“Las Chicas” tiene sucursales en varias localidades del conurbano y ya suma 30 empleadas; son jefas de hogar, jóvenes que acceden a su primer empleo o personas que sufrieron violencia de género
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Antes de empezar a trabajar en “Las Chicas”, Lorena Schenone vendía sándwiches de milanesa y conos de papas fritas en la calle y en la casa que compartía con su mamá. Si bien no ganaba mucho, le servía para que pudiesen comer ella, su mamá y sus dos hijos.
“Por lo menos, era algo”, dice y cuenta que empezó con la venta ambulante cuando perdió su empleo en la casa de deportes en donde trabajaba como vendedora porque el negocio tuvo que trasladarse lejos de su casa. Ella no podía hacer un viaje tan largo y dejar solos a sus hijos. Se las arreglaba vendiendo sándwiches hasta que un día, cuando fue a comprar verduras para sus sándwiches, conoció a Vanesa.
Vanesa Dalla Costa también estaba sin trabajo y vendía frutas y verduras a través de Facebook cuando, a principios de 2021, abriójunto a su hermana una verdulería llamada “Las Chicas”. Hoy, esa verdulería creció y Vanesa se transformó en una empresaria: ahora tiene cinco sucursales distribuidas en la zona oeste de Buenos Aires en las que trabajan unas 30 personas. Lo particular es que todas ellas son mujeres que, como Lorena, necesitaban una oportunidad como esta.
“Tengo chicas que pasaron por situaciones similares a la que viví yo e incluso peores”, le explica Vanesa a LA NACION. Entre sus empleadas hay madres solteras que comenzaron sin ningún tipo de experiencia laboral y mujeres que vivieron violencia en sus hogares o de parte de sus parejas. Y también jóvenes que encontraron en estas verdulerías su primer empleo formal.