Viajaron a Cuba y su hija enfermó: la odisea de una familia para volver al país
Era el primer día de vacaciones. Los Ponchione habían arribado a Cuba con toda la ilusión de disfrutar en familia. Sin embargo, en cuanto pisaron las playas de Varadero a Alfonsina, de 5 años, le salieron hematomas en las articulaciones y se le inflamaron los tobillos y talones notablemente. Sus papás, Sofía y Franco, no dejaron pasar un minuto y la llevaron a un hospital en la ciudad de Matanzas. Allí, los médicos determinaron que la pequeña tenía el síndrome de Púrpura, una enfermedad autoinmune que se manifiesta mediante un sangrado de la piel espontáneo. Hoy, a tres días de haber regresado a la Argentina, la familia cuenta las dificultades por las que pasaron en el país caribeño para recibir un tratamiento médico y para emprender la vuelta al país en medio de las restricciones al ingreso de vuelos desde el exterior, dispuestas por el gobierno para frenar el avance del coronavirus. "No había agua ni medicamentos para darle y la nena gritaba de dolor. Tardamos más de nueve días en volver a casa", cuenta Sofía en diálogo con LA NACION.
Los primeros síntomas de la enfermedad de Alfonsina aparecieron durante el vuelo hacia la isla, el 15 de marzo: sus tobillos estaban muy inflamados y en cuanto bajaron del avión, sus papás pidieron asistencia médica en el Aeropuerto de La Habana. La profesional que la vio le quitó importancia al asunto y les aseguró a Sofía y a Franco que se trataba de una simple alergia: "Nos recetó un antihistamínico y nosotros nos fuimos al hotel porque la hinchazón había bajado", recuerda la mamá.
No había ni agua ni medicamentos para darle y la nena gritaba de dolor.
Después de su primer y único día de playa -cuando la pequeña tuvo un brote de Púrpura- la internaron durante dos días en el Hospital Pediátrico de Docentes en la ciudad de Matanzas. La situación según relata la mamá de Alfonsina era desesperanzadora: "No tenían suero ni medicamentos para suministrarle y tampoco había jabón para lavarse las manos. Nos dijeron que si llevábamos Ibuprofeno, se lo diéramos nosotros mismos". Ante esta situación y luego de comunicarse con médicos de Buenos Aires, los Ponchione decidieron que lo mejor era dar por finalizadas las vacaciones y regresar a casa antes de tiempo. Razón por la cual, el 17 de marzo viajaron a La Habana para plantear su situación ante las autoridades de la Embajada Argentina en Cuba.
El síndrome de Púrpura hace que los pequeños vasos sanguíneos de la piel, las articulaciones, los intestinos y los riñones se inflamen y sangren. Es común que cause dolor abdominal y en las articulaciones. Los síntomas permanecen durante al menos un mes y debe ser tratada con medicamento.
Los padres de Alfonsina se dirigieron a la Embajada Argentina con dos pedidos: en primer lugar, corticoides para darle a la pequeña y, en segundo lugar, un pasaje de regreso para antes del 24 de marzo, día en que estaba previsto su vuelo original, de la aerolínea Copa. En la embajada les ofrecieron entonces un pasaje de otra aerolínea para el domingo 22, con la condición de que pagaran un adicional de 2200 euros en efectivo. "Nosotros no disponíamos de ese dinero y si bien varios amigos y familiares quisieron transferir la plata, solo aceptaban el pago en efectivo", específica Sofía. Desde ese entonces, y luego de que cancelaran su vuelo de regreso original, la familia vivió una semana de temor e incertidumbre por no poder regresar.
Lo que más preocupaba a la madre argentina sobre la situación era la precariedad de la asistencia médica que recibían en Cuba: "El 23 quisimos ingresarla de nuevo a una clínica de La Habana porque seguía con hematomas pero como se suponía que viajábamos al día siguiente, no quisieron ni hacerle los estudios nuevamente", relata Sofía.
El vuelo de regreso original de los Ponchione fue cancelado y vivieron una semana de incertidumbre sin saber cuándo volverían al país.
Cuando arribaron a la capital de la isla, los Ponchione se hospedaron en el Hotel Memories Miramar, donde había aproximadamente 100 argentinos más, que tampoco sabían si podrían volver a sus hogares. Allí, la familia permaneció aislada durante nueve días para prevenir el contagio del COVID-19 y aguardaba a tener novedades por parte de las autoridades de la Embajada Argentina, con quienes se comunicaban constantemente vía WhatsApp. "Estuvimos encerrados para proteger el sistema inmunológico de Alfonsina, que estaba muy débil en ese momento. Recién el 25 pudieron conseguirnos los corticoides para darle pero nos alcanzaba para apenas cinco días. Debíamos volver de inmediato", explica Sofía.
Según Cancillería hay 1000 argentinos varados en el país caribeño. Sofía relata que desde que dispusieron el toque de queda en Cuba por el coronavirus, el día a día resulta agobiante: "la comida se está agotando, no hay agua y es muy complejo encontrar lugares donde haya conexión a Internet para comunicarse".
Pese al cierre de fronteras y a que el Gobierno decidió la semana pasada no repatriar por el momento a todos los argentinos que se encuentran en el exterior, los Ponchione pudieron regresar a Buenos Aires el 26 de marzo. Estaban en la lista de prioridad de la Embajada junto a otros grupos de riesgo, ya que las autoridades nacionales decidieron que se analice caso por caso. "Nos confirmaron que viajábamos esa misma mañana", relata Sofía. Llegaron a la Argentina el 27 a la madrugada, en un vuelo de Cubana de Aviación, junto a otras 200 personas. Una vez instalados en su casa y, luego de mantener conversaciones con su servicio de salud prepaga y de conseguir los permisos para movilizarse, se trasladaron al Hospital Austral, dónde le están realizando estudios a Alfonsina para determinar si deben permanecer con la pequeña internada o si pueden ir y volver desde su casa para cumplir con un tratamiento ambulatorio. "Gracias a Dios estamos acá", concluye la madre.