Una pareja, entre los cinco argentinos que estudian un MBA en Harvard
Ana Caronia, de 26 años, y su novio, Nicolás Pustilnick, de 27, son dos de los cinco argentinos que lograron ser aceptados por la prestigiosa y selecta universidad de Harvard, en Estados Unidos, para realizar una maestría en administración de Empresas (MBA, por sus sílabas en inglés), en 2019. Cuando aplicaron pensaron que, a lo mejor, alguno podría superar las pruebas de admisión. No imaginaron que serían los dos.
"Nos conformábamos con estar en la misma ciudad porque creíamos que sería difícil ser elegidos los dos por una misma institución. Por suerte se dio el mejor escenario posible", dice Caronia y cuenta que con su pareja se conocieron cuando trabajaban en la misma empresa, una multinacional de consultoría estratégica, hace casi cuatro años.
De la capital de Corrientes se fue a vivir a Buenos Aires al terminar el colegio para estudiar Economía en la Universidad Torcuato Di Tella, tal como lo habían hecho sus dos hermanos mayores. Pustilnick también se recibió en la misma universidad, aunque de abogado.
Si bien Ana siempre supo que quería estudiar en una de las mejores universidades del mundo, en el transcurso de la carrera ese deseo se fue postergando, ya que priorizaba tener una gran experiencia profesional antes de emigrar. Fue recién en enero de 2018 cuando comenzó junto a su pareja el proceso de aplicación para irse a estudiar a Estados Unidos.
Nicolás, por su parte, reconoce que una vez terminada la carrera universitaria pensaba dar por finalizados sus estudios académicos para dedicarse tiempo completo a trabajar y crecer profesionalmente.
"Nunca disfruté mucho estudiar y por eso dudaba de hacer una maestría. Empecé a cambiar de opinión cuando mi hermano y mis jefes de la empresa en la que me desempeño, me compartieron sus experiencias. Todos tenían recuerdos positivos de sus estudios en el extranjero. Y hablando con graduados me di cuenta de que Harvard era el lugar donde quería estudiar", se sincera.
La decisión de la especialización que eligió para él fue algo natural ya que, si bien estudió leyes, desde hace años se dedica a los negocios en el mundo corporativo.
Aplicación y selección
Para los MBA hay dos rondas de aplicación: la primera es en agosto y la segunda, en enero. En cada una se puede aplicar a las universidades que la persona desee. En el caso de Caronia y Pustilnick en agosto de 2018 aplicaron a algunas pero no a Harvard ya que consideraban que no habían terminado de perfeccionar su aplicación.
Ya en la primera ronda los dos fueron seleccionados en una misma prestigiosa universidad estadounidense, pero fueron por más y en enero del mismo año, ya preparados, aplicaron a la que realmente querían. "En segunda ronda, sabiendo el buen resultado de la primera, fuimos muy selectivos. Decidimos aplicar a muy pocas universidades, incluida Harvard", cuenta Pustilnick.
Los resultados de los exámenes estandarizados GMAT (Graduate Management Admission Test), TOEFL (Test of English as a Foreign Language), ensayos y cartas de recomendación son algunos de los requisitos más importantes que componen el paquete de aplicación que los aspirantes envían a la institución. "La parte más pesada y lo que más preparación y constancia requiere es el GMAT", aclara Caronia.
Tras recibir las miles de aplicaciones de jóvenes de todo el mundo, la universidad se toma entre cinco y seis semanas en decidir a quiénes invita a una entrevista y a quiénes no. Los convocados tienen alrededor del 50% de probabilidad de ser seleccionados para el programa. Es por eso que la invitación a la entrevista es el filtro más importante del proceso.
"Si te invitan, coordinás tu fecha y lugar de entrevista. Nosotros elegimos hacerlas en la universidad. Viajamos a Boston, tuvimos la entrevista oficial con los encargados del proceso de admisiones y nos volvimos a Buenos Aires. A partir de ahí, se toman entre cinco o seis semanas más para decidir finalmente quiénes son los aceptados oficialmente al MBA" , relata Nicolás.
