Alberto Ades. “El péndulo argentino es lo que más miedo genera entre los inversores de Wall Street”
¿Por qué Elon Musk se fascina con Javier Milei pero apoya a Donald Trump, el republicano proteccionista? Geopolítica y nuevas oportunidades: el economista hace su análisis
“Para los inversores en Estados Unidos, lo de Milei pinta bien, pero está la posibilidad de que dure cuatro años y después venga un Kicillof o algún otro kirchnerista y te dé vuelta todo”, dice. “Está claro que no va más el modelo argentino de proteccionismo que genera cuasi rentas distribuidas por un poder central, que al mismo tiempo generan oportunidades enormes de corrupción”, afirma. “Milei está tratando de empujar el péndulo. Y lo más probable es que no llegue al extremo que él querría pero al menos logrará una mejora”, desarrolla. “Con el proteccionismo ya probamos durante décadas y nos fue muy mal. No hemos probado el libre mercado absoluto. Tampoco sabemos si va a funcionar”, reflexiona. “El aluvión de inversiones que podría recibir la Argentina se va a demorar al menos hasta las elecciones de medio término”, sostiene y sigue: “Con el resultado electoral, habrá una primera señal de si la población apoya estas políticas, con un apoyo más sustancial hacia La Libertad Avanza”. “Un cambio más significativo va a tener que esperar a 2027, a la próxima elección presidencial”, asegura. “Parte del empresariado americano lo ve a Milei como ejemplo de lo que debería ser un partido pro negocios y pro mercado en EEUU”, analiza. “Trump está proponiendo una expansión bastante sustancial del proteccionismo”, plantea. “Dos de los pilares de campaña de Trump son imponer un arancel externo del 10 por ciento a todas las importaciones y un arancel del 60 por ciento a las importaciones chinas”, detalla. “Hay una gran oportunidad para la Argentina de convertirse en un socio estratégico y en un amigo de EEUU y de Europa y en un proveedor confiable”, afirma y agrega: “Es un cambio geopolítico que no se va a revertir en el corto plazo y que debemos aprovechar definitivamente”. “Si el próximo presidente de EEUU no controla el Congreso, no va a poder estimular la política fiscal. Le va a poner menos presión a la Reserva Federal, que va a poder seguir bajando tasas: eso es positivo para la Argentina”, explica. “Los intentos anteriores de modernizar el país y de apartarnos de un sistema proteccionista corporativista, de capitalismo de amigos, siempre fueron tibios o tímidos: nunca llegaron a generar los resultados como para hacerse políticamente sostenibles”, analiza. “Para mantener la coalición anti kirchnerista, Macri tuvo que proceder mucho más despacio, y ese intento fracasó”, precisa. “Lula mostró que la política macro se podía profesionalizar y la izquierda brasileña podía representar otra cosa”, compara. “A la Argentina le está faltando que el peronismo demuestre que puede profesionalizar la macro”, concluye.
El economista Alberto Ades, respetado especialista en macroeconomía y finanzas internacionales, participó de La Repregunta desde Manhattan, donde vive ya hace más de treinta años. Es considerado uno de los expertos financieros que mejor conoce el mapa global y el caso argentino. Ades es director de investigación y estrategia del hedge fund NWI Management. Desarrolló su carrera como responsable de investigación y estrategia en el Bank of America, además de Merrill Lynch y Goldman Sachs, con foco tanto en mercados emergentes como desarrollados. Es doctor en Economía por la Universidad de Harvard, donde también fue profesor, y abogado por la Universidad de Buenos Aires.
¿Por qué Elon Musk se fascina con Javier Milei pero apoya decididamente a Donald Trump, el presidente republicano proteccionista? De la Argentina a Estados Unidos, libre mercado absoluto versus proteccionismo. Milei y el péndulo argentino. Peronismo a la Lula: ¿lo mejor para la Argentina? ¿Lluvia de inversiones o por ahora, sequía? Geopolítica y nuevas oportunidades. Cepo levantado, ¿antes de lo pensado? Elecciones en EEUU: ¿qué le conviene a la Argentina? Ades hizo su análisis.
