Oportunidad. Se cruzaban en un semáforo hasta que un gesto cambió sus vidas
Nacida este mismo año, una ONG ayuda a conseguir ocupación a personas desempleadas o en situación de calle
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El fútbol sirvió de excusa para conectar los mundos de Agustín Pozzoli y Agustín Figueredo, aparentemente destinados a no tocarse. De camino a su trabajo, Pozzoli –de 24 años, egresado del colegio Moorlands– se cruzaba a diario con su tocayo, tres años menor que él, quien se dedicaba a limpiar los vidrios de los autos en la esquina de Panamericana y ruta 197.
“Por lo general interactuábamos el tiempo que dura un semáforo, siempre con mucha buena onda. Los dos somos hinchas de Boca, así que eso siempre daba pie para algún comentario. Pero hace unos meses detuve el auto y bajé a conversar con él. Me comentó que estaba buscando trabajo, pero, como no conseguía, se dedicaba a limpiar vidrios. Automáticamente le dije: ‘dame tu currículum’, pero me respondió que no tenía. Eso me hizo pensar que uno da por sentado que todos tienen un currículum, o una computadora o un celular y no es así”, reflexiona Pozzoli.
El de Agustín Figueredo fue uno de los primeros casos con los que Pozzoli inició Una Mano Distinta: una red que conecta a personas que buscan trabajo con voluntarios que pueden orientarlos y acompañarlos en el proceso de búsqueda. Por medio de esta iniciativa, Figueredo se conectó con Martina, una voluntaria que lo ayudó a armar su currículum. Al poco tiempo, obtuvo un trabajo temporario en un emprendimiento de jardinería.
“En mi vida trabajé de muchas cosas: en talleres mecánicos, en una fábrica, en un aserradero. Trabajo desde los tres años. Nunca había hecho nada de jardinería y la experiencia me encantó. Aunque era un trabajo temporario, me devolvió la esperanza de que puedo conseguir un mejor trabajo. Hace dos años que busco y no consigo nada. Y ya estaba desmotivado, pero ahora volví a buscar con todo”, explica Figueredo, quien vive en una casa alquilada en Bancalari junto a su pareja y su beba de 5 meses.
El joven cuenta que trata de darle un diferencial a su servicio de limpiavidrios, con el saludo respetuoso al acercarse a cada auto y una cuota de buen humor. “Hay gente que arranca el día con mal humor, pero yo no, así que trato de contagiar mi buena onda para arrancar la jornada. Con el correr de los días, hasta ese que al principio me miraba con miedo y me decía que no con la mano, afloja, baja el vidrio y me saluda”, asegura. Pero de todas las interacciones diarias, destaca especialmente la que tuvo con su tocayo Pozzoli. “Que bajara de auto, se pusiera a hablar conmigo y me preguntara de mi vida, fue un montón para mí”, agrega.
El referente de Una Mano Distinta está convencido de que, cuando se logra derribar la barrera del prejuicio, lo que ocurre es un encuentro entre personas. Sin embargo, sabe que actitudes como la suya no son las más frecuentes en nuestra sociedad. “Más de una vez escuché comentarios muy prejuiciosos sobre personas como Agus. He escuchado cosas horribles, por ejemplo, que se refirieran a ellos como ‘esos negros cabeza lo que buscan es robarte’. Pero son personas como yo, sólo que no tuvieron la suerte que yo tuve, no tuvieron los privilegios a los que yo accedí”, reflexiona.
En la corta vida de Una Mano Distinta –se inició a principios de septiembre–, la iniciativa ya recibió setenta solicitudes. “Hasta ahora pudimos conectar a cuarenta personas. Nos hacen falta voluntarios. Hay mucha gente que necesita trabajar, a la que el trabajo podría cambiarle la vida. Para esta tarea no hace falta ningún talento en particular, ni contactos o una posición económica específica: lo fundamental es tener ganas y compromiso”, resalta Pozzoli, quien estudió Economía Empresarial y trabaja en una empresa petrolera.
En la corta vida de Una Mano Distinta –se inició a principios de septiembre–, la iniciativa ya recibió setenta solicitudes.
Integrada también por María Guerineau y Maia Tezanos Pinto, Una Mano Distinta se propone tejer una red que priorice el vínculo personal. “No queremos que un voluntario maneje diez casos. Creemos que de esta manera se pueden generar conexiones más personales. Lo que nos importa es que en verdad el voluntario se comprometa en su tarea. Que haga suyo el objetivo de que el otro consiga un trabajo, explica Pozzoli.
El equipo espera que su iniciativa contagie a otros, para que la red se pueda extender cada vez más. “Soñamos con que, en este recorrido, se nos sumen también empresas que estén buscando empleados y estén dispuestas a contratar a los postulantes de nuestra base –agrega el joven–. Cuando una persona obtiene un trabajo digno, en blanco, y eso le cambia la vida, genera un sentido de pertenencia con esa organización que realmente hace la diferencia.”
¿CÓMO AYUDAR?: Si querés ofrecerte como voluntario, visitá @unamanodistinta en Instagram. Si buscás emprendimientos afines, en la cuenta de Instagram @unaoportunidar hay videos de personas en situación de calle que buscan empleo y cuentan qué saben hacer. La ONG Cultura del Trabajo tiene una base de datos de personas en situación de calle que ofrecen sus servicios https://www.culturadetrabajo.org.ar/.