Pasado ese tiempo llegael que, sin dudas, es el momento más estresante de todo el proceso y es el mail con el link al portal que contiene la respuesta: o estás invitado a participar del programa de MBA o te agradecen el trabajo hecho hasta el momento y te desean suerte para la próxima. Es el momento en el que todos los que fueron entrevistados se enteran, al mismo tiempo, la decisión de la universidad.
Ana rememora ese momento: "Desde el principio sabés el día y la hora en que estará disponible la decisión de la universidad en un portal online. Nosotros no estábamos en el mismo lugar en ese momento y yo no le había contado a nadie que ese día recibiría la decisión de Harvard. Ese día llamé a mi hermana. Es un momento muy emotivo, que seguramente nunca vamos a olvidar".
Primer día
Las clases comenzaron en agosto de 2019 pero ellos fueron unos días antes para recorrer la universidad y amoblar el departamento en el que viven, que es propiedad de Harvard y está dentro del campus, a casi 200 metros de donde toman las clases.
La primera clase comenzó en un auditorio del Harvard Business School (HBS) con los 940 alumnos del MBA Class 2021. Ese día mostraron las secciones, grupos de 94 personas similares a las divisiones que se hacen en los colegios. Esas 94 personas van a compartir todas las clases, por lo menos del primer año, y tienen un Chair, un profesor dedicado a que todos se adapten y tengan una buena experiencia en su primer año.
"La sección es importante porque es imposible conocer más de 900 personas. Es con la gente que más vas a compartir", comenta Ana. "Después en distintas actividades vas a conocer a más personas pero la sección es uno de tus grupos más cercanos".
Cada sección está pensada para que el aporte de cada uno de los 94 alumnos pueda ser aprovechado al máximo por el resto. "Es increíble cómo arman las secciones. Se aseguran que sean lo más diversas posibles en cuanto a nacionalidades, profesiones y experiencias de vida. Un lindo recuerdo del primer año es cuando cada alumno cuelga la bandera de su país en el aula donde compartimos todas las clases. En cada sección suele haber más de 30 nacionalidades", describe la joven economista.
Metodología de casos
A diferencia lo que sucede en la Argentina, todas las clases en Harvard tienen la modalidad de debate. Y particularmente el MBA fue el primer programa en el mundo que incorporó esta variante: el profesor solo hace preguntas para moderar la discusión. Los estudiantes levantan la mano y cada comentario está siendo evaluado por el profesor, que tiene un ayudante que toma nota de cada aporte.
La metodología de casos de negocios consiste en asistir a la clase con el caso leído, estudiado y con el análisis, modelos y números correspondientes.
En la clase hay 94 personas y el profesor sabe de cada alumno de qué país es, a qué universidad fue, qué estudió y cómo fue su vida profesional hasta antes de empezar el MBA. Se toman y se escuchan diferentes puntos de vista, ya sea porque los involucrados tienen una nacionalidad o carrera distinta.
A Nicolás el primer día le generó más ansiedad que a Ana. Hacía más de cinco años que no se sentaba en un aula con compañeros a tomar una clase y que tampoco estudiaba. "Me parecía irreal pensar que iba a estar dos años alejado de la actividad profesional", contó Nico y agregó que ese primer día fue "definitorio" para darse cuenta de si se sentiría cómodo con la decisión que había tomado. Sus dudas se disiparon gracias a los discursos iniciales del director del MBA.
"Todos eran muy conscientes de los miedos, de las cosas que vos estabas dejando de lado para estar acá. Lo primero que te dicen es: Felicitaciones, sabemos el costo que están pagando por estar acá. Y más que el costo económico se refieren al hecho de frenar por dos años tu carrera profesional -cuando seguramente donde estabas te estaba yendo bastante bien-, y de tomar la decisión de poner en pausa todo y apostar a que el MBA iba a ser una experiencia transformadora".
Compañeros
Para Ana, sus compañeros tienen historias de vida alucinantes y a ambos les sorprendió que en la universidad hicieran hincapié no solo en formarte como líder de una empresa sino también como persona. "Te hacen continuamente reflexionar: qué estás haciendo en tu vida, qué te marcó, qué vas a hacer en el futuro", relata.