Aquí, la entrevista completa.
¿Por qué Elon Musk se fascina con el libertario Milei pero apoya a Trump, un proteccionista?
-Desde la Argentina, seguimos atentos el gran debate que se está dando Estados Unidos entre los dos candidatos presidenciales, la demócrata Kamala Harris y Donald Trump del lado republicano. Y el alineamiento de Elon Musk detrás de Trump, que inclusive se sube muy decidido a los escenarios de campaña de Trump. ¿Cómo es que Elon Musk ve con tanto fervor la Argentina libertaria de Milei pero apoya a un político como Trump que, cuando fue presidente, tuvo una política arancelaria agresiva y proteccionista? ¿Qué quiere decir esto?
-Ésa es una gran pregunta. ¿Cómo es que, en el pasado, Elon Musk y otros empresarios se alinearon con el Partido Demócrata y hoy los vemos alineados con el Partido Republicano? De todas maneras, tienen diferencias con Trump y con algunas de sus actitudes hacia la democracia, como lo de enero de 2021, por ejemplo. También tienen alguna preocupación por las actitudes proteccionistas hacia el comercio. Pero, como en la Argentina y como en muchos otros países, la política en Estados Unidos se ha agrietado mucho. La percepción de muchos de estos empresarios es que el Partido Demócrata ha tomado una dirección contraria a los intereses del empresariado, que tiene elementos culturales y políticos controladores, demasiado progresistas, y que en su intento de combatir el racismo, se ha vuelto racista, en alguna medida. Esa batalla cultural explica parte del apoyo al Partido Republicano y a Donald Trump. En cuanto a Milei, parte del empresariado americano que lo apoya y se ve seducido por Milei se siente atraído por la capacidad del Presidente argentino de decir muchas de las cosas que el empresariado americano querría decir. O querría que sus políticos dijeran, pero no se animan. Lo ven a Milei como una persona que no tiene ningún miedo de ser políticamente incorrecto ni de decir mucho de lo que ellos piensan, y querrían que el Partido Republicano representara. Hoy el Partido Republicano no representa ese ideario, pero sí lo ven en Milei. Lo quieren como ejemplo de lo que debería ser un partido pro negocios y pro mercado en Estados Unidos o en alguno de los países europeos.
"El aluvión de inversiones que podría recibir la Argentina se va a demorar al menos hasta las elecciones de medio término"
-¿Su planteo es: en Estados Unidos, la forma que dota esa polarización que se da en muchos países es que aquellos que defienden un libre mercado total y que querrían una visión libertaria como la de Milei se conforman con Trump por otro tipo de polarización, que es cultura woke versus cultura anti woke?
-Correcto. Está claro que más allá del tema cultural woke, en lo económico, el Partido Demócrata no es el partido de Bill Clinton: no es un partido enfocado en eliminar el déficit fiscal, en reformar lo que se llama los “entitlement programs”, que son los programas de seguridad social. Es un partido que ha expandido el gasto y que propone aumentos de impuestos para financiar más gasto. Un partido que, en términos económicos, se ha ido hacia la izquierda y en términos políticos y culturales, también. Eso es lo que rechaza el empresariado.
Libre mercado absoluto para la Argentina pero proteccionismo para EE.UU. ¿Le conviene a la Argentina o no?
-Tengo este dato en relación a la presidencia de Trump y su política arancelaria: los aranceles afectaron 380 mil millones de dólares de importaciones, un cálculo basado en los datos sobre flujos comerciales anteriores a la escalada arancelaria. El objetivo era combatir el robo de propiedad intelectual por parte de China y estimular a la industria manufacturera, pero eso produjo suba de precio de los insumos y efectos inflacionarios. La política de Biden no hizo más que consolidar esa visión proteccionista. Ahora, usted describe esta entronización de Milei como una especie del emblema libertario de empresarios: Mieli logra darle voz a un universo muy librepensador en temas económicos que no encontraban quién los interpretara. Sin embargo, en parte de su historia económica, EEUU ha crecido y se ha consolidado a partir de una política proteccionista. ¿Cuánto ha pesado ese libre mercado que plantea Milei como total y absoluto versus un proteccionismo razonable, digamos, en el desarrollo económico y en el crecimiento de EEUU?
