Cómo se diseñó la antorcha olímpica, inspirada en los reflejos de la Torre Eiffel sobre el Sena y una frase de Victor Hugo
El diseñador francés Mathieu Lehanneur es el responsable de su creación; también diseñó una habitación de hotel en un Renault 4 y un purificador de aire que utiliza plantas para eliminar contaminantes
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Mesas, lámparas, autos, purificadores de aire o dispositivos electrónicos. También iglesias y soluciones para mejorar la calidad de vida de los pacientes que requieren cuidados paliativos durante internaciones hospitalarias. En el adn de Mathieu Lehanneur la creatividad es la información genética que predomina su núcleo celular.
A los 50 años (los cumple en agosto), el diseñador francés del momento fue el responsable del diseño de la antorcha que se encenderá en los próximos Juegos Olímpicos de París y que ya está recorriendo la calles de la Ciudad Luz. Además, ostenta el título de Diseñador del Año 2024 de la feria de tendencias Maison&Objet y figura entre los 100 diseñadores destacados de Architectual Digest (AD) la plataforma de arquitectura, diseño y decoración europea.
“Sus proyectos se basan en principios muy claros: algunos objetos tienen el poder de transformarnos; todo lo que poseemos nos representa. El agua, el aire, el fuego y el tiempo son nuestros pilares. El francés desarrolla piezas que fusionan diseño, ciencia, arte y tecnología. Y que no falte la magia”. Así presentan al francés que nació a orillas del río Charente, en la comuna de Rochefort, a 480 kilómetros al sur de París, la ciudad que hoy se rinde a sus pies.
“No estoy seguro de qué es el diseño francés”, dispara, aunque sus objetos forman parte de la colección permanente del Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou y del MoMA de Nueva York y San Francisco, entre otros faros que iluminan las tendencias en arte moderno y contemporáneo. Dedicado a ultimar los detalles de la antorcha olímpica que tuvo una producción de 2 mil unidades (cinco veces menos que en otras ediciones), responde vía mail sobre el proceso de diseño, la inspiración en los reflejos de la Torre Eiffel (invertida) sobre el Sena y la frase de Víctor Hugo que funcionó como disparador a la hora de bocetar el símbolo icónico de los Juegos Olímpicos.
“El material elegido es acero reciclado al 100%, que permite reducir la huella de carbono y garantiza resistencia a cualquier clima”, señala Lehanneur sobre el objeto que no podía pesar más de 2 kilos, para que los atletas más jóvenes lo puedan llevar con facilidad. De hecho, logró reducirlo a 1 kilo y medio.
14 JUILLET 2024 🔥
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📷 Paris 2024 / Guillaume Ruchaud / SIPA PRESS pic.twitter.com/czcN5KlzeV
“Es un desafío trabajar en un objeto que forma parte de la historia, que es a la vez ritual y político”, dice el diseñador que se mueve como un pez en el agua en la dinámica de trabajo multidisciplinaria. Para este proyecto, por ejemplo, convocó a un ingeniero “especializado en estufas de querosene para aventureros alpinos extremos”.
El diseño final resultó en un cetro de acero inoxidable de color champán. La parte superior está formada por metal cepillado mate aerodinámico y la mitad inferior, pulida y moldeada, replica el suave oleaje del río Sena, que será uno de los escenarios protagonistas de la ceremonia de apertura, prevista para el 26 de julio de este año.
“Más allá de sus monumentos y gastronomía, París representa el arte de vivir a orillas del agua. El Sena es el lazo y el corazón palpitante de la ciudad. El diseño de la antorcha también se construye sobre otros dos pilares: paz e igualdad. Desde el principio me parecieron las mejores encarnaciones de los Juegos de París”, dice Lehanneur. Y agrega: “La idea de la paz se transmite a través de las curvas y líneas continuas. Porque aunque los juegos sean un espacio de competencia y rendimiento, la llama sigue siendo un objeto de transmisión y encarna los valores de la paz. En este sentido, concibo a los juegos como suspendidos en el tiempo, una ambición fraterna que el deporte puede y debe aportar, sin importar los tormentos del mundo”.