Nico agrega, en la misma dirección: "Te dan muchas instancias y oportunidades para que hables en profundidad con tus compañeros. Aprovechan que saben que las personas que están ahí tienen algunas cuestiones en común pero otras muy distintas". Y se explaya: "Lo que tiene en común la gente del programa es mucha ambición, pero más allá de eso, los perfiles son de lo más diverso".
A las clases asisten desde dueños e hijos de dueños y de CEO’s de empresas grandes e influyentes de todo el mundo y de los países más desarrollados, hasta personas que con enorme esfuerzo lograron acceder a estas aulas. Hay alumnos miembros de la realeza también, pero no son la mayoría.
¿Volver a la Argentina?
Ambos coinciden en que les gustaría volver, pero no están seguros si en el corto plazo ya que consideran atractiva la posibilidad de trabajar al menos un tiempo en Estados Unidos.
Si bien las costumbres argentinas como las salidas con amigos, los asados, tener a la familia cerca y la rutina se extrañan, los planes de volver inmediatamente después del MBA están casi descartados.
Pero Ana tiene claro en que va a volver porque aspira a contribuir a innovar en la educación en la Argentina. "Es un tema que a mí me apasiona", dice y por eso decidió ser parte del Club de Educación de HBS y asistir regularmente a charlas que se dan en la escuela de educación de la Universidad de Harvard que está cruzando el río, al otro lado de la Escuela de Negocios.
¿Quiénes son los otros tres argentinos que hacen el MBA?
Tomás Bresler
Tiene 28 años y es de la Ciudad de Buenos Aires, del barrio de Belgrano. Estudió ingeniería industrial en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). Trabajó durante los últimos cuatro años que estuvo en la Argentina en AB InBev, fabricante mundial de cerveza. Primero estuvo en el área de Marketing y en Innovación Digital para Cerveza Patagonia y después lideró la creación de Blasfemia, el primer vino en lata de la Argentina.
Decidió que quería hacer el MBA en Harvard a principios de 2018. Desde el primer momento quedó impresionado por las instalaciones del campus, la calidad de las clases y la formación de los profesores. Además, en concordancia con la experiencia de Ana y Nicolás, le parece que conocer las experiencias de los compañeros es sumamente enriquecedor.
"Es una clase muy diversa, donde cada uno tiene un background distinto de acuerdo a su nacionalidad, cultura, estudios previos e industria en donde estuvo trabajando", dice Tomás a LA NACION. En cuanto a volver a la Argentina, todavía no lo tiene decidido.
Yago Zavalia Gahan
Yago tiene 30 años, creció en Pilar pero fue al colegio en San Isidro. Estudió Ingeniería Mecánica en el ITBA e hizo su carrera en Techint. Por su trabajo, vivió ocho meses en Vaca Muerta.
Antes de viajar a Boston a estudiar en HBS trabajaba en Tesacom, la compañía líder en comunicaciones satelitales móviles en la región, convirtiendo la red de Edesur, la distribuidora de energía eléctrica de la Argentina, en una red inteligente.
En cuanto a la decisión de hacer un MBA, Yago cuenta a LA NACION que siempre lo consideró como una opción porque no encontraba un trabajo que le apasione. Aunque le costó irse de su país, describe la experiencia como increíble.
Reconoce que en cuanto a sus compañeros llegó a la universidad con prejuicios: "Pensé que estaba viniendo a una convención de aparatos pero la verdad es que la gente es espectacular y me hice excelentes amigos. La gente es lo mejor de este lugar".
Fulvio Pagani
Tiene 26 años y es de Córdoba capital. Estudió para contador en la Universidad Católica de Córdoba.
Antes de empezar el MBA en Harvard trabajó en Arcor, la principal empresa de alimentos de la Argentina y el primer productor mundial de caramelos duros, y en la empresa financiera, J.P Morgan.
"Siempre quise hacer una experiencia en el exterior y volver al país con ideas nuevas y con una visión global de los problemas que enfrenta la industria en argentina", dice a LA NACION.
En cuanto a la experiencia en Harvard, para él es "increíble". "El nivel profesional e intelectual es único", dice el cordobés, el argentino más joven en el MBA Class 2021.