-Es muy buena pregunta porque parte del argumento de Trump es, justamente, que el Partido Republicano tuvo una etapa proteccionista para desarrollar la industria americana. Su argumento es: en definitiva estoy haciendo lo que ya hicimos en el pasado, no lo estoy inventando. El EEUU de la posguerra Segunda Guerra Mundial fue un EEUU muy distinto, que intentó imponer el libre mercado en el resto del mundo y beneficiarse de ese libre mercado, tanto en flujos de comercio como en flujos de inversión. Así fue que se convirtió en el principal inversor extranjero directo en muchos países. Eso empieza a revertirse gradualmente y después más intensamente con la entrada de China en la organización mundial del comercio. En 2000, 2001, cuando China entra y empieza a incorporar millones de personas a la fuerza laboral y a la industria manufacturera china, desafía la producción manufacturera en EEUU y en Europa. Se empieza a generar gradualmente una resistencia al libre mercado que se consolida muy fuertemente con Trump. Ahora, como vos dijiste, los demócratas no eliminaron los aranceles que impuso Trump. Pero las perspectivas hacia adelante son muy distintas. Hoy los demócratas no están proponiendo eliminar los aranceles. Parte de lo que sucedió tuvo que ver con la entrada de China. Pero parte tuvo que ver con COVID. Pero en el caso de Trump, está proponiendo una expansión bastante sustancial del proteccionismo. Dos de los pilares de campaña de Trump son imponer un arancel externo del 10 por ciento a todas las importaciones, no a sectores específicos como se hizo durante su primera presidencia. Y el otro pilar es imponer un arancel del 60 por ciento a las importaciones chinas. O sea, cerrar mucho más todavía la economía americana, comparado con lo que la cerró durante su primer gobierno, que mantuvieron los demócratas. COVID también tuvo una influencia. Parte de la motivación de la política arancelaria, fue tratar de reconstruir el tejido manufacturero deteriorado en muchos de los Estados del centro de Estados Unidos, donde se generó una crisis económica, social, cultural e inclusive de adicción a las drogas. Pero también hubo otro factor: la vulnerabilidad que sintieron muchos países durante COVID, cuando vieron las cadenas de producción y de valor interrumpidas cuando China cerró su economía. Muchos países responden buscando reconstruir esas cadenas con países amigos: lo que llaman “friend shoring”, reubicar esas cadenas en los propios países o en países en los que tienen confianza absoluta. En el caso de EEUU, esos países son México y Canadá.
-Interesante: el COVID generó otro esquema de relación global. Y luego vinieron las guerras, primero con la invasión rusa a Ucrania y después, el ataque terrorista de Hamas a Israel el año pasado, que trastocó aún más ese mapa global. Eso potencia el miedo a que se interrumpan las cadenas de provisión de insumos, las cadenas logísticas, la provisión de gas, petróleo y otro tipo de insumos. En este mundo tan particular, en esta geopolítica tan particular, ¿por qué esperar que esa lógica de libre mercado absoluto pueda ser sostenida de manera beneficiosa para un país como la Argentina?
-Con el proteccionismo ya probamos durante décadas y nos fue muy mal, nos fue definitivamente muy mal. No hemos probado el libre mercado absoluto. Tampoco sabemos si va a funcionar. Lo que está claro es que no va más el modelo argentino de proteccionismo que genera rentas o cuasi rentas distribuidas por un poder central, que al mismo tiempo generan oportunidades enormes de corrupción y distorsiones. Si finalmente vamos a terminar en algo que no existe en ningún otro país del mundo o algo intermedio, no lo sabemos todavía. Pero creo que la movida de Milei, al ser una movida agresiva y con convicción, es muy positiva. Los intentos anteriores de modernizar el país y de apartarnos de un sistema proteccionista corporativista, de capitalismo de amigos, siempre fueron tibios o tímidos: nunca llegaron a generar los resultados deseados como para hacerse políticamente sostenibles. Por eso han fracasado.
