Este domingo, Lorena Moldes se ocupará de guiar a Emilce y Claudia, dos residentes con retraso madurativo del Cottolengo de Claypole; “Lamentablemente el derecho a votar no siempre se les respeta”. asegura
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Este domingo, Lorena Moldes va a acompañar a Emilce y Claudia a votar. Si bien no es la primera vez que lo hacen, ya que tienen 56 y 57 años respectivamente, necesitan de la compañía de Lorena para poder hacerlo. Aunque están preparadas para elegir a sus candidatos, no pueden ir solas: Claudia y Emilce viven en el Cottolengo Don Orione de Claypole, una residencia para personas con discapacidad física e intelectual.
Emilce y Claudia tienen retraso madurativo y como muchas personas con discapacidad viven su vida rodeadas de prejuicios. Desde hace 17 años, Lorena es la nutricionista de la institución, que depende de la congregación fundada por el sacerdote Don Orione, y desde las elecciones legislativas de 2009 se ofrece para acompañar a los residentes que deseen ejercer su derecho al voto.
“Lo único que quieren ellas es votar, como lo haría cualquier otra persona. No quieren más derechos que el resto, solo que se respeten los que ya tienen”, asegura la nutricionista en referencia a que Emilia y Claudia participarán de estas PASO. De esa sede del Cottolengo (tiene 16 en todo el país) son las únicas que pidieron asistir.
A pesar de que hay varias medidas que se toman para que el voto sea más accesible, organizaciones como la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) aseguran que en Argentina las personas con discapacidad intelectual son uno de los grupos que encuentran más barreras para ejercer el derecho al voto. Y para las personas que viven en instituciones, estas barreras se profundizan.
La dificultad para llegar a la escuela donde votan, el desafío que significa para muchas de estas personas tomar un transporte público, la falta de la información respecto a que están en todo su derecho a votar y el desconocimiento de que una vez en el centro de votación tienen prioridad para votar son algunos de los obstáculos que dificultan el proceso de votación para una persona con discapacidad.
Según la Agencia Nacional de Discapacidad, el colectivo de personas con discapacidad en el país supera los 5 millones. Mientras que las que tienen edad para votar y cuentan con certificado único de discapacidad son más de 1.200.000. En tanto que según el estudio nacional del perfil de las personas con discapacidad que elabora el Indec, el 14% de esa población tiene dificultades para entender, aprender, recordar y concentrarse.
“Votar es una responsabilidad”
Entre ellas, este año van a estar Emilce y Claudia, asistidas por Lorena. “Vamos con muchos nervios y expectativas. Votar es una responsabilidad civil y tenemos que fijarnos a quién vamos a elegir”, asegura Claudia, que fue diagnosticada dentro del espectro autista y llegó al Cottolengo de Claypole, localidad del partido de Almirante Brown, hace un año. Esta es la primera vez que va a votar desde que vive allí junto a otros 379 residentes.
Para Emilce, esta será la primera vez que lo hará con ayuda de alguien que no sea de su familia: su papá, quien siempre la acompañaba, falleció hace poco. El acompañamiento que necesitan en gran parte se debe a la movilidad y asistencia para llegar hasta los colegios.
Tanto Emilce como Claudia tuvieron la iniciativa de ir a votar este domingo. “Ellas se encargaron de buscarse en el padrón, averiguar el proceso e informarse sobre los candidatos”, comenta Lorena. “Acá en el Cotto nos ayudaron a informarnos. Además vemos el noticiero y distintos medios de comunicación”, explica Emilce. ¿Qué es lo que las motiva a votar? “Votamos porque somos ciudadanas argentinas y nos estuvimos informando para hacerlo”, asegura Claudia.
Belén Arcucci, coordinadora del programa Derechos de las Personas con Discapacidad de ACIJ, explica que “en general las personas con discapacidad encuentran muchas barreras para participar en espacios de la vida social, como la vida política, y se profundizan en personas residentes en instituciones”. Esto último, se da sobre todo por la falta de información y quizá de acceso a la tecnología para informarse sobre el proceso electoral y las propuestas de los candidatos. “Además, no hay información electoral accesible y esa es una gran cuenta pendiente”.
Por otra parte, hay barreras operativas y físicas: la salida de la institución y el cómo ir a votar son obstáculos que impiden que ejerzan sus derechos. “Muchas veces las instituciones no tienen personal que los acompañe a votar y quedan sujetas a la predisposición de sus empleados o familiares, pero muchas veces no tienen familia”, indica Arcucci.
Cuando Lorena escuchó a Emilce y a Claudia hablar de las elecciones de este año en los pasillos de la institución, se emocionó y se acercó a ellas. “Me ofrecí a llevarlas. En el Cottolengo trabajamos mucho para que los residentes puedan vivir estas experiencias y entiendan que ellos también pueden generar cambios”, señala y sigue: “Muchas veces sus opiniones se desestiman por tener una discapacidad. Es una mirada capacitista del ‘yo lo hago por vos porque vos no vas a poder’. Es una mirada que daña y les resta posibilidades, y que viene de la ignorancia”, agrega.
“Además, hay un razonamiento de que no es importante que las personas con discapacidad intelectual participen en las elecciones y tomen decisiones políticas porque no tienen la capacidad para hacerlo”, añade Arcucci.
Una tarea que empezó en las elecciones de 2009
Hace 14 años, Lorena llevó a votar por primera vez en su vida a Emilce, una residente del Cottolengo que comparte el nombre con una de las mujeres que acompañará este domingo y la primera a la que acompañó. “Emi había cumplido los 18 años y estaba fascinada por ejercer este derecho”, cuenta.
La decisión de la joven llegó porque, unos días antes de que Lorena se ofreciera a ir con ella, un grupo de una universidad los había visitado para enseñarles cómo era el procedimiento de una votación.
Emi había llegado a la institución por tener una hemiplejia —un trastorno en el cual se paraliza la mitad del cuerpo— tras sufrir un accidente de tránsito cuando era una niña y ser abusada sexualmente por un familiar a los 13 años, por lo que no tenía relación con su familia. “Con ella formé un vínculo. Fue la primera a la que acompañé a votar y desde entonces la llevé siempre, hasta que falleció hace dos años”, dice Lorena.
“Me gustaría que se ponga énfasis en la importancia de darles la oportunidad de conocer qué es ese derecho, para qué sirve y por qué lo pueden ejercer”, dice y concluye: “Nunca hay que dar por sentado que no quieren ir a votar, pero lamentablemente ese derecho no siempre se respeta”.
Más información
- La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) habilitó en su plataforma Acceso a Derechos un apartado con información sobre, justamente, el derecho a votar. En ese espacio funciona un chatbot para hacer consultas.
- Reclamos y denuncias. Ante un eventual problema, la Agencia Nacional de Discapacidad pide que se comuniquen con el servicio de atención a la comunidad. Lo pueden hacer a través de un chatbot, por mail a votoaccesible@andis.gob.ar o por WhatsApp al11-2478-4746.