcionamiento de la Justicia, independientemente de los nombres, tardó diez o doce años en darle la derecha y después, el Estado nunca pagó o pagó muy poco en comparación con lo que tendría que haber resarcido por la violación del contrato. Para la inversión, el funcionamiento de las instituciones y en especial, el funcionamiento de la Justicia es clave.
-Los tres datos, Lijo, pacto con el kirchnerismo para aumentar los miembros de la Corte, y la restricción de la información, ¿alientan una lectura negativa?
-Mientras no haya un funcionamiento eficiente de las instituciones, es un punto menos en el haber. En ese caso, más fuerza le tenés que dar al RIGI.
-Es decir que hay que repagar esa ineficiencia institucional por algún lado. Las dudas sobre la transparencia del Gobierno y sobre la falta de certidumbre legal que el Gobierno puede o no garantizar le resulta más caro a la Argentina.
-En ese caso, cualquier proyecto tiene que generar más renta y tiene que dar un beneficio mayor para cubrir ese costo o ese riesgo.