-¿A qué intentos se refiere? ¿Al menemismo y a la experiencia de Cambiemos?
-En los dos casos hubo mala suerte. Hay quienes dicen que los peronistas tienen buena suerte, aunque no fue así en el último gobierno, obviamente. Pero tanto en el menemismo como en Cambiemos hubo bastante mala suerte. En el caso del menemismo, vino la crisis asiática y después, la devaluación brasileña, al mismo tiempo la crisis de Rusia, la apreciación del dólar, la caída en el precio de los commodities. Se dio una combinación de factores realmente muy difícil de sobrevivir. En el caso de Cambiemos, tuvimos una cosecha muy mala en 2018 y con los recortes de impuestos acá en 2017, eso forzó a la Reserva Federal a subir tasas en forma más rápida en 2018. La combinación de una mala cosecha con una Reserva Federal subiendo tasas nos mató. Hemos tenido mala suerte, pero las reformas durante el gobierno de Macri, que las hubo, se hicieron en forma mucho más gradual. Macri era parte de una coalición que tenía dentro elementos que no estaban convencidos. Buena parte del radicalismo y la Coalición Cívica no habían sido tradicionalmente pro libre mercado, pro privatización, pro Estado chico. Y para mantener esa coalición anti kirchnerista, Macri tuvo que proceder mucho más despacio, y ese intento fracasó.
-En el escenario que usted plantea, surge una conclusión: que en la Argentina, están jugando dos procesos que no convergen. Uno es el local, con una historia política y económica que necesita entrar de alguna manera a un proceso de libre mercado porque ha estado muy atado a un proteccionismo perjudicial. Pero al mismo tiempo hay un escenario global que está en un proceso distinto: por un lado, hay una necesidad de cerrar algo las fronteras para reducir esa dependencia riesgosa en términos de seguridad y en términos de seguridad de provisión de recursos centrales para la producción y el crecimiento. Y también hay otra cuestión en el plano global: usted decía que no sabemos la forma que va a tener este libre mercado que por primera vez la Argentina intenta abrazar, si va a ser un balance entre lo viejo y lo nuevo o un libre mercado absoluto. ¿Hay algún país del mundo que tenga como regla el libre mercado que quiere Milei? ¿Hubo en la historia, por lo menos del último siglo, algún país que se haya propuesto eso y haya concretado bastante ese objetivo?
-La verdad es que hay que remontarse a principios del siglo XX para encontrar ese tipo de libre mercado, con Estados muy chicos, algunos de ellos sin bancos centrales.
"Hay una gran oportunidad para la Argentina de convertirse en un socio estratégico y en un amigo de EEUU y de Europa y en un proveedor confiable"
-¿A qué países se refiere?
-Podés pensar en la Argentina a comienzos del siglo XX, con un Estado muy chico, con un nivel impositivo bajísimo, con una apertura comercial casi absoluta. Después de la Segunda Guerra Mundial, es difícil encontrar un país que se propone ese tipo de libre mercado. Tampoco está claro qué es lo que va a quedar del intento. Lo que sabemos es que Milei está tratando de empujar el péndulo de una manera muy decisiva y muy agresiva. Y lo más probable es que no llegue al extremo al que él querría llegar ideológicamente pero que haya una mejora, que la Argentina se normalice y sea un país más parecido a sus vecinos y más parecido a los países desarrollados que tienen una dotación de recursos similares a los de Argentina, como Australia, Nueva Zelandia, Canadá. Y no a un país como éste en el que nos hemos convertido durante los últimos 70, 80 años. Eso en cuanto al tema doméstico y a lo que está intentando hacer el gobierno de Milei. También hay dos temas externos muy importantes. Uno es, sobre todo, el conflicto con Rusia, que nos pega más directo, porque el conflicto de Medio Oriente nos pega menos directamente. Pero el conflicto con Rusia nos pega muy directamente porque Rusia es un proveedor del tipo de commodities del que nosotros podemos ser proveedores. A pesar de la vocación proteccionista que parece tener EEUU, también hay una vocación de reubicar las cadenas de valor y los proveedores de productos y materias primas y mano de obra entre países amigos. Y ahí la Argentina tiene una gran oportunidad porque tenemos mucha superposición en la capacidad de producir materias primas similares a las de Rusia, sea petróleo, gas, minerales. Hay una gran oportunidad para la Argentina de convertirse en un socio estratégico, en un amigo de EEUU y de Europa y en un proveedor confiable de esas de esos commodities. Es un cambio geopolítico que no se va a revertir en el corto plazo y que debemos aprovechar definitivamente. No solamente nosotros sino toda Latinoamérica debería aprovecharlo.
