“Uno no se da cuenta de cuán prejuicioso es”
En la Argentina existe una enorme "grieta" política y también social, que se alimenta todos los días en las conversaciones cotidianas, en las redes sociales y en los medios de comunicación. María Roca, investigadora independiente del Conicet y coordinadora científica de la Fundación INECO, se anima a explicar a través de las neurociencias, cómo puede ser que personas que viven en el mismo país puedan percibir la realidad de maneras tan diferentes.
"El cerebro es un órgano admirable, que hace muchísimas cosas bien pero muchas veces lo entendemos como un lector de una realidad unívoca pero lo cierto es que el cerebro interpreta la información que ve. Y esa información está teñida por diferentes variables como el contexto, la historia personal de cada uno o el ánimo. Estos reciben el nombre de sesgos cognitivos. A los prejuicios yo prefiero llamarlos juicios apresurados justamente para evitar su connotación negativa", señala Roca.
Para la investigadora, nadie puede escapar a los prejuicios. "Uno no se da cuenta de cuán prejuicioso es", dice convencida. El primer paso es poder reconocer que todos tenemos prejuicios y tener en claro qué se activan más cuanto estamos apurados, por el multitasking o por el estado ánimo. "Cuanto tenemos el ánimo positivo es cuando prestamos menos atención a la información detallada. Por otra parte, las estrategias más efectivas para evitar los prejuicios son la educación, la necesidad de búsqueda de información y la exposición a pensamientos de tipo estadístico", explica.
En cuanto a la discriminación hacia grupos de personas diferentes a nosotros, Roca describe que sucede cuando se pone en marcha el sesgo "endogrupal", el cual explica una tendencia a evaluar positivamente a las personas de nuestro grupo y a beneficiarlas.
"La empatía puede definirse como la cualidad humana de ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones. En neurociencias puede corroborarse a través de la resonancia magnética funcional que demuestra que cuando vemos sufrir a otras personas, se activan en nosotros las áreas del dolor, por ejemplo. Pero esta "actividad empática" no se presenta con todas las personas por igual. Así, esta activación empática puede verse en falta cuando la víctima proviene de un lugar o tiempo distante, o pertenece a otro grupo social, racial o religioso diferente", concluye.
Los seres humanos, además de juntarse con personas que piensan parecido a ellos también tienden a ignorar toda aquella información que sea incompatible con su pensamiento y a valorar toda aquella que la confirme.
"Es evidente que los medios masivos y ahora las redes sociales se han convertido en un foro de discusión donde se tratan temas de vital importancia social. Y se genera un fenómeno que se llama cámara de resonancia" el cual hace referencia a la observación de que la mayoría de los usuarios interactúan solo con otras personas con ideas que piensan como ellos. Estas "cajas de resonancia" o burbujas de información puede transformarse en lugares ideales para propagar noticias falsas, que una vez que son propagadas no es tan fácil borrarlas o corregirlas en nuestra mente", dice.
Otro de los caminos para intentar derribar los prejuicios es "humanizarlos", mostrar quiénes son y cómo son las personas que encarnan esos prejuicios. "Se busca acercar historias de personas que vayan contra lo que la persona piensa o mostrar características positivas del grupo sobre el que se quiere romper el prejuicio. Se transforma en un elemento que muestra características diferentes a las que estaban en tu creencia previa. Es aportar más información a la hora de tomar una decisión", concluye Roca.