Una familia sin trabajo porque se terminó la época de la cosecha
“Un racho así no es seguridad para un pobre”, dice Alejandro Herman Olmos de la realidad que se vive en Las Talas. Tiene 65 años pero parece muchos más. Las arrugas en su cara hablar de una vida de luchas y carencias.
Vive solo y del "lado malo" de Las Talas, en una casa pegada a la de Rosa, su nuera. Tampoco tiene agua y se las arregla con los bidones que le trae la municipalidad.
"Ahora que se terminó la cosecha hay dos meses parados. Hasta que no venga la poda, no hay trabajo. Después viene una atadita y la gente va tirando porque la situación no es buena", dice.
Herman Olmos trabajó de todo: sacando cuarzos o lajas en el cerro, haciendo changas pero principalmente en la cosecha. En 2016 tuvo un accidente y se quebró mientras cortaba cañas en el fondo de su casa. Nunca se pudo recuperar y eso no lo deja trabajar. "No me pudieron operar porque tengo un problema en el corazón. Fui al hospital de Caucete, de ahí me derivaron al Rawson y no le pudieron poner los clavos que necesitaba", cuenta, a la vez que muestra la poca movilidad y la hinchazón que tiene en la mano derecha.
A partir de esa desgracia, Herman Olmos quiso tramitar una pensión por discapacidad pero no tuvo éxito, todavía sigue esperando. Ingresó los papeles en 2017 y hace unas semanas le dijeron que va a tener que esperar un año más. "Yo quedé inútil de esta mano, prácticamente no puedo hacer nada. Me dio el 85% de los campos con discapacidad", agrega.
¿Cómo vive en el mientras tanto? Hace alguna cosita liviana, en la que no tenga que hacer mucha fuerza. "Justo me pasó en la mano que más necesito", concluye.
Falta un agente sanitario para la salita
Las Talas tiene una salita de primeros auxilios pero no hay ningún agente sanitario asignado para tomar el cargo. "Acá la principal problemática es el tema de la salud. La sala está armada y amueblada pero el área de salud pública dice que no hay médicos para mandar", se queja Edgar Etchenique, vecino del lugar.
Mientras tanto, las familias sufren la falta de atención médica. Para cualquier consulta se tienen que ir en colectivo al hospital de Caucete.
“Ahora de la escuela los mandan a los chicos a revisarse los oídos y los ojos pero no llegamos ni a que nos den el turno. Porque el colectivo vuelve a las 18:30 y tenemos que hacerlos faltar al colegio. Nos ha pasado de tener un chico con fiebre o que se ha caído y tener que salir corriendo al hospital”, se queja Rosa Sandovare.