La Argentina de Milei. ¿A qué le temen los inversores? El péndulo
-Esa gran oportunidad que surge es un punto importantísimo. En ese sentido, cuando usted se sienta en Wall Street a dialogar con los inversores que están buscando oportunidades en todo el mundo para colocar sus recursos, ¿cuál es el principal foco de incertidumbre respecto de la Argentina? ¿Es la gobernabilidad de Milei dado la poca base de sustentación política que tiene? ¿O es la misma política económica de Milei, un gran libertario pero que está controlando el precio central de la economía argentina, que es el dólar conteniendo el crawling peg en 2 por ciento mensual? ¿Qué ven los inversores? ¿A qué le tiene más miedo?
-A lo que más miedo le tienen es al péndulo argentino. Los inversores vieron la historia de Menem, cuando la Argentina era presentada en Wall Street, en Washington, como un ejemplo a seguir por otros países de Latinoamérica. Y a eso le siguieron quince o dieciséis años de populismo. Después vino Macri, que también se presentó como una promesa de cambio y una derrota del kirchnerismo, pero duró cuatro años y volvió un kirchnerismo más rancio, más intervencionista, más deficitario, que multiplicó la inflación al 200 por ciento. El temor es el péndulo: es la idea de que lo de Milei pinta bien, pero está la posibilidad de que dure cuatro años y después venga un Kicillof o algún otro kirchnerista y te dé vuelta todo. Es interesante lo que está pasando en la Argentina. Estuve reunido con el presidente cuando estuvo en New York para la Asamblea General de Naciones Unidas. Yo le dije que lo que sería muy positivo para la Argentina, y le dije que tal vez es una expresión de deseo solamente, sería que el peronismo se reformara de la misma manera que se reformó el PT en Brasil, el partido laboral en Brasil. En Brasil, sucedía exactamente lo mismo que en la Argentina. Cuando ganó Lula en 2002 y asumió en 2003, Brasil enfrentó una prueba enorme: ¿Lula va a ser un izquierdista confiscador que va a subir los impuestos a las nubes, va a aumentar el gasto, va a descontrolar, va a tratar de controlar el Banco Central, de controlar la inflación? ¿O aprendieron algo? ¿Aprendieron que hay que independizar la macro y dejar que la manejen los técnicos y enfocarse en temas de micro, de distribución, de educación y en temas sociales? Y Lula mostró que la política macro se podía profesionalizar y la izquierda brasileña podía representar otra cosa. Eso es lo que le está faltando a la Argentina: a la Argentina le está faltando que el peronismo demuestre que puede profesionalizar la macro.
-Ése es un objetivo para el cual el Gobierno y el presidente Milei no tienen herramientas, no depende de él. Ahí está la cuestión: esa gran oportunidad que usted plantea de aprovechar esta geopolítica global para consolidar una posición de proveedor de recursos interesantes para el resto del mundo no se va a poder concretar en estos cuatro años de gobierno. Las inversiones que el Gobierno está esperando en esos sectores, que son de muy largo plazo, dado este temor al péndulo, ¿está trabando la decisión finalmente tanto de la inversión financiera como de la inversión real?