Para asegurar que la llama se mantenga viva aún con vientos fuertes el diseñador sumó una abertura vertical que permite la circulación de aire. La antorcha se encendió primero en Olimpia, Grecia, el 16 de abril, siguiendo la tradicional ceremonia que incluye un periplo por el Mar Mediterráneo y distintas postas en ciudades francesas. “Esencia, equilibro y un pasaje de Victor Hugo”, dispara Lehanneur desde su búnker con impronta industrial en las afueras de París, en el corazón del barrio Ivry-sur-Seine.
Se refiere a la motivación que encontró en la frase “La forma es la sustancia que sube a la superficie”, del autor de Los Miserables. A partir del concepto de Victor Hugo, Lehanneur se propuso transformar el concepto de la antorcha en un ícono funcional, con identidad, acento francés y perspectiva de género. Este año se celebrarán los primeros Juegos Paralímpicos a la par de los Olímpicos y la participación de atletas masculinos y femeninos será igualitaria.
“Era necesario que la antorcha hablara de la igualdad, de la paridad y la equidad. Y que por más que los juegos impliquen alta competencia y súper performance, este objeto sea generoso, simbolice cohesión y lleve las banderas de lo colaborativo”, dice el diseñador que para celebrar la ocasión optimizó los elementos de la simetría, el equilibrio y los patrones uniformes que pretenden que la parte superior de la antorcha refleje la inferior. Es más, desde lejos, el dispositivo no solo refleja la emblemática torre Eiffel en el río sino que también se puede vislumbrar dos botellas de champán descorchadas.
Además del homenaje al juego limpio, Mathieu participó con una instalación que presentará en la 30° edición de Maison&Objet, la plataforma de diseño, interiorismo y decoración que lo consagró Diseñador del Año en el centro de exposiciones de Paris Nord Villepinte.
“Hace 30 años, cuando Maison&Objet abrió por primera vez, estaba dando mis primeros pasos como estudiante de diseño. Incluso antes de haber diseñado algo, llegar a esta feria estaba incluido entre mis tres deseos de cumpleaños”, confiesa Lehanneur, a pocos días de inaugurar Outonomy, la instalación que diseñó a modo de un ecosistema de vida, mínimo pero a la vez óptimo.
Una reflexión propia sobre la historia de la civilización y la arquitectura que responde a la pregunta –gran pregunta–: ¿Qué es lo que realmente necesito? “Escapar, despegar, respirar, vivir. Estas son algunas acciones que resumen el proyecto que, como la antorcha, también se basa en la idea de independencia y libertad, lejos de todo el ruido y la densidad, hacia algún otro lugar para inventarse y reinventarse a uno mismo”, responde el diseñador que tomó como referencias los modos de habitar aislados, las soluciones del iglú, la cabaña, la choza y la yurta.
Esta reflexión que profundizó durante la pandemia, donde imaginó escenarios-burbuja compatibles con universos íntimos y protegidos, lo llevó a diseñar una habitación cápsula. “Once upon a dream” (Había una vez un sueño) responde a la necesidad de confort en nuestros espacios vitales y a las tecnologías de vanguardia que presentan soluciones y servicios inspirados en la naturaleza. Este espacio fue proyectado para la reapertura del Hôtel de Marc y está centrado en los rituales nocturnos y la higiene del sueño.
Otra aproximación a los territorios de privacidad lleva por nombre Suite N°4 y es una experiencia de movilidad y de viaje dentro de un Renault 4. “Quería fusionar los mundos del automóvil y la arquitectura para crear una habitación de hotel al aire libre. Incluso mejor que la mejor suite palaciega, el coche está exactamente donde quieres que esté, ya sea junto al mar, en medio del campo o conduciendo por la ciudad que siempre has soñado”, afirma Mathieu Lehanneur.
El auto-suite funciona como un refugio nómade, con almohadones, espacios de guardado, terminaciones y detalles de alta calidad. “En el sector inmobiliario suelen decir que lo más importante es la ubicación, y ahí estás, en el lugar adecuado en el momento adecuado, y de ser posible en buena compañía. El viaje en sí mismo es más importante que el destino”, añade.
En tanto, en Art Basel Miami, presentó la instalación State Of The World, una colección de esculturas de aluminio compuesta por 100 capas que representan la silueta de la población actual: desde 1 hasta 100 años, de abajo hacia arriba. Con formato de pirámides demográficas de diferentes países y utilizando estadísticas sobre esperanza de vida y tasas de natalidad, Lehanneur le sacó una foto satelital a la población de 140 países.
