Vivía en la caja de una camioneta, lo ayudó un ex Gran Hermano y ahora perdió todo en un incendio
Daniel es vecino de La Matanza y tiene una discapacidad motriz; vive de la venta de cartón y otros materiales que junta en la calle; un participante del programa de televisión que ahora se dedica a acciones solidarias está en contacto con él para ayudarlo
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Cumplió 58 años el 23 pasado y desde hace casi una década vive en situación de calle. Daniel Hugo Nieedre es de la zona de Villa Luzuriaga, en el partido de La Matanza, en el conurbano bonaerense, y todos los días sale con su carrito de supermercado a recolectar cartón por el barrio.
Daniel tiene una discapacidad en las piernas que lo dejó sin suficiente fuerza motriz y, no obstante, recorre hasta dos kilómetros con su carro para poder juntar algo que pueda canjear por dinero. “Solo puedo caminar esa distancia por el tema de salud que tengo. Si camino más, me empieza doler mucho el fémur. Además, estos días de calor son bravos, hay momentos en los que me descompongo”, cuenta.
Su situación económica decayó luego de la muerte de su padre, quien tenía una herrería en la zona; Daniel trabajaba allí. “Me dedicaba a soldar paragolpes, que en los años sesenta y setenta se hacían de hierro y se cromaban. Con mi padre hacíamos unos trabajos espectaculares”, explica. Pero reconoce que no se adaptó al cambio que significaron los paragolpes de plástico que llevan los autos modernos. “Nunca aprendí a arreglarlos, soy un desastre con el plástico. Cuando mi papá falleció, me empezó a ir cada vez peor. Busqué otro trabajo pero, por mi discapacidad, no me tomaban en ningún lado”, asegura.
Daniel cuenta que terminó alquilando un lugar para vivir, pero que ya no tenía la plata para afrontar ese gasto. “El dueño me perdonó el pago de la renta por dos o tres meses y, después, me fui de ahí con vergüenza. Agarré mi carrito y las cosas que tenía y salí a la calle. Desde hace unos ocho años estoy en esta situación”, explica.
La campaña de un ex Gran Hermano
Con el tiempo, Daniel logró comprar por $3000 pesos la caja de una camioneta Ford 350 donde vivía hasta hace unos meses. Allí fue donde lo encontró Pablo Esposito, quien es conocido por haber participado de la edición 2007 de Gran Hermano y quien tiene una vocación solidaria desde pequeño y que hoy vuelca en sus redes sociales.
Pablo le cuenta a LA NACION que en septiembre del año pasado venía de hacer una ayuda por la zona y le llamó la atención cuando vio el estado en el que vivía Daniel. “Me acerqué y me di cuenta de que estaba viviendo literalmente entre cucarachas y ratas. Sentí que tenía que hacer algo por él y me propuse juntar fuerzas para poder limpiarle todo su contenedor, amoblarle y mejorarle sus condiciones para que pudiera vivir dignamente”, recuerda.
Poco después se contactó con una empresa de limpieza llamada Graz, le contó cuál era su proyecto con Daniel y su dueña Tatiana, se ofreció a ayudarlo. También consiguió un volquete para tirar todo lo que había acumulado en la caja y algunos vecinos donaron muebles para regalarle a Daniel. “En un día le limpiamos todo y le dejamos unos muebles para que pudiera estar más cómodo. Fue muy emocionante. También le dejamos bastante ropa”, cuenta Pablo.
“Ayudo a quienes por miedo nadie se acerca”
El influencer solidario, que trabaja en bienes raíces, recuerda que la vocación por ayudar a los demás se fortaleció luego de un viaje en 2017 a Calcuta, en la India, adonde fue a hacer un voluntariado y a conocer la obra de la Madre Teresa de Calcuta. “Ese lugar me transformó y me dejó una marca para toda la vida. Es cierto que no es necesario hacerse miles de kilómetros para conocer gente que vive en la pobreza. Sin embargo, lo que sucede allá en Calcuta es distinto, vi a los más pobres entre los pobres como supo decir alguna vez la Madre Teresa. Ella fue mi verdadera inspiración para arrancar con este proyecto”, señala.
Con los recorridos que realiza por la Ciudad de Buenos Aires y alrededores busca transformar la realidad de los que menos tienen. “Ayudo a quienes no nos acercamos por miedo a contagiarnos alguna enfermedad, porque están sucios o por su olor. Hablo de los que ya no comen porque ni siquiera tienen fuerza para hacerlo, de los que se caen en las calles porque sus cuerpos están debilitados”, advierte.
En su rutina diaria, Pablo reparte comida y ropa que recibe de donaciones de sus seguidores y se sienta a hablar con las personas en situación de calle. A la vez que difunde sus historias con el objetivo de sensibilizar y concientizar y de formar una gran comunidad solidaria. Pablo planea recorrer todo el país en el próximo año y medio: ya estuvo en Chubut y, próximamente, estará en Salta.
Incendiaron el contenedor y perdió todo
Lamentablemente, y pese a la ayuda que recibió, la situación de Daniel volvió a complicarse y se encuentra desde fines del año pasado en un contexto dramático. “Me fui a pasar las Fiestas a lo de una amiga y alguien incendió mi contendedor. Lo trancaron desde el lado de afuera para que no pudiera salir, pero yo no estaba. Me salvé de milagro. Vinieron los bomberos y la policía y no quedó nada”, dice.
Reconoce que se asustó y que se fue a vivir a unos 200 metros, en una pequeña choza, de chapas y maderas, dispuesta cerca de en un corralón de materiales. “Ahora la estoy pasando mal, pude rescatar pocas cosas porque todo lo demás se perdió en el incendio. Gano quizás unos $5000 al día con la venta del cartón y con eso compro algo de fiambre y pan, ya no tengo la garrafa porque me la robaron así que no tengo posibilidades de cocinar” cuenta. “Siempre estoy en la zona del almacén de Ángela, una vecina, me muevo por acá. Recojo el cartón de la gente que me conoce y que me quiere mucho y así es como sobrevivo”, finaliza.
Cómo ayudar
- Para ayudar a Daniel, podés contactar a Pablo Esposito a través de sus redes sociales.
- Si querés saber cuáles son las distintas manera de ayudar a una persona que está en situación de calle, podés navegar la guía de la Fundación La Nación.