-La semana pasada, un grupo de abogados que participaron en la redacción del RIGI estuvo acá, en New York, explicando cómo funciona. Yo participé en una comida a la noche en la que nos dieron detalles. Eso puede contribuir sobre todo en sectores como la minería, la energía, que requieren inversiones muy sustanciales de largo plazo. El aluvión de inversiones que podría recibir la Argentina, sean más chicas, no protegidas por el RIGI o financieras, se va a demorar al menos hasta las elecciones de medio término. Algo va a entrar antes, pero va a entrar poco hasta las elecciones de medio término. Con el resultado electoral, habrá una primera señal de si la población apoya estas políticas, con un apoyo más sustancial hacia La Libertad Avanza y los partidos asociados a La Libertad Avanza. Un cambio más significativo va a tener que esperar a 2027, a la próxima elección presidencial. Porque la experiencia de 2018 y 2019 fue muy mala. La experiencia del primer gobierno de Macri fue una gran desilusión para los inversores, que se volvieron a quemar con una reestructuración de la deuda.
"Los intentos anteriores de modernizar el país y de apartarnos de un sistema proteccionista corporativista, de capitalismo de amigos, siempre fueron tibios o tímidos: nunca llegaron a generar los resultados como para hacerse políticamente sostenibles"
Cepo. ¿La señal que esperan los inversores? ¿Falta mucho para que el Gobierno lo levante?
-Eso nos lleva al tema del cepo, de la postergación de levantarlo. Por ahora, el Gobierno no fijó un plazo. La única señal que tuvimos es lo que dijo el presidente Milei en el discurso Wall Street, cuando anunció que cuando la inflación llegue a cero, va a levantar el cepo. Pero cambió los términos de esa inflación cero, que no es la del INDEC. ¿Se está lejos de ese objetivo? Según argentinos de Wall Street, usted es uno de los argentinos que más conoce en detalle los problemas de la Argentina en términos macroeconómicos. ¿Está lejos el objetivo de llegar a esa inflación cero que señaló Milei?
-En la conversación que tuvimos, yo le comenté: Javier, pareciera que la inflación se quedó pegada en 4 por ciento, bajó más rápido de lo que esperaban todos, pero se quedó pegada. Y él me contestó: tenés que tener en cuenta que del 4 por ciento, un 2 por ciento te viene del crawling peg, como si estuviéramos importando un 2 por ciento de inflación. Hay que sumarle, estimó él, un medio por ciento de inflación mensual que viene de la inflación global que absorbemos. Eso da 2,5 por ciento. Entonces del 4 por ciento, hay un 2,5 por ciento que nos los estamos imponiendo nosotros con el crawling peg y un 1,5 que es lo que genera el programa económico. Cuando ese 1,5 se convierta en cero, o sea, cuando la inflación del IPC dé 2,5 por ciento, podemos empezar a bajar el crawling peg. Y se lo pregunté: ¿cuándo te parece que eso puede suceder? Y él me dijo una serie de cosas: creo que vamos a ver una baja de la inflación de acá a fin de año, Ahora estamos pagando el precio de haber expandido demasiado la cantidad de dinero en el segundo trimestre con compra de reservas. Nosotros pensábamos que el tercer trimestre iba a ser muy malo para la balanza de pagos, entonces acumulamos reservas en el segundo trimestre y esa expansión, que tiene un impacto sobre la inflación rezagada, la estamos pagando ahora. Eso debería empezar a disminuir en el cuarto trimestre. Milei dijo: yo creo que en el cuarto trimestre y en el primer trimestre del año que viene vamos a ver una baja sostenida de la inflación, y ahí podemos empezar a pensar en una baja del cepo. Creo que no estamos tan lejos de la salida del cepo.
-¿Cómo bajar el cepo sin tener reservas? Porque otros cálculos de varios estudios especializados en cuestiones macroeconómicas en la Argentina hablan de reservas negativas a principio del año que viene. ¿Cómo afrontar ese momento de esa inflación cero en los términos que la define Milei, que sería el momento de sacar el cepo, si justo hay reservas negativas?
