Universitaria. "Cuando pude escuchar, mi vida cambió para siempre"
Mientras se acomoda el pelo largo y castaño detrás de las orejas, Valentina admite que hasta hace poco no se animaba a atárselo: le daba vergüenza que se vieran los implantes que tiene colocados para poder escuchar. Si bien son dos aparatos chiquitos que parecen audífonos, algunas personas le decían que parecía un robot. "Incluso hace poco me lo dijeron y me molestó un poco, pero cada vez me importa menos la mirada del otro", reflexiona Valentina Wedeltoft, que nació con sordera y hoy, con 22 años, terminó la secundaria y está estudiando Psicología en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Pero Valentina no es la única que los tiene: al visitar las aulas y el patio de Las Lomas Oral, un colegio que asiste a chicos con pérdidas auditivas severas y al que ella asistió desde los 2 hasta los 8 años, puede verse que muchos de los alumnos los usan. Una de las maestras de la escuela explica que los implantes cocleares estimulan el nervio auditivo y, así, permite a las personas sordas poder escuchar. "Cuando descubrí que podía escuchar, mi vida cambió para siempre", cuenta.
Hoy, a pesar de que le cuesta hablar por teléfono o se pierde un poco en las conversaciones grupales, puede escuchar y hablar casi perfectamente. Pero el camino para llegar a donde está no fue fácil: hasta los 5 usó audífonos, pero como no escuchaba nada y solo se comunicaba mediante señas y gestos, sus papás decidieron operarla y colocarle el implante.
Inteligente, creativa y ávida por aprender: así la recuerda la directora de Las Lomas Oral, Martina Antonini. Al escuchar sus palabras, Valentina sonríe: para ella, el colegio es como su segundo hogar. "Me dieron mucha contención, amor y apoyo, y aunque era chica, tengo el recuerdo de estar cómoda y en paz", afirma.
Si bien todavía tiene momentos en los que no le gusta sentirse diferente, Valentina siempre intenta ver el lado positivo. "Una de las virtudes que me dio mi discapacidad fue que, al no poder oír, tuve la posibilidad de aprender a escuchar a través de mi percepción e intuición", afirma.
Entrenar la audición, la clave para la oralización
Mientras recorre los pasillos, recuerda los años que pasó en el colegio. El trabajo en pequeños grupos de cinco o seis alumnos es fundamental para el desarrollo del lenguaje. Las clases pasan de ser prácticas donde junto con las maestras los chicos aprenden a nombrar objetos o animales de juguete para adquirir vocabulario, a lecciones de sintaxis.
A través de su abordaje desde un modelo de educación inclusivo (entendiendo el valor del habla como instrumento eficaz para la inclusión social), Las Lomas Oral busca que los chicos puedan incorporar el lenguaje hablado entrenando su audición. Además, hacen la currícula correspondiente al grado que estarían cursando en una escuela común para no atrasarse.
"Buscamos que ésta sea una escuela de paso para que luego puedan incluirse en una de nivel", destaca Antonini, y agrega que los chicos reciben acompañamiento durante los primeros dos años y brindan capacitación e información a los maestros y futuros compañeros.
Un aspecto fundamental del colegio es el programa de becas y, como casi el 50% de los chicos que asistieron, Valentina fue becada. "No queremos que ningún chico que tenga la oportunidad de ser oralizado se quede afuera por motivos económicos", destaca Mariela Perkins, presidenta de la institución, y afirma que este forma parte de la misión histórica de la escuela: la igualdad de oportunidades.
Cuando piensa en qué fue lo que más le costó a nivel educativo, Valentina asegura que fue el cambio a una escuela común. Entre una mezcla de emociones, que iban del miedo al entusiasmo, empezó en el nuevo colegio a los 8 y, si bien a ella no le costaba para nada incorporar conocimientos, la falta de empatía de algunos profesores no la ayudó. "Una de las maestras ponía música de fondo durante la clase –relata–, pero cuando le pregunté si podía apagarla porque no podía prestar atención a lo que decía, me respondió: ‘¿Y por qué no le pedís los apuntes a alguno de tus compañeros?’".
Hoy está cursando su segundo año de la carrera, que eligió después de que la invitaran a dar charlas motivacionales en Las Lomas Oral para los padres de los alumnos. Al ver las caras de esperanza de las familias mientras contaba su experiencia, supo que su vocación era ayudar a otros.
Su mamá la define como una luchadora, y no se equivoca. Valentina asegura que mucho de lo que logró se debe a su esfuerzo y empuje, pero agradece también el apoyo de su familia, amigos, compañeros y profesores, que la acompañan y contienen. "Podemos tener momentos duros, pero los limites están en la cabeza: todo se supera", concluye.
El trabajo de la escuela
Desde 1994, Las Lomas Oral, en Martínez, brinda una enseñanza especializada a chicos con sordera a través de la metodología auditiva oral, basada en la currícula desarrollada por el Moog Center for Deaf Education de Saint Louis, Estados Unidos, que busca que los niños aprendan a escuchar y a desarrollar su expresión oral.
Hoy, asisten 81 chicos desde recién nacidos hasta los diez años y la mayoría son becados. Por eso, el gran esfuerzo consiste en conseguir aportes de donantes que sostengan las becas y permitan que cada vez más puedan incorporarse.
Para ayudar apadrinando a un chico o sumándote como voluntario podés contactarte al 011 4717 2481 / 0895 / 2436 o a info@colegiolaslomasoral.org.ar. También podés colaborar con donaciones ingresando a este link.