Cada pieza es única. Fan de los datos y las estadísticas, en uno de sus últimos posteos (@mathieulehanneur) publicó: “Por primera vez en más de 60 años, la población de China disminuyó en 2022. Es un nuevo hito en la creciente crisis demográfica del país”. En 2022, en el marco de la expo The Inventory of Life (El inventario de la vida), el francés presentó sus pirámides que reflejan informes de la Organización Mundial de la Salud en una expo desarrollada en la Triennale de Milán. Y reveló parte de su propia historia: “Soy el más chico de una familia grande con muchos hermanos y hermanas. Vivir en una familia numerosa significa vivir en una comunidad extensa, y debes negociar tus propios deseos, aspiraciones y metas con los intereses comunes de tu familia y comunidad. Lo que experimenté en mi familia es lo que vive cada persona en este planeta; todos tenemos que negociar entre quiénes somos y lo que el resto del mundo representa”.
Del observatorio en el patio de su escuela y de la rueda aerodinámica para bicicletas de carrera que patentó su padre, ingeniero e inventor, la ciencia marcó el camino de Mathieu desde chiquito. Su interés por la medicina y la incorporación de tecnología en sus desarrollos son una constante. Entre sus criaturas más aplaudidas figura Andrea, un purificador de aire que utiliza plantas para eliminar contaminantes. Basado en investigaciones de la NASA, Andrea fue desarrollado en colaboración con el profesor de la Universidad de Harvard, David Edwards. El siguiente paso, en el que Lehanneur está involucrado es un kit de auto-vacunación con nanoagujas, que no se parecerá en nada a las jeringas tradicionales.
Coleccionista serial de formas orgánicas
“Me nutro de geometrías complejas de la naturaleza y de fenómenos racionales e irracionales. Quiero que mis piezas sean seres vivos; que parezcan respirar, sentir y seguir creciendo... Quiero que sean obras de arte y soportes para la reflexión o la meditación. Siempre se trata de un equilibrio entre matemáticas y magia, entre función y emoción”, reflexiona Lehanneur, que de chico quería ser médico.
Empezó sus estudios en Bellas Artes, pero solo duró un año. “Nunca me imaginé trabajando solo en un taller, buscando inspiración... Sentí desde muy temprano que necesitaba contextos e interacciones para crear. Necesitaba estar en el centro de un ecosistema. Para ser honesto, en ese momento no sabía nada sobre diseño, ni siquiera el nombre de algún diseñador”, confiesa y recuerda una anécdota que lo marcó para siempre: “Durante la entrevista de solicitud en la École Nationale Supérieure de Création Industrielle en París, el jurado me preguntó quién era mi diseñador favorito. Después de un largo silencio, respondí: “el diseñador que inventó la primera escalera mecánica”. Obviamente, no sabía su nombre, y el jurado tampoco, pero la pregunta me permitió transmitir la fascinación por este objeto surrealista y mágico que ponía en movimiento la escalera. Y todavía sigo enamorado de ella”, bromea.
A años luz de esa entrevista, ahora el diseñador francés piensa en el futuro cercano y prepara su desembarco en Nueva York, donde abrirá un estudio en el exclusivo rascacielos Selene, con vistas al Central Park. “Concibo este espacio como el de un coleccionista imaginario. Rodeado de belleza, suspendido en el aire, como una isla en el cielo”, dice sobre el nuevo búnker de lujo.
Sobre la convivencia entre la artesanía tradicional y la inteligencia artificial prefiere no establecer jerarquías entre procesos y técnicas, ni enfrentarlas. “Las aprecio por lo que son cuando han sido creadas o inventadas. Desde las piedras talladas hasta el microprocesador, desde la cueva hasta la nave espacial... Son, o han sido, óptimas en el contexto o la era que las vio nacer. Dependiendo de lo que quiero expresar, las elijo, o las reactivo. Trabajé con cerámica esmaltada tradicional y encargué fotos satelitales específicas al mismo tiempo y con el mismo propósito. Es muy conmovedor reunir procesos ancestrales y tecnologías más contemporáneas en el mismo proyecto. También es una manera de integrar toda la historia de la humanidad en cada pieza”, concluye.
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