-Te voy a decir cómo lo piensa Milei, porque tuvimos esa conversación. Milei dice: no voy a necesitar intervenir porque voy a mantener la política monetaria muy restrictiva. La cantidad de dinero va a estar fija. Puede que por algún susto, sea algún factor global o algún factor doméstico, alguien salga a comprar dólares y empuje el tipo de cambio transitoriamente. Pero como yo no lo voy a convalidar porque no voy a aumentar la oferta monetaria, eventualmente van a tener que pagar impuestos o van a tener que pagar sueldos o alguien va a tener que pagar algo en pesos y esos dólares que compraron, los van a tener que volver a vender. Milei la ve así: que no vo a intervenir, el tipo de cambio se va a estabilizar. Y Toto, el ministro Caputo piensa que, en realidad, más que estabilizarse, el peso se va a apreciar porque los pesos van a ser escasos. Y en la medida en que la economía siga creciendo, la demanda de pesos nominales va a seguir aumentando y al estar la oferta fija, el precio va a subir.
-La gente se pregunta cómo toda esa ingeniería macroeconómica termina redundando en una mejora efectiva, sustanciosa, del salario real y de la posibilidad de consumo. Una vez que esa maquinaria funcione, ¿en qué momento se empieza a notar en la vida cotidiana?
-La mejora en el estándar de vida inducida por la mejora en el salario real requiere una mejora en el nivel de productividad para que sea sostenible. Sin mejora en la productividad, el salario real no es sostenible porque, eventualmente, te lo come la inflación. En ese sentido, el trabajo que está haciendo el Gobierno tiene dos patas que son muy importantes. Una es la reducción en la inflación, que permite un mejor planeamiento del consumo y de la inversión. Y la segunda es el trabajo que está haciendo Federico Sturzenegger, enfocado en eliminar regulaciones, restricciones, peajes, trabas. Todo eso va a redituar en una mejora en la productividad. El salario real ya está subiendo: tocó piso en febrero, marzo y desde entonces, está mejorando y estamos viendo una mejora en el consumo. Marcos Galperín mostró que las ventas en unidades, obviamente no en pesos porque tenés inflación, fueron las ventas más altas en términos históricos durante el mes de agosto, en la Argentina, en MercadoLibre. Y que en septiembre vienen más fuertes todavía. Ya se está viendo una recuperación del consumo en la Argentina.
El plan económico de Milei, ¿entre factores que no controla? Elecciones en EEUU y clima
-A pesar de ese optimismo con el que usted concluye su evaluación de las políticas económicas del Gobierno, usted reconoce y ve que los inversores son más cautos y prefieren esperar por lo menos hasta las elecciones de 2025 para tomar sus decisiones efectivas de inversión.
-Sí. Hay un par de factores más que son importantes y que están fuera de nuestro control. Uno son las elecciones americanas. Ahí, debemos enfocarnos en cuánto estímulo fiscal se deriva del resultado de las elecciones. Si tenemos un gobierno unificado, sea demócrata o republicano, es más probable que haya más estímulo fiscal. Si el gobierno controla el Ejecutivo y las dos cámaras del Congreso, van a poder dar más estímulo fiscal que si el Gobierno está dividido. Y si hay estímulo fiscal, eso puede limitar la capacidad de la Reserva Federal de cortar tasas el año que viene. Eso es muy importante para nosotros.
-¿Cómo nos afecta ese tema? ¿Qué dato sería positivo para la Argentina?
-El mejor escenario para nosotros es un gobierno dividido: un gobierno en el que el Ejecutivo quede en manos de un partido y el Congreso, muy probablemente dividido, con una cámara controlada por los demócratas y una cámara controlada por los republicanos. Si el presidente de EEUU no controla el Congreso, no va a poder estimular la política fiscal o la va a poder estimular menos. Y con menor estímulo fiscal, le va a poner menos presión a la Reserva Federal, que va a poder seguir bajando tasas, lo que es positivo para la Argentina. Si tenés mucho estímulo fiscal y la economía se acelera y tenés presiones inflacionarias, eso le va a poner límites a la Reserva Federal y a la baja de tasas: eso es malo para nosotros. Nosotros queremos que las tasas bajen. Ése es el primer punto. El segundo punto es el clima: no lo podemos controlar. Si tenemos una mala cosecha el año que viene, eso puede ser un problema para la balanza de pagos, sobre todo, con un tipo de cambio que viene apreciándose bien.